Por Macarena Areco
Resumen
El objetivo de este trabajo es leer "Tlön Uqbar, Orbis
Tertius" desde el género policial, descubriendo cómo Borges emplea
libremente esta fórmula literaria propia de la tradición europea, lo que
implica su trasgresión y también, en cierta medida, el logro de su máximas
posibilidades como "género fantástico de la inteligencia.
Ubicado en una particular posición, que combina la
pertenencia con la lejanía, el escritor latinoamericano, según Borges, es parte
de la tradición literaria occidental; pero, al mismo tiempo, puede hacer un uso
libre de ella: "Creo que los argentinos, los sudamericanos... podemos
manejar todos los temas europeos, manejarlos sin supersticiones, con una
irreverencia que puede tener, y ya tiene, consecuencias afortunadas" (Borges
1996: I, 273).
La narrativa policial es una de estas tradiciones empleadas
por Borges en sus ficciones, lo cual ha sido destacado por el propio autor y
por la crítica en el caso de los cuentos "La muerte y la brújula" y
"El jardín de senderos que se bifurcan" (1996)1.
No ha ocurrido lo mismo con "Tlön, Uqbar, Orbis
Tertius" (1996: I, 431-43), relato que, sin embargo, puede ser leído según
los códigos del policial clásico. En el presente trabajo me propongo mostrar
cómo, en este caso, el empleo del género, unido a su transgresión, se traduce
en un cuestionamiento de la ficción, entendida como reproducción del mundo, y
de la realidad, vista como ficción.
La enigmatización de
la cita
La interpretación de "Tlön..." como un relato
policial se sustenta en el análisis de la forma que adquieren en él los rasgos
característicos del género. Para una delimitación de éste es necesario
considerar como un primer elemento central la presencia de un enigma. Así,
André Jolles, quien ha descrito las "formas simples" de las que surgen
los distintos tipos de relatos, plantea que, entre ellas, el enigma es el que
origina la novela policial y el centro del que irradian los restantes
componentes de este tipo de ficción2: el delincuente, el delito, el
descubrimiento y el investigador (1972: 137)3. A estos componentes es
necesario agregar la relevancia de la pesquisa en esta clase de narraciones, la
cual debe ser de carácter intelectual en la vertiente clásica del relato de
enigma, siendo éste su principal rasgo distintivo respecto de la serie negra
(2000: 68)4.
A la luz de estas precisiones, son diversos los rasgos de
"Tlön..." que permiten su comprensión dentro del género policial, en
particular en su vertiente clásica: la existencia de un enigma como núcleo que
da origen al relato, de una pesquisa de carácter intelectual en la que se
despliega el acontecer y de personajes que se caracterizan ya sea como
investigadores o productores del enigma. Por otra parte, son múltiples las
violencias ejercidas sobre este código, que marcan la diferencia de este relato
de Borges respecto de una historia policial tradicional, aunque no, quizás,
respecto a su utopía.
En "Tlön..." hay una cita al comienzo de la
historia, dicha al pasar por un amigo del narrador, llamado Bioy Casares, en
una larga sobremesa que tiene lugar en una quinta arrendada de la calle Gaona:
"los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de
los hombres" (431). A partir de esta sentencia, atribuida a un heresiarca
de un lugar desconocido llamado Tlön, prolifera el acontecer. Así, al intentar
los personajes buscar la referencia bibliográfica (un artículo sobre Tlön leído
por Bioy en The Anglo-American Cyclopaedia) y no lograrlo (en la quinta hay un
ejemplar del libro, pero no se encuentra ninguna alusión al lugar pesquisado),
lo que se inicia como una sentencia un tanto insólita se convierte en un enigma
de proporciones cada vez mayores, que va siendo sometido a progresivos
desdoblamientos a medida que transcurre el relato.
De esta manera hay una enigmatización de la cita y una
ampliación que se produce en forma escalonada: desde el descubrimiento del
texto, al del país imaginario llamado Uqbar (vagamente situado en Asia, según
el artículo de The Anglo-American Cyclopaedia) y del de éste, al de una región
ficticia dentro de ese país, Tlön (una de las dos a las que se refiere la
literatura de Uqbar), hasta llegar a un planeta total ("con sus
arquitecturas y barajas, con el pavor de sus mitologías y el rumor de sus
lenguas, con sus emperadores y sus mares, con sus minerales y sus pájaros y sus
peces, con su álgebra y su fuego, con su controversia teológica y
metafísica" [434]). Este último, descrito en los cuarenta volúmenes de la Primera Enciclopedia
de Tlön, termina, al final del relato, reemplazando a la realidad. Esta forma
de presentar el enigma corresponde a una exposición en abismo, como lo ha
señalado Beatriz Sarlo: "Esta secuencia intrincada de regiones no
existentes disimula una estructura en abismo. En ella se reconocen múltiples
imágenes levemente desviadas, reflejos de espejos reflejados en espejos, donde
(como en el barroco) la ilusión niega la supremacía de una realidad
'primera'" (2005)5.
