Por Laso, Eduardo
Título original: Groundhog Day
Harold Ramis / EEUU / 1993
Realizada en 1993 por Harold Ramis -célebre guionista de
recordadas comedias como Colegio de animales, Los cazafantasmas y Analízame
(que también dirigió)-, Hechizo de tiempo [1] ocupa hoy un lugar destacado
entre las comedias norteamericanas, siendo reconocida por la crítica
especializada como una de las mejores y más inteligentes que se hayan
realizado. En 2006 fue votada como una de 50 mejores comedias de la historia
del cine por la revista de cine Premiere, y ocupa el octavo puesto en la lista
de los más importantes films del género fantástico del American Film Institute.
Ocurre que la premisa del film para realizar una comedia –un hombre está
atrapado en un loop temporal que lo obliga a vivir el mismo día todos los
días-, esconde como subtexto una formidable reflexión filosófica sobre el
sentido de la existencia y la posición ética del sujeto ante el deseo y los
otros.
El título original del film -Groundhog day (literalmente:
“día de la marmota”)- alude a una festividad que se celebra anualmente en
varias poblaciones de Norteamérica y Canadá el 2 de febrero. Para predecir el
fin del invierno, los granjeros se valen del comportamiento de una marmota
cuando en esa fecha sale de hibernar. Se cree que si el animal al salir de su
madriguera no ve su sombra, no vuelve a entrar, lo que indicaría que el
invierno está por terminar. Si en cambio ve su sombra y se mete de nuevo en su
madriguera, eso indicaría que el invierno durará por lo menos un mes y medio
más. La más famosa marmota de esta celebración es Phil del pueblo de
Punxsutawney, en el estado de Pensilvania, comunidad que se viene realizando
este festejo ininterrumpidamente desde 1887.
El film se centra en Phil Connors, un meteorólogo de
televisión cínico, narcisista y amargado, al que le han encargado hacer una
nota sobre la festividad tradicional en el pueblo de Punxsutawney. Pero el
“marmota” de Phil -tocayo del animalito del pueblo- no sabe que ese 2 de
febrero será para él un invierno infinito.
El canal le asigna como compañera de trabajo a Rita, una
joven redactora. El primer encuentro de Phil con ella va a tener para él el
estatuto de un acontecimiento: va a ser sorprendido por una experiencia
“epifánica”, la inesperada sorpresa de quedar fascinado, “flechado” por el amor
ante la luminosa presencia de Rita. Él la ve jugando con los efectos especiales
que emplea el noticiero meteorológico, que suele proyectar imágenes del clima
sobre un fondo azul. Rita queda así enmarcada en la escena del monitor de TV
entre el cielo y las nubes virtuales, bella y sonriente, como una aparición.
Phil queda aturdido por esa visión. Se ha enamorado de ella, sólo que no lo
quiere reconocer. A esta emergencia del deseo, Phil responde rechazándolo. Y
durante todo el viaje a Punxsutawney se muestra grosero con ella, ironiza sobre
la tarea que tienen que realizar, y actúa en forma egoísta. Este rechazo cínico
a la emergencia del amor por una mujer que encarna todo lo que él no es
–alegre, optimista, generosa- es la clave para entender por qué Phil va a
quedar detenido sin esperanzas en un frío día de invierno. Al fin y al cabo, el
elemento “fantástico” del film es consistente con la realidad psíquica del
neurótico. [2]
Habiendo realizado la nota en el pueblo, se disponen a
volver, pero una tormenta de nieve los obliga a pasar allí la noche. A las seis
de la mañana suena el despertador con la canción “I got you babe” (“Te tengo,
nene”) de Sonny & Cher, anunciándole a Phil algo que todavía ignora: que
está atrapado. A medida que se viste y baja al comedor del hotel, va
advirtiendo que -sin que nada lo explique- ha vuelto al comienzo del mismo día
ya transcurrido. Nuestro antihéroe descubre con horror que se encuentra
atrapado en la eterna repetición del mismo día. Y a lo largo de la película irá
pasando por varios estados anímicos, que son al mismo tiempo tomas de posición
subjetiva respecto de ese real que al repetirse lo interpela: angustia, sensación
de pérdida de la realidad, omnipotencia maníaca, desesperación, y finalmente
reconciliación con su destino y con los otros.
