Por Maritza Requena
De un rey que entrega, al despuntar el día,
su reina de una noche a la implacable
cimitarra, nos cuenta el deleitable
libro que al tiempo hechiza todavía.
Borges: “Ariosto y los árabes.”
En el siguiente artículo quisiera remitir el famoso cuento
de Borges “El Sur” no al Martín Fierro sino a Las mil y una noches porque este
intertexto pone de manifiesto el interés de Borges por la cultura oriental.
Juan Dahlmann, protagonista de este cuento, es un
bibliotecario y asiduo lector; lee la realidad a través de los referentes
literarios del Martín Fierro y de Las mil y una noches. En su análisis
Guillermo Gotschlich plantea que “El Sur” tendría como fundamento el tópico de
las armas y las letras, puesto que Dahlmann posee una doble naturaleza derivada
de su doble linaje germano-argentino. De su abuelo paterno, pastor de la
iglesia evangélica, habría heredado su naturaleza pasiva y reflexiva que se
manifiesta en su oficio. Por otro lado, su abuelo materno representa a los
hombres que pelearon y murieron de manera valerosa. Estos antecedentes dan
cuenta de una dualidad: “la del arte de la palabra confrontada con la lucha, la
del pensamiento con la acción, o si se quiere, la de la página historiada con
la guerra.” (56) Gotschlich afirma que el eje de la narración es la visión de
la realidad a partir de un complejo espectro de imágenes literarias, por lo
tanto, “la irrealidad que domina al texto, reside de manera esencial en la visión
libresca que domina en la consciencia de Dahlmann.” (58) Las influencias
literarias de Dahlmann son tres: Las mil y una noches en la versión de Weil,
Martín Fierro y Pablo y Virginia (novela que también es referente de Madame
Bovary y funciona como un modelo literario que condiciona su romanticismo).
Estos libros desempeñan, cada uno a su manera, un papel fundamental en la
lectura del cuento. La lectura del Martín Fierro sería determinante en el tipo
de muerte que escoge Dahlmann, ya que el duelo a cuchillo en la llanura
constituye una muerte literaria que sigue el modelo del gaucho argentino
representado por el Martín Fierro. Al respecto, Allen Phillips sostiene que:
“El Sur presenta una muerte doble: la que en el sanatorio
experimenta Juan Dahlmann y la que sueña el moribundo. En su sueño emprende un
viaje regresivo hacia el pasado y hacia el Sur, donde realiza su propio destino
al morir en una de esas muertes típicas de la literatura gauchesca del siglo
XIX. La acción supone, pues, un anacronismo presentado a través de la
alucinación del personaje central.” (140)
En el cuento se enfatiza que Dahlmann elige su identidad y
su destino, se dice que su criollismo es voluntario:
“(...) morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y
acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta,
en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si
él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que
hubiera elegido o soñado.”
En este párrafo se manifiesta claramente la preferencia de
Dahlamnn y sobre todo su voluntad. Esta vitalidad demostrada al momento de
morir se opone a la pasiva vida de bibliotecario, Dahlmann deja la inactividad
de la lectura para actuar como Martín Fierro.
“A la literatura en sí parece oponerse la nueva vitalidad
que experimenta Dahlmann al iniciar su viaje al pasado. Abandona, como vimos,
la lectura porque ya no le entusiasmaban los milagros de Sherezada, y prefiere
entregarse a la felicidad de vivir.” (Phillips 145)
Siguiendo el estudio de Zunilda Gertel el libro de Las mil y
una noches juega un papel primordial como causa del accidente y también como
estímulo psíquico, pues sirve para ilustrar las pesadillas de Dahlmann durante
la primera noche de fiebre. Aquí los relatos de Las mil y una noches operan
como modelos literarios, pero cuando Dahlmann deja de leer en la pulpería para
actuar a la manera del gaucho Martín Fierro, entonces, la función del libro es
contraponer el mundo intelectual con el mundo primitivo de la pampa. De esta
manera, el tópico de las armas y las letras cobra sentido por la lectura o no
lectura del libro maravilloso, el cual conecta, como vemos, las dos identidades
de Dahlmann.