La ampliación vista en esta perspectiva es de carácter
espacial - de la cita al artículo, del artículo a la enciclopedia y de la
región al país, del país al planeta- ; sin embargo, tiene además una dimensión
temporal, debido a la excedencia del enigma respecto al tiempo del relato, al
cual antecede (siglo XVII) y sobrevive: "Si nuestras previsiones no erran,
de aquí a cien años alguien descubrirá los cien tomos de la Segunda Enciclopedia
de Tlön" (443).
Así, junto con el cumplimiento de la cláusula del relato
policial que es la existencia del enigma, su disposición en abismo, además de
su excedencia respecto de la historia que lo enmarca, actúa como una
transgresión, pues, en lugar de apuntar a la resolución de éste, se dirige a su
reproducción infinita.
Algo similar ocurre con los personajes, los que pueden
dividirse en dos grupos. El primero, cuyos integrantes llevan nombres que
pertenecen a la biografía del autor (el círculo de amigos de Borges: Adolfo
Bioy Casares, Alfonso Reyes y Xul Solar, entre otros), cumple el papel del
detective que intenta desentrañar el enigma. En el otro costado, los
antagonistas son los integrantes de una sociedad secreta que es la responsable
de la creación de Tlön.
Contra el código (o quizás hiperbolizándolo), los
investigadores no son detectives, ni los antagonistas delincuentes, sino
escritores y eruditos, que siguen el esquema del trabajo académico, pesquisando
bibliografías, escribiendo artículos, traduciendo: "Esa noche visitamos la Biblioteca Nacional.
En vano fatigamos atlas, catálogos, anuarios de sociedades geográficas,
memorias de viajeros e historiadores: nadie había estado nunca en Uqbar"
(433). Tampoco, como en el relato policial clásico, son individualidades las
que se enfrentan6, sino dos grupos de intelectuales que hacen las veces de
investigadores y autores.
Los integrantes de ambos equipos carecen casi por completo
de rasgos personales. Sus intereses intelectuales y su pasión por la producción
o por la pesquisa de la ficción, es decir, su labor como investigadores o
creadores, son lo único que cuenta. Así, de Bioy Casares sólo se menciona la
modestia intelectual que imagina el narrador al no querer atribuirse la cita
sobre los espejos. De Ezra Buckler, el millonario que lega su fortuna a la
fraternidad de tlönistas, se destacan tres rasgos: su ascetismo, su nihilismo y
su paradojal ateísmo que no le impide querer "demostrar al Dios no
existente que los hombres mortales son capaces de concebir un mundo"
(441). Sobre el matemático Herbert Ashe, ingeniero de los Ferrocarriles del Sur
y sorpresivo integrante de la sociedad de tlönistas, el narrador hace un
despliegue descriptivo más significativo, al referirse a su aspecto físico y a
su vida personal: "Era alto y desganado y su cansada barba rectangular
había sido roja. Entiendo que era viudo, sin hijos" (433). Sin embargo,
esta descripción se sostiene en la negación y la carencia: la viudez y la falta
de hijos, la ausencia de deseo, la barba que ha perdido su color. Algo parecido
ocurre con la mención a la relación de Ashe con el padre del narrador: "Mi
padre había estrechado con él (el verbo es excesivo) una de esas amistades
inglesas que empiezan por excluir la confidencia y que muy pronto omiten el
diálogo" (433). Proyectando el comentario entre paréntesis a la forma en
que están caracterizados los personajes, es como si en este relato - y
probablemente en todos los de Borges- la consignación de cualquier rasgo
individual fuera sentida como excesiva. Por otra parte, el único elemento de la
personalidad del inglés que menciona el narrador —"padeció de
irrealidad" (433)— termina por difuminarlo (no olvidemos que
"ashe" significa "ceniza"). Si leemos ese padecimiento a la
luz de la ya citada descripción de Ashe, podemos concluir que irrealidad
significa, por una parte, carecer de vida familiar y, por otra, dedicarse a la
especulación intelectual, dos rasgos que son aplicables a los restantes
personajes de la ficción.