Repetición, goce,
deseo
Una de las primeras definiciones que da Lacan de lo real es
"lo que vuelve siempre al mismo lugar". En otro momento dirá de lo
real, que es aquello que no cesa de no inscribirse. En este sentido, el film
imagina una situación en que lo que vuelve al mismo lugar es todo lo que ocurre
en el universo en un día -salvo Phil, que pasa a encarnar lo que no cesa de no
inscribirse en el Otro social.
¿En qué situación se encuentra atrapado Phil? Dentro de un
período de veinticuatro horas (desde las 6 de la mañana hasta las 5.59 hs. del
día siguiente) el mundo sigue una secuencia normal de causas y efectos, en las
cuales tanto Phil como su entorno interactúan, siguiéndose consecuencias de
dichas interacciones. Pero a partir de las seis de la mañana, se vuelve al
mismo punto de partida del 2 de febrero, con lo cual todas las acciones que se
hayan producido ese día, quedan anuladas como si no hubiesen existido. No hay
marca alguna de lo que ocurrió, porque no ocurrió. Salvo para Phil. El Día de la Marmota deviene aquello
que vuelve siempre al mismo lugar... para Phil, dado que es necesario un
elemento exterior al sistema para que pueda registrarse que se ha repetido el
día. Phil encarna la excepción al universo que se repite. De ahí tu drama: ha
quedado atrapado en un día que transcurre temporalmente como un círculo, y del
cual a él sí le hace marca en su recuerdo.
Borges
postulaba que en una vida inmortal, eterna, se podrían vivir todas las vidas.
Es casi lo que le pasa a Phil. El puede hacer lo que quiera, que sus actos no
tendrán consecuencias al día siguiente, en tanto quedarán anulados por el
retorno repetitivo al mismo día. Lo que Phil realiza durante el día sigue una
estricta lógica causal, pero está cortocircuitada por el retorno a lo mismo,
por lo que no es posible producir un acto en el mundo, es decir, un antes y un
después, más allá de las veinticuatro horas en que se encuentra atrapado –salvo
para el propio sujeto-. Ni siquiera el suicidio es operante. Todo acto es así
anulado en sus consecuencias al retornar al mismo día... salvo para Phil, que
recuerda lo que hizo, vale decir, que lo que hace marca recae sólo en el
sujeto. Él encarna el único punto de diferencia de un día al otro, una
diferencia registrable sólo para sí mismo.
La repetición del día hace que todo lo que Phil haya hecho o
dicho deje de estar inscripto en el mundo. El universo entero deviene un Otro
donde él no puede hacer marca, haga lo que haga. Sólo puede inscribir
diferencia en sí mismo. Con lo cual, quedan separadas irreductiblemente dos
memorias: la del mundo material y de los otros semejantes con los que tenemos
trato y nos recuerdan, quedando en ellos alguna marca que nos representa, y la
del propio sujeto. Phil queda impedido de inscribirse en el Otro encarnado en
la realidad social y natural, más allá de las seis de la mañana. Por lo que
sólo puede inscribir diferencia en su memoria. De ahí que en cada día idéntico,
sea Phil el sostén de la diferencia, aunque más no sea porque para él, el día
cuenta como “otra” vez “lo mismo”. Y como la diferencia sólo puede inscribirse
en sí mismo como recuerdo, él se vuelve su soporte, siendo además el
responsable de introducir la diferencia en la mismidad repetitiva del día. En
otras palabras: recae sobre él la tarea de producir una diferencia en el mundo,
la cual quedará registrada sólo para él, ya que al día siguiente volverá al
punto de partida, como Sísifo con su piedra.
Los analizantes suelen venir con esta queja: “a mí me pasa
siempre lo mismo”, borrando así la diferencia en la mismidad, haciendo
equivaler gozosamente diferentes escenas para anular el punto de desencuentro
que causa el automaton. Pero incluso una escena repetida ya es una segunda o
quinta o enésima escena, no la misma. Si el deseo encarna un punto de
irreductible por ser causado por un objeto que es una falta radical, pura
diferencia (que Lacan nombra objeto a), es el deseo mismo lo único que puede
introducir diferencia en la mismidad de la compulsión a la repetición de la
dinámica pulsional. En este sentido, el film muestra en la repetición
fantástica de un mismo día, la depuración del sujeto de deseo en su función de
encarnar la diferencia, sacándola del ámbito del mundo natural, por vía del
artificio de un tiempo repetido ad infinitum del que el sujeto se hace
responsable de producirla, según su deseo.
