Malva Marina Vásquez
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Valparaíso,
Chile
malmara@msn.com
RESUMEN
En Tlön, Uqbar, Orbis Tertius1 a través de la articulación
en el devenir narrativo de la carga semántica de dos citas de la cultura
letrada, se despliega tanto una potente deconstrucción de los metarrelatos de
la metafísica moderna como una visionaria poética de la ficción fantástica. Se
intenta demostrar el atentado terrorista de la audaz tesis epistemológica
contenida en la cita: "la metafísica es una rama de la literatura
fantástica", la que equivale al levantamiento de la cortina de hierro
ontológica por su inversión de la jerarquía de los discursos del saber moderno.
Se analiza el motivo del espejo y el de la enciclopedia, entendidos como
dispositivos semióticos de representación especular y escritural del mundo,
respectivamente, y como ironía tanto al proyecto enciclopédico de la época
moderna como a la Argentina de la Organización Nacional. Todo lo cual permite
sugerir el giro epistemológico hacia un paradigma estético-narrativo en la
poética postmoderna de lo fantástico de Borges.
ABSTRACT
In the narrative of Tlön, Uqbar, Orbis Tertius through the
articulation of the semantic import of two quotes of the literate culture, it
is unfolded a potent deconstruction of the meta-narratives of modern
metaphysics as a visionary aesthetic of the fantastic fiction. This paper will
try to reveal as a terrorist attack the audacious epistemological thesis
contained in the statement: "the metaphysics is a branch of the fantastic
literature", which amounts to the lifting an ontological iron curtain due
for its inversion of the hierarchy of the speeches within modern knowledge. The
themes of the mirror and of the encyclopedia will be analyzed, understanding
both as semiotic devices of mirror-like representation and writhing of the
world, respectively, and as an irony towards the encyclopedic project of the
modern age and also towards the Argentine of the National Organization. All of
these allow us to suggest an epistemologic turn toward an aesthetic-narrative
paradigm in Borges' post-modern view about the fantastic.
Jorge Luis Borges se ha erigido en la crítica contemporánea
en un ícono cultural de lo postmoderno. Muchas de las especulaciones
desplegadas en su obra fantástica se anticipan en décadas a los cambios que se
han venido verificando en la epistemología de estos últimos tiempos. Cambios
que han posibilitado en el debate sobre lo postmoderno hablar de un giro
epistemológico hacia un paradigma estético. Estas mutaciones en la cultura, las
ciencias y las artes se han venido produciendo con mayor vitalidad desde los
años setenta en adelante. El carácter pionero del proyecto borgeano se
evidencia en el hecho de que su volumen de cuentos Ficciones, publicado el año
1941, es el libro más paradigmático y controversial, al respecto. Dentro de
este volumen aparece Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (Borges 2000: 15-46), relato
hecho de guiños irónicos a la enciclopedia de la razón ilustrada de Occidente.
Aquí se ostenta la cita célebre por su audaz tesis epistemológica, la que
invierte la jerarquía de los discursos del saber moderno: "Los
meta-físicos de Tlön no buscan la verdad ni siquiera la verosimilitud: buscan
el asombro. Juzgan que la metafísica es una rama de la literatura
fantástica" (Borges, 2000: 29).
Para su compatriota Ernesto Sábato, esta célebre máxima se
constituirá en la táctica autorial que lanza a Borges a la celebridad: "El
Círculo de Viena sostuvo que la metafísica es una rama de la literatura
fantástica. Y este aforismo que enfureció a los filósofos se convirtió en la
plataforma literaria de Borges" (Sábato, 1972: 45)2. De manera que en la
poética borgeana, un paradigma estético que postula a la literatura fantástica
como matriz de construcción de mundos, viene a subvertir el paradigma
epistémico de la modernidad. Giro narrativo de la cita que también gravitará
sobre los discursos históricos en el cuento, entendiéndolos como
representaciones o construcciones sociales de la memoria, de la expectativa,
del anhelo, lo cual permite entrever en esta ficción la propuesta de un nuevo
historicismo3. Por su parte, Alfonso de Toro lo bautiza como: "El creador
de los mundos virtuales digitales" porque "anticipa en los años
treinta la Internet, el concepto del hipertexto y la teoría de los mundos
diversos de Everett" (De Toro, 2006: 56)4. En virtud de la pionera
escenificación de la muerte de los metarrelatos de la modernidad, se ha
considerado a Borges como un escritor postmoderno avant la letre":
Educado en el pensamiento de Borges desde los quince años,
muchas de las novedades de Derrida me han parecido algo tautológicas. No podía
entender cómo tardaba tanto en llegar a las luminosas perspectivas que Borges
había abierto hacía ya tantos años. La famosa "desconstrucción" me
impresionaba por su rigor técnico y la infinita seducción de su espejo textual
pero me era familiar: la había practicado en Borges avant la lettre. Por eso,
cuando salió "La pharmacie de Platon" en los números 32 y 33 de Te l
quel (1968), le eché una ojeada reverencial, verifiqué dos epígrafes de Borges
que reforzaban la sección 3 (…), y pasé a otra cosa (Rodríguez Monegal, 1985:
125).
Si bien es esa práctica escritural de diálogo perverso con
los metarrelatos de la metafísica occidental lo que ha consagrado a Borges en
el orbe intelectual europeo, creemos que no hay que obliterar el hecho de que
es la opción por lo fantástico, la estrategia "literaria" que le
permite realizar la parodia de la metafísica. Ello porque la función social de
lo fantástico consiste en promover una reflexión epistemológica sobre el
estatus de los mundos representados (Todorov, 1978; Bessiere, 2001; Campra,
2001). Además, esta poética deconstructiva aparece ya prefigurada en su ensayo
"El arte narrativo y la magia" (1932: 109-124), aparecida dos años
antes de Ficciones, donde se nos ofrece una ampliada teoría de la causalidad,
la que permite superar, a nivel epistemológico, la oposición binaria entre
pensamiento científico y narrativo. Por ello, si en Tlön se juega a confundir
las categorías de ficción literaria y discurso filosófico es porque su poética
de la narración mágica o fantástica sugiere que "la magia es la coronación
o pesadilla de lo causal", no su contradicción. En este sentido, la teoría
de la causalidad de Borges se acerca tanto a la del pensamiento de la
complejidad de humanistas postmodernos, como Daniel Bensaïd y Edgar Morin5,
como a una de las versiones del constructivismo cognitivo, entre otras
propuestas epistemológicas contemporáneas.
