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martes, 12 de diciembre de 2023

China pensada por Jorge Luis Borges


En el transcurso de su vida, Borges abrigó un fervoroso afecto por China. En sus obras, se refirió frecuentemente a la cultura, la historia y las tradiciones de China, por ejemplo, el protagonista de su novela El jardín de senderos que se bifurcan es chino. Además de eso, todavía hay otra prueba clara e interesante que testimonia el estrecho vínculo que unía a Borges con China: un bastón.

Fuente:  You Tube

https://www.youtube.com/watch?v=dS_L0z2sG0U

lunes, 21 de noviembre de 2022

La universalidad de Borges llega hasta China

El autor de esta nota recuerda los diálogos que mantuvo con el creador de El Aleph, luego reunidos en libros

12 de noviembre de 2022

 

Osvaldo Ferrari

 

“Cuando yo escribo algo es porque he recibido algo”, dice Borges. “No se puede dar si no se ha recibido”. Fue durante nuestro primer diálogo por Radio Municipal, en 1984, dentro de un largo ciclo de conversaciones que se extendió hasta octubre de 1985, menos de un año antes de la muerte del escritor en Ginebra. Le comenté que esa concepción de la creación literaria respondía a una idea mística y respondió afirmativamente.

 

En la charla, Borges fluía sin cesar. Su mente oscilaba entre múltiples posibilidades del tema que tocábamos (literatura, religión, política, actualidad) con asociaciones inmediatas y variaciones inesperadas. En una conferencia, él había hecho una diferencia entre el hombre talentoso y el hombre de genio: el talento requiere el constante trabajo de la persona para dar forma, a lo largo del tiempo, a su obra; pero el hombre de genio no necesita hacer nada, dijo, porque “recibe” directamente. En una ampliación del tema durante uno de nuestros diálogos, expresó: “Creo en la inspiración. Es decir, creo que todo escritor es un amanuense. Un amanuense no se sabe de quién o de qué. Podemos pensar, como pensaban los hebreos, en el espíritu; o en la musa, como pensaban los griegos, o en ‘la gran memoria’ en la que creía el poeta irlandés William Butler Yeats”.

 

Entre los primeros diálogos que mantuvimos se encuentra “La identidad de los argentinos”. Me había llamado la atención una afirmación suya respecto de los argentinos. “Somos lo que queramos y lo que podamos ser”, había dicho alguna vez. Frente a eso, expresé que en ese caso, la nuestra sería una identidad en pleno desarrollo. “Sí, efectivamente”, respondió. “Creo que el hecho de ser europeos en el destierro es una ventaja”. Agregó después otras ideas: “Podemos heredar, heredamos de hecho todo el Occidente”; “recibimos esa vasta herencia y debemos tratar de proseguirla a nuestro modo”. Esta idea coincidía con su criterio en cuanto a que debemos intentar realizar el ideal griego de llegar a ser “ciudadanos del mundo”. Hoy reconocemos que él mismo encarnó esa identidad cultural, y a tal extremo que la cultura argentina adquiere, en su dimensión borgeana, alcance universal.

 

Al compenetrarme de la mirada de Borges en los distintos temas que le iba proponiendo –yo debía elegir secretamente el tema que trataríamos, y recién enunciarlo una vez que se encendiera el micrófono, para que la charla fuera más espontánea– aprecié su visión literaria, su inteligencia literaria de las cosas y los hechos, al punto de revelarse, como lo he definido antes, el arquetipo del pensador literario. También su interpretación del tiempo que encarna en los hombres, su idea de que estamos hechos de tiempo, que nuestra sustancia es el tiempo; su idea sobre la naturaleza onírica de la vida; y sus personajes, en los que ser es ser soñado, de acuerdo con los principios filosóficos del idealismo, idea que tiene su máxima expresión en su cuento “Las ruinas circulares”.

