Los hacedores plantaron los árboles en honor al escritor
hace una década y para festejarlo realizaron una presentación artística. Los
muros, tupidos, ya superan el metro y medio y la idea es que se transforme en
un lugar público para la lectura y el disfrute.
viernes, 29 de noviembre de 2013
El Laberinto Homenaje al escritor Jorge Luis Borges cumplió
los diez años de su plantación en San Rafael y sus hacedores lo celebraron con
una presentación artística y el estreno del documental "Jardín de
sueños".
“Tras diez años, el laberinto se está armando solo y está
pidiendo gente. Gente que camine, gente que ande... y desde ahí vamos a entrar
en una segunda etapa para darle un lugar institucional y cultural abierto a
toda la comunidad”, indicó Carolina Aldao, hermana de Camilo (ya fallecido),
quien fuera el mayor propulsor del proyecto.
Entre viñas y frutales, en la finca que la familia posee en
San Rafael, el laberinto borgeano invita a recorrer sus pasadizos frondosos y
adentrarse en los sueños de sus creadores y visitantes.
Ahora que sus muros están tupidos y crecen a más de un metro
y medio, “la idea es generar un espacio independiente, fuera de la familia,
donde también haya libros, bancos donde sentarse a contemplarlo y un espacio en
el que se pueda tomar algo”, comentó Aldao, acerca de los varios proyectos que
circulan para esta segunda década.
El creador del diseño fue el inglés Randoll Coate, el
primero en plasmar a modo de un libro abierto este universo que condensa
ciertas obsesiones del mundo literario de Borges, y en el cual hasta se puede
leer su nombre y su apellido.
Coate y Borges (quien visitaba la finca mendocina en sus
años de juventud) se habían conocido gracias a una gran amiga del autor de
"El Aleph" la escritora Susana Bombal, tía de Carolina y antigua
habitante del lugar donde hoy asoma el laberinto.
Tras su fallecimiento, su sobrino Camilo Aldao Bombal le
contó a la viuda de Borges, María Kodama, de la existencia del diseño de Coate,
y junto a otros amigos dieron los primeros pasos para su construcción en tierra
mendocina mediante la plantación de más de 9000 plantas de boj (Buxus
sempervirens).
“El laberinto está divino pero pide gente para dar este gran
paso de lo privado a lo social y así recibir a artistas que se conecten con la
energía del espacio", contó Carolina, continuadora del emprendimiento con
sus otros hermanos.
En una superficie de casi una hectárea y dentro de lo
imaginado por Coate, los visitantes pueden encontrar allí casi todos los
símbolos borgeanos clásicos: el espejo, el reloj de arena, la cara de un tigre,
el bastón de un ciego, un signo de interrogación y hasta la cinta de Moebius.
Son senderos divididos en dos rectángulos tipo libro que
dibujan claramente el nombre de Jorge Luis Borges. Ambas partes son tal cual lo
describió el diseñador inglés: "una reflejo de la otra como si fuera un
espejo, y referencias al poeta, filósofo, erudito, ciego y visionario".
El de Mendoza fue el primero de una serie que hoy cuenta con
réplicas más pequeñas en la localidad de Tigre (frente a la Pista Nacional de
Remo) y otro abierto en Venecia, en la isla de San Giorgio Maggiore.
Al cumplirse una década de la plantación, se presentó el
jueves pasado un documental “Jardín de sueños”, de Javier Tanoira y Alejo Yael,
que cuenta la historia de este laberinto, que hoy se vislumbra bien verde y
frondoso en la finca familiar.
La exhibición al aire libre entre amigos y artistas fue
acompañada por ricos vinos mendocinos, música en vivo, la presentación de obras
literarias y montajes artísticos dentro del Laberinto de Borges.
Entre ellos, se destacó la obra en piezas cerámicas del
artista rosarino Leo Battistelli; el escultor de Mendoza, Tachuela Delia, que
presentó una escultura de dos toneladas de granito gris en la que se inscribió
en sistema braile el poema de Borges "Susana Bombal" y el escultor
Fabián Alvarez, que expuso una de sus piezas de la serie "Toros",
para referirse al mito del Minotauro.
Fuente : Los Andes Mendoza
29 de noviembre de 2013
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