En un recorrido panorámico por la bibliografía crítica de
este cuento, se advierte que la mayor parte de los estudios se ocupan con
fruición de sus aspectos filosóficos o epistemológicos, de su vasta
intertextualidad o diálogo con la tradición de la metafísica y la física
contemporánea6. Intención no descaminada, como nos consta, ya que la modalidad
de lo fantástico en Argentina tiene patente nacional, desde que Macedonio
Fernández, el así llamado "Sócrates porteño", encontrara ese
"estilo de lo argentino" (Gómez de la Serna cit. en Rodríguez Martín,
2010) iniciando con ello en Latinoamérica la tradición de la literatura
fantástica argentina proclive a ese juego del uso periférico de la cultura
filosófica occidental. "América por esa ansiedad mayor, se ve que es la
que va a emprender la burla de la filosofía, gracias a un sistema de
teorización veloz, remontado y genial. Macedonio ya inicia esa burla destructora
y vengativa (…)" (Gómez de la Serna cit. en Rodríguez Martín, 2010:
31-50).
TLÖN: FICCIóN DE LA ARGENTINA DE LA ORGANIZACIóN NACIONAL
Lyotard (1989) define lo postmoderno, surgido en el contexto
de la cultura informática y mas mediática de la actualidad, como síntoma de
"incredulidad respecto a las metanarrativas". En el cuento, estamos
en la Argentina de los años treinta, por tanto es la cultura libresca, la de la
enciclopedia, la que todavía rige el imaginario social hegemónico aunque ya se
profetiza sobre el advenimiento de lo postmoderno, entendido este último en el
mundo narrado como la usurpación del mundo real por su doble ficticio. En él,
dos sujetos letrados -Borges y Bioy Casares, personajes del cuento- se
alucinarán por el sentido de dos citas librescas, iniciando una aventura del
conocimiento que toma la forma de una pesquisa bibliográfica. Indagación que
termina por descubrir un complot contra la realidad misma. Amelia Barili señala
que "con este cuento, Borges, lector de cuentos policiales, se instala en
la tradición de ese género desarrollado por británicos y estadounidenses;
maneja audazmente el legado recibido y revierte las convenciones del género en
clara afirmación de su identidad como escritor latinoamericano" (Barili,
1999: 188).
Si la cita del aforismo de los filósofos del Círculo de
Viena nos muestra la tesis epistemológica central del cuento, a saber, que
"la metafísica es una rama de la literatura fantástica", a ella viene
a sumarse la cita del pensamiento gnóstico aparecida en el volumen XXVI de la
Enciclopedia en el artículo sobre Uqbar: "Para uno de esos gnósticos, el
visible universo era una ilusión o (más precisamente) un sofisma. Los espejos y
la paternidad son abominables (…), porque lo multiplican y lo afirman"
(Borges, 2000: 17) Nos interesa demostrar que es a través de la articulación de
la carga semántica de estos dos aforismos de la cultura letrada, que el relato
despliega tanto una potente deconstrucción de los metarrelatos como una
visionaria poética de la ficción. Veremos cómo explorar la función del
dispositivo del espejo y de la enciclopedia, en tanto canales del doble
fantasmático del mundo nos permitirá sustentar la tesis del giro epistemológico
hacia el paradigma estético en el relato. Lo fantástico borgeano, como sabemos,
es deudor tanto de la poética de lo fantástico-metafísico de Macedonio
Fernández como de la poética de Poe sobre el género policial, entendidas ambas
como ficciones de una "imaginación razonada", por el valor central
otorgado en éstas, a la conjetura. En su conferencia sobre "El cuento
policial", Borges nos dice que Poe "no quería que el género policial
fuera realista, quería que fuera un género intelectual, un género fantástico,
si ustedes quieren, pero un género fantástico de la inteligencia, no de la
imaginación solamente; de ambas cosas, desde luego, pero sobre todo de la
inteligencia" (Borges, 1996:193). Por otra parte, el carácter policial de
la historia del descubrimiento de un tercer mundo -Uqbar: un planeta inventado-
parodia tanto al proyecto enciclopédico de la época moderna como a la Argentina
de la Organización Nacional. Carácter detectivesco del cuento que permite en
esta segunda lectura, en clave alegórica, constatar la denuncia de las
políticas del Estado en su construcción de versiones oficiales sobre el ser de
la nación:
la idea clave fue la de construir un país imaginario, hacer
un país en el vacío, fundado en el desierto; hay un pathos a la vez utópico y
criminal en la Argentina de esos años. (…) Sarmiento expresa mejor que nadie la
concepción de una escritura verdadera que sujeta la ficción a las necesidades
de la política práctica: escribe desde el Estado (futuro) y en Facundo usa la
ficción con toda suerte de artimañas y la defne como la forma básica que tiene
el enemigo de hacer la historia. Para Sarmiento la ficción condensa la poética
(seductora) de la barbarie. (…) Si Facundo es el oráculo del Estado argentino,
Urquiza en 1862 es el que lo descifra y lo cumple (Piglia, 1986: 129-155).
A nivel ontológico esta manera de hacer la historia promueve
una inversión de los metarrelatos de la modernidad. Como es sabido, la
metafísica platónica es un pensamiento binario que privilegia el mundo de lo
inteligible, frente al mundo de lo sensible, siendo este último sólo su copia
degradada. Es este "metarrelato", el de verdad metafísica, en tanto
realidad preexistente al pensamiento, el cual se ve reducido al estatus de
ficción en el cuento. Lo cual tendría su correlato en el carácter ficcional que
se adjudica a la nación argentina, ya que su población está formada,
mayoritariamente, por inmigrantes: "Argentina es la única cultura
correspondiente a una sociedad trasplantada en América Latina, ya que cuenta
con una población de origen inmigratorio establecida en una ciudad litoral,
Buenos Aires, que ha comenzado a convertirse en metrópoli" (Rama, 1986:
98). Y dado que los "metarrelatos" proponen al sujeto moderno como
"héroe del conocimiento" o de "la libertad" (Lyotard)7, lo
cuestionado es el hecho mismo de que podamos acceder al conocimiento sobre el
carácter de lo nacional-argentino o en su reverso, sobre el estatus ontológico
del mundo. frente al sistema de mundos metafísico, el cuento, desde su título,
ya anticipa la presencia de un advenedizo -un Orbis Tertius- que termina por
invertir la jerarquía del pensamiento dicotómico moderno. Se puede hablar, por
ello, de una estrategia de "deconstrucción" del saber moderno en el
relato8.
Esta táctica deconstructiva se vale del desenmascaramiento
de las paradojas que presenta el discurso metafísico y que lo inhabilitan como
discurso sobre lo verdadero. Contradicciones que se hayan contenidas en el
concepto metafísico de base del saber moderno, el de
"representación"9. Si bien no podemos escapar a los condicionamientos
metafísicos del lenguaje, para ilustrar cómo se da la inversión de la jerarquía
de la episteme moderna contenida en la cita, proponemos sustituir el concepto
de "representación" por el de "ficcionalizar" de Iser,
entendido como modelo antropológico integral que ilumina la dialéctica del conocimiento.