Según Gertel, el libro también representaría el laberinto ya
que Las mil y una noches es el ejemplo clásico de los relatos que contienen
otros relatos. La estructura de la ficción dentro de la ficción, es decir, que
una historia contenga otras historias, sugiere la idea de infinito y produce
que se pierdan los límites entre la ficción y la realidad. El propio Borges se
refiere a esta estructura del relato enmarcado y sus efectos en “Magias
parciales del Quijote”:
“¿Por qué nos inquieta que el mapa esté incluido en el mapa
y las mil y una noches en el libro de Las mil y una noches? ¿Por qué nos
inquieta que don Quijote sea lector del Quijote, y Hamlet, espectador de
Hamlet? Creo haber dado con la causa: tales inversiones sugieren que si los
caracteres de una ficción pueden ser lectores o espectadores, nosotros, sus
lectores o espectadores, podemos ser ficticios.” (Otras Inquisiciones 75-76)
Sobre la idea de infinito Borges señala, en su conferencia
sobre “Las mil y una noches”, que el título ya sugiere un libro infinito:
“En éste hay otra belleza. Creo que reside en el hecho de
que para nosotros la palabra “mil” sea casi sinónimo de infinito. Decir mil
noches es decir infinitas noches, las innumerables noches. Decir “mil y una
noches” es agregar una al infinito (...) La idea de infinito es consustancial
con Las mil y una noches.” (Siete Noches 61)
En este sentido, Las mil y una noches, como ejemplo de
inclusión del relato en el relato o el libro que se contiene a sí mismo, es
símbolo de la estructura de “El Sur”, puesto que considero en mi postulación
que el relato del sueño de Dahlmann, se incluye dentro de la historia de “El
Sur”, así como los relatos de Shahrazad se incluyen en una historia situada en
un nivel narrativo mayor.
El ejemplar que Dahlmann consigue es el de Gustavo Weil, una
de las cuatro versiones alemanas de Las mil y una noches y que, justamente,
Borges comenta en “Los traductores de Las 1001 Noches.” La traducción de Weil,
un bibliotecario judío, estaría influenciada por las Escrituras. Las historias
que Dahlmann lee en el tren son el relato de la montaña de piedra imán y el del
genio que ha jurado matar a quien lo libere. El vínculo con estos relatos es la
relación entre el destino y la libertad, por un lado, y la elección del tipo de
muerte, por otro. La relación intertextual establece la conciliación de los términos
opuestos de voluntad y destino. Se observa esta idea en las siguientes líneas:
“Viajar con este libro, tan vinculado a la historia de su desdicha, era una
afirmación de que esa desdicha había sido anulada y un desafío alegre y secreto
a las frustradas fuerzas del mal.”