La rutina es un buen ejemplo de la repetición como
reproducción vana, y su efecto subjetivo es el aplastamiento del deseo, o sea,
el aburrimiento, en tanto la rutina favorece la borradura de la diferencia al
hacer equivaler todos los días. Por lo que recae sobre el sujeto deseante la
responsabilidad por introducir la diferencia en su existencia. No es que, como
dice el sujeto aburrido, “no pasa nada”, como si fuera el mundo el que tuviera
que movilizar al sujeto, sino que más bien es la nada la que pasa, y hay de
parte del sujeto un abandono impotente ante esa nada que, haciéndose presente
en la escena del mundo, lo vuelve in-diferente.
Matando el tiempo…
Advertido de su situación, Phil tiene una primera respuesta
maníaca. Extrae la conclusión de que puede hacer lo que quiera sin que lo que
haga tenga consecuencias, vale decir, sin que se le vaya a reclamar
responsabilidades por sus actos, dado que todo lo que haga, se borra al
concluir las 24 hs. “No voy a vivir más bajo sus reglas”, le dice a la policía
como representante de la ley, y se dedica a conducir ebrio en auto, y violar
normas de tránsito. Finalmente es encarcelado… para volver al otro día a
despertar en su hotel. La sanción legal queda así anulada. Su prisión temporal
se vuelve la ocasión para aprovecharse de un modo canalla de lo que sabe de los
hechos y de los otros: golpea a un antiguo y fastidioso compañero de colegio,
roba dinero de un camión recaudador, recaba información de una chica para
engañarla y luego acostarse con ella. Phil da vía libre a su capricho sin
culpas, dado que no habrá Otro social en donde queden inscriptos sus actos.
Habiendo experimentado con las transgresiones y llegado al
límite de la ética hedonista [3], cree que puede aprovecharse de la situación
para conquistar a Rita, como antes lo hizo una chica del pueblo. Pero no es lo
mismo acostarse con muchas mujeres, que acostarse con la que importa. Día tras
día, Phil intentará seducir a Rita. Y ante cada fracaso diario, Phil va
corrigiendo los errores que cometió (por ej. aprende a hacer un brindis que a
ella le pudiera deslumbrar, deja de burlarse del interés de Rita por la poesía
francesa del siglo XIX y de paso aprende de memoria un poema francés, o le dice
que le interesan los niños y que le gustaría ser padre). Todas estas acciones
calculadas apuntan a lograr terminar el día acostándose con Rita.
Invariablemente, al llegar a la habitación del hotel, Rita intuye que hay algo
artificial o falso en su conducta, y lo rechaza con un sonoro bofetazo. Por más
artimañas que Phil despliegue, hay un problema respecto del lugar en que se
posiciona para obtener el amor de una mujer, que hace que por más que se
esfuerce en alcanzarlo invariablemente termine fracasando. Phil no puede
manipularla. Y su manipulación apunta a reducir a Rita a una más de la serie de
chicas con las que se acuesta, persistiendo en la vía del rechazo al amor por
ella, para reducirlo a goce sexual. “No puedo amarte porque nunca amarás a
nadie excepto a ti mismo” le dice Rita, señalando así el punto de fracaso de
Phil: se ama con el don de lo que no se tiene, no con el cálculo y la
simulación. Phil se topa así con un imposible.
Durante todo un período de tiempo, Phil intenta, ante su
destino de eterno retorno, calcular el encuentro con los semejantes, eliminando
el azar y sometiendo el mundo a su capricho, al punto de creerse un dios. Él
tiene la libertad de hacer lo que le plazca usando en su provecho del
conocimiento de lo que va a ocurrir en el día. Uno puede imaginarlo variando,
en este infinito repetido, todas las alternativas de la existencia, como soñaba
Borges: vivir todas las vidas. Pero a lo largo del film no puede hacer dos
cosas: conquistar a Rita, y salvarle la vida a un mendigo. En este universo,
alcanzar el objeto de deseo y eliminar la muerte encarnan un imposible, el
lugar del no-todo, un límite a la omnipotencia.
Estar atrapado en el tiempo, sumado a la imposibilidad de
conquistar a esa mujer no cualquiera que encarna para él el lugar del objeto de
deseo, lo conduce a una depresión. De pronto, su existencia se le revela
carente de sentido. En los días siguientes se emborrachará, se quedará en la cama
durmiendo, o mirará televisión todo el día.
