Con una torre de 18 metros, desde donde se puede apreciar
una vista panorámica, y un nuevo resto bar, fue reabierto el parque en honor al
célebre escritor argentino.
“Abrimos las puertas de nuestro bosque con un carrito de
comidas y bebidas junto a la laguna del parque, para poder visitar la torre y
almorzar o tomar algo en el Laberinto”, comentó a Télam Ignacio Aldao, miembro
de la familia impulsora de esta obra cultural en el sur mendocino.
La nueva propuesta turística de San Rafael estrenó este fin
de semana una gran torre de hierro, espacio aéreo del lugar a modo de moderno
mangrullo que permite, desde sus 18 metros de altura, observar los senderos de
100 por 70 metros y disfrutar del diseño creado por el inglés Randoll Coate.
Desde allí, rodeados de añejos árboles, el sonido de los
pájaros y prolíficas vides, se ubica el laberinto de casi dos hectáreas hecho
con 8.000 arbustos Boj (cerco inglés siempre verde), que visto desde el aire
forma, a modo de homenaje, el apellido en espejo de uno de los máximos
intelectuales argentinos: Jorge Luis Borges.
Los arbustos fueron plantados en 2003 a partir del diseño de
Coate, quien soñó y dibujó un recorrido con el nombre completo de Borges y las
iniciales M y K, por María Kodama, un bastón en la curva que hace la J de Jorge
y un reloj de arena.
“Aunque aún no terminamos las obras de la antigua casona de
1860 pronto a convertirse en pulpería, queríamos abrir al público y que los
turistas que veranean en San Rafael puedan venir a conocer y disfrutar el
lugar”, dijo Nacho Aldao, quien comanda con su familia las obras del próximo
centro cultural cercano a la estancia familiar.
Dada la rica historia del lugar, el proyecto fue rescatar la
casona y cuidar sus originales paredes de adobe, donde pronto se le dará un
sentido cultural con un centro de interpretación, una cava para degustar los
vinos de la bodega y un lugar para comprar productos regionales y alegóricos.
El Laberinto de Borges, una obra de interés internacional,
está ubicado en el distrito de Cuadro Nacional en la finca Los Alamos, de la
familia Aldao Bombal, a diez kilómetros del microcentro de San Rafael, y fue
diseñado en base a una idea de la fallecida escritora Susana Bombal y Coate
(ambos amigos de Borges) y retomada por Camilo Aldao, también fallecido, y
luego seguido por sus hermanos y su padre.
Entre los planes inminentes que se sumarán a la pulpería, se
habilitará otro laberinto en un cañaveral para que jueguen los niños, una
terraza con living bajo carolinos, un microcine donde se reseñará la historia
del lugar, un pequeño museo y un área de servicios con sanitarios.
“La idea es que la gente vaya y disfrute el sitio
conectándose con el lugar desde lo literario”, señaló Carolina Aldao, cuidadora
y regadora empedernida de esos arbustos que hoy crecen fuertes en ese gran
croquis tupido y verde.
Susana Bombal, su tía abuela, era una escritora muy amiga de
Borges, quien visitó el lugar en varias ocasiones y juntos sembraron una gran
amistad, que hoy gracias al impulso de las nuevas generaciones de la casa quedó
sellada en el parque.
En arquitecto Horacio Márquez, especialista en construcción
ecológica, explicó que la antigua casona tiene típicas características cuyanas
con galería al norte y pequeñas ventanas al sur, y fue prácticamente recuperada
en su totalidad y reforzada con técnicas modernas que permiten darle la
seguridad necesaria a la edificación con cabreadas de madera.
Fuente : Telam
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