sábado, 10 de septiembre de 2022

“Ser colombiano es un acto de fe”: cuando Jorge Luis Borges estuvo en Colombia

Juan Camilo Rincón es el autor de "Ser colombiano es un acto de fe. Historias de Jorge Luis Borges y Colombia". (Diseño a partir de imágenes: Jesús Avilés/Infobae).
 

El escritor argentino, que habría cumplido 123 años esta semana, visitó el país andino en tres ocasiones. Existe un libro que habla sobre ello, escrito por el periodista colombiano Juan Camilo Rincón

 

Por Santiago Díaz Benavides

 

25 de Agosto de 2022

 

Cada 24 de agosto se conmemora el natalicio de Jorge Luis Borges, y además se celebra ‘El Día del Lector’ en varios países de habla hispana. El escritor argentino es una de las figuras más importantes de la literatura universal y con cada años que pasa, sus lectores aumentan y el estudio de sus obras se diversifica.

 

Borges es considerado como el responsable de abrir las puertas para toda una generación de escritores latinoamericanos que triunfó en Europa y el mundo entero. De hecho, no habríamos dado con Julio Cortázar si este no lo hubiese descubierto en primera instancia, si no le hubiese dado la oportunidad de publicar sus primeros relatos. Sin Borges no habría José Donoso, ni Ricardo Piglia, ni Alberto Mangel; no existiría Gabriel García Márquez, ni Mario Vargas Llosa. Por Borges existió un ‘Boom’ Latinoamericano, por Borges existe hoy como la conocemos la literatura de nuestro continente.

 

Su influencia es innegable. Marcó a toda una generación y aún hoy es leído como un referente, estudiado y debatido. No se ganó el Premio Nobel de Literatura porque la vida no lo quiso así, pero debió haberlo obtenido porque el autor de El hacedor es y será siempre una de las grandes voces de la literatura universal en toda su historia.

 

    Visitó Colombia en tres ocasiones. Lo hizo en 1963, en 1965 y en 1978. Conocía y admiraba los versos de José Asunción Silva y exaltaba la narrativa de Jorge Isaacs con su María (1867). Fue cercano a Juan Gustavo Cobo Borda y Álvaro Castaño Castillo, quien lo entrevistó en varias ocasiones. Mantuvo correspondencia con Jorge Gaitán Durán durante varios años y escribió uno de sus relatos pensando en un personaje colombiano.

 

No se tiene muy presente que fue declarado ciudadano meritorio por parte de la Alcaldía de Bogotá, en el año 1978, y que recibió las llaves de la ciudad. Hay muchas cosas que la gente no conoce, pero que el escritor y periodista bogotano Juan Camilo Rincón se ha dedicado a rememorar en su libro Ser colombiano es un acto de fe. Historia de Jorge Luis Borges y Colombia.

 

En este libro, el autor bogotano, que también ha escrito sobre Cortázar y las relaciones entre la literatura mexicana y la colombiana, le permite a los lectores acompañar a Borges durante su paso por Colombia, ir de la mano con él y vivir de cerca la época y la historia. El lector podrá encontrar en estas páginas un buen número de anécdotas y datos que develan el profundo cariño que Borges llegó a tomarle a nuestro país.

 

Al respecto de estos episodios, y en el marco de la conmemoración del natalicio del escritor argentino, Rincón conversó con Infobae y habló de lo que significó para Borges haber visitado Colombia en esos años.

 

— ¿Qué caracterizó las visitas de Borges al país?

 

— Es importante resaltar que la primera visita de Borges tuvo un interesante antecedente. El autor ya tenía a Colombia en su radar, pues en 1937 había publicado un artículo en la revista argentina El Hogar, titulado «Vindicación de la “María” de Jorge Isaacs». A esto se suma su relación con dos revistas colombianas, que desde la década del cincuenta venían publicando textos suyos: Cromos con “La escritura del dios” en 1954, y Mito con un texto de Pedro Gómez Valderrama, de 1957, sobre los seres imaginarios de Borges. A raíz de esto, el Comité de Dirección de la revista hizo algunas gestiones que desembocaron en esa primera visita en diciembre de 1963. Como abrebocas, Mito hizo un especial en el mes de noviembre sobre el autor, a quien además incluyó como integrante del Comité Patrocinador. El especial presentó reseñas sobre su obra hechas por intelectuales como Rafael Gutiérrez Girardot, Pedro Gómez Valderrama, Marta Mosquera y Hernando Téllez. Las visitas de Borges nacieron de invitaciones que le hicieron entidades públicas como secretarías de educación y alcaldías, e instituciones privadas como la revista Mito. Hizo recorridos por universidades, teatros, alcaldías, bibliotecas y emisoras de Bogotá, Cartagena, Barranquilla, Medellín y Cali, recitando sus textos y dando conferencias sobre sus temas favoritos: Lugones, la poesía gauchesca, la creación de lo fantástico. También hizo constantes referencias a su lectura y gusto por autores como José Eustasio Rivera, José Asunción Silva, Guillermo Valencia y León de Greiff.