Con ello se enfatiza la lógica de la imaginación, la que nos permite convertir
"posibles" imaginados en existentes. Nos hacemos eco así de la
deconstrucción borgeana contenida en la cita, al descartar ésta la noción de
verdad metafísica, lo cual nos permite ir de los productos, realidades
preexistentes, al "proceso de construcción" de las mismas. De modo
que la ventaja de esta última noción es relativizar en parte el mito
esencialista de una realidad pre-dada y optar por una epistemología enmarcada
en el constructivismo cognitivo10. En el cuento esta ficcionalización está
connotada de manera negativa, ya que forma parte de la demagogia de los
totalitarismos imperantes tanto en Europa como en América. Su contexto
histórico es el de la Segunda Guerra Mundial: entre 1939 y 1945, en el cual se
exacerban varias ideologías modernas como el nazismo y el comunismo11. De ahí
que en el cuento se diga que: "Hace 10 años bastaba cualquier simetría con
apariencia de orden -el materialismo dialéctico, el antisemitismo, el nazismo-
para embelesar a los hombres. ¿Cómo no someterse a Tlön, a la minuciosa y vasta
evidencia de un planeta ordenado" (Borges, 2000: 45).
El complot ontológico iniciado por el espejo en complicidad
con la invención de una enciclopedia por parte de una secta de pensadores,
científicos y artistas, continúa en el relato como una guerra ontológica en la
cual vence el batallón de las copias sobre lo real. La pesquisa revela esta
confabulación de sujetos letrados que, por medio de la invención y posterior
institucionalización del saber libresco, promueven la ficción de la
nacionalidad.
PRóTESIS ESPECULARES Y MUNDOS CONTRAFACTUALES
La especulación sobre el espejo y la enciclopedia se
intersecta en varios puntos con la de Mc Luhan -el hombre que la revista
Playboy llamó "Sumo sacerdote de la Cultura Pop" y "Metafísico
de los Medios". Según este autor, el surgimiento de los medios
tecnológicos obliga a una reorganización de la percepción del mundo, pues todo
medio es una "prótesis", es decir una extensión de nuestro cuerpo,
mente o ser: "La etimología de todas las tecnologías humanas se halla en
el mismo cuerpo; son, por así decirlo, artificios protéticos, mutaciones,
metáforas del cuerpo o de sus partes" (Mc Luhan, 2005: 48) En el caso de
los lentes o espejos, éstos son un tipo especial de prótesis del ojo, ya que
ellos refejan las cosas tal como las vemos: "Los espejos son ciertamente
prótesis extensivas e intrusivas por excelencia, en el sentido de que, por
ejemplo, nos permiten ver nuestro rostro y nuestros ojos, o lo que pasa a
nuestras espaldas" (Eco, 1988: 20). Esta ampliación de nuestra visión
revela al espejo como elemento central en la aventura del conocimiento. A esta
presencia material, en tanto canal, portador de la imagen se la carga con
subjetividad humana, atribuyéndosele la intención de realizar una conspiración
contra el mundo. El mal cosmológico es atribuido a las imágenes especulares, ya
que multiplican lo que ya es irreal e ilusorio, revelan:
un doble absoluto del campo de estímulos, el cual no puede
verse impugnado por contrafactuales. (…) El espejo es una prótesis
absolutamente neutra y permite captar el estímulo visual allí donde el ojo no
podría alcanzar (…) La magia de los espejos consiste en que su extensividad
-intrusividad no sólo nos permite mirar mejor el mundo, sino también mirarnos a
nosotros mismos tal como nos ven los demás (Eco, 1988:12).
Eco afirma que las imágenes especulares son
"designadores rígidos", tales como los pronombres personales o los
nombres propios, puesto que presuponen necesariamente la presencia de su
antecedente, el objeto referencial. Ya que Eco habla de "imágenes
especulares" en tanto productos para desplegar la poética de lo fantástico
acogeremos la teoría del Estadio del espejo de Jacques Lacan, por mostrar la
relevancia de lo especular en la formación de lo imaginario. Teoría que sugiere
que, a nivel flogenético (de memoria de la especie), la experiencia visual de
nuestra imagen especular cumple un rol capital en la construcción de una matriz
simbólica de subjetividad. Este estadio en tanto aventura imaginaria en la cual
"el hombre experimenta que él se ve, se refleja y se concibe distinto,
otro de lo que él es: es una dimensión de lo humano que estructura el conjunto
de su vida fantasmática, ya que la imagen del cuerpo le permite ubicar lo que
es y lo que no es del yo" (Lacan, 1990: 128). En efecto, este estadio nos
muestra que la primera representación que tenemos del mundo es la de nuestro
cuerpo y entorno reflejado en el espejo, conformándose éste en el primer medio
tecnológico de acceso al conocimiento, a la vez que en el dispositivo fundador
de lo fantástico: del motivo del doble y de los mundos comunicantes.
El espejo sería así el primer medio de traducción de lo
real, en esa escalada de traducciones que van en orden de sucesión del
pensamiento al lenguaje hablado y de éste, a la escritura.
De acuerdo a la clasificación de mundos del sentido común,
el espejo funciona como mundo enmarcado dentro de lo que llamamos el mundo
real. Pero es interesante destacar que el espejo, tal como las fotografías,
novelas, películas, posee una existencia objetiva, -muestra imágenes
exteriores- en oposición a otros mundos enmarcados que se producen en la
interioridad de un sujeto: las imaginaciones, los sueños (Hahn, 1978). Se
revela así como dispositivo instaurador de la paradoja a nivel perceptivo,
delatando la estructuración fantasmática de lo real. Este primer boceto de
identificación imaginaria será un contorno que contendrá todas las imágenes
constitutivas del yo imaginario. De este modo, el reconocimiento de su imagen
en el espejo sitúa "la instancia del yo, aun antes de su determinación
social, en una línea de ficción" (Lacan, 1989: 87). Eco señala que
"nos cuestionamos si la semiosis funda la percepción o la percepción funda
la semiosis (...) Las reflexiones de Lacan sobre la etapa del espejo nos
sugieren que percepción (o, al menos, percepción del propio cuerpo como unidad
no fragmentada) y experiencia especular van a la par. El espejo es un fenómeno-umbral
que marca los límites entre imaginario y simbólico (semiósico)" (Lacan,
1989: 19). Un atentado contra la razón humana es la experiencia ofrecida por el
espejo: "La "razón" se declara contra el espejo que no ofrece al
mundo sino una imagen del mundo, una materia desmaterializada, en una palabra,
una contradicción frente a la ley de no contradicción" (Todorov, 1978:
146). La imagen especular; "umbral del mundo visible" actúa como
puente que funda al mismo tiempo que transgrede la dicotomía del sentido común:
mundo exterior versus mundo interior. Así, en Tlön el espejo actuaría como el
primer dispositivo de "deconstrucción" al poner en marcha un
desmontaje crítico de las oposiciones jerárquicas de los sistemas teóricos.
