La exposición El laberinto vertical, que presenta Karina
Chechik, está basada en una idea del profesor Antonio Fernández Ferrer,
catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares y surge del deseo de
homenajear a dos grandes personalidades: el escritor argentino Jorge Luis
Borges, autor de los más famosos laberintos literarios, y el editor italiano
Franco María Ricci, quien en sus 80 años de incesante actividad cultural
también construyó un magnífico laberinto de bambú en la localidad de
Fontanellato (Parma)
Borges y Ricci se han encontrado en diferentes
oportunidades. Hoy lo hacen nuevamente a través de la obra de Karina Chechik,
quien aborda la imagen del laberinto como punto de contacto con dos
personalidades potentes e inspiradoras, que, además, condensan las bondades
culturales de sus dos patrias. En efecto, en los últimos años, Chechik se viene
desplazando incesantemente entre la Argentina e Italia. A partir de frases del
primero, y de imágenes capturadas en la edificación del segundo, Karina Chechik
erige un universo imaginario que combina la pintura, la fotografía, la
instalación y el audiovisual.
Las pinturas de Chechik recurren a la contemplación para
agudizar la intensidad del tiempo. Matizan las variaciones de color mediante
veladuras que acentúan la calma. La estructura formal cobra relevancia y hay
prácticamente una expurgación de todo elemento narrativo, a excepción de
algunas frases que aparecen cada tanto, a la manera de contrapunto literario.
La fotografía, que fuera la herramienta de su investigación primaria, subyace
en las telas y se cuela en un video que busca transmitir las atmósferas
visuales y sonoras del intrigante laberinto italiano.
En la instalación central, ubicada en el espacio de las
escaleras, Chechik realiza una operación crítica perspicaz y desafiante al
proyectar su laberinto en la altura y romper con el tradicional modelo
horizontal. Y al multiplicar los estímulos sensoriales, al integrar espacio,
tiempo, experiencia, ascensión, luz, movimiento y sonido, expande los campos en
los cuales es posible perderse. Erige un laberinto de laberintos. Explora una
complejidad que la sumerge en la imaginación borgeana, evitando quedar atrapada
en la seductora imagen pictórico-fotográfica
Fuente: Sociedad Central de Arquitectos
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