 

Su concepción de la ética como disciplina primordial, por encima de la moral que proponen las distintas religiones, nos habla de un pensamiento que aborda la realidad de una manera distinta a la de la filosofía, la ciencia o los dogmas. Esa fascinante aproximación literaria a cada asunto, cuya originalidad fue celebrada internacionalmente, era la que ejercía su mente; y ahora vemos que la misma fue incorporada por filósofos y científicos, que relacionan aspectos de su obra –en la que el arte de la conjetura alcanza a rozar las distintas disciplinas– tanto con la física cuántica como con las matemáticas, por ejemplo. Su visionaria mente previó la existencia de una Wikipedia, y lo mismo podría decirse de internet. Esto demuestra que Borges ha sido, desde la literatura, un auténtico fenómeno cultural.

 

Al proponerle el tema de la fe o de la falta de fe como opción personal, dijo: “Yo creo tener fe, esencialmente. Es decir, tengo fe en la ética y tengo fe en la imaginación, aún en mi imaginación. Pero tengo sobre todo fe en la imaginación de los otros, en los que me han enseñado a imaginar”. Nuestros diálogos registraron sucesivamente a aquellos “que le enseñaron a imaginar”. Entre ellos, Virgilio, de quien sostuvo que trabajaba cada línea como un artesano, idea que relacionaba con la paciente escritura de Gustave Flaubert. También habló de Kipling, cuyos cuentos definió como “breves y casi secretas obras maestras”; y de la gran obra de Dante, que proponía, dijo, “una lectura infinita”. Luego expresó su profundo afecto por aquellos autores con los que se identificó personalmente y a los que frecuentó a lo largo de su vida, respecto de los cuales decía haber incorporado hasta su forma de pensar: “A veces pienso con George Bernard Shaw, a veces pienso con Chesterton, a veces pienso con Schopenhauer”, dijo. Es decir, su fe en la literatura y en la cultura asumía una forma de creencia casi religiosa.

 

Al recordarle a Borges que en una conversación anterior él había llegado a la conclusión de que el arte y la literatura deberían tratar de librarse del tiempo, dijo: “Sí, sería un eufemismo para tratar de decir que tendrían que tratar de ser eternos”. Yo le comenté que eso es lo que recomienda Rilke al poeta: escribir como si fuera eterno. Y agregué que de alguna manera creía ver en él esa actitud. Borges, increíblemente, respondió: “Es que quizá seamos eternos. Todo es posible”. Y siguió: “Hay algo en nosotros que está más allá de las vicisitudes de nuestras historias”. Y luego: “Hay algo en mí eterno, que es ajeno a mis circunstancias, a mi nombre y a mis aventuras o desventuras. Creo que eso lo hemos sentido todos, y creo que es un sentimiento verdadero: el de una raíz secreta que uno lleva, y que está más allá de los hechos sucesivos del vivir”. Dije que en ese caso sí habría una posibilidad de eternidad, aunque no seamos conscientes de ella. Borges respondió: “Y esa posibilidad no sería futura, estaría siempre en nosotros. Es decir, ser sería ser eterno”. La eternidad sería contemporánea, alcancé a decir. “Sería contemporánea, sí, y además abarcaría el pasado y el porvenir”.

 

Así concluyó Borges uno de nuestros diálogos (llamado “El tiempo”), que luego, completos, se publicarían en tres libros (Diálogos, Diálogos II y Diálogos inéditos) traducidos a múltiples idiomas, incluido el mandarín. Otra prueba, por si hacía falta, de la universalidad de Borges.

 

Fuente: La Nación

https://www.lanacion.com.ar/ideas/la-universalidad-de-borges-llega-hasta-china-nid12112022/


 

domingo, 23 de octubre de 2022

Jorge Luis Borges y su relación con la mística China

El exquisito escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) se ha convertido en un verdadero símbolo de la amistad chino-argentina, a partir de la construcción de una obra literaria que incluye un sinfín de referencias a la milenaria cultura del país asiático, territorio misterioso y fantástico que captó los sueños e imaginación del autor.

 

«El vínculo de Borges con China se inicia con su interés por todo lo fantástico, por los seres imaginarios, al tomar todo lo que es la filosofía china como un instrumento para socavar certezas y como una forma de cuestionar la metafísica de Occidente», dijo en entrevista con Xinhua la académica argentina, Mercedes Giuffré.

