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domingo, 26 de junio de 2011
J L Borges – Premio Cervantes 1979
Discurso de Jorge Luis Borges al recibir el Premio Cervantes
Majestades, señoras y señores: El destino del escritor es extraño, salvo que todos los destinos lo son; el destino del escritor es cursar el común de las virtudes humanas, las agonías, las luces; sentir intensamente cada instante de su vida y, como quería Wolser, ser no sólo actor, sino espectador de su vida, también tiene que recordar el pasado, tiene que leer a los clásicos, ya que lo que un hombre puede hacer no es nada, podemos simplemente modificar muy levemente la tradición; el lenguaje es nuestra tradición. El escritor tiene una desventaja: el hecho de tener que operar con palabras, y las palabras, según se sabe, son una materia deleznable. Las palabras, como Horacio no ignoraba, cambian de connotación emocional, de sentido; pero el escritor tiene que resignarse a este manejo, el escritor tiene que sentir, luego soñar, luego dejar que le lleguen las fábulas; conviene que el escritor no intervenga demasiado en su obra, debe ser pasivo, debe ser hospitalario con lo que le llega y debe trabajar esa materia de los sueños, debe escribir y publicar, como decía Alfonso Reyes, para no pasarse la vida corrigiendo los borradores, y así trabaja durante años y se siente solo, vivo en una suerte de sueñosismo; pero si los astros son favorables, uso deliberadamente las metáforas astrológicas, aunque detesto la astrología, llega un momento en el cual descubre que no está solo. En ese momento que le ha llegado, que le llega ahora, descubre que está en el centro de un vasto círculo de amigos, conocidos y desconocidos, de gente que ha leído su obra y que la ha enriquecido, y en ese momento él siente que su vida ha sido justificada. Yo ahora me siento más que justificado, me llega este premio, que lleva el nombre, el máximo nombre de Miguel de Cervantes, y recuerdo la primera vez que leí el Quijote, allá por los años 1908 ó 1907, y creo que sentí, aún entonces, el hecho de que, a pesar del titulo engañoso, el héroe no es don Quijote, el héroe es aquel hidalgo manchego, o señor provinciano que diríamos ahora, que a fuerza de leer la materia de Bretaña, la materia de Francia, la materia de Roma la Grande, quiere ser un paladín, quiere ser un Amadís de Gaula, por ejemplo, o Palmerín o quien fuera, ese hidalgo que se impone esa tarea que algunas veces consigue: ser don Quijote, y que al final comprueba que no lo es; al final vuelve a ser Alonso Quijano, es decir, que hay realmente ese protagonista que suele olvidarse, este Alonso Quijano. Quiero decir también que me siento muy conmovido, tenía preparadas muchas frases que no puedo recordar ahora, pero hay algo que no quiero olvidar, y es esto: me conmueve mucho el hecho de recibir este honor en manos de un Rey, ya que un Rey, como un Poeta, recibe un destino, acepta un destino y cumple un destino y no lo busca, es decir, se trata de algo fatal, hermosamente fatal, no sé cómo decir mi gratitud, solamente puedo decir mi innumerable agradecimiento a todos ustedes ...
Muchas gracias.
Ir al Video de la Ceremonia de entrega del Premio Cervantes a Jorge Luis Borges :
http://www.rtve.es/alacarta/videos/escritores-en-el-archivo-de-rtve/entrega-del-premio-cervantes-borges-1980/1115083/
Palabras de S.M. El Rey
Excelentísimos Señores, Señoras y Señores:
El nombre de Miguel de Cervantes ha reunido hoy aquí, con motivo del premio del que es titular, a dos figuras cumbre en la literatura contemporánea. Es muy importante, por lo tanto, la significación que encierra este nuevo encuentro de Hispanoamérica y España, del Nuevo Mundo y del Viejo Mundo, en las personalidades de Jorge Luis Borges y de Gerardo Diego, a quienes la Reina y yo expresamos nuestra sincera enhorabuena.