El relato sobre la montaña de piedra imán corresponde a la
historia del tercer saaluk, enmarcada en la historia del faquín con las
jóvenes. El tercer saaluk señala que, a diferencia de sus dos compañeros, a
quienes todo se lo ha causado el destino y la suerte, la causa de que él lleve
el mentón afeitado y que haya perdido un ojo radica en él mismo. El saaluk
reconoce que él ha sido el causante de lo que le ha ocurrido. Él es un rey, su
ciudad estaba situada a la orilla del mar y rodeada de islas. Decidió viajar a
inspeccionar las islas y se embarcó en una escuadra de diez buques con
provisiones para un mes. Viajó durante veinte días hasta que, tras una noche de
huracán, perdieron el rumbo. Después de un par de días navegando, el vigía vio
a lo lejos una mole negra que unas veces parecía negra y otras, blanca; se
trataba del monte de la piedra negra, llamada piedra magnética, cuyo poder es
atraer los objetos de hierro. Las aguas conducían al buque hacia esa dirección,
lo cual hacía inevitable el naufragio, pues, al llegar, todos los clavos del
buque serían atraídos por la montaña. Así sucedió y el saaluk se salvó. En un
sueño una voz le dijo que cuando despertara cavara debajo de sus pies, donde
encontraría un arco de cobre y tres flechas de plomo, con los cuales debería
atacar al caballero que estaba encima de la cúpula, ya que mientras éste no se
cayera, la montaña seguiría atrayendo el hierro de las embarcaciones. Al
derrotarlo las aguas subirían hasta cubrir el monte, allí habría una lancha con
una persona que lo llevaría hasta el mar de la Salvación, donde
encontraría quién lo llevase a su país siempre que no mencionara el nombre de
Dios. Así lo hizo el saaluk, pero al ver las islas de la Salvación se alegró
tanto que mencionó el nombre de Dios, entonces, fue lanzado al mar y la lancha
emprendió el regreso. Nadando llegó a una isla que tenía una puerta que
conducía hacia jardines subterráneos, allí encontró un caballo que montó, al
descabalgar, el caballo le dio un golpe con la cola en el ojo, y al volver a
Bagdad se afeitó el mentón y se convirtió en saaluk.
Se puede advertir que en esta historia la idea de la
predestinación no anula la libertad, si bien el motivo del viaje ya implica el
cumplimiento de un tipo de destino, tal como ocurre en “El Sur”: Dahlmann puede
escoger morir en un duelo a cuchillo en la llanura en vez de hacerlo en un
sanatorio.
La noción de destino aparece de manera reiterativa en “El
Sur”, ya sea de manera explícita o aludiendo a él con distintas expresiones: “(...)
el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones” –se dice justo
antes del accidente–; “(...) Dahlmann se echó a llorar, condolido de su
destino”– la condolencia ante el destino da cuenta de un deseo de cambiarlo–;
“increíblemente el día prometido llegó” –el día prometido es el día en que
Dahlmann emprende el viaje a la estancia en el Sur–; el otoño “era como un
símbolo natural de su destino rescatado de la muerte y la fiebre”, “era como si
el Sur hubiera resuelto que Dahlmann aceptara el duelo”.
Dahlmann crea otra realidad para corregir su destino y su
deseo de morir a la manera del gaucho Martín Fierro se realiza en la forma de
un viaje soñado. Considero que Dahlmann, luego de leer el Martín Fierro y Las
mil y una noches, escribe su destino, elige cómo morir y realiza su deseo a
través de una narración.
En su ensayo “Las mil y una noches” Borges reconoce, en la
aparición de un genio al frotar una lámpara, la causalidad de la magia y
recuerda precisamente la historia del pescador y el genio. Esta historia se
trata de un pescador que, a la tercera vez que arroja su red al mar, saca un
jarro de cobre dorado, lleno, cuya boca estaba sellada con plomo y que tenía el
sello de Salomón. Al abrir el jarro sale un humo que se transforma en un genio.
El genio le cuenta al pescador que era uno de los genios que se rebeló contra
Salomón y que por eso lo había encerrado y lo había arrojado al mar. Durante
cien años juró que a quien lo liberara lo enriquecería por toda la eternidad,
pero nadie lo sacó. Durante cien años más juró que entregaría todos los tesoros
del mundo a quien lo liberara, pero nadie lo liberó. Así pasaron cuatrocientos
años. Juró que le concedería tres gracias al que lo liberara de su encierro,
pero nadie lo hizo. Hasta que, enojado, juró que mataría al que lo liberara,
pero él podría morir como quisiera. Así el genio le plantea al pescador que
debe elegir cómo quiere morir. El hecho de que ésta sea una de las historias
que Dahlmann lee enfatiza el carácter electivo de su propia muerte.
