Hadis es un admirable
investigador y especialista en el autor de "Ficciones". Lleva
publicados, entre otros, los libros "Literatos y excéntricos",
"Siete Guerreros Nortumbrios" y "Oesterheld, más allá de
Gelo".
Por Máximo Soto
Hace un década Martín Arias y Martín Hadis, que se habían
conocido en la secundaria, lograron la proeza de recuperar las lecciones sobre
literatura inglesa que dictó Jorge Luis Borges en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires, en un aula de un edificio de la calle
Florida. Supieron mantener el estilo, la cadencia de la particular forma de
hablar de Borges, su habitual arborescencia que lo llevaba a enriquecer sus
dichos con poemas, historias y anécdotas. La reaparición de “Borges profesor”
(Sudamericana) nos impulsó a dialogar con Martín Hadis, dado que Arias vive
actualmente en España. Hadis es profesor, licenciado en sistemas, master of
science en el MIT, estudió literaturas germánicas medievales en Harvard, y es
un admirable investigador especialista en Borges, lleva publicados, entre
otros, los libros “Literatos y excéntricos”, “Siete Guerreros Nortumbrios” y
“Oesterheld, más allá de Gelo”.
Periodista: Si ni usted ni Martín Arias, con quien escribió
“Borges profesor”, no estuvieron en alguno de los cursos que dictó Borges sobre
Literatura Inglesa, ¿cómo consiguieron los textos de sus clases?
Martín Hadis: Cuando Borges enseñaba Literatura Inglesa en
la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA no habíamos nacido. Con Martín
Arias fuimos compañeros en el Nacional de Vicente López. Llegamos a las clases
a través de los apuntes de un familiar de Arias que había cursado con Borges.
Sumamos hasta tener todos los apuntes de las clases, pero no el listado de los
alumnos. Hubiera sido fantástico tenerlo para poder entrevistarlos.
Lamentablemente no había un solo nombre. Las clases debían de circular
mimeografiadas. Son transcripciones hechas a partir de grabaciones. Pero los
que desgrababan no sabían alemán, ni inglés, ni nórdico antiguo. Los nombres de
los autores y los títulos de los libros estaban mal. Cada vez que Borges
recitaba en algún idioma que no fuera el castellano ponían “recitación
expurgada”, y estaban apiñados los comentarios que hacía. Entonces había que
buscar cuál era la obra original, el poema que citaba y luego intercalarlo con
sus comentarios.
P.: Así consiguen recuperar parte de los cursos que dio
Borges…
M. H.: Parte no, es el curso entero.
P.: ¿No faltan las clases sobre Shakespeare?
M. H.: No, no falta nada. Cada año variaba el curso, “si no
me aburro diciendo siempre lo mismo”, decía. Por ahí ese año no habló de
Shakespeare, sería la explicación más simple. Otra es que decía que Shakespeare
era tan dramático que parecía un escritor italiano, y por tanto era para otro
curso. Lo sentía como ajeno al canon. “El teatro por ese tiempo era un género
subalterno”. A la vez tenía una actitud reverencial con Shakespeare, como con
el “Martín Fierro”. En “Borges profesor” está el curso entero. El de ese
cuatrimestre.
P.: Algunos amantes de la literatura seguidores de Borges se
colaban en sus clases...
M. H.: Borges comentó: “Yo sé, o más bien me dicen, yo no
puedo verlo, que mis clases se llenan cada vez más de alumnos, y que muchos no
están ni siquiera inscriptos en la materia. Deberíamos suponer que quieren
oírme, ¿no?”. Decía: lo que hago es presentar amigos a mis alumnos; amigos son
los autores que a él le gustan. Descreía de las escuelas literarias. Es el
escritor, su obra y los que lo rodean. Cuenta anécdotas, hace literatura, se
justifica con evidente placer: “Se me perdonará esta digresión pero la historia
es hermosa”. Enseña: solo se puede ser inevitablemente contemporáneo, no hace
falta esmerarse. “Borges profesor” es una máquina del tiempo, lleva directo a
ése aula. Se es un alumno más que se sobresalta con lo genial inesperado, por
caso la detallada comparación de los guerreros de Beowulf con los compadritos
del Bajo.
P.: Ustedes lograron registrar el tono enjundioso,
vacilante, reflexivo de Borges.
M. H.: Le agradezco el elogio pero no es nuestro mérito, nos
limitamos a hacer una transcripción. En todo caso teníamos muy presente la
cadencia de su decir. Y el que estaba muy contento con las clases. Su
postulación a profesor titular de Literatura Inglesa fue de una sola línea:
“Sin saberlo, me he venido preparando para este cargo a lo largo de toda mi
vida”. Hasta “Borges profesor” sólo estaba un libro finito que publicó la
desparecida editorial Columba, la “Introducción la literatura inglesa” que hizo
con María Esther Vázquez.
P.: ¿Por qué en sus tres libros sobre Borges elige
estudiarlo por temas laterales?
M. H.: Busco recorrer senderos no transitados. Llego a
Borges por cuestiones biográficas. Mi abuela, Ana Rosa de Genijovich, era
profesora de inglés y de literatura inglesa en la UBA. Su mentor fue Henríquez
Ureña, y una de sus mejores era Ana María Barrenechea, que fue la primera en
hacer una investigación académica sobre Borges. En ese ambiente supe de libros,
de inglés y de Borges. Me hago preguntas. Tratar de saber qué esconde la
enigmática lápida de Borges en el cementerio de Plainpalais con los versos que
repetía antes de morir, me llevó a una investigación que dio como resultado
“Siete Guerreros Nortumbrios”, ve en un poema bélico en el origen de la poesía
inglesa el tema del coraje, de “mantenerse erguido y no temer”, y la batalla de
La Verde donde muere su abuelo, el coronel Borges. Los ancestros ingleses de
Borges me llevaron a descubrir los “Literatos y excéntricos” que están en sus
raíces. Así como Borges trabajaba desde los márgenes, yo trato de encontrar a
Borges desde sus aspectos laterales que terminan siendo centrales, que me
explican quién es Borges, de dónde proviene el mandato de ser escritor.
P.: ¿Ahora que está escribiendo?
M. H.: Primero un dato, no me he limitado como un
especialista académico en Borges, prueba de eso es la recuperación de los
relatos de ciencia ficción de H. G. Oesterheld en “Más allá de Gelo”. Ahora
estoy trabajando en un libro sobre Borges y el viejo Buenos Aires, y tengo
ganas de hacer algo sobre Borges y el inglés antiguo. Aparte, tengo casi listo
un libro de cuentos míos.
Fuente: Ámbito
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