En agosto se cumplen 90 años que Borges empezó a ser Borges. Y fue con los cuentos que semanalmente entregaba a la Revista Multicolor del sensacionalista y exigente Diario Crítica. Borges, nacional y popular.
Mariano Oropeza
“Contrariamente a toda justicia poética (o simetría poética) tampoco el río de sus crímenes fue su tumba” es el remate de “El espantoso redentor Lazarus Morell”, cuento de Jorge Luis Borges aparecido el 12 de agosto de 1933, el primero en la Revista Multicolor de los Sábados del Diario Crítica. Y se hizo Borges. El futuro gran escritor argentino, aún un ignoto articulista de pocos libros y dispersas participaciones en revistas literarias y diarios, tuvo su gran chance ese año cuando Natalio Botana, el director de Crítica, 800 mil ejemplares por día, convoca con Ulyses Petit de Murat para dirigir esa revista cultural. Un suplemento deluxe, a todo color, que cubriría todas las artes y un poco más, y con las firmas más importantes del momento, entre periodistas, escritores e ilustradores. Y aunque la experiencia duró un año para el tímido Borges, y más tarde renegaría de esos “ejercicios de prosa narrativa”, lo esencial de su cuentística ya estaba jugando entre ronin japoneses, guapos del 900, hechiceros africanos y pistoleros fuera de la ley. La doble épica y moral, los cortes cinematográficos, los antihéroes e infames por doquier, la narrativa acumulativa y laberíntica, las identidades fracturadas y, en particular, los jardines que se bifurcan llegaban inéditos los sábados, a los lectores masivos, a 10 centavos. Las puertas al Aleph de Jorge Luis Borges abiertas en pulp y multicolor, para todos y todas.
Roberto Tálice, colaborador cercano a Botana, asegura en su biografía que el director de Crítica “pretendía que el popular diario no deje de reflejar las actividades literarias del país y el mundo”. Desde su fundación en 1913, Crítica se preocupó por contar con rutilantes escritores de la talla de Eça de Queirós, Horacio Quiroga y Roberto Arlt. Encima convocaba a filósofos y científicos para hablar de los “males” del mundo de entreguerras, anticipos varios sólidamente fundados del fascismo -y el peronismo-. Y antes de llamar a Petit de Murat ya había hecho dos intentos anteriores de contar con un suplemento de contenido prestigioso y elevada calidad gráfica, uno incluso dirigido por el poeta vanguardista Raúl González Tuñón, que finalizó con la clausura del dictador Uriburu en 1931.
Así que en 1933 Botana insiste con su proyecto editorial de alto nivel y convoca a Petit de Murat, quien a su vez llama Borges, antiguo conocido de las diletantes tertulias martinfierristas. Para el autor del criollista “Fervor de Buenos Aires” (1923), este año celebrado por su centenario, era un importante estímulo literario y ascenso profesional, ya que Borges pasaba de ediciones de 300 ejemplares a cientos de miles de lectores cada semana. Quizá nunca antes la vanguardia artística estuvo tan cerca del pueblo.
La vanguardia a diez centavos
Y eso trascendía porque no solamente Borges colaboraría con el grueso de las historias que luego integran “Historia Universal de la Infamia” (1935), casi treinta textos escribió contando reseñas y recomendaciones de raros autores para publicar como el Conde de Lautremont, Marcel Schwob, Rudyard Kipling y G. K. Chesterton, sino que se abrió las páginas a los autores argentinos que marcarían esa década, Luisa Sofovich, Omar Viñole, Xul Solar, Víctor Guillot, y un debutante, el uruguayo Juan Carlos Onetti. Y a pesar que años después, el Borges consagrado de los sesenta escupiría “que era un página vulgarmente ilustrada”, las extraordinarias ilustraciones de Premiani, Facio Hebecquer y Arístides Rechian, entre otros, hacían de los 58 números de la Revista Multicolor de los Sábados una pieza gráfica e intelectual aún difícil de igualar. PD: recién en la década del 90 llegaría el color a los diarios argentinos. Botana lo hizo en los treinta. ¿De qué Década Infame me hablan? PD1: Borges podría tener sus motivos, Don Natalio pagaba poco…
Historietas, policiales ficcionalizados -la materia prima de Borges, de hecho el caso de Lazarus son algunas líneas reales en “Life on the Mississippi” de Mark Twain-, avances científicos, espiritismo, ocultismo, bizarrerías, reseñas de letras y artes -pioneras las de Petit de Murat sobre jazz- y hasta un crucigrama -invento de Crítica, por demás- eran las secciones de un suplemento que no contradecía la curiosidad y la voracidad informativa de Botana. Un poco esto fue el causal del lento alejamiento de Borges, que prefería la morosidad de la redacción de Sur o el diario La Nación. Y así se iría apagando a mediados de 1934 esta empresa que no era ni demasiado intelectual, ni demasiado profana, pero que contenía un proyecto educador de largo aliento, sin olvidar la necesidad de lucro. Tan espectacular, profunda y soñadora fue la Revista Multicolor como la pintura del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, que ilustra el primer número de 1933. Que viene con la génesis del Borges que conocemos.
