Fernando Sorrentino
Una recurrente
historia de las orillas
El célebre cuento de Borges titulado "Hombre de la
esquina rosada" apareció por primera vez en el volumen Historia universal
de la infamia, que se publicó en 1935. Para llegar a ese texto definitivo,
Borges redactó y publicó, a lo largo de ocho años, tres versiones anteriores,
según este detalle:
1. "Leyenda policial", en la revista Martín
Fierro, 26 de febrero de 1927.
2. "Hombres pelearon", en el volumen El idioma de
los argentinos, 1928.
3. "Hombres de las orillas", en el diario Crítica,
16 de septiembre de 1933.1
Esta pequeña cronología nos indica que, cuando arribó a la
versión definitiva del cuento, Borges era una persona de treinta y seis años,
pero también nos muestra que el tema le interesaba desde acaso una década
antes.
Ahora bien, podemos preguntarnos: ¿dónde y cuándo se
desenvuelve la acción de "Hombre de la esquina rosada"?
Dónde
El dónde se infiere taxativamente del propio cuento. Sabemos
que Rosendo Juárez
era de los que pisaban más fuerte por Villa Santa Rita.
Los límites oficiales del barrio de Villa Santa Rita están
dados por las calles Condarco, Miranda y Joaquín V. González y la avenida
Gaona. Al norte tiene a Villa del Parque, y al sur, a Floresta.
Los muchachos estábamos dende temprano en el salón de Julia,
que era un galpón de chapas de cinc, entre el camino de Gauna y el Maldonado.
El eufemístico "salón de Julia" no es otra cosa
que el prostíbulo. Borges, en el primer párrafo, lo llama con el vocablo
"quilombo", que ahora ha perdido casi por completo su acepción
primigenia y su estigma de impronunciable.
El prostíbulo se hallaba entre el camino de Gauna (es decir,
la actual avenida Gaona) y el arroyo Maldonado (la actual avenida Juan B.
Justo). Las dos avenidas, en ese barrio, se hallan a sólo una cuadra de
distancia. Por lo tanto, el prostíbulo de Julia tenía que estar situado en la
cuadra que corre entre ambas avenidas de cualquiera de las siguientes calles:
Joaquín V. González, San Nicolás, Emilio Lamarca o Concordia. Y en ninguna
otra, porque, a partir de allí, y a medida que se dirigen hacia el este, Juan
B. Justo y Gaona se van alejando más y más una de la otra.
Cuándo
El cuento nos pone en contacto, no con el barrio pavimentado
y edificado que hoy conocemos, sino con un ambiente sin duda rural. Rural, sí,
pero distante de la égloga y dotado de carácter áspero y sórdido:
esos callejones de barro duro, entre los hornos de ladrillos
y los huecos
cielo hasta decir basta, el arroyo que se emperraba solo ahí
abajo, un caballo dormido, el callejón de tierra, los hornos
yo era apenas otro yuyo de esas orillas, criado entre las
flores de sapo y las osamentas
Unos postes de ñandubay sobre una lomada estaban como
sueltos, porque los alambrados finitos no se dejaban divisar tan temprano.
Ese estado previo a la urbanización nos permite pensar que
la acción transcurre a principios del siglo xx o en la última década del siglo
xix. A su vez, la presencia del tango obliga a desechar fechas más antiguas, ya
que los primeros tangos no son anteriores a esa década.2 Además, el narrador
evoca con nostalgia una música del ayer (la habanera) que precisamente ha sido
desplazada por el tango:
El ciego del violín le sabía sacar unas habaneras de las que
ya no se oyen.
Ahora deseo transcribir una parte pertinente del diálogo que
sostuve con Borges:
J.L.B.: []. El arroyo Maldonado parece que por cualquier
parte en Palermo, o en Villa Crespo, o en los fondos de Flores creaba barrios
malos, barrios de prostíbulos, de malevaje.
F.S.: ¿Ahí situó usted su "Hombre de la esquina
rosada"?
J.L.B.: Sí, pero lo situé un poco más lejos. Lo situé ya más
allá de Flores3 y le di una fecha indeterminada. Lo hice deliberadamente.