POéTICAS DE LA FICCIóN Y MUNDOS POSIBLES
Postular una poética de la ficción fantástica como conjunto
que subsume los mundos posibles es nuestro intento en este apartado. Ello dado
la apertura de la modalidad narrativa de lo fantástico a lo impensado y además,
por su crítica al universo de la representación. De ahí que nos parezca
desacertada la opinión de que "con el postulado de mundos que existen
paralelamente, Borges supera la literatura fantástica". (…) "Mi
teoría de 1998 en la que planteaba que los famosos relatos fantásticos de
Borges son más bien antifantásticos" (Alfonso de Toro, 2006: 60). Eco nos
recuerda que "el contra-factual con que juega la literatura fantástica es
de este tipo : ¿Qué sucedería, si el mundo real no fuera semejante a sí mismo, es
decir, si su estructura fuera distinta?"12 (Eco, 1988: 221). Nuestra
propuesta reivindica una poética de la ficción fantástica entendida como
quiebre epistémico:
Nacido en medio del universo mimético y sirviéndose de él
para inscribir sus pasos, tiende a subvertirlo, a cuestionar sus certezas. El
texto fantástico subvierte los mecanismos y los presupuestos del texto
mimético, con el fin de dejar paso a lo impensable, que intenta representar de
una manera ambigua (…) Así pues se erige como el lugar y el medio para una
crítica del universo de la representación, instaurando por eso mismo un vértigo
de la razón desconcertada. Pero no en el marco de un discurso subversivo, sino
mediante la puesta en práctica de la subversión de todo discurso fiable y por
la instalación en los "márgenes" de lo pensable y de lo
representable, de una efectiva alteridad (Bozetto, 2001: 224).
Las ventajas teóricas de "lo fantástico" para
realizar la deconstrucción de la metafísica vienen dadas por el carácter
esencialmente histórico de esta modalidad narrativa (Todorov, 1978; Bessiere,
2001). Al ser un género que cuestiona su propia episteme, tiene la ventaja de
no presentar un compromiso ontológico previo en su estructuración de mundos. De
ahí su función social de promover una reflexión epistemológica sobre los
diferentes modelos o sistemas de realidad en su devenir histórico. Por otro
lado, dado que la configuración de mundos contrafactuales o alternativos es
central en lo fantástico, éste puede funcionar como conjunto que abarca todo
tipo de ficciones. Para comprobar este último aserto, nos preguntaremos ¿cuál
es la naturaleza de los entes de ficción? Para responder a esta cuestión,
filósofos y estudiosos de la literatura, en un acercamiento interdisciplinario,
optaron por el enfoque ontológico, por la naturaleza del hábitat que acoge a
los entes de ficción, para el cual propusieron la noción de "mundo
posible"13. Por lo cual la pregunta apropiada ya no será si existen o no
existen los entes de ficción sino en qué tipo de mundo posible tienen su
existencia.
Para iluminar la relación entre la noción de mundo posible y
la modalidad narrativa de lo fantástico, es necesario partir por la Poética
donde Aristóteles hace la diferencia entre historiografía y poesía: "No es
asunto del poeta decir lo que pasó, sino el tipo de cosas que pasarían, lo que
es posible según la posibilidad y la necesidad". Se explica, aquí, la
noción de ficción literaria, por medio del concepto de "mímesis":
"la representación verosímil de la realidad". Pero, la modalidad de
la posibilidad es mucho más amplia que la de "mímesis": "Decimos
que p es posible, si hay al menos una situación imaginable en la que p es
verdadera. La semántica modal ha introducido una noción técnica para tal
situación imaginable, la noción de MUNDO POSIBLE" (Van Dijk, 1988: 69).
Una gran ventaja de la noción de "mundo posible" es su carácter de
constructo:
Obsérvese que la noción de mundo posible no debe
identificarse con nuestras ideas intuitivas de (nuestro) "mundo",
"realidad", etc., sino como un constructo abstracto de teoría
semántica (teoría de modelos). Un mundo posible, como el término posible
sugiere, es también un estado de cosas que no es verdadero, pero que podría
haber sido verdadero. Esta posibilidad puede ser de varios tipos: podemos
imaginar una situación donde los hechos son diferentes de los hechos reales o
verdaderos, pero compatibles con los postulados (leyes, principios, etc.) del
mundo real (Van Dijk, 1988: 61).
Pero el aporte fundamental de esta teoría dada su ampliación
de la cartografía de lo posible es el de incluir los mundos antimiméticos:
"Por otra parte, podemos imaginar mundos con leyes de la naturaleza en
parte o enteramente diferentes, es decir, mundos que son progresivamente
DISTINTOS de nuestro ‘propio' mundo, o más bien del conjunto de los mundos que
podrían haber sido el mundo real, es decir aquellos mundos que satisfacen la
misma serie de postulados básicos" (Van Dijk, 1988: 63). De modo que la
noción de "mundo posible" se acerca a una poética integral de la
ficción. Desde la poética suiza, Breitinger es quien explica la tesis básica de
una poética no mimética de mundos ficcionales, al extender el concepto de
naturaleza (realidad) e identificarlo con el universo leibniziano: el universo
de los mundos existentes. De este modo, la naturaleza: "objeto de la
imitación poética, no sólo está constituida por el mundo real sino también por
un número infinito de mundos posibles cuyos constituyentes y estructuras
podrían ser substancialmente distintos de la realidad" (Breitinger cit.
por Dolezel, 1997b: 69). Y el acto mediante el cual el poeta convierte posibles
en existentes ficcionales se realizaría mediante el ficcionalizar:
Todo poema bien inventado tiene que ser visto, por tanto,
como una historia de otro mundo posible. A este respecto, el poeta merece el
nombre de poietes, ‘creador', porque a través de su arte es capaz no sólo de
otorgar formas visibles a cosas invisibles sino de crear cosas que no son para
los sentidos, es decir, de transformarlas desde el estado de posibilidad al
estado de realidad y, de este modo, darles la apariencia y el nombre de
realidad (Dolezel, 1997b: 69).
De modo que a nivel epistemológico, la gran contribución de
la teoría de los mundos posibles al análisis literario es la propuesta de una
semántica constructiva. Según Auerbach, la idea de la mímesis14, ha dominado el
pensamiento estético occidental desde Aristóteles, quien en la Poética
privilegia la verosimilitud como categoría para valorar las obras literarias.
De acuerdo a la primera acuñación del concepto de "mundo posible" por
parte de Leibniz, en tanto categoría filosófica de un realismo metafísico, los
mundos se "descubren" y, en tal caso, sólo cabe como tarea el
describirlos. Pero, desde el constructivismo cognitivo: "Los mundos
posibles no se descubren en depósitos lejanos, invisibles o trascendentes, sino
que son construidos por mentes y manos humanas" (Dolezel, 1997a: 88).