De esta manera, los personajes de Tlön se reducen a unos
pocos rasgos fragmentarios y dispersos relacionados con su actividad
investigadora o creadora de ficción.
La descripción omite casi toda derivación a lo personal y lo
biográfico y, cuando no se lo elide (es el caso de Ashe), se hace notar el
exceso, el cual, por otra parte, conduce a la negación de su realidad. La
identidad personal no es una aspiración para los personajes de
"Tlön...", sino que más bien lo es la irrealidad, en la que desemboca
la descripción.
El asesinato de la realidad
En lo que respecta al delito cometido, recién en las últimas
páginas de "Tlön...", y no en sus comienzos, como correspondería a un
relato policial clásico, el narrador lo explicita:
El contacto y el hábito de Tlön han desintegrado este
mundo.... Ya ha penetrado en las escuelas el (conjetural) "idioma
primitivo" de Tlön, ya la enseñanza de su historia armoniosa... ha
obliterado a la que presidió, en mi niñez; ya en las memorias un pasado
ficticio ocupa el sitio de otro... Si nuestras previsiones no erran, ¿de aquí a
cien años alguien descubrirá los cien tomos de la Segunda Enciclopedia
de Tlön? Entonces desaparecerán del planeta el inglés y el francés y el mero
español. El mundo será Tlön (443).
El crimen así descrito es la proliferación de la ficción en
el mundo del narrador, o dicho en términos policiales, el asesinato de la
realidad por el efecto de la sobreimpresión de Tlön, lo que corresponde a otra
hiperbolización del código.
Desde esta perspectiva, la intelectualización del enigma,
los detectives, la pesquisa y el asesinato, que hasta el momento ha sido
considerada una transgresión del género policial, puede también interpretarse
como un acercamiento al ideal del género buscado por Poe, quien, según lo
plantea Borges en su conferencia "El cuento policial": "no
quería que el género policial fuera realista, quería que fuera un género
intelectual, un género fantástico, si ustedes quieren, pero un género
fantástico de la inteligencia, no de la imaginación solamente; de ambas cosas,
desde luego, pero sobre todo de la inteligencia" (IV, 193).
Se hace aquí necesaria una especulación. Para que una
ficción pueda afectar la realidad hasta aniquilarla, como ocurre en el mundo
del narrador sobre el cual actúa la invención que es Tlön, se requiere que éste
sea hecho de la misma materia, de palabras, de ideas, de discursos. Es por ello
que, como ya hemos visto, en esta revisión del relato policial que hace Borges,
el enigma, los personajes y la pesquisa son puramente intelectuales. Con estos
elementos del género, se construye un mundo al que llamaremos "real"
- el del narrador, por oposición al "irreal" de Tlön7- el cual, sin
embargo, está hecho también de ideas. Esto es lo que permite que pueda ser
aniquilado por otra ficción. Ello implica poner en práctica la concepción que
Borges desarrolló en un ensayo temprano, "Avatares de la tortuga", de
que la realidad no es más que una idea o un sueño: "Nosotros (la indivisa
divinidad que opera en nosotros) hemos soñado el mundo. Lo hemos soñado
resistente, misterioso, visible, ubicuo en el espacio y firme en el tiempo;
pero hemos consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de
sinrazón para saber que es falso" (I, 258). Tlön, la cita de su heresiarca
y la pesquisa policial a la que dan origen representan uno de estos
intersticios, por los cuales, en el nivel diegético, se hace posible visualizar
a la realidad como ficción y en el extradiegético, a la real como un relato. De
ahí, el asco.
El asco por el relato
El espejo y la cópula son abominables, afirma el heresiarca
de Tlön, debido a su común capacidad de multiplicar el número de los hombres
(431), es decir, de reproducir la realidad. Pero, ¿por qué la multiplicación es
abominable? En parte, como acabamos de ver, porque significa la reproducción de
un sueño, pero esto no parece suficiente para justificar lo excesivo del
calificativo. La explicación se encuentra en otro texto temprano de Borges,
"El tintorero enmascarado Hákim de Merv", de Historia universal de la
infamia (I, 324-28), del cual la cita del heresiarca de Tlön es a su vez una
cita:
En el principio de la cosmogonía de Hákim hay un Dios
espectral... su imagen proyectó nueve sombras que, condescendiendo a la acción,
dotaron y presidieron un primer cielo. De esa primera corona demiúrgica
procedió una segunda, también con ángeles, potestades y tronos, y éstos
fundaron otro cielo más abajo, que era el duplicado simétrico del inicial. Ese
segundo cónclave se vio reproducido en un terciario y ése en otro inferior, y
así hasta 999...