 

— ¿Quién lo acompañó entonces?

 

— En las dos primeras visitas vino con su madre, Leonor Acevedo; en la tercera lo hizo acompañado por María Kodama. En las tres ocasiones fue recibido y acompañado por personalidades de la política y la cultura como Ramón de Zubiría; la artista colombo-uruguaya Martha Traba; la cantante mexicana Chavela Vargas; los fundadores de la HJCK, Álvaro Castaño y Gloria Valencia; Jorge Valencia Jaramillo; Hernando Durán Dussán; Gloria Zea, entonces directora de Colcultura; el poeta y ensayista Juan Gustavo Cobo Borda; Hernando Valencia Goelkel; Roberto Burgos Cantor; Félix Turbay; Gustavo Tatis Guerra, entre muchos otros.

Retrato de Jorge Luis Borges por Grete Stern. Wikimedia Commons

Retrato de Jorge Luis Borges por Grete Stern. Wikimedia Commons

 

— ¿Cuál fue la impresión que se llevó? Al final termina hablando sobre el país en uno de sus relatos

 

— Excepto por la anécdota de la discusión de Borges con un colombiano que se jactó al afirmar que el nuestro era el único país donde se hablaba el español de España, idea que el autor criticó, siempre tuvo una impresión muy positiva del país. Así se lo hizo saber a sus grandes amigos Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo cuando regresó a Buenos Aires después del primer viaje a Colombia: “Gente muy irónica y civilizada (...). Y no tienen la superstición nacional que se encuentra en el Uruguay y, según creo, en el Brasil. No, los colombianos son muy civilizados. Conocen el Martín Fierro; conocen a Lugones; a Güiraldes...”. En uno de sus poemas dijo: “Oh destino de Borges, / haber navegado por los diversos mares del mundo / o por el único y solitario mar de nombres diversos, / haber sido una parte de Edimburgo, de Zurich, de las dos Córdobas, de Colombia y de Texas” (El otro, el mismo, 1969). A Modesto Montecchia le dijo que Colombia era uno de los países más agradables que había conocido, pues su gente culta le parecía “realmente admirable. Yo pensé que podía ser fácilmente (si me admiten, claro está) amigo íntimo de muchos de ellos…”. También expresó su deseo de conocer a fondo la narrativa colombiana, “primero por su importancia y luego por el sentido amor que le tengo a este país”. También está el cuento “Ulrica” incluído en El libro de arena (1975), cuyo protagonista es un profesor colombiano, para quien tener esta nacionalidad “es un acto de fe”. Estos son solo algunos ejemplos del afecto que profesó por el país en numerosas ocasiones.

 

— ¿Qué significó su presencia en esos años?

 

— Sus visitas fueron de enorme importancia para la cultura y la literatura del país, pues aunque en la de 1963, por ejemplo, Borges no era tan conocido por el público colombiano en general, ya era ampliamente reconocido por los círculos culturales e intelectuales colombianos. Tanto, que la Universidad de los Andes le otorgó un doctorado honoris causa; la emisora HJCK lo invitó a grabar la lectura en voz alta de sus poemas; todos los medios registraron su visita, reseñaron y analizaron su obra, y lo entrevistaron para luego publicar extensos artículos; en 1977 el alcalde Bernardo Gaitán Mahecha expidió un decreto para otorgarle la Orden Civil al Mérito Ciudad de Bogotá; y en 1978, cuando por fin pudo venir a recibir el reconocimiento, se le dieron las llaves de Medellín, evento en el que, emocionado, dijo: “... estoy añorando esta tarde en que estoy con ustedes, en que me siento en tierra de Colombia; en donde me siento rodeado por la cóncava hospitalidad y generosidad de todos ustedes. Muchas gracias, digo esto a cada uno de ustedes, no a todos, a cada uno de ustedes, singularmente. No puedo hablar… Estoy muy conmovido...”.

 

— ¿Cómo se le leía entonces y cómo se le lee hoy? ¿Sigue vigente y con la misma fuerza?

 

— Se le sentía como el gran argentino universal, al que “… leyéndolo y releyéndolo, aprenderán a dar al cuento colombiano un rumbo más interesante que el del reservado costumbrismo que nos tiene todavía encadenados al siglo diecinueve, superficial y bonachón, racionalista y verboso (…). Creo que Borges es el cuentista más grande de América, puede redimirnos del caos” dijo en su momento Ebel Botero en el Magazín Dominical de El Espectador. Hoy sigue vigente, especialmente en su ensayística, su mirada literaria aguda y cáustica, su inteligente humor ácido pero, sobre todo, por su vasto conocimiento que nunca pierde fuerza. Se le lee como ese que rescató a los gauchos, los payadores y los cuchilleros, que reivindicó la traducción como enigma y, en fin, como el gran sabedor de la literatura universal.

 

Fuente: Infobae

https://www.infobae.com/leamos/2022/08/25/ser-colombiano-es-un-acto-de-fe-cuando-jorge-luis-borges-estuvo-en-colombia/

 

 

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