La implementación de pruebas permitió el desarrollo de
muchas disciplinas, pero recién ahora se da en cuestiones económicas; el
desafío es instalar una evaluación sistemática
El perro que les ladra a todos los autos que pasan está
convencido de su efectividad: jamás ningún auto se detuvo tras sus ladridos. El
gobierno de turno cree que todo lo bueno es obra de su gestión y que lo malo es
causa del azar o de la oposición, que no hace más que poner palos en la rueda.
Y exactamente lo contrario opinan los opositores, cargando todo lo malo a la
inoperancia del gobierno.
Creer que porque una cosa se mueve con otra implica la causa
es un razonamiento erróneo conocido como falacia de la correlación, y puede
conducir a disparates tales como creer que los paraguas hacen llover (¿o no es
cierto que cuando la gente los usa llueve?) y, peor aún, a proponer absurdas
medidas de política, como repartir paraguas en regiones con sequía.
¿Es cierto que jugar al básquet hace crecer a la gente o es
que los altos lo practican y los petisos se autoexcluyen? ¿Estudiar inglés
conduce al éxito, o son otros factores los que llevan tanto a estudiar un
segundo idioma como a ser exitoso? ¿Fue efectiva la Asignación Universal por
Hijo (AUH)? La evaluación de las relaciones "causa y efecto" está en
el corazón de la ciencia y afecta tanto a cuestiones mundanas como de política
social. Y sin el cuidado suficiente es fácil caer en conclusiones y propuestas
absurdas, como la de los paraguas para provocar lluvia.
En su
magistral cuento El jardín de los senderos que se bifurcan, Jorge Luis Borges
plantea un laberinto en donde conviven "una infinita trama de tiempos que
se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran" y que "abarca
todas las posibilidades". En este mundo coexisten Mateo, que decidió jugar
al básquet, y él mismo habiendo optado por el futbol. También la Laura que
terminó la Cultural Inglesa y la que ni siquiera la empezó, y la familia Ibáñez
que recibió la AUH y la que no. En el laberinto borgeano convivimos los que
somos y también los que pudimos haber sido, como en la película Volver al
futuro.
El
laberinto de Borges facilita la tarea de la evaluación de políticas, porque
podríamos comparar directamente el derrotero de una familia a quien se le
asignó la AUH con exactamente la misma familia pero que no la recibió, ya que
ambas coexisten en el increíble mundo de don Jorge Luis.
La realidad es mucho más difícil, ya que sólo una de las
circunstancias es observable; no es posible observar a una persona que tomó un
antigripal y a la misma pero que no lo hizo; es uno o el otro y jamás los dos.
¿Y no podríamos comparar a la familia Ibáñez, que recibió la AUH, con los
Vattuone, que son vecinos y no la recibieron? No, porque posiblemente ambas
familias difieren en bastante más que haber recibido o no la AUH -empezando por
el origen español de la primera y el italiano de la segunda- , y ya estaríamos
comparando peras con manzanas.
El diseño de experimentos es uno de los grandes logros de la
ciencia moderna. Su esencia consiste en diseñar un contexto que aísle el canal
a través del cual una cosa afecta a la otra. En este sentido, un agrónomo
asigna fertilizante a una parcela y no a la otra, pero garantizando que ambas
tengan la misma cantidad de luz o agua, de modo que luego del experimento las
diferencias en el crecimiento de las plantas se deba fundamentalmente al
fertilizante. El experimento es un intento de reconstruir el laberinto
borgeano: si está bien diseñado es como si una parcela fuese exactamente la
otra, salvo por el fertilizante.
La implementación de experimentos bien diseñados ha
permitido avanzar a pasos agigantados a las ciencias tradicionales como la
medicina o la biología, y, con el rezago esperable, esa práctica ha cobrado
relevancia reciente en la economía. Un ejemplo icónico es el caso del programa
Progresa (ahora llamado Oportunidades), el plan de alivio de la pobreza más
importante de América latina, llevado a cabo por México y con un alcance de más
de cinco millones de hogares. En su primera etapa, su componente rural fue
implementado en 506 aldeas rurales, de las cuales 320 fueron elegidas al azar
para recibir el plan.
Diseños para pruebas
Este diseño experimental -idéntico en espíritu al ejemplo de
los fertilizantes- permite evaluar con precisión la efectividad del plan,
aislándola de otros factores concurrentes que podrían haber contaminado el
resultado. Otro caso es el influyente estudio de los profesores Edward Miguel y
Michael Kremer (de las universidades de Berkeley y Harvard, respectivamente)
sobre un programa de tratamientos antiparasitarios en alumnos de 75 escuelas
rurales en Kenia, mostrando que esas intervenciones tienen un fuerte impacto
positivo en las tasas de presentismo escolar.
La asignación aleatoria es la característica central de este
tipo de estudios, y es lo que permite una comparación válida entre quienes se
benefician de un programa y quienes no, ya que si su asignación es al azar,
luego de su implementación los resultados deberían deberse fundamentalmente a
sus efectos y no a otros factores.
El enfoque experimental tuvo un profundo impacto en el
diseño y evaluación de políticas destinadas a la reducción de la pobreza en la
mayoría de los países en desarrollo, y es de prever que tenga una influencia
similar en la Argentina.
El reciente libro de Esther Duflo y Abhijit Banerjee (Pensar
la pobreza) es un vehemente alegato a favor de la implementación de programas
de combate a la pobreza focalizados en acciones concretas (desparasitación,
prácticas nutricionales o sanitarias, etcétera), siempre acompañados de etapas
de ensayo y evaluación experimental, y que tiene una enorme influencia en
organismos internacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID).
El Poverty Action LAB del prestigioso MIT, liderado por
Duflo y Banerjee, es algo así como el "brazo armado" de la
implementación de programas de reducción de la pobreza sobre la base de
rigurosos estándares de implementación y evaluación experimental.
Claramente, el enfoque experimental no está exento de
detractores, cuyas críticas van desde la mismísima dificultad ética de
experimentar con cuestiones sociales hasta las dudas acerca de la relevancia de
extrapolar resultados de una región a otra. Angus Deaton, el flamante Nobel de
Economía en 2015, ha expresado claramente sus reparos en relación con la visión
experimental.
El compromiso de "pobreza cero" asumido por la
actual gestión pone a las políticas sociales en el centro del debate, a tal
punto que la AUH es uno de los muy pocos elementos de continuidad con el
gobierno saliente. Más allá del debate sobre la relevancia del enfoque
experimental, de lo que no existen dudas es de la importancia de instalar una
cultura de la evaluación sistemática de las políticas. Éste es uno de los
mayores desafíos que deja la gestión anterior y que enfrenta el actual
gobierno.
El autor es profesor de la Universidad de San Andrés e
investigador principal del Conicet
Fuente : La Nacion
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