El maestro, en la puerta de su casa de Adrogué donde iba a
pasar los veranos. El escritor siempre dejó bien claro su amor por la
localidad.
La fábrica de pastas
Prato que elegía el gran escritor es un ícono del Sur del GBA. Cuatro
generaciones de "una familia de tanos pusieron todo para sostenerla.
Erik Gómez
Los barrios están llenos de historias, costumbres y
vivencias. Pero también los identifican los sabores, los olores y las
tradiciones gastronómicas que miles de vecinos han podido disfrutar durante
décadas. Adrogué no escapa a esta generalidad, y en Esteban de Adrogué 1061
tiene su reducto histórico, el lugar de los sabores eternos: es la fábrica de
pastas “Prato”, que cumple 80 años alimentando y arrancando sonrisas de placer
a todos los vecinos.
Desde 1939, “Prato” es sinónimo de tradición gracias a los
hermanos Francisco y Mauricio: el primero era integrante de la Marina y el
segundo trabajaba en una fábrica de pastas con cama adentro, en Banfield.
Con la idea de su madre Juana, los hermanos decidieron
emprender este “sueño” con el fin de reunir a la familia y comenzaron de una
manera muy precaria, realizando pastas a mano en hornos de barro y con pocas
maquinarias. Sin saberlo, la familia Prato estaba creando un nombre y una marca
en las calles adoquinadas de Adrogué que sobrevive en la actualidad con mucho
orgullo, amor y dedicación por la cocina.
Hoy Cristian Prato -chef y actual encargado del histórico
emprendimiento- y su hermano Marcelo -lo asesora en materia de finanzas-
conforman la cuarta generación en llevar adelante el sueño de esta “típica
familia tana”.
“Es un honor enorme. Que cada uno te vea caminando y que le
generes hambre y le recuerdes a los padres y a los sabores antiguos es algo
superlativo”, cuenta Cristian.
Actualmente, la antigua fábrica se destaca además por la
elaboración de pascualinas, tartas y empanadas, y toda clase de pastas largas y
rellenas.
Según Prato, los “favoritos” de los vecinos son los ravioles
de pollo y jamón crudo deshuesado, hechos de “una manera tradicional y especial
que lo hace único para el público”. Además, el servicio de rotisería ofrece un
variado número de platos y minutas en las que lo fresco de los productos marcan
una diferencia.
Una de
las características de Prato es la popularidad que alcanzó a lo largo de estas
ocho décadas, ya que además de vecinos y gente de otros barrios del Sur, las
delicias que fabrican en sus máquinas llegaron a oídos y paladares de famosos.
Uno de ellos fue ni más ni menos que Jorge Luis Borges, un amante reconocido de
Adrogué, quien afirmó que cada vez que en los veranos venía en busca de la
sombra de los árboles del barrio lo primero que hacía era “ir a la iglesia San
Gabriel y a Prato a comprar ravioles de pollo”.
Esto fue confirmado a través de la transmisión oral de
abuelos y padres, que dieron fe de haberlo recibido. Además, el local fue
visitado por Dolores Fonzi, Lizy Tagliani, Axel, el ex jugador de futbol Jorge
Carrascosa y muchos otros. “Vienen porque les recuerda a sus padres y siguen
esa secuencia, de seguir acercándose, cuando pueden tomarse un respiro”,
asevera Cristian.
Prato reflexiona: “Nos siguen eligiendo por calidad,
cantidad, buena atención, la amplitud de horario y la gran oferta de productos
que tenemos. La realidad es que nos aggionarmos al barrio porque ahora tiene
una gran actividad comercial en horarios donde antes se dormía la siesta”.
Fuente: Clarin Zonales
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