 

La experta, magíster en filosofía y ciencias políticas, además de profesora de Historia por la Universidad Nacional de Mar del Plata, dijo que a Borges le interesó especialmente la filosofía china y a partir de ella «todo el bagaje de una cultura milenaria».

 

«Borges juega todo el tiempo con los ciclos, los inicios, los apogeos y las decadencias, y ve en la civilización china la forma de completar un ciclo. El devenir universal para Borges lo representa China, a la que encuentra como sede de los elementos fantásticos de su literatura«, señaló la entrevistada.

 

Giuffré recordó que el autor argentino era un admirador de «Sueño en el pabellón rojo», obra de Cao Xueqin, que leyó a principios del siglo XX, un libro fantástico que está dentro de los clásicos de la literatura china.

 

«Ese libro se iba escribiendo por capítulos y se entregaba en los mercados. Tenía que tener una clave de interés para sus lectores. Entonces los apasionaba con historias cada vez más fantásticas«, señaló la también escritora.

 

«Borges adhirió a esta idea fantástica y utiliza a China para abrir senderos que se bifurcan. Y de ahí surge uno de los más famosos de sus cuentos vinculados con China, que es ‘El jardín de senderos que se bifurcan’«, señaló la académica.

 

La directora del Centro de Estudios de Corea y China e integrante del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales puntualizó que en ese texto de Borges «aparecen distintas variaciones, un sinólogo, un investigador, un periodista, la persecución por parte de los alemanes, y todo transcurre dentro de un jardín».

 

«Lo interesante es que la temática pertenece a los temas recurrentes de la literatura borgesiana, que son los ciclos, el mundo onírico, el laberinto como construcción física y espacio temporal, visual, psicológica, el caos, el orden. Tiene una trama detectivesca policial sumamente atractiva», expresó.

 

Giuffré, quien fue becaria en China en 1991, recordó que el autor argentino no visitó el país asiático, pero a pesar de ello se ha convertido en el escritor latinoamericano más traducido en China y su obra ha tenido una gran influencia en autores chinos.

 

«A partir de la década del 90 (del siglo XX) comienza a despertarse un enorme interés. A medida que hay más interés en el boom de la literatura latinoamericana de la década de los 70, los 80 y los 90, hay más estudiantes y profesores de español que se acercan a la obra de Borges«, explicó.

 

Precisó que ese auge ocurrió por etapas, luego de que en 1999 se hace una primera edición en idioma chino de las Obras Completas de Borges, y «en esos tiempos viaja su esposa María Kodama a China, donde le entregan los cinco tomos de color turquesa de la obra de Borges«.

 

«La ceremonia se hizo en la Gran Muralla y Kodama cuenta que estuvo durante largos minutos firmando autógrafos para todos los interesados en la obra de Borges, que sorprende porque dentro de sus temas recurrentes y sus escritos aparece el dragón, despertando el interés de los lectores chinos», señaló la experta.

 

La académica dijo que en «El libro de los seres imaginarios» hay un cuento sobre el dragón, además de que también se habla del unicornio y otros seres imaginarios, muy ricos y muy vinculados con la literatura china.

 

«Los escritos de Borges son extraterritoriales, no reconocen un lugar especial, sino que pueden suceder en cualquier lugar del mundo, y también eso tiene un atractivo para el lector chino», apuntó.

 

«Ahora se han publicado las últimas versiones de las Obras Completas de Borges y es el autor más vendido, superando a Gabriel García Márquez«, comentó.

 

«Para cualquier escritor tener sus obras traducidas al chino es el logro máximo, y haber traducido las Obras Completas de Borges al chino fue una excelente iniciativa«, completó.

 

Añadió que «las tiradas de libros en China no bajan de los 20.000 a 25.000 ejemplares, y se calcula que de cada uno de los libros de Borges se han vendido no menos de 20.000 ejemplares. Hay una gran difusión de su obra», dijo.

