Lo afirma el
penalista Alejandro Poquet, que defendió su tesis doctoral explorando la
relación entre la literatura borgeana y el derecho y las piezas de nuestra
sociedad que allí subyacen
Por José Luis
Verderico
Una larga y minuciosa pesquisa permite al abogado Alejandro
Poquet afirmar la existencia de un Jorge Luis Borges criminólogo que trasciende
las facetas metafísicas y filosóficas universalmente identificables en su
infinita obra literaria. Indicios criminológicos en la obra de Jorge Luis
Borges. El cuestionamiento literario al positivismo de la criminología lleva
por título la defensa final de su tesis doctoral, presentada en la Facultad de
Derecho de la UNCuyo frente a especialistas en leyes, académicos, docentes y
profesionales.-¿Qué vínculos encontró entre literatura y derecho en Borges?-Una
de las principales metas de este trabajo de investigación fue mostrar la
posibilidad de un Borges criminólogo. Es una posibilidad nueva. Se ha hablado
de distintos Borges: crítico, polemista, filósofo, científico, medievalista. Su
pensamiento y su literatura han sido tan ricos y tan complejos que permiten
explorar diversos perfiles. Sin embargo, advertimos que no se había estudiado
la posibilidad de un Borges criminólogo. Entonces, trabajamos toda la obra de
Borges desde ese ángulo, para ver si había indicios criminológicos, es decir
los temas que hacen a un saber criminológico, que en realidad tienen que ver
con la seguridad pública y preocupan a toda la sociedad. Desde una alta
literatura Borges, sin dudas, logra aportar al saber jurídico y criminológico.
Existe un Jorge Luis Borges criminólogo en su obra literaria.-¿Cuáles son esos
elementos?-El primer hallazgo fue descubrir que efectivamente podemos hablar de
modo legítimo de un Borges criminólogo porque habla de la ciudad, que tiene que
ver con la criminología. Uno debe tener una idea de ciudad pero,
lamentablemente, los criminólogos y los pensadores no piensan la ciudad. Por
eso sostengo que es muy difícil pensar en una ciudad segura sin pensar en el
diseño de una ciudad. Y Borges, sabemos, saben todos los que han frecuentado su
obra, da vuelta en torno de Fervor de Buenos Aires (su primer libro de poesía,
publicado en 1923) y un determinado tipo de ciudad. Otro elemento es el tema
del orden: Borges es un obsesivo y lo busca en todos sus textos, en sus
ficciones. Ya en lo esencialmente penal y criminológico, Borges está atravesado
por el delito, el crimen y el delincuente. Es más: en la literatura borgiana
hay una veta violenta que me pareció esencial. En Borges la sangre es esencial
para construir su literatura, pero no es un mero elemento del que se vale para
conmover al lector, sino porque la utiliza para plantear un orden moral
determinado. Esa forma que tiene de ver el crimen, que lo coloca a la altura
del misterio, cuando dice que el delito es tan misterioso como la vida. Borges
toma partido por el crimen, habla de éste y del sujeto delincuente, y eso ya es
criminología y derecho penal puro.-También aparecen la policía y la
cárcel...-Borges habla de la policía e incluso tiene una visión crítica.
También habla de la cárcel, que es un arquetipo de sus famosos laberintos,
según la investigación para la tesis doctoral. Borges, en su último año de
vida, asistió al juicio a las Juntas Militares y en un ensayo publicado en
España escribió que "la cárcel es infinita: el que sale no sabe que sigue
adentro y los que estamos afuera es como si lo estuviéramos", y ése es un
concepto criminológico muy importante, que también está en su obra. -Hable del
análisis de "Seis problemas para don Isidro Parodi", relatos
policiales publicados en 1942 con Adolfo Bioy Casares.-Si bien es una sátira,
la primera lectura remite al humor. Con Bioy Casares están jugando,
divirtiéndose. Borges hace literatura porque está haciendo filosofía, está
haciendo metafísica. La única finalidad y justificación de todos los males es
la metafísica, dice. Entonces, cuando hace estas parodias de la Argentina está
diciendo algo: mete en una cárcel al pobre Isidro Parodi siendo inocente por
culpa de la policía, que le armó una causa para meterlo preso, y este es un
gran dato criminológico. Así, Parodi, en la cárcel, constituye lo que en criminología
es el manual del buen preso, que se porta bien, que cumple mecánicamente todos
los ritos que establece el orden carcelario y que va a salir cuanto antes, pero
de ahí a la resocialización hay un paso muy importante. Parodi, por tantos años
de estar preso injustamente, pierde esta conciencia cívica, pierde sus sueños,
pierde la esperanza en la Justicia y deja de creer en ella como parte del
Estado, porque Borges creía en la menor intromisión posible del Estado en la
vida del individuo. En esta obra también hay una crítica a la Justicia, al
castigo y al manual del buen preso.-¿En "Emma Zunz", de 1948, también
hay criminología?-Es una gran crítica a la Justicia, que no sale bien parada y
aparece como burocrática. Ya en los casos de Isidro Parodi el juez aparece como
un convidado de piedra siendo que todo comenzó con una causa armada. En los
cuentos de cuchilleros de Borges, el juez de paz es cómplice de la policía en
perseguir y acosar al malevo. Y también aparece la moderna técnica del litigio
oral, que estamos viendo actualmente en las audiencias con los nuevos códigos
procesales: los abogados tenemos que aprender a argumentar y a persuadir frente
a un jurado popular o a un ciudadano común, y dejar de hablar de una manera tan
oscura y críptica. En Emma Zunz, Borges introduce el tono en la verdad, cuando
la protagonista, acusada del homicidio de un hombre, se defiende a través de un
relato.-¿Había antecedentes de investigaciones acerca del Borges
criminólogo?-Hay mucho Borges detectivesco y policial, pero no criminólogo.
Esto me lo confirmó María Kodama, su viuda.
Fuente: Diario Uno
- Mendoza
No hay comentarios:
Publicar un comentario