MUNDOS POSIBLES: JUEGOS DE CIENCIA FICCIóN
El atentado terrorista que pone en práctica la cita:
"los tlönianos juzgan que la metafísica es una rama de la literatura
fantástica", equivale al levantamiento de la cortina de hierro ontológica
que algunos filósofos del lenguaje habían férreamente construido para que los
seres de la ficción no invadieran el territorio de lo real. Dado que:
"(...) los metafísicos de Tlön no buscan la verdad ni siquiera la
verosimilitud: buscan el asombro" (Borges, 2000: 29) metafísica y
literatura fantástica se homologan en esta concepción de mundo. Asombro que
hacemos asimilable a la experiencia de lo fantástico como experiencia de
extrañamiento, que transmuta la percepción habitual de la realidad en lo
"siniestro" (freud, 1988). El discurso metafísico pertenece al género
de los discursos filosóficos y su estatus como metarrelato en la modernidad se
da precisamente como relato del "saber de la verdad". Por el
contrario, el género literario debe su estatus a la diferenciación entre lo
serio y lo no serio, adjudicándosele así el calificativo de "lo no
verdadero". La fórmula es la siguiente: "Los textos literarios
‘parecen denotar' o la literatura ‘no hace oraciones con valor de verdad',
compartiendo ese estatus epistémico ‘con tipos de discurso como los ejemplos,
las explicaciones, las preguntas, las órdenes, los sueños, los saludos, los
deseos, los pensamientos, las opiniones y otros' " (Schmidt en Dolezel,
1997a: 158).
Este encarnizado juicio contra la ficción cuenta con una
larga tradición en la filosofía occidental. Como uno de sus hitos fundamentales
podríamos señalar la censura platónica de la poesía, al calificarla el filósofo
como la mentira del verbo en La República. Actualmente, este debate ha contado
con ilustres representantes de la filosofía analítica como frege, Quine,
Strawson, Russell, entre otros y, especialmente, aquellos autores que se
inscriben en el ámbito de la pragmática filosófica con la teoría de los actos
de habla: Austin y Searle, principalmente. Para un teórico de la ficción como
Thomas Pavel:
El rasgo menos atractivo de estas tentativas de acabar con
la ficción es su perspectiva normativista. El menosprecio hacia los límites
territoriales representa para estos autores una seria transgresión filosófica.
Russell y Kripke diseñan sus mecanismos lógicos a fn de impedir que los seres
ficticios se introduzcan en los dominios de la realidad, o de la realidad y la
posibilidad filosóficamente aceptable consideradas conjuntamente. De forma
similar, las observaciones de Searle trazan una línea excesivamente clara entre
las afirmaciones pragmáticamente serias y los engaños de la ficción (Pavel en
Dolezel, 1997a: 173).
Sin embargo, las ficciones literarias a diferencia de otras
ficciones, como la mentira "muestran su ficcionalidad" (Iser, 1997),
al mostrar la "emergencia de la subjetividad" de los personajes. En
el caso de lo fantástico, esto nos lleva a reivindicar el ficcionalizar como
modelo del pensar que se abre a lo impensado, esto es, a la producción de un
tipo de subjetividad que no es una mera reproducción de las significaciones
dominantes, de lo dado. Señala Iser que si las "fronteras del conocimiento
activan la ficcionalización, quizá pueda observarse un principio de economía:
no es necesario inventar lo que se puede conocer; y por eso las ficciones
siempre contribuyen a salvar lo impenetrable" (Iser, 1997: 62). Es un
hecho que frente a lo desconocido, todos ponemos en marcha la narrativa de la
conjetura, que construye primero un mundo posible imaginario: "Debemos
tener en cuenta que la realidad que se ha visto sobrepasada no se deja atrás;
permanece presente, y con ello dota a la ficción de una dualidad que puede ser
explotada con propósitos distintos" (Iser, 1997: 47). Un ejemplo
paradigmático de ficción, para Iser, la cual siempre contiene al menos dos
mundos, es la mentira, puesto que ésta incorpora la verdad y la intención por
la cual ésta debe ser encubierta. De ahí que sostenga que el ficcionalizar
siempre "provoca la simultaneidad de lo que es mutuamente excluyente"
(1997: 64). Podríamos hablar, en un caso, de cognición, en la cual los
fenómenos se interpretan de acuerdo a la activación de nuestro conocimiento de
mundo. Y de "metacognición"15, cuando la ampliación del horizonte
cognitivo resulta de la interacción con lo desconocido para el cual se requiere
del tipo de razonamiento de la "metaabducción" (abducción creativa).
Según Peirce, el razonamiento por metaabducción es típico de todos los
descubrimientos "revolucionarios", puesto que, tal como lo señalara
Kuhn, éstos cambian un paradigma científico establecido. Tlön es la invención
de un planeta desconocido por parte de una sociedad secreta de astrónomos, de
biólogos, de ingenieros, de metafísicos, de poetas, con lo que se sugiere que
la dinámica de la invención es la misma tanto en el arte, la ética, como en la
ciencia. El acto de ficcionalizar está presente así en todos los ámbitos del
quehacer humano, ya sea a nivel mental como anticipación de la acción en
nuestra vida cotidiana, lo cual nos permite actualizar nuestras propias
posibilidades futuras o bajo la forma de hipótesis en la ciencia.
EL HOMBRE: JUGADOR DE ROLES
El hombre: "es un ser generalmente inseparable de un
rol social pero no definido por un rol concreto. (…). Unicamente a través del
otro de nuestro propio ser tenemos un ser propio. Con esta estructura del
doppelganger que vincula al que representa una figura con la fgura representada
creemos haber encontrado una constante (…)" (Iser, 1997: 54-55). De manera
que el ficcionalizar actualiza ese proceso creativo, provisorio, de las
definiciones "porque no hay definición histórica, natural o racional que
nos permita establecer dichas definiciones una vez por todas. ‘La persona es
eso que no es lo que es y que es lo que no es', como ya dijo Hegel" (Iser,
1997: 53). Así, si frente a lo desconocido, en cualquiera de nuestras actividades,
ponemos en marcha la narrativa de la conjetura, la diferencia específica entre
unas ficciones y otras estaría dada por las reglas que están en la base de su
producción como juegos de lenguaje, y que determinan su estatus ontológico como
convención socializada. Según Eco y Sabeok: "Toda operación científica
(pero no estoy pensando sólo en las ciencias físicas, sino también en las
hipótesis del psicoanalista, del detective, del filólogo, del historiador) se
origina en un profundo juego de ciencia-ficción, (...) en una forma
particularmente aventurada de conjetura científica" (1989: 191). Pero la
ciencia como juego de lenguaje: "parte de un resultado factual que debe
explicar mediante la elaboración de la ley de un mundo estructuralmente posible"
(Eco, 1988: 190).