Desesperado, hará finalmente un pasaje al acto suicida:
secuestrará a la marmota del pueblo y se arrojará en auto a un precipicio… para
volver a despertar en su hotel a las seis de la mañana. Phil insistirá en el
suicidio de variadas maneras: electocutarse, arrojarse a un camión, tirarse de
un edificio. Pero el suicidio no le permite salir de su trampa temporal de
volver a las seis de la mañana del 2 de febrero a su cama de hotel con el fondo
de la canción de Sonny & Cher, que a esa altura tiene las características
de una voz que lo goza. El suicidio prueba ser tan inoperante como todo lo que
hace. Descubre así que también está impedido de morir, es decir, que no puede
escaparse por el atajo de un pasaje al acto fuera de la escena. Esta idea del
film es clínicamente justa: ni el acting, ni los actos sintomáticos, ni el
pasaje al acto pueden sacar al sujeto de la repetición infernal hacia una vía
deseante (el suicidio es un cese de la repetición que es al mismo tiempo un
cese del sujeto mismo: se trata de un fracaso definitivo de un saber-hacer con
el deseo). Sólo un acto podría sacar de la repetición mortífera. Un acto que
pueda anudar la compulsión repetitiva del goce pulsional al deseo.
En uno de sus infinitos días repetidos, Phil logra convencer
a Rita de que está atrapado en un mismo día. Ella se propone acompañarlo como
testigo del fenómeno, y de ese modo se inicia un modo de acercamiento nuevo
entre ellos. Es en este contexto que ella le dice que tal vez lo que le pasa no
sea una maldición. Esta intervención tiene para él un valor interpretativo. De
padecer su destino, pasa a vivirlo de otro modo. Deja de estar deprimido y se
abre a la relación con Rita y con los demás miembros del pueblo. Se despierta su
deseo por aprender a hacer esculturas y a tocar el piano. Por otro lado, al
saber cada detalle de lo que ocurrirá ese día, asume la responsabilidad sobre
ese saber, y se propondrá ayudar a la gente, ya que ha decidido emplear lo que
conoce para que nadie sufra o muera.
Esta vía también probará sus límites: Phil descubre que ese
día el mendigo del pueblo muere, e intentará salvarle la vida. Le dará de
comer, lo llevará a la guardia del hospital, y hasta le hará respiración boca a
boca, pero no puede impedir que al final del día fallezca inexorablemente. En
el proceso de intentar vencer la muerte, Phil se topa con otro imposible. Pero
al mismo tiempo se ha vuelto alguien preocupado por el otro: no puede burlar la
muerte, pero puede conmoverse por el semejante.
Salir de la
repetición
Phil ha encontrado un modo de satisfacción en su prisión
temporal que consiste en aceptar su destino y al mismo tiempo valerse de ese
saber para hacer de ese día un día que él querría repetir para siempre.
Advierte que sobre él recae la responsabilidad de producir cada día esa
diferencia sobre él mismo. De esta manera, Phil termina produciendo un día
"perfecto" donde puede hallarse a gusto con su deseo y con los
semejantes. Por eso el film propone, a través de una situación en la que el
universo entero se repite a sí mismo vanamente, una ascesis del deseo, donde en
vez del trabajo de la palabra vía análisis, encontramos un endemoniado hechizo
que obliga a Phil a recomenzar el día y a rectificar su relación al deseo.
Este cambio de posición implica también un cambio en el
vínculo con los otros. Una relación más ética con el deseo conlleva un cambio
en la relación con los semejantes. La salida del egocentrismo cínico en el que
Phil estaba fijado era la verdadera prisión solitaria en la que vivía desde
mucho antes de su encierro temporal. La consecuencia a nivel social es que se
vuelve alguien querible por los habitantes de Punxsutawney. Al punto que en la
fiesta del pueblo se “subastan solteros” en forma de juego, y todas las mujeres
quieren pagar por él. Pero será Rita quien se lleve “el premio”.
Sólo asumiendo su destino, admitiendo el límite de lo
imposible, renunciando a una apropiación del objeto de amor por vía del
cálculo, resignando su egocentrismo y ligando su deseo a otros, Phil podrá
desear en la repetición y, al hacerlo, salir del “hechizo de tiempo”. Una de
las críticas que suele recibir el film es su conclusión: Phil logra finalmente
escapar de la repetición y conquistar a Rita, cuando lo "lógico "
sería que siguiera así por toda la eternidad. Pero si el final es feliz, no lo
es por concesión al espectador, sino por una cuestión ética en sorprendente
consonancia con la ética del psicoanálisis.
