Honoria Zelaya de
Nader rastrea en un libro de su autoría las huellas de las lecturas de infancia
del autor de “Ficciones”. Prólogo de Pedro Barcia.
- ¿Algunas pistas?
- Las encontramos en sus Prólogos y Epílogos, en sus
ensayos, en sus cuentos, en sus poemas, en sus conferencias, en sus trabajos
periodísticos. Un ejemplo es el Prólogo del libro ‘Evaristo Carriego’: “pero quienes
poblaron mis mañanas y dieron agradable horror a mis noches fueron El bucanero
ciego de Stevenson, agonizando bajo las patas de los caballos y el traidor que
abandonó a su amigo en la luna, y el viajero del tiempo que trajo del porvenir
una flor marchita, y el genio encarcelado durante siglos en el cántaro
salomónico”.
- El capítulo “La infancia como sujeto literario”está
centrado en el cuento “El Aleph”. ¿Por qué?
- Porque el personaje que estructura la diégesis es un niño.
El niño más relevante quizás de la literatura argentina. Con pocas palabras,
con pinceladas precisas y altamente simbólicas, con la maestría que le es
propia, Borges se acerca, mira y define la infancia. Ese niño tiene las
potencialidades de la imaginación, de los sueños, y de las alas para transponer
la realidad y reconstruir mundos. Es un niño el que descubre el aleph.
- En su selección del imaginario infantil de Borges aparecen
los antepasados militares, gloriosos. Pero uno no se imagina a un Borges niño
jugando a los soldaditos. ¿Hay huellas de los juegos de infancia de Borges,
aparte de la lectura?
- Existen huellas. No las he incluido en este libro, pero
vale compartir la que registra Nicolás Helft en “Borges: Postales de una
Biografía”, de una entrevista a la madre de Borges: “Bueno ahora le voy a
contar un cuento que es… en fin… -un poco shockimg- pero que da la idea de lo
que era el Chico. Georgi no quería sentarse a hacer sus… cosas en el wáter. No
quería sentarse tampoco en el bidet.
-Entonces ¿Dónde te vas a sentar? -le dije un día.
Había unas latas de galletitas muy grandes, cuadradas, que
arriba tenían un agujero… Bien, él eligió eso. Entonces se sentó y dijo:
-Estoy en el trono de la noble igualdad.
Era tan gráfico, era tan cierto… que yo me quedé con la boca
abierta”
- ¿Existen anécdotas de cómo vivio él la lectura de Alicia,
de La isla del tesoro, de los cuentos de Kipling, del Quijote, cuando fue niño?
- Existen. Cuenta Alicia Jurado en “Genio y figura de Jorge
Luis Borges” que al pequeño no le gustaba ningún juego de destreza fuera del
diávolo, pero que le atraía representar con su hermana Norah escenas tomadas de
los libros y que además le gustaba jugar al perseguidor y el perseguido. Ya en
los juegos de niño “buscaba”, como lo haría más tarde repetidas veces en sus
cuentos de adulto.
Fuente: La Gaceta Tucuman
Foto de INéS QUINTEROS ORIO
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