domingo, 5 de octubre de 2014

Film Borgeano - El día de la marmota




Por Laso, Eduardo

Título original: Groundhog Day

Harold Ramis / EEUU / 1993

Realizada en 1993 por Harold Ramis -célebre guionista de recordadas comedias como Colegio de animales, Los cazafantasmas y Analízame (que también dirigió)-, Hechizo de tiempo [1] ocupa hoy un lugar destacado entre las comedias norteamericanas, siendo reconocida por la crítica especializada como una de las mejores y más inteligentes que se hayan realizado. En 2006 fue votada como una de 50 mejores comedias de la historia del cine por la revista de cine Premiere, y ocupa el octavo puesto en la lista de los más importantes films del género fantástico del American Film Institute. Ocurre que la premisa del film para realizar una comedia –un hombre está atrapado en un loop temporal que lo obliga a vivir el mismo día todos los días-, esconde como subtexto una formidable reflexión filosófica sobre el sentido de la existencia y la posición ética del sujeto ante el deseo y los otros.

El título original del film -Groundhog day (literalmente: “día de la marmota”)- alude a una festividad que se celebra anualmente en varias poblaciones de Norteamérica y Canadá el 2 de febrero. Para predecir el fin del invierno, los granjeros se valen del comportamiento de una marmota cuando en esa fecha sale de hibernar. Se cree que si el animal al salir de su madriguera no ve su sombra, no vuelve a entrar, lo que indicaría que el invierno está por terminar. Si en cambio ve su sombra y se mete de nuevo en su madriguera, eso indicaría que el invierno durará por lo menos un mes y medio más. La más famosa marmota de esta celebración es Phil del pueblo de Punxsutawney, en el estado de Pensilvania, comunidad que se viene realizando este festejo ininterrumpidamente desde 1887.

El film se centra en Phil Connors, un meteorólogo de televisión cínico, narcisista y amargado, al que le han encargado hacer una nota sobre la festividad tradicional en el pueblo de Punxsutawney. Pero el “marmota” de Phil -tocayo del animalito del pueblo- no sabe que ese 2 de febrero será para él un invierno infinito.

El canal le asigna como compañera de trabajo a Rita, una joven redactora. El primer encuentro de Phil con ella va a tener para él el estatuto de un acontecimiento: va a ser sorprendido por una experiencia “epifánica”, la inesperada sorpresa de quedar fascinado, “flechado” por el amor ante la luminosa presencia de Rita. Él la ve jugando con los efectos especiales que emplea el noticiero meteorológico, que suele proyectar imágenes del clima sobre un fondo azul. Rita queda así enmarcada en la escena del monitor de TV entre el cielo y las nubes virtuales, bella y sonriente, como una aparición. Phil queda aturdido por esa visión. Se ha enamorado de ella, sólo que no lo quiere reconocer. A esta emergencia del deseo, Phil responde rechazándolo. Y durante todo el viaje a Punxsutawney se muestra grosero con ella, ironiza sobre la tarea que tienen que realizar, y actúa en forma egoísta. Este rechazo cínico a la emergencia del amor por una mujer que encarna todo lo que él no es –alegre, optimista, generosa- es la clave para entender por qué Phil va a quedar detenido sin esperanzas en un frío día de invierno. Al fin y al cabo, el elemento “fantástico” del film es consistente con la realidad psíquica del neurótico. [2]

Habiendo realizado la nota en el pueblo, se disponen a volver, pero una tormenta de nieve los obliga a pasar allí la noche. A las seis de la mañana suena el despertador con la canción “I got you babe” (“Te tengo, nene”) de Sonny & Cher, anunciándole a Phil algo que todavía ignora: que está atrapado. A medida que se viste y baja al comedor del hotel, va advirtiendo que -sin que nada lo explique- ha vuelto al comienzo del mismo día ya transcurrido. Nuestro antihéroe descubre con horror que se encuentra atrapado en la eterna repetición del mismo día. Y a lo largo de la película irá pasando por varios estados anímicos, que son al mismo tiempo tomas de posición subjetiva respecto de ese real que al repetirse lo interpela: angustia, sensación de pérdida de la realidad, omnipotencia maníaca, desesperación, y finalmente reconciliación con su destino y con los otros.