Soren Kierkegaard y Friedrich Nietzsche hicieron de la
repetición el objeto supremo de la voluntad y la libertad. Para ambos se trata
de actuar, de hacer de la repetición una novedad, una tarea de la libertad, el
objeto mismo del querer. Con su concepción de “eterno retorno”, Nietzsche hace
de la repetición misma la forma de una ley que supera a la moral kantiana: si
el imperativo categórico kantiano ordenaba actuar de modo que nuestro acto
pudiera ser elevado a ley universal válida para todos, el imperativo
nietzscheano es “actúa de manera tal que desees que tu vida se repita
eternamente”, “Aquello que quieras, quiérelo de tal forma que lo quieras a la
vez como eterno retorno.” No todo lo que hacemos en la vida querríamos que se
repita eternamente. Muchas cosas preferiríamos que queden enterradas en el
pasado y el olvido. Una relación más ética con el deseo que nos habita implica
un tipo de vida en la que el sujeto no se traiciona respecto de lo que desea.
Un sujeto que pueda vivir deseando el eterno retorno nietzscheano.
Phil decide abandonar su cinismo narcisista para soportarse
en su deseo como único lugar en el cual puede inscribir diferencia, y hacer de
su prisión temporal un recurso donde desplegar una vida que se espera inmortal
e infinita. Comienza a aprender a tocar el piano, a hacer esculturas, a saber
hacer con el deseo que lo habita, sin esperar que eso tenga inscripción en el
mundo más allá del día. De todas maneras, tiene inscripción en ese Otro que es
su inconsciente. Por eso al final Phil puede confesar su amor a Rita sin
esperar nada, sino sólo por el hecho de que desea decírselo, aunque ella duerma
y no lo escuche, y al día siguiente nada quede en el recuerdo de Rita ni del
mundo. [4] Phil sabe que ha estado finalmente a la altura de su deseo, aun en
su destino de olvido para los otros. Sabe que todo lo que haga será perecedero,
menos su disfrute durante el tiempo que lo hizo. Con lo cual se le vuelve
soportable el hecho de que el día se repita y anule lo construido en el mundo,
ya que para él cada día es ahora diferente y gozable. Ha dejado de ser una
repetición vana. Y advertir esto es lo que finalmente lo saca del infierno
repetitivo. Phil sabe todo lo que pasará en el día, pero sólo con este cambio
de posición logra establecer una relación vivible con su deseo que no se le
torne repetición pulsional mortificante. Y que le reporte algún goce a su
cuenta, no sin los otros. Por eso al final, Phil puede salir del Día de la Marmota. Sucede
que el tiempo le ha dado de alta.
Bibliografia
Deleuze, G.; Diferencia y repetición, Amorrortu, Buenos
Aires, 2002
Freud, S.; La transitoriedad, en Obras Completas, Vol. 14,
Amorrortu, Buenos Aires, 1990
Kierkegaard, S.; La repetición
Lacan, J.; Seminario 6: El deseo y su interpretación
(inédito)
Lacan, J.; Seminario 7: La ética del psicoanálisis, Paidós,
Buenos Aires, 1992
Nietzsche, F.; La gaya ciencia
NOTAS
[1] Ramis,
Harold; Groundhog day, EEUU, 1993, 191`
[2] En un excelente artículo sobre este film, Gustavo
Chiozza señala el valor simbólico del nombre propio del personaje: Phil en
inglés es homófono a feel, que significa “sentir”. Phil es alguien cuya actitud
cínica es una manera de evitar sentimientos amorosos, generosos o de esperanza.
Esta actitud escéptica y amargada ante la vida hace que él ya esté viviendo un
invierno permanente en su existencia solitaria, mucho antes de llegar al pueblo
de Punxsutawney. Ver http://www.unpsicoanalistaenelcine....
[3] La ética hedonista se funda en la identificación del
bien con el placer, y –como se sabe- tiene patas cortas: tarde o temprano se
llega al límite de la saturación y el tedio si el goce pulsional no está bien
enlazado al deseo, que obliga a un trabajo de rodeo sublimatorio. Como Phil
confiesa cuando logra armar calculadamente un día ideal: “se puede planear un
día así, pero lleva mucho tiempo”.
[4] En una de las escenas más conmovedoras del film, Phil le
susurra a Rita mientras duerme: “La primera vez que te vi, algo me sucedió.
Nunca te lo dije, pero supe que quería abrazarte lo más fuerte que pudiera. No
merezco alguien como tú, pero si alguna vez pudiera, juro que te amaría por el
resto de mi vida.”
Fuente : Etica y Cine
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