Porque creo que un escritor no debe intentar nunca un tema contemporáneo, ni
una topografía muy estricta. Porque inmediatamente van a descubrir errores. O,
si no los descubren, van a buscarlos, y, buscándolos, los encontrarán. Por eso,
yo prefiero situar mis cuentos siempre en lugares un poco indeterminados y hace
muchos años.4
De manera que, según creo, no nos equivocaremos si llegamos
a la conclusión de que "Hombre de la esquina rosada" sucede, digamos,
hacia el año 1900.
Rosendo Juárez menciona el fútbol
Aquel Rosendo Juárez que, en "Hombre de la esquina
rosada", "dejó, para no volver, el Arroyo", aquel que, al
abandonar el prostíbulo, da un codazo al "ingenuo" narrador y le dice
"Vos siempre has de servir de estorbo, pendejo", reaparece en las
páginas de El informe de Brodie (1970), en el cuento que, claro está, se titula
"Historia de Rosendo Juárez":
en el almacén, que ahora es un bar, en Bolívar y Venezuela,
Rosendo Juárez decide contarle a Borges lo que de veras ocurrió aquella noche.
La noche que lo mataron al Corralero.
Juárez habla de su barrio, del lugar de su nacimiento, de su
madre y de sus diversiones de muchacho:
Aprendí a vistear con los otros, con un palo tiznado.
Todavía no nos había ganado el fútbol, que era cosa de los ingleses.
De la English School al
potrero argentino
En efecto, si por tomar una fecha entre varias consultamos5
el desarrollo del campeonato de fútbol del año 1900, veremos que es un certamen
reducidísimo, en el que sólo participan cuatro equipos: Belgrano Athletic Club,
English High School, Lomas Athletic Club (los tres ya extinguidos en cuanto
clubes de fútbol) y nuestro conocido y existente Quilmes (tan Athletic Club
como los otros). Se disputaron seis encuentros (partido y desquite) y obtuvo el
torneo el English High School, invicto, con cinco victorias y un empate,
dieciocho goles a favor y tres en contra. Al año siguiente, esta institución se
vería obligada a cambiar su nombre por el del luego mítico Alumni.6 Los
jugadores que integraron el plantel del campeón se apellidaban Bridge, Brown,
Buchanan, Dillon, Jordan, Lea [¿Lean?], Leonard, Mac Lean, Mac Kechnie, Mack,
Minturn y Moore.
Por lo tanto, no estaba errado Rosendo Juárez al decir que,
en esa época, el fútbol era cosa de los ingleses (y asimismo, como nos indican
los apellidos, de los escoceses y de los irlandeses). Y su declaración confirma
la validez de nuestra fecha de 1900 para situar la acción del cuento.
En 1904, en la formación del campeón de ese año, el Belgrano
Athletic Club, podemos encontrar dos jugadores con apellidos no británicos:
Paunero y Penco.
En el Alumni de 1905 hay otros dos "infiltrados"
latinos (Laforia y Peluffo) y uno teutón (Weiss). En 1906 se agrega Reyna. En
1907, ingresan Bertorini, Ezeiza y Pintos por el bando latino y Scharemberg
[¿Scharenberg?] por el teutón.
En 1908 vuelve a obtener el torneo el Belgrano Athletic
Club, y encontramos a Fernández, a Pena y a Ruggeroni entre los representantes
de la Europa
mediterránea y a Khilberg, Schneidewinde y Scholefield7 por los de la Europa germánica.
En 1913, el Racing Club, de Avellaneda, obtiene su primer
campeonato: utiliza dieciocho jugadores y sólo dos de ellos tienen apellido
indiscutiblemente británico (Parks y Woodward) y otro que podría serlo (Galle).
Esto significa que, hacia el Centenario, ya se podía afirmar
que, en efecto, "nos había ganado el fútbol".