Repetición, goce, deseo

Una de las primeras definiciones que da Lacan de lo real es "lo que vuelve siempre al mismo lugar". En otro momento dirá de lo real, que es aquello que no cesa de no inscribirse. En este sentido, el film imagina una situación en que lo que vuelve al mismo lugar es todo lo que ocurre en el universo en un día -salvo Phil, que pasa a encarnar lo que no cesa de no inscribirse en el Otro social.

¿En qué situación se encuentra atrapado Phil? Dentro de un período de veinticuatro horas (desde las 6 de la mañana hasta las 5.59 hs. del día siguiente) el mundo sigue una secuencia normal de causas y efectos, en las cuales tanto Phil como su entorno interactúan, siguiéndose consecuencias de dichas interacciones. Pero a partir de las seis de la mañana, se vuelve al mismo punto de partida del 2 de febrero, con lo cual todas las acciones que se hayan producido ese día, quedan anuladas como si no hubiesen existido. No hay marca alguna de lo que ocurrió, porque no ocurrió. Salvo para Phil. El Día de la Marmota deviene aquello que vuelve siempre al mismo lugar... para Phil, dado que es necesario un elemento exterior al sistema para que pueda registrarse que se ha repetido el día. Phil encarna la excepción al universo que se repite. De ahí tu drama: ha quedado atrapado en un día que transcurre temporalmente como un círculo, y del cual a él sí le hace marca en su recuerdo.

Borges postulaba que en una vida inmortal, eterna, se podrían vivir todas las vidas. Es casi lo que le pasa a Phil. El puede hacer lo que quiera, que sus actos no tendrán consecuencias al día siguiente, en tanto quedarán anulados por el retorno repetitivo al mismo día. Lo que Phil realiza durante el día sigue una estricta lógica causal, pero está cortocircuitada por el retorno a lo mismo, por lo que no es posible producir un acto en el mundo, es decir, un antes y un después, más allá de las veinticuatro horas en que se encuentra atrapado –salvo para el propio sujeto-. Ni siquiera el suicidio es operante. Todo acto es así anulado en sus consecuencias al retornar al mismo día... salvo para Phil, que recuerda lo que hizo, vale decir, que lo que hace marca recae sólo en el sujeto. Él encarna el único punto de diferencia de un día al otro, una diferencia registrable sólo para sí mismo.

La repetición del día hace que todo lo que Phil haya hecho o dicho deje de estar inscripto en el mundo. El universo entero deviene un Otro donde él no puede hacer marca, haga lo que haga. Sólo puede inscribir diferencia en sí mismo. Con lo cual, quedan separadas irreductiblemente dos memorias: la del mundo material y de los otros semejantes con los que tenemos trato y nos recuerdan, quedando en ellos alguna marca que nos representa, y la del propio sujeto. Phil queda impedido de inscribirse en el Otro encarnado en la realidad social y natural, más allá de las seis de la mañana. Por lo que sólo puede inscribir diferencia en su memoria. De ahí que en cada día idéntico, sea Phil el sostén de la diferencia, aunque más no sea porque para él, el día cuenta como “otra” vez “lo mismo”. Y como la diferencia sólo puede inscribirse en sí mismo como recuerdo, él se vuelve su soporte, siendo además el responsable de introducir la diferencia en la mismidad repetitiva del día. En otras palabras: recae sobre él la tarea de producir una diferencia en el mundo, la cual quedará registrada sólo para él, ya que al día siguiente volverá al punto de partida, como Sísifo con su piedra.

Los analizantes suelen venir con esta queja: “a mí me pasa siempre lo mismo”, borrando así la diferencia en la mismidad, haciendo equivaler gozosamente diferentes escenas para anular el punto de desencuentro que causa el automaton. Pero incluso una escena repetida ya es una segunda o quinta o enésima escena, no la misma. Si el deseo encarna un punto de irreductible por ser causado por un objeto que es una falta radical, pura diferencia (que Lacan nombra objeto a), es el deseo mismo lo único que puede introducir diferencia en la mismidad de la compulsión a la repetición de la dinámica pulsional. En este sentido, el film muestra en la repetición fantástica de un mismo día, la depuración del sujeto de deseo en su función de encarnar la diferencia, sacándola del ámbito del mundo natural, por vía del artificio de un tiempo repetido ad infinitum del que el sujeto se hace responsable de producirla, según su deseo.