El rol del científico, de este modo, es actualizar lo
posible verificable, lo que le permite producir saber y divulgarlo. Por su
parte, la ciencia ficción "imagina un resultado contrafactual", pero
"no está obligada a imaginar una ley inédita que lo explique: puede
intentar explicar el resultado factual con una ley real (...)" (Eco, 1988:
191). Las ficciones de la ciencia son así "ficciones de acuerdo", ya
que las hipótesis deben ser verificables. La conjetura borgeana viene a concordar
con la hipótesis siguiente: "Hay algo artístico en el descubrimiento
científico (...) (si supusiéramos que éste (...) no identifica un orden dado
del cosmos, sino que somete nuestra imagen del cosmos a su orden) y hay algo
científico, en el sentido de algo abductivo, en lo que el vulgo llama la
fantasía del artista" (Eco, 1988: 191). Para la teoría constructivista de
mundos lo real es un "constructo epistémico" (Foucault) y, por ende,
un saber provisorio. Así nuestro "mundo real es sólo un elemento de un
conjunto de mundos posibles" (Van Dijk, 1988: 63). Esto también lo saben
los sabios de Tlön, para quienes: "Un sistema no es otra cosa que la
subordinación de todos los aspectos del universo a uno cualquiera de
ellos". Borges señala además que "notoriamente no hay clasificación
del universo que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no
sabemos qué cosa sea el universo (...) Cabe ir más lejos; cabe sospechar que no
hay universo en el sentido orgánico, unificador, que tiene esa ambiciosa
palabra" (Borges, 2000: 12). El problema estaría en la idea misma de
mundo; "el inconcebible universo", ya que al situarse más allá de
toda posible experiencia sensible no puede ser conocido.
Acerca de la cosmovisión de los tlönianos: "Su
idealismo es así, absoluto, pues como observa Borges, para los de Tlön, la res
cogitans ‘pienso, luego existo' es un sinónimo perfecto del cosmos" (Nuño,
2005: 31). Se parodia así el itinerario del pensar moderno que se inicia con el
cogito, ergo sum de Descartes, que privilegia a la razón especulativa como
propiedad distintiva de lo humano. Si bien ésta se abre a la aventura de la
imaginación termina por descubrir que no puede salir del laberinto de sus
representaciones. La filosofía entendida así como juego dialéctico, conduce a
la creación infinita de mundos en Tlön. Creemos que el autor implícito del
relato se vale de la paradoja no para promulgar un nihilismo pasivo que niegue
todo sentido, sino por el contrario, para escenificar la creación de mundos
como juego dialéctico, creador de la abundancia de sentidos. Su poética
parecería ser fiel al siguiente imperativo estético-filosófico: "(...) se
trata de volver a tomar conciencia explícita de la multiplicidad abierta de lo
real" (Savater, 1992: 49).
El motivo de los "mundos comunicantes" adviene en
la tercera parte de la narración; la llamada Postdata de 1947. Borges-escritor
registra en ella que han transcurrido 7 años después de la aparición del relato
anterior y que éste constituye un artículo que apareció en la Antología de la
literatura fantástica, 1940. Nueva vuelta de tuerca por medio de la cual se
inscribe al relato anterior en la ficción, y de hecho el título de ésta
coincide con la primera, de muchas antologías que Borges realizara en
colaboración con Bioy Casares. Y por fin asistimos a la elucidación del
misterio de Tlön que se basa en el descubrimiento fechado de una carta. ésta
entrega los antecedentes históricos de cómo se fue formando una sociedad
secreta que tuvo entre sus afiliados a George Berkeley. La perseguida fraternidad
resurge en América, donde se propone la invención de un planeta, ya que
"en América es absurdo inventar un país". Resultado de lo cual se
cuenta con la Primera (Borges, 2000: 40) Enciclopedia de Tlön. Si bien antes se
nos habló del mundo posible tlöniano, el tercer mundo, también se nos advirtió
que "siglos y siglos de idealismo no han dejado de influir en la
realidad". "Aquí doy término a la parte personal de mi narración. Lo
demás está en la memoria (cuando no en la esperanza o en el temor) de todos mis
lectores" (43). Se sugiere aquí, que el mundo no posee una naturaleza
intrínseca, sino que se da por la participación activa, contingente, de la
subjetividad humana en la construcción futura de realidad. Así frente al mito
esencialista de lo dado de la metafísica platónica, se alza una epistemología
participativa16 (Tarnas, 1991), que daría cuenta del carácter interpretativo y
constructivo del conocimiento humano.
LO OTRO: LO SUBLIME GNóSTICO
En una de sus intervenciones públicas, Borges afirma:
"Es la idea de un libro que transforma la realidad y transforma el pasado.
Me di cuenta de que eso había ocurrido siempre. Porque al fn de todo, nosotros
somos obra de la Biblia y los Diálogos platónicos" (Carrizo, 1982: 222).
Si bien Borges en la cita reconoce los dos textos fundadores de la episteme
moderna de la cultura occidental, ¿por qué a la hora de concebir su ficción se
queda sólo con el platonismo para representar el mundo tloniano? Creemos que la
exclusión del relato bíblico tiene su explicación en el hecho de que los
inventores de Tlön pertenecen al pensamiento gnóstico17. Los gnósticos, según
Grant, animados por una voluntad de interpretación revisionista no sólo de la
Biblia sino también de Homero, van más allá del pensamiento apocalíptico y
abandonan el judaísmo y el cristianismo al negar la verdadera divinidad del
Dios creador. Y ¿qué conoce, entonces, un gnóstico?, el adepto gnóstico
Monoimus nos informa al respecto: "Abandona la búsqueda de Dios y la
creación (…) búscala tomándote a ti mismo como punto de partida. Aprende quién
es el que dentro tuyo hace que todo se vuelva propio y dice: mi dios, mi mente,
mi pensamiento, mi alma, mi cuerpo. (…) Si buscas estas cuestiones las
encontrarás en ti mismo" (Bloom, 2000: 275-276).
Las representaciones de la propia subjetividad son así el
único objeto posible de conocimiento para el pensamiento gnóstico, al igual que
para los tlonianos18, y en esta autoconciencia buscan su libertad. Como el
platonismo, la teología cristiana también está organizada alrededor de una
oposición jerárquica entre la noción de un ámbito divino trascendente (la
verdad) y un mundo corpóreo (la apariencia); otro metarrelato. Por el
contrario, lo cautivante es que estos planos de realidad no se mezclen en el
mundo tloniano: "Inútil responder que la realidad también está ordenada.
Quizás lo esté, pero de acuerdo a leyes divinas -traduzco: a leyes inhumanas-
que no acabamos nunca de percibir. Tlön será un laberinto, pero es un laberinto
urdido por hombres, un laberinto destinado a que lo descifren los hombres"
(Borges, 2000: 45). La presencia del mal ontológico en el mundo19, prefigurada
en la presencia del espejo, se revela así inspirada en el pensamiento gnóstico:
"En el aspecto teológico esta doctrina señala (…) que el verdadero dios,
estrictamente, transmundano, no es revelado ni indicado por el mundo y es, por
lo tanto, lo Desconocido, lo completamente Otro, incognoscible en términos de
cualquier analogía mundana" (Bloom, 2000: 275). Y, en efecto, en Tlön la
catástrofe de usurpación de un mundo por el otro aparece incubada en el corazón
mismo de lo real: "Casi inmediatamente, la realidad cedió en más de un
punto. Lo cierto es que anhelaba ceder (...)" (Borges, 2000: 45).