 

Mencionó que en China hay dos librerías, la «Librería Borges», en Shanghai, y la librería «Mil Gotas», con presencia en Beijing, Shanghai y Chongqing, que hacen difusión de la obra de escritores latinoamericanos, en particular de Borges.

 

«A Borges le interesaba todo lo vinculado con China y con Oriente en general por lo misterioso, lo trascendental, lo mágico, pero nunca por lo exótico«, apuntó.

 

«Él detestaba la palabra exótica para referirse a China o a Oriente. Él resaltó otros valores como los laberintos, los ciclos, los caminos, los fantasmas, el yo, el otro, la violencia, el coraje, el recuerdo, el olvido. Él era, por ejemplo, un enorme admirador del ‘I Ching’, obra a la que dedicó poemas y textos», repasó la entrevistada.

 

La experta, quien fue invitada a dictar cursos en universidades de China en los años 2004, 2010, 2014, 2015 y 2018, recordó que el autor argentino leyó las analectas de Confucio, además de que en su obra también estuvieron presentes tópicos como el sueño, el soñador, el ying y el yang, y el mencionado «I Ching».

 

«La mezcla de sueño y realidad es una constante en la obra de Borges. El autor se nutrió de diversas culturas, pero yo creo que la cultura china es un poco la cultura madre«, resumió.

 

La entrevistada resaltó que Borges contribuyó enormemente al entendimiento en Occidente de la cultura china, por lo que lamentó que al autor le quedase pendiente la posibilidad de tocar la Gran Muralla, uno de sus grandes sueños.

 

Sin perjuicio de ello, celebró que el escritor argentino se pudo vincular a China no sólo desde la filosofía y la literatura, sino también a partir de otros tópicos.

 

Entre estos tópico mencionó el tigre, uno de los animales más respetados dentro de la cultura china y que era un animal admirado por Borges, así como lo gastronómico porque «su alimento favorito era el arroz», además del uso de un bastón de laca china que lo acompañó hasta el final de sus días.

 

«China era una fascinación para Borges, porque desde niño leyó sobre ella y se imaginaba permanentemente cómo podría ser ese país. Además, el único color que pudo ver desde que se quedó ciego en 1955, fue el amarillo, y como dice Borges, no fue algo casual», deslizó la académica.

 

Fuente: El Ciudadano – México

https://www.elciudadano.com/mexico/jorge-luis-borges-y-su-relacion-con-la-mistica-china/07/19/

 

 

domingo, 8 de noviembre de 2020

Exposición en Beijing

 

En China están mirando un álbum de fotos de Borges: por qué les interesa el argentino

Se puede ver en la filial asiática del Instituto Cervantes. El estilo breve del autor, fascina allí. Y a él también le interesaba ese país

 

La muestra "El Atlas de Borges" en Beijing, 2020

La muestra fotográfica El atlas de Borges fue inaugurada el jueves en Beijing. Organizada por el Instituto Cervantes de Beijing, la embajada de Argentina en China y la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, la muestra se compone de fotos y textos resultantes de los viajes que el escritor argentino realizó junto a su viuda, María Kodama, por el mundo.

 

Desde las primeras traducciones de su obra en la década del 80, la fama de Borges no ha dejado de crecer en China. El particular estilo de Borges, con sus narraciones breves y elementos fantásticos, despiertan una especial fascinación en los lectores chinos.

 

"Aunque Borges nunca iba a China, le fascinaba China", expresó el embajador de Argentina, Luis Kreckler, en el discurso que pronunció en la inauguración. "Borges nos regala fragmentos, imágenes, colores de China como si efectivamente hubiese estado en sus jardines, sus palacios, sus ciudades, sus hutong (callejuelas)".

 

Según informes, esta exposición se debería haber llevado a cabo el año pasado, pero por razones de espacio y a causa de la epidemia de COVID-19, se pospuso hasta este jueves.