La rutina es un buen ejemplo de la repetición como reproducción vana, y su efecto subjetivo es el aplastamiento del deseo, o sea, el aburrimiento, en tanto la rutina favorece la borradura de la diferencia al hacer equivaler todos los días. Por lo que recae sobre el sujeto deseante la responsabilidad por introducir la diferencia en su existencia. No es que, como dice el sujeto aburrido, “no pasa nada”, como si fuera el mundo el que tuviera que movilizar al sujeto, sino que más bien es la nada la que pasa, y hay de parte del sujeto un abandono impotente ante esa nada que, haciéndose presente en la escena del mundo, lo vuelve in-diferente.

Matando el tiempo…

Advertido de su situación, Phil tiene una primera respuesta maníaca. Extrae la conclusión de que puede hacer lo que quiera sin que lo que haga tenga consecuencias, vale decir, sin que se le vaya a reclamar responsabilidades por sus actos, dado que todo lo que haga, se borra al concluir las 24 hs. “No voy a vivir más bajo sus reglas”, le dice a la policía como representante de la ley, y se dedica a conducir ebrio en auto, y violar normas de tránsito. Finalmente es encarcelado… para volver al otro día a despertar en su hotel. La sanción legal queda así anulada. Su prisión temporal se vuelve la ocasión para aprovecharse de un modo canalla de lo que sabe de los hechos y de los otros: golpea a un antiguo y fastidioso compañero de colegio, roba dinero de un camión recaudador, recaba información de una chica para engañarla y luego acostarse con ella. Phil da vía libre a su capricho sin culpas, dado que no habrá Otro social en donde queden inscriptos sus actos.

Habiendo experimentado con las transgresiones y llegado al límite de la ética hedonista [3], cree que puede aprovecharse de la situación para conquistar a Rita, como antes lo hizo una chica del pueblo. Pero no es lo mismo acostarse con muchas mujeres, que acostarse con la que importa. Día tras día, Phil intentará seducir a Rita. Y ante cada fracaso diario, Phil va corrigiendo los errores que cometió (por ej. aprende a hacer un brindis que a ella le pudiera deslumbrar, deja de burlarse del interés de Rita por la poesía francesa del siglo XIX y de paso aprende de memoria un poema francés, o le dice que le interesan los niños y que le gustaría ser padre). Todas estas acciones calculadas apuntan a lograr terminar el día acostándose con Rita. Invariablemente, al llegar a la habitación del hotel, Rita intuye que hay algo artificial o falso en su conducta, y lo rechaza con un sonoro bofetazo. Por más artimañas que Phil despliegue, hay un problema respecto del lugar en que se posiciona para obtener el amor de una mujer, que hace que por más que se esfuerce en alcanzarlo invariablemente termine fracasando. Phil no puede manipularla. Y su manipulación apunta a reducir a Rita a una más de la serie de chicas con las que se acuesta, persistiendo en la vía del rechazo al amor por ella, para reducirlo a goce sexual. “No puedo amarte porque nunca amarás a nadie excepto a ti mismo” le dice Rita, señalando así el punto de fracaso de Phil: se ama con el don de lo que no se tiene, no con el cálculo y la simulación. Phil se topa así con un imposible.

Durante todo un período de tiempo, Phil intenta, ante su destino de eterno retorno, calcular el encuentro con los semejantes, eliminando el azar y sometiendo el mundo a su capricho, al punto de creerse un dios. Él tiene la libertad de hacer lo que le plazca usando en su provecho del conocimiento de lo que va a ocurrir en el día. Uno puede imaginarlo variando, en este infinito repetido, todas las alternativas de la existencia, como soñaba Borges: vivir todas las vidas. Pero a lo largo del film no puede hacer dos cosas: conquistar a Rita, y salvarle la vida a un mendigo. En este universo, alcanzar el objeto de deseo y eliminar la muerte encarnan un imposible, el lugar del no-todo, un límite a la omnipotencia.

Estar atrapado en el tiempo, sumado a la imposibilidad de conquistar a esa mujer no cualquiera que encarna para él el lugar del objeto de deseo, lo conduce a una depresión. De pronto, su existencia se le revela carente de sentido. En los días siguientes se emborrachará, se quedará en la cama durmiendo, o mirará televisión todo el día.

