Daniel Gigena
El director del
Centro Borges de la Universidad de Pittsburgh destaca la importancia de
borradores, notas y cuadernos para entender el método de escritura del autor de
Ficciones.
"Leí por primera vez a Borges en 1974 y me sedujo la
complejidad de sus escritos. He trabajado otros temas en varios intervalos pero
siempre he vuelto a su obra con nuevos ojos", dice Daniel Balderston (Berkeley,
1952), de visita en Buenos Aires hasta hoy. En una semana, brindó conferencias
en universidades de Rosario y en esta ciudad, donde anticipó que uno de sus
últimos libros ( How Borges Wrote ) se publicará este año en el sello
Ampersand. A lo largo de los años, Balderston investigó aspectos como la
masculinidad en la obra del autor de Ficciones , su deuda con Robert Louis
Stevenson, la relación del escritor argentino con la realidad histórica (menos
distante de lo que se presume) y sus lecturas más frecuentes. En la última
década, desde el Centro Borges que dirige en la Universidad de Pittsburgh, se
abocó a descifrar las claves de los manuscritos borgeanos. Además, en su
próximo libro, que publicará el sello cordobés Eduvim, se reunirán varios
ensayos sobre la relación entre ficción e historia en las obras de Augusto Roa
Bastos, Ricardo Piglia y Juan José Saer. Llevará como título una frase de la
magna novela de Roa Bastos Yo el supremo : "Leído primero y escrito
después".
¿Qué es El método Borges ?
En inglés se llamó How Borges Wrote y salió hace dos años en
University of Virginia Press. Es un estudio de los procesos de escritura de
Borges. En diez años de investigación pude consultar más de doscientos
cincuenta manuscritos e imágenes de manuscritos que están dispersos en muchas
bibliotecas y colecciones particulares. Es un libro organizado no por la
cronología de las publicaciones, sino por los aspectos materiales de los
manuscritos. Es decir que comienza con notas de lectura y algunos esquemas, y sigue
con los cuadernos, ciertos detalles de esos cuadernos, las copias de los
primeros borradores, algunos dactiloescritos, que son pocos porque Borges no
sabía escribir a máquina. Hay uno que estudio en detalle, el del cuento
"Emma Zunz", que está en la Universidad de Texas y que creo que lo
pasó a máquina Cecilia Ingenieros. El cuento está dedicado a ella en el reverso
de una de las hojas. Luego investigué las reescrituras del propio Borges en
textos de libros y revistas ya publicados, algunas para sí mismo, no para
reediciones. Hay casos de reescrituras muy radicales, por ejemplo con
Inquisiciones , que lo reescribió por completo aunque nunca se editó con esa
forma.
¿En qué consisten esos cambios?
Cambios de palabras, de cláusulas y de frases. Luego abordo
la poética de la fragmentación en Borges. Estudio los métodos de escritura y de
revisión, partiendo de las premisas de la crítica genética francesa, que aquí
ha estudiado tan bien la profesora Élida Lois.
¿Podría describir el método borgeano?
En los primeros borradores de los textos a veces hay una
explosión de posibilidades, pululaciones increíbles. Hay un par de casos que
estudio donde consigna hasta quince alternativas, tanto a nivel de palabra como
de frase, a veces marcadas con paréntesis, corchetes, signos matemáticos y de
la lógica formal que él había estudiado en su juventud. En los primeros
borradores, pone todas las posibilidades sobre la página. En los segundos,
selecciona pero todavía quedan muchas; incluso en los terceros borradores hay cambios.
El caso más radical es el poema a Francisco López Merino, que escribió entre el
suicidio de López Merino en mayo de 1928 y la publicación del poema en octubre.
Hay cuatro versiones diferentes. Eso indica que cuando comienza a escribir,
Borges utiliza la hoja o el cuaderno como espacio de ensayo. No hay esquemas
previos.
¿En ningún caso?
Los únicos dos esquemas que estudié, y creo que no hay
muchos más, son dos hojas en un libro de Aulo Gelio sobre "Sentirse en
muerte" y "Hombre de la esquina rosada".
¿Tuvo un fácil acceso a los archivos para hacer la
investigación?
No. Muchos estaban en colecciones particulares, entonces
tuve que pedir y volver a insistir ante coleccionistas argentinos y
extranjeros. En las bibliotecas de Estados Unidos hay unos cuantos manuscritos
y la Universidad de Pittsburgh, donde trabajo, ha comprado algunos. Hay un
manuscrito importante en la Biblioteca Nacional de Madrid, el de "El
aleph", y otros tres en Ginebra.