 

"Realmente es un orgullo que después de un año tan difícil, con todos los esfuerzos que ha hecho China por tratar de lograr una nueva normalidad, se pueda reinaugurar la sala del Instituto Cervantes con esta exposición", comentó el ministro de la embajada argentina, Juan Manuel Navarro.

 

Aparte de imágenes captadas en lugares tan distantes como Buenos Aires, Madrid, París, Roma, Estambul y Venecia, en la biblioteca del Instituto Cervantes se presentará una selección de libros de Borges en chino y en español, con el objetivo de ofrecer al público un nuevo contenido sobre el escritor y su obra.

 

 

"Asimismo, en nuestra página web del Instituto Cervantes de Beijing,  se podrá ver una extensión de la exposición en formato virtual", informó un empleado del Instituto, añadiendo que, como complemento de la muestra, el instituto ha preparado un seminario en línea sobre la obra de Borges.

Ver la exposición El Atlas de Borges en El Instituto Cervantes de en Beijing:

https://www.canva.com/design/DAEIIOriTko/ECsAtJ4sbLmYXegFRj2g_w/view?utm_content=DAEIIOriTko&utm_campaign=designshare&utm_medium=link&utm_source=publishsharelink#1

 

La muestra, que se lleva a cabo en el Instituto Cervantes de Beijing, durará hasta el 6 de diciembre.

 

Fuente: Clarín

https://www.clarin.com/cultura/china-mirando-album-fotos-borges-interesa-argentino_0_Q6SYQmBhK.html

 

 

sábado, 31 de agosto de 2019

El mandarín de la literatura y la Borgesmanía en China


Reediciones, una librería con su nombre, muestras, biografías, cursos y tesis cunden en un país que celebra a Borges como maestro absoluto.

  El autor de "Ficciones" flanqueado por dos estudiosos chinos de su obra. Y su gato Beppo. 



“Estimado lector. Soy Jorge Luis Borges. Como usted sabe, vivo solo en un cuarto piso de la calle Belgrano en Buenos Aires. ¿Querría pasar por mi casa a recitarme unos papeles?”, se lee en la red social china WeChat. La propuesta es al menos dudosa: escrita en ideogramas, la publicidad invita a los lectores a pasarse por el departamento en el que Borges solo vivió tres años a fines de los sesenta. Con una foto de Sara Facio y cuatro caracteres que imitan su nombre en español (“Bo’erhesi”), el perfil público del escritor difunde ensayos, traducciones, cursos en las universidades y charlas gratuitas. Todos los días, una nueva noticia se agrega a la larga lista de actividades sobre el autor de El Aleph en el gigante asiático.

“Es considerado como un maestro de maestro entre los lectores chinos”, dice la doctora Lou Yu, una de las máximas especialistas de nuestra literatura en la Academia China de Ciencias Sociales. De acuerdo con un relevamiento realizado por la investigadora, no solo es el escritor latinoamericano más traducido, sino el más citado y el que más atención ha recibido de la crítica especializada. Desde el 2000, ya se defendieron casi cien tesis de maestría y doctorado con la palabra clave “Borges”.

Es que, en las últimas décadas, sus libros adquirieron una masividad que solo es posible en el país oriental. Hasta la fecha se publicaron 58 volúmenes con tiradas que van desde los 10 mil hasta 27 mil ejemplares; tres compendios de entrevistas con Orlando Barone, Fernando Sorrentino y Willis Barnstone; y dos ediciones de sus obras completas. La última se terminó de imprimir este año, en cuarenta tomos que incluyen desde los poemas de juventud hasta los libros en colaboración con Adolfo Bioy Casares o Margarita Guerrero. Quizás, el dato más llamativo es que circulan al menos cuatro biografías escritas por autores chinos, que conviven con las de Emir Rodríguez Monegal y James Woodall, también disponibles en mandarín.

Su nombre, incluso, excedió las portadas de los libros y los anaqueles de las bibliotecas y se repite en bares y centros culturales. Existe una librería Borges en Cantón, una banda de rock que se presenta como su heredera y una pieza de teatro sobre su obra en la que actúan los alumnos de la Universidad de Nanjing. Sin ir más lejos, a fines de julio de este año se inauguró en Shanghái la muestra El Atlas Borges, que exhibe fotos de viajes y textos escritos a cuatro manos con María Kodama.