La tierra que habitamos es un error, una incompetente
parodia. Los espejos y la paternidad son abominables, porque la multiplican y
afirman. El asco es la virtud fundamental (327).
Según esto, el asco a la capacidad reproductiva se debe a
que sólo replica sombras, errores, de manera abismal. Este asco es traspasable
a "Tlön...", la ficción en que Borges representa una realidad
irrealizada a través de las transgresiones ejercidas sobre el relato policial
(el enigma que es una cita que se amplifica, los personajes que carecen de identidad
personal, el asesinato de la realidad a través de las ideas) y de Tlön, la
región inventada de un planeta imaginario que es un
simulacro de la tierra construido como una hipérbole del
idealismo. Por su posibilidad de reproducción, la ficción comparte la propiedad
"abominable" del espejo y la cópula de multiplicar. El espejo que
multiplica a los hombres es una imagen de la ficción capaz de reproducir el
mundo, representada por los dos Tlön.
En este sentido "Tlön...", relato sobre el espejo,
es también un relato sobre la literatura como multiplicación. De ello dan fe
las diversas maquinarias reproductivas aludidas, como la cópula, la disposición
en abismo y los hrönir8. La literatura, descrita como el tronco del que emerge
la filosofía - "la metafísica es una rama de la literatura
fantástica", afirman los metafísicos de Tlön (436)- también es destacada
por su capacidad multiplicadora y lo mismo ocurre con el lenguaje, cuya
irrealidad conduce a la proliferación: "El hecho que nadie crea en la
realidad de los sustantivos hace, paradójicamente, que sea interminable su
número. Los idiomas del hemisferio boreal de Tlön poseen todos los nombres de
las lenguas indoeuropeas, y otros muchos más" (436).
Sin embargo, en cuanto la ficción representa, además, la
posibilidad, podríamos decir "policial", de asesinar la realidad,
también significa un consuelo: "negar la sucesión temporal, negar el yo,
negar el universo astronómico, son desesperaciones aparentes y consuelos
secretos", ha escrito también Borges (II, 148). Este consuelo, que sólo es
posible por medio de la ficción es puesto en escena por el sueño de los
tlönistas, quienes, al crear su mundo imaginario y aniquilar al planeta del
tercer círculo, son algo así como una reproducción en abismo de Borges
construyendo sus ficciones.
Bibliografía
Borges, Jorge Luis. 1996. "Tlön, Uqbar, Orbis
Tertius". Obras Completas, I. Barcelona: Emecé. 431-43.
______. 1996. "Avatares de la tortuga". Obras
Completas, I. Barcelona: Emecé.
______. 1996. "Cuando la ficción vive en la
ficción". Obras Completas, IV. Barcelona: Emecé. 433-35.
______. 1996. "El cuento policial". Obras
Completas, IV. Barcelona: Emecé. 189-97.
______. 1996. "El escritor argentino y la
tradición". Obras Completas, I. Barcelona: Emecé. 267-74.
______. 1996. "El tintorero enmascarado Hákim de
Merv". Obras Completas, I. Barcelona: Emecé. 324-28.
______. 1996. "Nueva refutación del tiempo". Obras
Completas, II. Barcelona: Emecé. 135-49.
Barili, Amelia. 1999. Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes: la
cuestión de la identidad del escritor latinoamericano. México: Fondo de Cultura
Económica.
Dällenbach, Lucien. 1991. El relato especular. Madrid:
Visor.
Foucault, Michel. 2003. "Criminalidad, poder,
literatura". El juego de los cautos. Comp. Daniel Link. Buenos Aires: La Marca. 36-43.
Genette, Gérard. 1989. Figuras III. Barcelona: Lumen.
Gide, André. 1963. Diario. Buenos Aires: Losada.
Jolles, André. 1972. Las formas simples. Universitaria.
Piglia, Ricardo. 2000. Crítica y ficción. Buenos Aires:
Planeta.
Sarlo, Beatriz. 2005. "Construcciones
imaginarias". Borges, un escritor en las orillas. Cap. 6. Cfr. Revisado
11/5/05.