Desesperado, hará finalmente un pasaje al acto suicida: secuestrará a la marmota del pueblo y se arrojará en auto a un precipicio… para volver a despertar en su hotel a las seis de la mañana. Phil insistirá en el suicidio de variadas maneras: electocutarse, arrojarse a un camión, tirarse de un edificio. Pero el suicidio no le permite salir de su trampa temporal de volver a las seis de la mañana del 2 de febrero a su cama de hotel con el fondo de la canción de Sonny & Cher, que a esa altura tiene las características de una voz que lo goza. El suicidio prueba ser tan inoperante como todo lo que hace. Descubre así que también está impedido de morir, es decir, que no puede escaparse por el atajo de un pasaje al acto fuera de la escena. Esta idea del film es clínicamente justa: ni el acting, ni los actos sintomáticos, ni el pasaje al acto pueden sacar al sujeto de la repetición infernal hacia una vía deseante (el suicidio es un cese de la repetición que es al mismo tiempo un cese del sujeto mismo: se trata de un fracaso definitivo de un saber-hacer con el deseo). Sólo un acto podría sacar de la repetición mortífera. Un acto que pueda anudar la compulsión repetitiva del goce pulsional al deseo.

En uno de sus infinitos días repetidos, Phil logra convencer a Rita de que está atrapado en un mismo día. Ella se propone acompañarlo como testigo del fenómeno, y de ese modo se inicia un modo de acercamiento nuevo entre ellos. Es en este contexto que ella le dice que tal vez lo que le pasa no sea una maldición. Esta intervención tiene para él un valor interpretativo. De padecer su destino, pasa a vivirlo de otro modo. Deja de estar deprimido y se abre a la relación con Rita y con los demás miembros del pueblo. Se despierta su deseo por aprender a hacer esculturas y a tocar el piano. Por otro lado, al saber cada detalle de lo que ocurrirá ese día, asume la responsabilidad sobre ese saber, y se propondrá ayudar a la gente, ya que ha decidido emplear lo que conoce para que nadie sufra o muera.

Esta vía también probará sus límites: Phil descubre que ese día el mendigo del pueblo muere, e intentará salvarle la vida. Le dará de comer, lo llevará a la guardia del hospital, y hasta le hará respiración boca a boca, pero no puede impedir que al final del día fallezca inexorablemente. En el proceso de intentar vencer la muerte, Phil se topa con otro imposible. Pero al mismo tiempo se ha vuelto alguien preocupado por el otro: no puede burlar la muerte, pero puede conmoverse por el semejante.

Salir de la repetición

Phil ha encontrado un modo de satisfacción en su prisión temporal que consiste en aceptar su destino y al mismo tiempo valerse de ese saber para hacer de ese día un día que él querría repetir para siempre. Advierte que sobre él recae la responsabilidad de producir cada día esa diferencia sobre él mismo. De esta manera, Phil termina produciendo un día "perfecto" donde puede hallarse a gusto con su deseo y con los semejantes. Por eso el film propone, a través de una situación en la que el universo entero se repite a sí mismo vanamente, una ascesis del deseo, donde en vez del trabajo de la palabra vía análisis, encontramos un endemoniado hechizo que obliga a Phil a recomenzar el día y a rectificar su relación al deseo.

Este cambio de posición implica también un cambio en el vínculo con los otros. Una relación más ética con el deseo conlleva un cambio en la relación con los semejantes. La salida del egocentrismo cínico en el que Phil estaba fijado era la verdadera prisión solitaria en la que vivía desde mucho antes de su encierro temporal. La consecuencia a nivel social es que se vuelve alguien querible por los habitantes de Punxsutawney. Al punto que en la fiesta del pueblo se “subastan solteros” en forma de juego, y todas las mujeres quieren pagar por él. Pero será Rita quien se lleve “el premio”.

Sólo asumiendo su destino, admitiendo el límite de lo imposible, renunciando a una apropiación del objeto de amor por vía del cálculo, resignando su egocentrismo y ligando su deseo a otros, Phil podrá desear en la repetición y, al hacerlo, salir del “hechizo de tiempo”. Una de las críticas que suele recibir el film es su conclusión: Phil logra finalmente escapar de la repetición y conquistar a Rita, cuando lo "lógico " sería que siguiera así por toda la eternidad. Pero si el final es feliz, no lo es por concesión al espectador, sino por una cuestión ética en sorprendente consonancia con la ética del psicoanálisis.