¿Por qué están tan dispersos los archivos de Borges?
Hay muchos que él regaló, porque se observan algunas
indicaciones de los destinatarios que en muchos casos fueron las personas a las
que él dedicó los textos en cuestión. Cuando él se separó de Elsa Astete
Millán, en 1970, le dio al abogado que lo ayudó once cuadernos. La hija del
abogado los vendió a una fundación que no quiero nombrar, que ya no abre y que
pertenece a una familia argentina. Pude verlos en un lapso muy breve pero no
suficiente.
¿Hay una especulación en torno a esos manuscritos?
Sí, supongo, porque son muy valiosos. Los que están en
bibliotecas pertenecen a colecciones de manuscritos que los investigadores
podemos consultar. Curiosamente, en la Biblioteca Nacional de la Argentina no
hay un solo manuscrito de Borges.
¿El Estado argentino debería comprar algunos?
Eso estaría bien. Leí en las noticias sobre una posible
donación y espero que eso prospere, porque sería muy importante que hubiera una
colección de manuscritos, primeras ediciones y otros materiales de Borges en el
país. Ahora está en catalogación la biblioteca de los Bioy y están los
ochocientos libros que Borges donó a la Biblioteca Nacional en 1973, cuando se
retiró de la dirección. Son los libros que estudiaron Laura Rosato y Germán
Álvarez. En la de los Bioy aún no se sabe cuántos libros habrá con anotaciones
de Borges, pero los hay. Y están los libros que él leyó en otras bibliotecas de
la ciudad. Rosato y Álvarez trabajan en un segundo tomo de las lecturas de
Borges en otras bibliotecas, como la de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires, la Sociedad Argentina de Escritores y la de la
Academia Argentina de Letras. Ellos han ido acopiando las anotaciones de Borges
en todos esos libros. Sus anotaciones casi siempre están en las guardas y son
breves, apenas la página y el comienzo de la cita. En los manuscritos, hacía
anotaciones de fichas bibliográficas.
¿Por qué son relevantes esas anotaciones?
Porque permiten conocer exactamente las referencias y
descubrir los casos de citas invisibles.
¿Qué es una cita invisible?
En el cuento "El hombre en el umbral", ambientado
en la India, escribe que va a contar la historia tal como se la contó un
personaje, sin hacer "interpolaciones de Kipling". Y dice que Bioy
había comprado un puñal. Cuando le pregunté a Bioy, me dijo que eso era un
invento de Borges. El manuscrito en cuestión tiene referencias a dos artículos
de la Enciclopedia Británica , uno sobre la daga y otro sobre la espada. Pese a
que había dicho que no haría interpolaciones de Kipling, en el manuscrito hay
una nota sobre un poemario de ese escritor y la frase del cuento que se refiere
a un loco que "andaba desnudo por estas calles, o cubierto de harapos,
contándose los dedos con el pulgar y haciendo mofa de los árboles", que es
una traducción de un verso de Kipling que no está marcado como cita. Eso es una
cita invisible.
¿Son apropiaciones de textos de otros?
Sí. Sabemos que hay mucho de eso en su obra, y los
manuscritos ayudan a organizar y detectar esas citas invisibles. En la época en
que se estaba quedando ciego, hacia fines de los años cuarenta, comienza a
escribir más fichas bibliográficas en sus manuscritos. Creo que estaba
preocupado por poder continuar con el sistema de trabajo que había elaborado
con cotejo de textos y notas de lectura en el margen izquierdo: su sistema de
verificación de citas.
Internet hubiera simplificado mucho su sistema de escritura.
O a lo mejor lo hubiera ahogado en posibilidades. Su sistema
de uso personal le sirvió para irse manejando entre los libros que frecuentaba
con asiduidad.
¿Cuáles son las líneas de investigación de la crítica
genética de textos?
Depende del autor. Un escritor como José Donoso hacía mucho
trabajo preparatorio; María Laura Bocaz está escribiendo sobre eso. Julio
Premat estudió a fondo los papeles y borradores de Juan José Saer, un escritor
que se preparaba mucho pero que una vez que se lanzaba a escribir corregía
poco. Borges está en el otro extremo: no hay trabajo previo, sino que los
cuadernos y manuscritos son campos de posibilidades.