Las mil y una noches es modelo de las historias que salvan
de la muerte, de acuerdo a ello contar un buen relato constituye la oportunidad
de vivir. Además, para conseguir más tiempo de vida, la forma de narrar debía
despertar la curiosidad de quienes oían el relato, de manera que Shahrazad,
debe mantener al rey en suspenso, y, por lo tanto, se demora varias noches en
llegar al final de sus historia y el rey, entretenido, desea que le cuenten más
historias tanto o más maravillosas que las que ya ha oído. El personaje de
Shahrazad demuestra que contar una buena historia permite salvarse de la
muerte, constituye así un modelo para Dahlmann, ya que la narración permite
prolongar el tiempo de vida, aplazar la muerte y cambiar el destino. “En las
Mil y una noches Shahrazad es personaje y también creadora de la ficción.
Dahlmann, protagonista, crea el viaje a su destino, y el sueño así se
justifica.” (Gertel 52)
Dahlmann, a través del relato-sueño, tiene la posibilidad de
reescribir su propia muerte, así se retrasa la muerte mediante la narración:
“Dahlmann, como Shahrazad, crea un relato, el viaje de
convalecencia al Sur, para postergar una muerte no deseada. Así el viaje
posterga y modifica una muerte. Se narra para no morir, el sujeto se refugia en
el relato que emite. Mientras narra seguirá viviendo. Sin embargo, lo narrado
conduce a la muerte.” (Rodríguez 23)
Hay, entonces, una similitud entre los personajes de
Dahlmann y Shahrazad como narradores, aunque su narración tenga objetivos
distintos. Mientras que en un caso se narra para conservar la vida, en otro, se
narra para crear una manera de morir: “Así Dahlmann, a diferencia de Shahrazad
no intercambia relato por vida, sino muerte degradada y accidental, por muerte
elegida o soñada.” (Rodríguez 24)
El retraso de la muerte mediante la narración supone una
dilatación del tiempo, así la elaboración textual interviene para conseguir una
muerte desviada en un final ilusorio. En otros cuentos de Borges la ruptura del
tiempo puede manifestarse en su detención o en su repetición, por ejemplo, en
“El milagro secreto” el tiempo se detiene para que Hladík termine su obra
dramática.
En conclusión, el intertexto de Las mil y una noches
funciona como un modelo literario, de manera que su presencia no responde
solamente a la fascinación de Borges por el tema del libro de Las mil y una
noches sino que es clave para comprender la estructura narrativa del cuento.
Además enfatiza las concepciones del destino y de la muerte que operan en el
relato, esto es su posibilidad de cambio. Queda mucho que decir acerca del
interés de Borges por este libro, la cultura árabe, el Islam y el Corán, el
cual se ve reflejado en toda su obra literaria, tanto en narrativa como en
poesía.
Fuentes citadas
Borges, Jorge Luis: Ficciones.
Buenos Aires. Emecé. 2004.
_____________: Otras Inquisiciones. Buenos Aires. Emecé.
2005.
_____________: Siete Noches. México, D. F. Fondo de Cultura
Económica. 2001.
Gertel, Zunilda: “El Sur, de Borges: búsqueda de identidad
en el laberinto.” Nueva Narrativa Hispanoamericana. Vol. 1. Nº 2. Septiembre.
1971.
Gotschlich, Guillermo: “Lectura borgeana de la literatura
gauchesca. Ensayos y cuentos.” Revista Chilena de Literatura. Nº 57. 2000.
Phillips, Allen: “El Sur de
Borges.” Revista Hispánica Moderna. Nº 2. 1963.
Rodríguez, Mario: “La postergación: un nuevo sentido de El
Sur de Jorge Luis Borges.” Acta Literaria. Nº 12. 1987.
Fuentes consultadas
Anónimo: Las mil y una noches. Barcelona. Planeta. 2000.
Tomo I. Traducción, introducción y notas de Juan Vernet.
Fuente : Arabismos blogspot.com
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