Mezquita Al Amr. Cairo actual.
Cuatro referencias tan diferentes quedan unidas
inexorablemente en un círculo, un pequeño laberinto de esos por los que Borges
sentía fascinación y en los que gustaba enfrentar al hombre al caos y a la
realización de si mismo.
¿Qué une estas cuatro referencias? Pasemos a describir a los
protagonistas:
Comencemos por Aleph,
Alef, Alif: Esta podría ser la letra con mas linaje,
figura en los alfabetos Fenicio, Hebreo, Arameo, Siriaco, Árabe, Griego, Latino
y Cirílico; Pero Aleph (en el futuro) no es sólo una letra es algo
especialmente venerable desde el inicio de los tiempos. Cada alfabeto contiene
sus misterios, sus secretos, su poesía y ¿Por qué no, su leyenda?; cada letra
tiene su potencia creadora. Si tuviéramos que elegir algo que para todos
tuviera un especial significado común, posiblemente sería esta letra. En el
alfabeto hebreo se considera Aleph como símbolo de la unidad, de la
individualidad y del poder de Dios, comprende en sí misma la esencia del
alfabeto completo, es símbolo del Eterno Infinito o Ein Sof y es (entre otras
muchas cosas que no citaré en aras de la brevedad) la primera letra del
Decálogo o Diez Mandamientos del Sinaí y por tanto tiene carácter divino.
Pero por Aleph esotéricamente también se conoce un punto que
contiene todo el Universo y todas las dimensiones, un punto que contiene todos
los lugares del orbe vistos desde todos los ángulos y que Borges en la obra del
mismo nombre define mas físicamente como “una pequeña esfera tornasolada de
casi intolerable fulgor, como de dos o tres centímetros”.
Sir Richard Francis Burton (1821-1890) personaje
multifacético de su época: escritor, explorador, místico, diplomático y
aventurero tuvo una vida apasionante. Desde la búsqueda de las fuentes del Nilo
hasta convertirse en el primer occidental que disfrazado, peregrinó a la Meca y
Medina visitó los Sagrados Lugares musulmanes y murió como auto - declarado
sufí. Más popular hoy en día como autor de una misteriosa cita referida a la
mezquita de Amr en el relato El Aleph de Borges que, incluso por su búsqueda de
las fuentes del Nilo, su traducción de las 1001 noches o por su prolífica
carrera.
Una breve referencia a la mezquita del Al Amr:
La primera mezquita llamada de Ibn al As se contruyó en el
año 642 como centro de la recién fundada capital de Egipto, Fustat, que hoy ha
quedado anexionada a El Cairo formando parte del centro histórico. La mezquita
fue construida por y en honor del general Amr bin Al As, conquistador musulmán
de Egipto. Según la leyenda, una paloma puso un huevo en la tienda de su
campamento. Amr lo interpretó como de buen augurio y declaró sagrado el sitio
donde la paloma había depositado el huevo. Cuando volvió victorioso tras
conquistar Alejandría, ordenó a sus tropas instalar el campamento alrededor de
dicho lugar donde construyo la primera mezquita islámica que posteriormente fue
demolida (698) y reconstruida (711),
ampliada en 750 y 791 y adquirió sus proporciones actuales en 827, como
curiosidad la última restauración tuvo lugar en 1980 financiada en su totalidad
gracias a la generosa aportación de un anónimo y único donante.
La dirección de la Mezquita es en Sidi Hasan Al anwar –
barrio de Fustat – El Cairo. Está
abierta en horas fuera de oración y hasta nuestros días es conocida como
mezquita de Al Amr.
De la información anterior sobre la Mezquita, la parte que
vamos a seleccionar son las columnas; son columnas, procedentes de templos
romanos y bizantinos y por tanto reutilizadas y concretamente me referiré a una
de las que rodean el patio central, esa columna es el hilo conductor de este
artículo y por tanto lo que une todas las partes.
Atribuida a Sir Richard F. Burton pero recogida en el relato
citado de Borges “El Aleph” publicado por vez primera en 1949, se encuentra la
siguiente manifestación:
. (…) ”Los fieles que concurren a la mezquita de Amr, en El
Cairo, saben muy bien que el universo está en el interior de una de sus
columnas de piedra que rodean el patio central… Nadie, claro está puede verlo,
pero quienes acercan el oído a la
superficie, declaran percibir, al poco tiempo su atareado rumor”.
Evidentemente Borges apoyándose en las experiencias o mejor,
conocimientos del Capitán Burton nos señala la existencia de un Aleph situado
en una de las columnas de la Mezquita, no dice en cual ni señala ubicación
orientativa. Salvo por estas citas en la
documentación consultada sobre la Mezquita nada esotérico ha sido publicado,
salvo la mención que nos ocupa, lo que no significa que no exista.
Personalmente no descartaría una manifestación de aceptación
divina de la obra humana, digamos en este caso la construcción de la
Mezquita, materializada en algún
fenómeno misterioso, aparentemente incomprensible. La aparición de un Aleph en
un sótano de la Calle Garay de Buenos Aires, donde lo sitúa Borges en principio
no parece tener más sentido que el novelesco, pero la manifestación en un
templo no debería descartarse.
En otro plano de cosas, pero siempre relacionadas, la
fascinación obsesiva de Newton por
que las dimensiones del Templo de Jerusalén respondían a un criptograma
del Universo y que su solución le acercaría al pensamiento divino o la teoría
de que la Biblia constituye un gigantesco crucigrama lleno de claves y
predicciones. El film “Pi” de Darren Aronofski que refleja el intento mediante
un programa informático de conseguir el Nombre de Dios supuestamente perdido en
la destrucción del Segundo Templo. Son clásicos intentos, especulaciones que de
alguna manera podrían tener sentido, el tema de la conexión entre lo divino y
lo humano está presente discreta pero continuamente entre nosotros. quizás…¿parcialmente
velada?.
Finaliza el relato de Borges y este articulo con una nueva
reflexión: Dice Borges “¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra? – Yo
diría que sí, pero, quizás, no con la descripción que posiblemente él
aporta- ¿Sería observable el fenómeno
por todo el mundo? – Posiblemente No. La piedra puede tener la clave y ser
vehículo y sentido de muchos misterios. Los Mandamientos se realizaron en
piedra, menciones a la piedra angular, la piedra de mi Iglesia, la piedra
bruta,… son frecuentes en Escrituras y creencias. ¿Pretende Borges mediante
alegoría comunicar que el hombre es la columna del Templo que comunica el Cielo
y la Tierra?
La frase de André Bretón fundador del surrealismo: «Todo
induce a creer...» data de 1930. Alcanzó un éxito extraordinario. Todavía hoy
se la cita y comenta sin cesar. Y es que, en efecto, uno de los rasgos de la
actividad del espíritu contemporáneo es el interés creciente por lo que se
podría llamar: el punto de vista más allá del infinito.
En primera instancia, Vayamos a Egipto a la mezquita de
Amr a
buscar y con suerte escuchar la columna y comprobémoslo.
Fuente : Web Islam
Gracias por el Articulo
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