Cuentos de Borges a 100 mil ejemplares por hora
“Gustábamos de la vida y literatura” contaba Petit de Murat en los setenta a la revista Crisis sobre el paso por la redacción de la avenida de Mayo 1333 -hoy dependencia policial, inusual y perplejo recinto del “tábano de los poderosos” (sic)- Y sumaba a ese Borges que empezaba a dejar el criollismo, y cualquier atisbo de yrigoyenismo, para complejizar sus ideas sobre literatura -y política-, y que culminarían en las famosas “Ficciones” (1944). “Nosotros éramos literatos puros, más bien poetas, que leíamos en sus idiomas originales a los grandes renovadores de la literatura. Nadie soñó jamás que íbamos a pasar de las modestas ediciones para amigos a los enormes tirajes de Crítica”, admitía un poco más humilde Petit de Murat, que ya era un nombre de peso a principios de los treinta, pero que se agigantaría en el periodismo, el teatro y el cine con el correr de la década. Y el conocimiento de lo popular ganado en el diario de Botana. Otra cuestión sería Borges, que si bien parece disfrutó la experiencia, cada vez más se distanciaría de las fuentes que inspiraron sus primeros cuentos, teñidos de lo bizarro y el culto al coraje, tan de moda en las secciones policiales; o en las películas hollywoodenses, que solía admirar en las oscuridades del biógrafo.
Aquellas falsas notas biográficas borgeanas, con imágenes que nada envidian a las obra posterior, “Morell capitaneando puebladas negras que soñaban ahorcarlo. Morell ahorcado por ejércitos negros que soñaba capitanear”, en “El espantoso redentor Lazarus Morell”, significaron a la postre más que un divertimento sabatino. Ya emergían en papel de diario aquellos procedimientos narrativos que transformarían al argentino en uno de los escritores más influyentes del mundo, deconstruyendo el realismo y abriendo el texto a una red hipertextual inagotable, y que se van jugando en cuentos como “Del rigor en la ciencia”, aquel que desancla clarividente la relación mapa-territorio, ser y parecer. Aunque éste relato brevísimo, desde los 60, sumado en “El Hacedor”, su datación inicial debe ser en “La Historia universal de la infamia”, debe ser en la Revista Multicolor de los Sábados del popular Diario Crítica.
“El brujo postergado”, ese otro del mago de Toledo que pone a prueba a un deán de aprendiz, otro de los cuentos de Borges en la mesa de los sectores bajos y medios a mediados de los treinta, “En Santiago había un deán que tenía codicia de aprender el arte de la magia. Oyó decir que don Illán de Toledo la sabía más que ninguno, y fue a Toledo a buscarlo” Borges aprehendió su magia escribiendo al pie de la imprenta, al ritmo conjurado y entintado de 100 mil ejemplares por hora, en avenida de Mayo al 1300, Balvanera.
Fuentes: Ford, A. Rivera, J.B. Romano, E. Medios de comunicación y cultura popular. Buenos Aires: Legasa. 1985; Tálice, R. 100.000 ejemplares por hora. Memorias de un redactor de Crítica, el diario de Botana. Buenos Aires: Corregidor. 1977; Valderrama Botana, M. Los personajes infames en la narrativa breve de Jorge Luis Borges en revista Moenia 14. Universidad de Santiago de Compostela. España. 2008
Fuente: Ser Argentino
https://www.serargentino.com/gente/arte-y-literatura/borges-populista-el-hechicero-se-pone-a-prueba
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