¿Siguen latentes en los textos las alternativas que quedaron
afuera?
Creo que sí. En el manuscrito de "El jardín de senderos
que se bifurcan", cuando Stephen Albert comienza a hablar con Yu Tsun de
las bifurcaciones en el tiempo y señala que en otras dimensiones temporales
están los mismos personajes pero en otras circunstancias que coexisten,
aparecen muchas posibilidades adicionales. Borges dijo de manera muy enfática
que no hay sino borradores, que la página perfecta no existe.
¿Qué es el Centro Borges de la Universidad de Pittsburgh?
Iván Almeida y Cristina Parodi lo fundaron en 1995 en
Dinamarca. Cuando se jubilaron, en 2005, me propusieron dirigirlo. El Centro
Borges se mudó de Aarhus a Iowa, donde yo estaba, y en 2008 se mudó a Pittsburgh.
Dirijo la revista Variaciones Borges desde 2006 y hemos publicado varios
libros, como el tratado filosófico del padre de Borges y un ensayo fascinante
del cubano Alfredo Alonso Estenoz. Luego empezamos a publicar ediciones
facsimilares de manuscritos, con transcripciones tipográficas que hizo María
Celeste Martín. Tenemos tres libros publicados sobre los manuscritos: uno de
poemas, de 2018; el de ensayos, de 2019, que tiene un ensayo inédito de Borges
sobre Gustave Flaubert, de 1952, y el que acaba de salir es una edición de
cuentos.
¿En los manuscritos aparecen las letras de otras personas?
Sí, en especial la de su madre. En el reverso del manuscrito
del ensayo de Flaubert, con más de doscientas notas y referencias, está
"Milonga para Jacinto Chiclana", que Borges le dictó a su madre.
Habrá guardado el cuaderno en el armario bajo llave que doña Leonor Azevedo
tenía en su casa y trece años después le habrá pedido a su madre que copiara
ahí lo que iba a dictarle.
¿Cómo fue trabajar con el epistolario de José Bianco para la
edición de Eudeba?
Fue un trabajo de varios años. Tuvimos que recopilar las
cartas de los destinatarios con María Julia Rossi, y contamos con la
colaboración de Eduardo Paz Leston. Fui muy amigo de Bianco, traduje Sombras
suele vestir y Las ratas al inglés en los años ochenta. Lo traté mucho, igual
que a Silvina Ocampo. Personas muy queridas. Silvina, con un aura de misterio y
seducción; me fascinaba su literatura y también su persona. Bianco fue muy
generoso conmigo y me abrió muchas puertas, igual que Enrique Pezzoni. A ellos
dos les dediqué ¿Fuera de contexto? Referencialidad histórica y expresión de la
realidad en Borges , donde investigo el modo en que en la obra de Borges la
realidad aparece tratada con cierta distorsión o desplazamiento de datos reales
hacia la ficción.
¿Robert Louis Stevenson es un precursor de la obra de
Borges?
En la Universidad de Princeton, Sylvia Molloy me sugirió el
tema para una investigación más profunda. Luis Andrés Murillo ya me había
introducido a la obra de Borges. Nadie creía que Stevenson fuera de verdad
importante para Borges. Lo que argumento es que las estrategias narrativas de
Stevenson, como no contar la interioridad de los personajes sino sus gestos,
sus acciones, tienen mucho que ver con las propuestas que Borges hizo en sus
ensayos "El arte narrativo y la magia" y "La postulación de la
realidad".
¿No se le debe a Borges una edición crítica de sus obras
completas en la Argentina?
Estoy de acuerdo. Es un trabajo de equipo que puede llevar
cincuenta años, pero que debe iniciarse. Se tiene que seguir un orden
cronológico estricto, que privilegie las primeras versiones y especifique las
referencias. Borges es el tipo de escritor que se merece un trabajo de esa
magnitud.
¿Por qué lo entrevistamos? Porque es un especialista en la
obra de Jorge Luis Borges, que investigó en profundidad los manuscritos de este
autor
Biografía: Daniel Balderston nació en Berkeley, Estados
Unidos, en 1952. Dirige el Centro Borges de la Universidad de Pittsburgh y la
revista Variaciones Borges. Estudió en la Universidad de California y se
doctoró en Princeton. Académico Correspondiente de la Academia Argentina de
Letras, su último libro es How Borges Wrote.
Fuente: La Nación
- 14 de marzo de 2020
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