Si bien estos números y referencias podrían sugerir una larga tradición de estudios borgeanos, el interés es más bien reciente. Como destaca el antropólogo Enrique Larreta, profesor de la Universidad Normal del Este de China, la recepción de la obra del autor argentino no estuvo ajena a las transformaciones políticas y sociales del país asiático.

Hasta 1978, cuando comenzaron las políticas de Reforma y Apertura del líder Deng Xiaoping, el autor argentino solo había aparecido una vez en la revista Literatura Mundial, publicación estatal dedicada a los autores extranjeros. Se trataba de una referencia al pasar en un diálogo entre Estela Canto y Andrés Rivera sobre los “Problemas de la novela argentina”. En estas páginas, se destacaba el conservadurismo del escritor porteño.

Durante el maoísmo, las traducciones de literatura latinoamericana estaban relacionadas con la militancia política, con autores como Pablo Neruda, Jorge Amado y Nicolás Guillén, entre los más leídos y mencionados. Por eso, Ficciones debió esperar hasta la siguiente generación para hacerse camino entre los lectores chinos. La primera selección de sus cuentos apareció en 1979 con una traducción realizada por el hispanista Wang Yangle. En la introducción, se menciona que Borges había sido un “influjo fundamental para el realismo mágico”.

Según la doctora Lou, fue en la década de los noventa cuando empezó una verdadera “Borgesmanía”. A medida que se multiplicaron las ediciones y tiradas, la crítica buscó desprenderse de la lectura que relacionaba sus laberintos metafísicos y citas falsas con las novelas de Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa.

Ponencias, monografías y ensayos destacaron los “motivos orientales” en la obra borgeana, como la influencia taoísta, las referencias a la historia clásica china o la lecturas del filósofo Zhuang Zi al que comparaba con los sabios griegos.

“Pienso en aquel Chuang Tzu que soñó que era una mariposa y que no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre,” escribe Borges en un poema dedicado a su bastón de bambú. Allí, reconoce que quizás nunca visitará China.

Sin embargo, sus libros se volvieron casi una referencia obligada para los escritores y académicos que vivieron la apertura. Como afirma la hispanista Cheng Yiyang, su obra tiene otro sentido político en el gigante asiático. Su lectura quedó impregnada con el momento histórico en el que fue traducido por primera vez.

“China estuvo en el centro de algunos de sus principales ensayos y algunas de sus más famosas ficciones”, afirma Enrique Larreta y, de hecho, el narrador de “El jardín de senderos que se bifurcan” es un espía chino al servicio de los alemanes que asesina a un sinólogo británico. Hubo quienes leyeron esta trama como un pronunciamiento en contra del imperialismo inglés en el Extremo Oriente.

Con múltiples ediciones, cursos y muestras de arte, también surgió una crítica especializada. En el 2000, la traductora Can Xue publicó Una interpretación de Borges, la primera colección de ensayos dedicados al autor argentino. Entre los setenta textos, hay referencias más habituales, como a Franz Kafka y la literatura inglesa, y algunos vínculos inesperados con Lu Xun, considerado el padre fundador de las letras modernas en el país oriental, a quien Borges no había leído.

“Lo leí por primera vez a los 20 años y me voló la cabeza”, admitió el novelista Ge Fei en una entrevista para Télam. Reconocido como un autor experimental, artífice de fábulas oscuras sobre la China contemporánea, Ge publicó un libro de ensayos y reseñas que se titula La máscara de Borges.

Como en el poema “Fundación mítica de Buenos Aires”, la ciudad se adivina en sus orillas. A las afueras de Pekín, la sala de un hotel de lujo lleva el nombre del autor. Rodeado por un jardín de rosas y dos pabellones que imitan a la Ciudad Prohibida, cuesta imaginarse un lugar más distante e inesperado para homenajear al autor argentino.

Fuete: Revista Ñ – Clarin