El momento de relax
de la lectura, y del sumergirse en una historia que -aunque sea por unos
instantes- a uno lo abstraiga de la realidad, tiene como maridarse.
“El vino, como los cuentos, se
deja apreciar por capas. A medida que transcurre el tiempo se va mostrando más
atractivo, como sucede con las páginas de un libro”, dice Marcelo Pelleriti,
enólogo.
Un descorche, y a volar. El vino es una bebida de rituales. Y
entre ellos, la lectura es uno que le sienta muy bien. Porque, como los
cuentos, el vino también tiene sus variantes de tonos intensos, suaves,
románticos y amenos. A continuación, siete relatos para maridar con distintos
cortes de vino. “El vino, como los cuentos, se deja apreciar por capas. A
medida que transcurre el tiempo se va mostrando más atractivo, como sucede con
las páginas de un libro”, dice Marcelo Pelleriti, enólogo. La guía de lectura
que aconseja para empezar a vivir el verano.
“Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo”
Así comienza el primero de los recomendados: “El mundo”, de
Eduardo Galeano. Menos de 1000 caracteres conforman esta historia reflexiva,
como la mayoría de los textos que salieron de la pluma de Galeano. “Es uno de
mis cuentos favoritos. Por eso, si tengo que elegir cómo acompañarlo, elijo
hacerlo con un vino especial, en este caso, de mi propia elaboración: un
Marcelo Pelleriti Wines Cabernet Sauvignon. Así como el vino, este es un cuento
que me emociona. Ambos son experiencias a las que quiero volver”, dice
Pelleriti.
“En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño”
“El almohadón de plumas”, de Horacio Quiroga, es una
historia de ternura y horripilantez, que necesita ser acompañada para superar
el trago amargo que deja el final. “El suspenso que genera, en mi opinión,
puede ser acompañado con un Brut Nature, porque, como el cuento, este también
tiene su buena tensión en boca, pero a su vez, las burbujas ayudan a relajar
esa sumatoria de adrenalina que genera al relato”, describe el enólogo.
“…la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida”
“Continuidad de los parques”, de Julio Cortázar es un cuento
corto y complejo. “Lo acompañaría con un Cabernet, por su carácter denso y
fuerte y con algo de picor. Me gusta cómo va con el clima del cuento: espeso y
complejo al caer la tarde”, dice Virginia Delgado, profesora de Literatura. Eso
tiene este relato de Cortázar que es necesario leer y volver a repasar para
después, en silencio, reflexionarlo.
“…¿Qué te ha pasado? ¿Eres tú, hijo mío? ¡Pareces leche,
pareces nieve!”
“Encontré casi su opuesto en Crisálida. Este cuento se
acompaña bien con un vino blanco, cosecha tardía, dulce pero frutado y liviano,
con tonos brillantes dorados o ambarinos. El color, quizás, es lo que me lleva
a unirlos, porque la calidez de los tonos y de los aromas contrastan con el del
relato: si bien en el cuento es verano y están en la playa, Bradbury pone en
evidencia un tema social muy fuerte como lo es el conflicto racial”, agrega
Delgado, al referirse al cuento “Crisálida”, de Ray Bradbury, uno de los
escritores del género fantástico, terror y ciencia ficción más destacados de la
literatura.
“De los
muchos problemas que ejercitaron la temeraria perspicacia de Lönnrot, ninguno
tan extraño —tan rigurosamente extraño, diremos— como la periódica serie de
hechos de sangre que culminaron en la quinta de Triste-le-Roy, entre el
interminable olor de los eucaliptos”.
Así
inicia el relato de “La muerte y la brújula”, de Jorge Luis Borges. “Para este
policial…un torrontés fresco y frutado, que amablemente pueda disfrutarse con
la adrenalina del devenir de cada crimen que va narrando el cuento, me parece
ideal”, sentencia Pelleriti. Recomienda también una variedad menos clásica,
como un Semillón, que combine bien con el relato de un escritor complejo como
lo es Jorge Luis Borges. “Es más una recomendación basada en el contraste que
en la similitud”, agrega.
“Estoy profundamente interesada en la sordidez”
Una historia de amor, en medio de un escenario de conflicto,
y de una nota en la que la mayoría de los recomendados caminan por la línea de
la tensión y el suspenso. “Para Esmé con amor y sordidez”, de J.D. Salinger es
un relato corto que muchos definen como “una de las piezas literarias más
bellas surgidas de la Segunda Guerra Mundial”. “Para este relato corto, sugiero
un vino con capas y que evoluciona en copa porque el cambio de narrativa que
tiene el cuento puede acompañarse con cada estadío que va mostrando el vino. En
ese sentido, si tuviera que hacer una recomendación, esta sería de un blend”,
aconseja el enólogo.
“Esta es la mujer más bella que he visto en mi vida”
“El avión de la bella durmiente”, de Gabriel García Márquez
es el séptimo recomendado. “Un cuento que me deja pensando. Pero que, sin duda,
creo que dada la temática -que habla de la belleza de una mujer inolvidable-,
recomendaría acompañarlo de un vino de etiqueta La Violeta. Para mí este vino
tiene una delicadeza única, que quien lo prueba no lo olvida jamás, y mucho de
eso, tiene la belleza femenina que menciona el cuento”, concluye Pelleriti.
Fuente : Revista Noticias – 29/11/2017
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