domingo, 21 de julio de 2013

Entrevista a Jorge Luis Borges (1981)


REVISTA EXTRA - AÑO XVI - Nº 187 - ENERO 1981

¿UN NUEVO BORGES?


Don Jorge Luis Borges: espléndido escritor, maestro de la ironía cruel y escéptica, con algunos toques de ternura entreverados en su particular e inédito anarquismo. Nunca se tiene la certeza sobre sus intenciones finales. Sus variables son inagotables. En estos últimos tiempos se ha especializado en declaraciones inesperadas (por definirlas de alguna forma). La realidad es, a veces, un simple material para complacer su habitual juego intelectual, que cómodamente se mueve entre la sagacidad y el absurdo

Extra: ¿Qué le gustaría realizar en este primer tramo del 81?

Jorge Luis Borges: Me gustaría poder concluir algunos libros ya empezados. Por ejemplo, tengo un ensayo sobre La Divina Comedia, me gustaría publicar la antología de mi obra que es casi poética, un libro sobre cuentos fantásticos y otro de poemas. Me gustaría, en fin, vivir unos meses más para poder completar estos trabajos.

Extra: Creemos que los va a vivir.

Borges: No. Yo pienso que no. Soy muy pesimista con respecto a mi vida.

Extra: ¿Qué lo hace reflexionar así? ¿1980 ha sido un año duro para usted?

Borges: Yo creo que fue duro para todos. Económicamente hay muchos problemas que espero que solucionen en 1981. Hace tiempo que el peso argentino corresponde económicamente a una cosa fantástica, lo que no ocurre en ningún otro país. Pienso que nosotros continuaremos declinando. No sólo nosotros sino Occidente también.

Extra: ¿Qué lo lleva a reflexionar en forma tan pesimista?

Borges: Europa ya no es lo que era antes. Ha perdido su hegemonía en las dos guerras civiles que llamamos mundiales y entonces ahora estamos a merced de dos países que fueron grandes en el siglo XIX y ahora son más bien mediocres.

Extra: ¿Mediocres los EE.UU. y la URSS?

Borges: Evidentemente hablo de ellos. Es una lástima, realmente una lástima lo de Europa.

Extra: Con la Europa de la que usted habla, ¿se hubiera evitado, por ejemplo, problemas como el de Polonia, con la tremenda presión soviética?

Borges: Ciertamente. Eso quiere decir que el gobierno ruso no es un gobierno revolucionario, es simplemente un imperialismo zarista que no ha cambiado en nada. Simplemente es eso.

Extra: Hace poco, conversando con la escritora Marta Lynch nos decía que rescataba como figura de 1980 al nuevo Borges. ¿Hay un nuevo Borges?

Borges: Supongo que todos estamos continuamente cambiando. Sería muy triste llegar a los 81 años siendo el mismo que cuando nací. ¿No? Yo estoy cambiando a cada momento. Como todos.

Extra: De acuerdo. Pero sus últimos juicios son más "terrenales", están más comprometidos con el "ser cotidiano".

Borges: No. No. Yo estoy comprometido únicamente con la ética. Yo no estoy afiliado a ningún partido político. Desapruebo imparcialmente el terrorismo de la izquierda y de la derecha. Yo como individuo, trato de ser un individuo ético, pero es difícil serlo.

Extra: ¿Cómo vivió las elecciones en los EE.UU.?

Borges: No sé. Estuve en los EE.UU. durante las elecciones y había una broma que todo el mundo repetía. Un señor va caminando por la calle y de pronto se le aparece otro y le pone una pistola al pecho diciéndole: "¿Por quién votará usted, Carter o Reagan?" Y entonces el primero le responde: "¡Haga fuego!" También había otra broma en Rusia. Decían que los norteamericanos tenían derecho a elegir presidente como si eligieran por Pepsi o Coca-Cola. Pienso que en esos chistes está un poco la opinión general.

Extra: ¿Cuál es su reflexión acerca de la última encíclica papal?

Borges: A mí los funcionarios no me interesan y el Papa es un funcionario, desde luego. Pero sus decisiones son importantes, aunque yo no sé cuáles son. De todas maneras no fomenta la guerra sino la paz y en ese sentido estoy de acuerdo con él. Desde luego yo no soy católico y pienso que el Papa es un político, tal vez más hábil que otros.

Extra: ¿Aparte de usted, que otras figuras rescata de 1980?

Borges: Yo no me rescato. Creo que ésa es una equivocación. A mí no me gusta lo que yo escribo. Yo no soy nadie para juzgarme ni compararme con hombres como Virgilio. Si tuviera que rescatar a otros, habría muchos.

Extra: ¿Qué le parece Walesa?

Borges: Perdí la vista en el año 55 y he preferido releer a leer. Conozco muy poco a los contemporáneos. Usted mencionaba hoy a esta señora Marta Lynch. Bueno, yo no he leído una línea de ella. Posiblemente sea bueno lo que ha escrito. Le insisto, yo a los contemporáneos no los leo.

Extra: Ya que orientó usted la pregunta hacia otro terreno, ¿quiénes relee?

Borges: Bueno, cuando viene gente a casa les pido que lean a Bernard Shaw, o que me lean a Schopenhaüer, Virgilio, Seneca, Chesterton.

Extra: ¿Seguro que a ningún contemporáneo?

Borges: Creo que hay un excelente novelista que se llama García Márquez. En los EE.UU. hay muchos buenos escritores totalmente olvidados. Lugones ha sido injustamente olvidado en la Argentina.

Extra: ¿Qué me dice de Pérez Esquivel?

Borges: Nada sé de él. Estoy de acuerdo con lo que dijo, pero no sé si tiene derecho a decirlo. Además me han dicho que fue terrorista y que se escandaliza del terrorismo de la derecha y no de la izquierda. Posiblemente sean calumnias. Yo no sé. A lo mejor es algo totalmente injusto, pero yo no sé nada de él. Además, como argentino deseaba que ganara la Argentina y no entiendo por qué, ahora que tenemos un premio Nobel, casi nadie está agradecido. América le debe a Chile dos premios Nobel no merecidos totalmente. Gabriela Mistral no, pero Pablo Neruda, sí. Yo estaba en Estocolmo en oportunidad del dictamen. No me vi con Neruda por razones políticas, ya que él era amigo del comunismo; pero aconsejó que me lo dieran a mí y yo, más allá de la política, que es algo efímero, les aconsejé que se lo dieran a Neruda.

Extra: Por último, Borges, ¿qué piensa de la propuesta que hizo el Papa a los gobiernos de Chile y nuestro país para solucionar el litigio austral?

Borges: Cualquier propuesta, cualquier paz, es preferible a la guerra. Yo soy un pacifista y creo que toda guerra es un crimen. Si un gobierno quiere una guerra tiene muchas razones para justificarla. Mejor es admitir que toda guerra es injusta, aunque no todas las guerras son injustas.

 Bernardo Neustadt


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