Soren Kierkegaard y Friedrich Nietzsche hicieron de la repetición el objeto supremo de la voluntad y la libertad. Para ambos se trata de actuar, de hacer de la repetición una novedad, una tarea de la libertad, el objeto mismo del querer. Con su concepción de “eterno retorno”, Nietzsche hace de la repetición misma la forma de una ley que supera a la moral kantiana: si el imperativo categórico kantiano ordenaba actuar de modo que nuestro acto pudiera ser elevado a ley universal válida para todos, el imperativo nietzscheano es “actúa de manera tal que desees que tu vida se repita eternamente”, “Aquello que quieras, quiérelo de tal forma que lo quieras a la vez como eterno retorno.” No todo lo que hacemos en la vida querríamos que se repita eternamente. Muchas cosas preferiríamos que queden enterradas en el pasado y el olvido. Una relación más ética con el deseo que nos habita implica un tipo de vida en la que el sujeto no se traiciona respecto de lo que desea. Un sujeto que pueda vivir deseando el eterno retorno nietzscheano.

Phil decide abandonar su cinismo narcisista para soportarse en su deseo como único lugar en el cual puede inscribir diferencia, y hacer de su prisión temporal un recurso donde desplegar una vida que se espera inmortal e infinita. Comienza a aprender a tocar el piano, a hacer esculturas, a saber hacer con el deseo que lo habita, sin esperar que eso tenga inscripción en el mundo más allá del día. De todas maneras, tiene inscripción en ese Otro que es su inconsciente. Por eso al final Phil puede confesar su amor a Rita sin esperar nada, sino sólo por el hecho de que desea decírselo, aunque ella duerma y no lo escuche, y al día siguiente nada quede en el recuerdo de Rita ni del mundo. [4] Phil sabe que ha estado finalmente a la altura de su deseo, aun en su destino de olvido para los otros. Sabe que todo lo que haga será perecedero, menos su disfrute durante el tiempo que lo hizo. Con lo cual se le vuelve soportable el hecho de que el día se repita y anule lo construido en el mundo, ya que para él cada día es ahora diferente y gozable. Ha dejado de ser una repetición vana. Y advertir esto es lo que finalmente lo saca del infierno repetitivo. Phil sabe todo lo que pasará en el día, pero sólo con este cambio de posición logra establecer una relación vivible con su deseo que no se le torne repetición pulsional mortificante. Y que le reporte algún goce a su cuenta, no sin los otros. Por eso al final, Phil puede salir del Día de la Marmota. Sucede que el tiempo le ha dado de alta.

Bibliografia

Deleuze, G.; Diferencia y repetición, Amorrortu, Buenos Aires, 2002

Freud, S.; La transitoriedad, en Obras Completas, Vol. 14, Amorrortu, Buenos Aires, 1990

Kierkegaard, S.; La repetición

Lacan, J.; Seminario 6: El deseo y su interpretación (inédito)

Lacan, J.; Seminario 7: La ética del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1992

Nietzsche, F.; La gaya ciencia
NOTAS

[1] Ramis, Harold; Groundhog day, EEUU, 1993, 191`

[2] En un excelente artículo sobre este film, Gustavo Chiozza señala el valor simbólico del nombre propio del personaje: Phil en inglés es homófono a feel, que significa “sentir”. Phil es alguien cuya actitud cínica es una manera de evitar sentimientos amorosos, generosos o de esperanza. Esta actitud escéptica y amargada ante la vida hace que él ya esté viviendo un invierno permanente en su existencia solitaria, mucho antes de llegar al pueblo de Punxsutawney. Ver http://www.unpsicoanalistaenelcine....

[3] La ética hedonista se funda en la identificación del bien con el placer, y –como se sabe- tiene patas cortas: tarde o temprano se llega al límite de la saturación y el tedio si el goce pulsional no está bien enlazado al deseo, que obliga a un trabajo de rodeo sublimatorio. Como Phil confiesa cuando logra armar calculadamente un día ideal: “se puede planear un día así, pero lleva mucho tiempo”.

[4] En una de las escenas más conmovedoras del film, Phil le susurra a Rita mientras duerme: “La primera vez que te vi, algo me sucedió. Nunca te lo dije, pero supe que quería abrazarte lo más fuerte que pudiera. No merezco alguien como tú, pero si alguna vez pudiera, juro que te amaría por el resto de mi vida.”

Fuente : Etica y Cine

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