Por esas fechas, Borges tiene once, doce, trece, catorce
años. Él y su familia no partirán a Europa hasta 1914. Me pregunté: cuando
Borges transitaba esas edades, ¿habría jugado alguna vez al fútbol?:
F.S.: Ya que usted nombró ese período de su niñez, me
gustaría preguntarle si no compartía las diversiones habituales de la época y,
en ese caso, cuáles serían. No sé, ¿el fútbol, por ejemplo?
J.L.B.: El football, en aquella época, estaba relegado a uno
que otro colegio inglés, pero supongo yo que el pueblo no habría oído hablar de
él o no le interesaría. En todo caso, se lo vería como un deporte de algunos
niños bien de colegios de Lomas o de Belgrano.8
Por un lado, es verdad que el fútbol había sido el deporte
de "algunos niños bien de colegios de Lomas [de Zamora] o de
Belgrano" (el campeonato de 1900 es prueba elocuente). Pero en 1900 Borges
tenía un año.
Ahora veremos que, en menos de tres lustros, la difusión del
fútbol había cambiado muchísimo:
Ya hacia 1910, un periódico alude a los seguidores de Alumni
aunque criticándolos por "bullangueros y exaltados" y mostrando una
cierta extrañeza por la costumbre de éstos de "vivar a su equipo durante
una gran parte del partido". Por entonces, de las crónicas podemos deducir
que la concurrencia a los encuentros era importantísima.
Los partidos internacionales (finales de Copa de Honor y
Competencia, Copa Lipton, Copa Newton y otras) llegan a concitar concurrencias
que, aún hoy acostumbrados como estamos a ver inmensos estadios colmados, nos
asombrarían.
Simultáneamente, con el crecimiento de la popularidad del
Alumni se produce el nacimiento de Boca, River, Racing, Independiente, San
Lorenzo, Huracán, Sportivo Barracas y otros que serían los futuros sostenes del
deporte en base a sus "hinchadas". En varios de éstos se produce un
fenómeno distinto que deberíamos atribuir a sus mismos orígenes: ya desde el
arranque son populares y cuentan con un alto número de seguidores. El diario La Nación destaca la gran
concurrencia que asiste, en 1907, al encuentro final de la Copa de Competencia de 3ra.
División jugado entre Atlanta y Racing en el Parque Olivera y al destacarlo,
recalca que ambos equipos son de reciente incorporación a las filas de la Asociación.
Hacia el fin de la segunda década del siglo ya podemos
hablar de cantidades considerables de espectadores: el partido internacional
Argentina Uruguay de 1916 (cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, Copa
Lipton) congrega a 18.000 que al año siguiente se incrementan hasta 30.000
(mismo encuentro, trofeo y escenario). En febrero de 1927, en un match entre
las dos Asociaciones, se registran 45.000 espectadores que en abril de 1930
llegan a 50.000 para disfrutar el encuentro entre los colosos de Avellaneda:
Racing e Independiente. El fútbol, modesto en simpatizantes en sus comienzos,
terminaba de recorrer su etapa amateur con un caudal de público fervoroso y
apasionado.9
La verja de Borges
El capítulo IV de Evaristo Carriego (1930) comienza como una
glosa o ratificación de "Hombre de la esquina rosada":
Mil novecientos doce. Hacia los muchos corralones de la
calle Cerviño o hacia los cañaverales y huecos del Maldonado zona dejada con
galpones de cinc, llamados diversamente salones, donde flameaba el tango, a
diez centavos la pieza y la compañera se trenzaba todavía el orilleraje y
alguna cara de varón quedaba historiada, o amanecía con desdén un compadrito
muerto con una puñalada humana en el vientre.
Un poco más adelante dice:
Ya la gimnasia interesaba más que la muerte: los chicos
ignoraban el visteo por atender al football, rebautizado por desidia vernácula
el foba.
Dos observaciones. 1) Al igual que en las palabras puestas
en boca de Rosendo Juárez, está la antinomia visteo/fútbol; hacia 1900
triunfaba el primero; hacia 1912, el segundo. 2) Borges reconoce, entonces,
que, cuando él tenía trece años, ya el fútbol se había popularizado entre todas
las clases sociales.
