martes, 14 de noviembre de 2017

Borges es el escritor latinoamericano más traducido al mandarín




Hasta hace pocos años, no estaba del todo claro entre los hispanistas chinos cuál era el autor latinoamericano más traducido al mandarín, ni tampoco qué país de la región era el que tenía mayor presencia en China en el campo de las letras.

Escribe: Juan Manuel Cortelletti (*)

Sí se sabía que "Cien años de soledad" era la obra más célebre y vendida, y que Jorge Luis Borges había alcanzado una ascendencia inédita entre los intelectuales locales. Lo demás era especulación o consideraciones parciales, no siempre coincidentes.

La doctora en letras Lou Yu, traductora de Ricardo Piglia y una de las principales expertas en literatura hispanoamericana de China, resolvió la polémica con datos duros. En 2016, en ocasión del Año del Intercambio Cultural China-América Latina, relevó todos los libros latinoamericanos traducidos al chino y efectivamente publicados desde octubre de 1949, fecha fundacional de la República Popular.

El resultado es alentador para los argentinos: con 115 libros, nuestra literatura es la más traducida en términos generales, y Borges quedó en primer lugar como autor individual, con sus obras completas ya publicadas. Cortázar y Bioy Casares siguen al autor de Ficciones en el ranking, mientras que otros países cuya literatura alcanzó gran visibilidad son Chile, Colombia, México y Perú, con Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Octavo Paz y Mario Vargas Llosa como figuras destacadas.

Un dato de interés adicional es la diversidad de escritores argentinos disponibles: además de los ya mencionados, los chinos pueden leer en su idioma a José Hernández, Ricardo Güiraldes, Manuel Puig, Ernesto Sábato, César Aira, Guillermo Martínez y Andrés Neuman, entre muchos otros.

Lou Yu concluyó en su investigación -en proceso de traducción al español-, que el verdadero auge de la literatura latinoamericana en China se dio recién a partir del año 2000: de un total de 714 libros publicados, 355 se editaron en el siglo XXI. Esto responde, según la experta, a que entre 1949 y 1978 primaba el concepto de "afinidad ideológica", por lo que las obras traducidas eran de fuerte contenido anticapitalista; en 1979 y hasta 1999, con el proceso de reforma y apertura de China, el campo editorial se profesionalizó y la selección comenzó a basarse en la calidad literaria.

Y el boom actual, finalmente, responde a factores como el estrechamiento de las relaciones sino-latinoamericanas y el crecimiento exponencial del estudio del español en todo el país (ya hay 82 universidades chinas que ofrecen licenciaturas en filología y literatura hispánica).

Las obras de nuestros autores contienen elementos culturales de valor que trascienden a los propios libros. Difundirlas es también una manera indirecta de promocionar el cine, el tango, el arte en general e incluso el turismo. La literatura porta además nuestra idiosincrasia: para decenas de millones de chinos quizás sea una puerta de entrada para conocer (imaginar) a la Argentina y a los argentinos.

El factor Borges arrastra y facilita la tarea. El interés de los chinos por su obra no deja de asombrar y tal vez se explique por la curiosidad sin límite que los caracteriza o por su notable tendencia a la erudición.

La gravitación de lo oriental en su obra -desde una aproximación poética-, y la tensión filosófica general que atraviesa sus textos pueden explicar la predilección de los lectores locales por Borges; en general, los chinos eligen "El jardín de los senderos que se bifurcan", "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" y "El Aleph" como sus piezas favoritas debido a su ambigüedad, misterio intelectual y profundidad.

Tan local y universal a la vez, Borges genera repercusiones extraordinarias. En Beijing, una alumna universitaria de español le dijo hace unos meses a su profesor de literatura (de nacionalidad argentina) que había comprendido mucho mejor la religión de su familia a través del libro que le había recomendado el docente. El título en cuestión: "Qué es el budismo", de Jorge Luis Borges y Alicia Jurado.

Como parte del fenómeno, el autor argentino se convirtió también en objeto de consumo de los fanáticos. Una importante librería de la capital china, entre otros souvenirs, vende a sus clientes remeras negras con una frase en caracteres chinos blancos que dice: Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca, Jorge Luis Borges.

(*) Consejero cultural de la Embajada Argentina en China.

Fuente : Diario Jornada

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