Se trata de una identificación doble: la de dos orillas atlánticas que se funden en la creación literaria. Si en alguna ocasión, a lo largo de mis presencias en el continente americano, tuve la oportunidad de decir que iberoamericanos y españoles teníamos la patria común del idioma, hoy, aquí, podría añadir que esa patria subsiste y persiste en la orgullosa voluntad de escribir grandes obras, de levantar belleza, de golpear con hondas llamadas de exigencia en la conciencia colectiva.
Por esa razón, la obra literaria profunda, extensa e incitante de Borges y de Gerardo Diego, tan distinta en formas e intenciones, nos añade a todos inmortalidad. Inmortalidad, porque a través de ellos y de lo que nos dejan en sus libros, todos superamos nuestra estatura de hombres para crecer y crecer cuando los leemos, hasta sentirnos noblemente altivos y divinizados, elevados a las más altas cotas de responsabilidad.
En un tiempo que parece despreciar, a escala universal, la gran aventura espiritual que legitima a los pueblos, Borges y Gerardo Diego nos proporcionan la oportunidad de decirnos a nosotros mismos que la Vida, el Mundo y la Historia están cargados de emoción y engrandecen nuestra existencia si nos entregamos a ellos con generosidad y con entusiasmo. Como escritores, nos van descubriendo los minerales brillantes que hay en nuestro destino colectivo, la luz y la sorpresa de la belleza en gentes, naciones y paisajes. Las pruebas, en definitiva, de que nuestra existencia en la Tierra no es una pasión inútil.
He de repetir, por estas razones, ante estas dos grandes y fuertes personalidades, y ante ustedes como representantes del mundo de la cultura, mi convicción de que la comunidad de los pueblos hispánicos -en los que funde sus raíces España- dispone de una gran capacidad creadora y que esta capacidad debe ser señalada, querida y proyectada en un programa cultural colectivo. Os brindo esta tarea. Os propongo esa misión doblemente acuciante, ante el ejemplo de la obra bien hecha que nos ofrecen estas figuras que ahora nos honran y se honran al recibir el Premio "Miguel de Cervantes".
Ambos han dedicado sus vidas a abrir ventanas por las que unos y otros nos asomamos al futuro. A esta responsabilidad de creación común y a la tarea de hacer de la cultura un mundo acogedor y estimulante, un horno que modele nuestras posibilidades como ciudadanos, no debe ser ajeno el Estado. Hubo un tiempo en que se consideraba impropia la relación de corresponsabilidad entre la Cultura y el Estado. Y otro en que éste, se apropiaba de los resortes de aquélla, desnaturalizando sus fines. Europa ha conocido estas tendencias. Hoy, por el contrario, estamos inmersos en una etapa en la que nadie duda ya del deber del Estado de apoyar enérgicamente la dimensión cultural de la Sociedad en libertad.
Porque la cultura no es un ingrediente más de nuestra vida histórica, sino, esencialmente, la raíz que alimenta esa misma vida. Una Nación sin cultura, o no existe o agoniza. Ella es el río que nos lleva y que ensancha nuestros límites.
Es por ello por lo que necesitamos sensibilizamos, desde nuestra responsabilidad, ante ella. Y es preciso acrecentarla, filtrarla a todos los estamentos, hacerla levadura para fermentar el pan de la convivencia. Por mi parte, no cejaré en esta tarea de dinamizar la Cultura y declararla tarea prioritaria del Estado. En ese sentido, la Cultura debe constituir para España un mundo de ilimitadas posibilidades.
Muchas gracias, pues, a estos dos grandes escritores. Fervor de América, Borges. Alondra de verdad, Gerardo Diego. Ellos, en sus obras, se convierten en seres plurales, pues sus almas, a la hora de escribir, dejan de ser ellas mismas para fundirse en la voz de sus pueblos. De sus sueños. De sus fatigas.
Por ellos y en ellos, aprendemos a conocernos en nuestros gozos, miserias y ansiedades. Dios les dé, bajo el mecenazgo de Cervantes, y en recuerdo de esta académica ciudad de Alcalá de Henares, larga vida.
Muchas Gracias
Fuente : Premio Cervantes.com
http://usuarios.multimania.es/precervantes/ceremonia/1979.html
Buen material; discurso breve, pero hermoso y sugerente el del maestro Borges, muy a su pesar, un inmortal, no de la existencia humana, pero si de las palabras !
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