Ahora es oportuno recordar las celebérrimas palabras del
"Prólogo" que, en 1955, agregó a la edición de Evaristo Carriego:
Yo creí, durante años, haberme criado en un suburbio de
Buenos Aires, un suburbio de calles aventuradas y de ocasos visibles. Lo cierto
es que me crié en un jardín, detrás de una verja con lanzas, y en una
biblioteca de ilimitados libros ingleses. Palermo del cuchillo y de la guitarra
andaba (me aseguran) por las esquinas [].
Ahora, pues, gracias a la información aportada, estamos en
condiciones de afirmar que, en aquellos años, el Palermo del cuchillo y de la
guitarra no andaba solitario por las esquinas: lo acompañaba el Palermo del
fútbol y de las multitudes entusiastas.
Notas:
1. Datos obtenidos en Helft, Nicolás: Jorge Luis Borges:
bibliografía completa, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1997.
2. En su "Cronología", Horacio Salas nos suministra
estos datos:
1874 Primeros indicios de tangos: las tropas del general
Arredondo, fieles a Mitre, entonan las coplas de El queco.
1888 Comienza a escucharse en los prostíbulos el tango
Dame la lata.
1890 Primeras interpretaciones de Bartolo.
1898 Ernesto Ponzio estrena Don Juan.
1899 Juan Maglio ("Pacho") debuta con un trío de
violín, guitarra y bandoneón.
1903 Villoldo estrena El choclo.
Salas, Horacio: El tango, Buenos Aires, Planeta, 1986, págs.
308-310.
3. En realidad, pensado desde el río de la Plata, Borges no lo situó
"más allá de Flores" sino "más acá de Flores". Posiblemente
fue un lapsus (inadvertido por mí en aquel momento): quiso decir "más allá
de Villa Crespo".
4. Sorrentino, Fernando: Siete conversaciones con Jorge Luis
Borges, Buenos Aires, El Ateneo, 1996, págs. 19-20.
5. Obtuve toda la información futbolística en el libro (para
mí apasionante) Historia del fútbol amateur en la Argentina, de Jorge
Iwanczuk, Buenos Aires, edición del autor, s/f [1992].
6. La institución organizadora, la AAFL (Argentine Association
Football League) determinó, en 1901, que los clubes con nombres de
establecimientos educacionales deberían militar en la tercera división o
cambiar de nombre (ya que la exhibición de éste podía interpretarse como
publicidad comercial). Entonces, el English High School pasó a llamarse Alumni,
y con ese nombre perduró hasta 1911, en que jugó y ganó su último campeonato.
En 1912 Alumni se retiró voluntariamente de los certámenes.
7. No estoy en condiciones de garantizar la grafía correcta
de estos apellidos.
8. Sorrentino: pág. 66. En la página 68 Borges reprueba el
fútbol visto como adhesión a un conjunto:
"En cambio, yo me encuentro con personas que me dicen:
«Me gusta el football». Pero resulta que no: lo que ellos quieren es que gane
tal o cual cuadro, lo que me parece del todo ajeno a la idea del juego en sí. Y
eso pude notarlo cuando hubo un famoso partido entre orientales y argentinos:
las personas, antes de que se jugara, ya pertenecían a un bando o a otro, lo
cual me pareció rarísimo, puesto que, antes de haber jugado, ¿cómo podían saber
quiénes iban a jugar mejor o peor, quiénes iban a ser más fuertes o más
hábiles?".
Juzgo en extremo probable que el "famoso partido entre
orientales y argentinos" sea el de la final del Primer Campeonato Mundial
de Fútbol, disputado en 1930 en el Estadio Centenario de Montevideo; terminó
con el triunfo de los locales por 4
a 2, y de este modo Uruguay se convirtió en el primer
campeón mundial de la historia.
9. Iwanczuk: pág. 240.
[Este artículo se publicó ligeramente abreviado y despojado
de las notas de pie de página en el diario La Nación, de Buenos Aires, el domingo 19 de mayo de
2002, con el título "Borges entre cuchilleros y futbolistas".]
No hay comentarios:
Publicar un comentario