Notas al pie de
página:
1. Sobre el segundo, Borges señala en el prólogo de
Ficciones que "sus lectores asistirán a la ejecución y a todos los
preliminares de un crimen" (1996: I, 429). Respecto al primero, Ricardo
Piglia opina que "es el Ulysses del relato policial" (2000: 68) y
Amelia Barili lo analiza según sus filiaciones con el género y con el concepto
de inteligencia americana acuñado por Alfonso Reyes para concluir que:
"Con este cuento, Borges, lector de cuentos policiales, se instala en la
tradición de ese género desarrollado por británicos y estadounidenses, maneja
audazmente el legado recibido y revierte las convenciones del género en clara
afirmación de su identidad como escritor latinoamericano" (1999: 188).
2. Las otras son la hagiobiografía, la leyenda, el mito y la
sentencia.
3. Al respecto, dice este autor: "Tenemos al
delincuente que se enigma a sí mismo y a su delito, pero que en la misma
enigmación deja una posibilidad para su descubrimiento. Tenemos también al
descubridor que soluciona el enigma, rompiendo la impenetrabilidad, y que se
presenta ante nosotros como figura" (137).
4. Así lo ha destacado Ricardo Piglia: "Las reglas del
policial clásico se afirman sobre todo en el fetiche de la inteligencia pura.
Se valora antes que nada la omnipotencia del pensamiento y la lógica imbatible
de los personajes encargados de proteger la vida burguesa. A partir de esta
forma, construida sobre la figura del investigador como el razonador puro, como
el gran racionalista que defiende la ley y descifra los enigmas... está claro
que las novelas de la serie negra eran ilegibles... Porque mientras en la
policial inglesa todo se resuelve a partir de una secuencia lógica de
presupuestos, hipótesis, deducciones, con el detective quieto y analítico... en
la novela negra no parece haber otro criterio de verdad que la
experiencia" (68).
5. La primera mención a esta estructura se encuentra en una
de las entradas del Diario de André Gide, correspondiente a 1883: "ese
procedimiento del blasón que consiste en poner en el primero un segundo 'en
abismo'" (1963: 36). En El relato especular (1991), Lucien Dällenbach
realiza un seguimiento de la evolución de este concepto y un análisis de sus
diversas acepciones. La disposición en abismo es uno de esos juegos "con
el tiempo y con lo infinito" (1996: II, 186) tan propios de Borges, quien
en uno de sus Textos cautivos ha ejemplificado una de sus acepciones, la
reproducción infinita, con un recuerdo de infancia que coincide casi
exactamente con el ejemplo de M. Leiris entregado por Dällenbach: "Debo mi
primer contacto preciso con la noción de infinito a un envase de cacao de marca
holandesa, materia prima de mis desayunos. Un lado del envase venía decorado
para la imagen de una campesina, fresca y sonrisueña, con cofia de encaje y con
un envase idéntico en el mano, decorado por la misma imagen" (38).
Compárese con Borges: "Debo mi primera noción del infinito a una gran lata
de bizcochos que dio misterio y vértigo a mi niñez. En el costado de ese objeto
anormal había una escena japonesa; no recuerdo los niños o los guerreros que la
formaban, pero sí que en un ángulo de esa imagen la misma lata de bizcochos
reaparecía con la misma figura y en ella la misma figura y así (a lo menos, en
potencia) infinitamente..." (IV, 433).
6. Esto lo indica Michel Foucault: "la lucha entre dos
inteligencias - la del asesino y la del detective- constituiría la forma
esencial del enfrentamiento" (2003: 30).
7. Diégesis y metadiégesis, en la terminología que utiliza
Gérard Genette en Figuras III: "El prefijo meta- connota... el paso al
segundo grado: el metarrelato es un relato en el relato, la metadiégesis es el
universo de ese relato segundo, como la diégesis designa... el universo del
relato primero" (1989: 317).
8. "Los hrönir de segundo y tercer grado - los hrönir
derivados de otro hrön, los hrönir derivados del hrön de un hrön- exageran las
aberraciones del inicial; los de quinto son casi uniformes; los de noveno se
confunden con los de segundo; en los de undécimo hay una pureza de líneas que
los originales no tienen" (440).
Fuente : Revista Axxon
Macarena Areco, Doctora en Literatura de la Universidad Católica
de Chile
No hay comentarios:
Publicar un comentario