Confirmamos así, que el complot contra la realidad viene habilitado por la
realidad misma. Lo cual apunta a una noción de lo real que supera el dualismo
entre el sujeto cognoscente y el objeto cognoscido y que, por lo tanto, supera
también tanto el "mito del marco" como el "mito de lo dado"
o la realidad:
Todo conocimiento humano del mundo está determinado, en
cierto sentido, por principios subjetivos; pero en lugar de considerar que
estos principios pertenecen al sujeto humano separado y, por tanto, carecen de
fundamento en el mundo exterior, independiente del conocimiento humano, la
concepción participativa sostiene que tales principios subjetivos son en
realidad expresión del ser propio del mundo, y que la mente humana, en último
término, es el órgano del propio proceso de autorrevelación del mundo (Tarnas,
1991: 229).
La presencia de un "fundamento en el mundo
exterior" que permite avalar esta epistemología participativa en Tlön, son
el espejo y la enciclopedia. De modo que esto descarta el problema de la
mediación, entendido según moldes cartesiano-kantianos (los llamados principios
mediadores; el mito del marco), para situar la mediación en lo real mismo; el
espejo como mediación material a través del cual la realidad se automanifiesta
en el locus de lo humano. De ahí que Tlön al promover un movimiento narrativo
de metatopía y metacronía se acerca a la ciencia ficción, en la cual el mundo
posible representa una fase futura del mundo real presente: "justificada
siempre por rasgones y desmalladuras del tejido espacio-temporal (...)"
(Eco, 1988: 188). Estas desmalladuras son producidas por las imágenes
especulares y la enciclopedia, lo que enmarca el relato en el cruce entre lo
fantástico y la ciencia ficción.
DE LA CIUDAD LETRADA A LA ALDEA GLOBAL
En esta era que comenzó con la reproducción técnica del
mundo y desemboca en la sociedad informática de nuestra contemporaneidad, somos
testigos del momento apocalíptico de la ciudad letrada, ya que las copias ahora
vehiculizadas por los mass media -por las pantallas
"para-especulares" (Eco, 1988)- han consumado el proceso de usurpación
de lo real. La ironía final del narrador se evidencia al decir que está
realizando una traducción que no dará a la publicación, para no participar en
este complot de las copias que devoran lo real. Lo cual, en el contexto de la
cultura latinoamericana nos lleva a la reflexión sobre las contradicciones en
que se ha fundado el proyecto de nación moderna por parte de los sujetos
letrados. Borges desplaza, así el tema "bien argentino", al decir de
Piglia: el complot, la conspiración en tanto "relato paranoico" que
revela como funciona el poder estatal en Argentina, al plano de una
especulación cosmológica.
El giro epistemológico hacia un paradigma estético se da
como proceso paulatino de usurpación de lo real por lo imaginario-virtual,
proceso que en la cultura de la pantalla tiene su momento climático en la
llamada "neo-televisión", la cual instaura una espacialidad inédita
muy diferente a la de la ciudad letrada. Si esta última estaba configurada como
espacio geográfico, objetivo, la urbe actual se configura "como uno de los
espacios públicos que moldean nuestra vida de sujetos del ver y hacen de
nosotros sujetos arrancados de nuestro lugar propio, proyectados en un lugar
tópico -de todos (...)-, un no mans' land moderno en el que nos transporta la
ilusión (la ilusión de ver y de ser) que nos proyecta en otros mundos, mundos
posibles, mundos de ficción, de lo virtual, del poder-ser" (Imbert, 2003:
55). Pasamos, así, abruptamente de la alegoría y parodia en Tlön de la
construcción ficcional del concepto de nación en Argentina por parte de los
sujetos letrados, a la consumación del mundo tlöniano, ficcionalizado ahora por
la actual cultura massmediatizada de la globalización.
Hoy, asistimos a un "desplazamiento y parcial
conversión de la ciudad letrada en la ciudad corporativizada, en la ciudad
enchufada a los circuitos de circulación de información global, o en la ciudad
tele-espectadora" (Remedi, 1996: 119). Surge el desafío de
reterritorializar el análisis cultural que contemple una reconfiguración del campo
de producción cultural global, ya que la desarticulación espacial de la ciudad
letrada, a la cual Rama le asignaba un rol crucial en "el ordenamiento
espacial en la actividad social, en las relaciones humanas, en la
administración de la producción de sentidos y sensibilidades (…)" (Remedi,
1996: 122) da paso a un mundo ontológicamente híbrido donde las categorías
realidad versus ficción empiezan a compartir y disputar un mismo estatus de
existencia. Lo cual viene a desembocar en un cuestionamiento epistemológico de
la noción misma de "representación", de "mundo" y de
"identidad". Borges se adelanta así en décadas (1941) con su
profética sentencia "el mundo será Tlön", a la etapa de consumación
de la aventura del conocimiento del sujeto moderno.
NOTAS
1 Las citas a Tlön, Uqbar, Orbis Tertius al interior del artículo son de Borges 2000: 15-46. Este relato fue publicado por vez primera en la colección Ficciones 1941, en la primera parte del libro titulada El jardín de senderos que se bifurcan junto a Las ruinas circulares, entre otros. La segunda parte, se titula Artificios y consta de seis cuentos.
2 Según Juan Nuño: "No es exagerado afirmar que los
implacables críticos de aquel combativo Círculo de Viena se hubieran llevado
muy bien con los metafísicos de Tlön. Sabido es que el principal reproche del
positivismo lógico (Carnap, Ayer, para sólo citar a los cabecillas) no era que
los metafísicos no dijeran la verdad, sino que pretendieran decirla cuando en
realidad apenas si eran unos poetas firustrados que se ignoraban, de desigual
valía y poder en sus fantásticas divagaciones" (2005: 33).
3 Cambio de paradigma del discurso histórico que, de acuerdo
con Jameson, se debe en gran parte a la contribución de White, quien con su
texto Metahistoria. La imaginación histórica habría puesto en evidencia el
carácter novelesco, es decir, ficticio de toda traducción de la sustancia de la
realidad a la sustancia del discurso (Rimoldi, 2010: 51-58).
4 Según De Toro, la concepción de mundos de Borges:
"está estrechamente relacionada con aquella de la ‘many World theory' de
la teoría cuántica y, en particular, con la de Everett". Se parte del
presupuesto de la existencia de muchos mundos paralelos como consecuencia de
interpretaciones alternativas de procesos mecánico-cuánticos de
medida"(2006: 59).
5 "Se trata (…) de una ampliación de la noción de
causalidad, admitiendo que tiene diversos tipos, incluidas las formas de
causalidad psíquicas, las causalidades simbólicas, como en la teoría de las
neurosis freudianas" (Bensaïd entrevistado por Spire, 2000: 149). Teoría
del pensamiento complejo de Morin: "El principio dialógico permite, en
suma, ligar dos nociones que lógicamente se oponen y se excluyen. El
pensamiento complejo es un pensamiento que une los contrarios; el pensamiento
clásico no puede unir aquello que se opone y superarlo por el principio del
bucle de retroalimentación, autogenerador, que permite mostrar cómo la especie
produce al individuo, pero también cómo el individuo produce a la especie,
porque son los individuos los que hacen el proceso de reproducción" (Edgar
Morin entrevistado por Arnauld Spire, 2000: 160).
6 Algunos ejemplos de ello: Mignolo, Moreiras, De Toro,
Nuño, Cédola, entre otros.
7 Lyotard (1989)
señala que uno de los metarrelatos de legitimación del saber en la modernidad
es el del sujeto cognitivo como héroe del conocimiento. El otro es el de la
emancipación del sujeto histórico como héroe de la libertad. (En cap. 9
"Los relatos de legitimación del poder").
8 Para Derrida: "En una oposición filosófica
tradicional no encontramos una coexistencia pacífica de términos contrapuestos
sino una violenta jerarquía. Uno de los términos domina al otro
(axiológicamente, lógicamente, etc.), ocupa la posición dominante. Deconstruir
la oposición es ante todo, en un momento dado, invertir la jerarquía"
(1979: 56-57). Inversión contenida en la cita: "…la metafísica es una rama
de la literatura fantástica".
9 Complejo y reiterado tema el de la crisis de la noción de
"representación" del saber moderno, el que nos lleva al contexto de
lo postmoderno, entendida esta crisis como síntoma del "duelo del
pensamiento metafísico" (Moreiras, 1999), o como "vaciamiento
referencial del signo" (Jameson, 1998).
10 Nos interesa reivindicar el aspecto de creatividad en la cognición,
el cual aparece menoscabado en la teoría representacionalista de los mundos
posibles, que los entiende como "esquemas socializados de matrices
culturales".
11 "Conocida es la situación europea (Alemania, Italia,
España, Rusia…). Los dirigentes argentinos estarán muy vinculados al gobierno
alemán hasta mediados ya los años cuarenta. Con los gobiernos militares cuasi
fascistas argentinos, el país, como otros de Hispanoamérica, experimentó la
organización del comunismo durante la década de los 30" (Didier, 1984:
35).
12"Un contrafáctico es definido como un enunciado
condicional en el cual interviene la noción de posibilidad, expresada
gramaticalmente por la introducción del subjuntivo" (Eco, 1988: 222).
13 Noción atribuida a Leibniz, quien se representaba a Dios
cotejando combinaciones lógicas diferentes de individuos y eligiendo este mundo
como el conjunto más vastamente compatible. Esta noción es recuperada en el
marco de la lógica modal; la que estudia las "actitudes
proposicionales" por Saúl Kripke en 1959, y serán los cultivadores de esta
disciplina quienes contribuirán a su desarrollo. Los intentos iniciales de
formular aproximaciones de mundos posibles a las ficciones literarias se
produjeron en los años 70 (Van Dijk; Pavel; Eco; Dolezel y Kanyó). En el campo
de la teoría literaria merece destacarse la contribución de K. Hamburger, P.
Ricoeur, L. Dolezel, Th. Pavel, F. Martínez Bonati, S.J. Schmidt, etc. y los
recientes trabajos de Cuesta Abad y de T. Albaladejo Mayordomo. Veáse: Dolezel,
1997a.
14 Auerbach, mímesis en su sentido más lato, de que las
ficciones se derivan de la realidad, son imitaciones/representaciones de
entidades realmente existentes (Dolezel, 1997b: 71-72).
15 Según Bruner "(...) la función de la metacognición
en tanto intervención reflexiva en el (proceso de conocimiento)" juega un
rol capital en la creación de cultura, ya que: "La reflexión y el
distanciamiento son aspectos fundamentales para lograr un sentido de la serie
de posibles actitudes, un paso metacognitivo de enorme importancia" (1994:
137). En relación al fenómeno de la meta-abducción, véase: Umberto Eco y Thomás
A. Sabeok (1989: 265-294). Los tres tipos de abducción son: Hipótesis o abducción
hipercodificada, abducción hipocodificada, abducción creativa. A esa última
corresponde la metaabducción.
16"La mente occidental ha peleado siglos con pasión (…)
forjó el yo autónomo individual, la posición epistemológica
cartesiano-kantiana, que ha sido el paradigma dominante del pensamiento
moderno. Pero ahora vuelve a reunirse con el fundamento de su ser". Y
apelando a una perspectiva epistemológica más refinada, añade: "Los
principios subjetivos que determinan nuestro conocimiento del mundo no
pertenecen al sujeto humano aislado, son en realidad expresión del ser propio
del mundo. La realidad no es ni fenoménica ni objetiva, ni interior ni
exterior, es el propio ser del pensar humano. El a priori es nuestra
pertenencia al cosmos" (Tarnas en Prólogo a Ferrer, 2008: 13-19).
17 Además, habría que agregar también el carácter hermético
y esotérico del cuento. Para ello, véase Didier, 1984: 25-39. Para las
conexiones del relato con la comunidad de los Rosa-Cruz, veáse Navarro, 1997.
18 Según Scarfó: "(…) el nombre dado a una enciclopedia
escrita en uno de los lenguajes de Tlön refiere a una visión en el gnosticismo
tardío de que existía un Orbis Tertius entre el Orbis Primus espiritual
(imposible) y el inferior o causal (Posible)" (2000: 78).
19 "De la misma manera, en su aspecto cosmológico
afirma que el mundo no es la creación de Dios sino de un principio inferior
cuya ley ejecuta; y en el aspecto antropológico, que el yo interno del hombre,
el pneuma ("espíritu" en tanto distinto del "alma"=
psiquis), no es parte del mundo, de la creación y la naturaleza, sino que es
tan incognoscible y trascendente para todas las categorías mundanas como su
contraparte transmundana, el desconocido Dios exterior" (Bloom, 2000:
275-276).
* Este artículo forma parte del Proyecto Fondecyt
N° 1101043 "Quiebres epistémicos y estética de lo fantástico en narrativa
chilena y argentina" (2010-2012), del cual la autora es la investigadora
responsable. Andrés Bobenrieth y Pablo Oyarzún (Coinvestigadores).
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Acta lit. no.42
Concepción 2011
Malva Marina Vásquez
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Valparaíso,
Chile
malmara@msn.com
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