El ensayista Pablo Maurette propuso leer cada día un cántico de los 100 de la obra maestra escrita hace siete siglos.
En el juego. La ilustración que Leonardo Achillli puso en
Twitter para Dante2018.
Errante me encontré por la selva oscura, las redes sociales
me resultan abrumadoras últimamente. En Facebook, la más militante de todas,
casi no se puede opinar sobre un tema sin recibir cuestionamientos, o peor,
agresiones. Frente a ella, Instagram es el paraíso de los creyentes, hay
imágenes y algún comentario, muy breve siempre, con aire a incompleto. Y
Twitter, la más veloz, la más sarcástica si se quiere, que de pronto se
convirtió en un foco de maldad con la repercusión de los trolls, que pervirtieron
el sentido de la red social para su propio provecho. No obstante, las cosas
buenas pasan y también en materia literaria.
En Instagram casi siempre postean las chicas de
@adoptaunlibro, adonde abandonan libros para regalar a la gente y dónde puede
hacerse lectura silenciosa comunitaria, mucha gente reunida, leyendo (el año
pasado se hizo un par de veces en el hall del MALBA). Ahora, es Twitter. De
pronto a Pablo Maurette se le ocurrió un regalo de principios de año.
Llamado. Parte de la convocatoria, en Twitter.
Inauguró una lectura masiva de La Divina Comedia del Dante
Alighieri; mucha gente retwiteó en sus cuentas y ¡bimbaladín!, más de dos mil
usuarios de Twitter están leyendo el libro. Maurette contó que, aunque ya había
hecho esto un par de veces (empezar el año leyendo La Divina Comedia), esta vez
lo anunció en Twitter en noviembre y la gente se empezó a sumar.
El plan es un canto de La Divina Comedia por día, hasta
completar el total de los cien el 10 de abril. Me resulta un fenómeno misterioso,
porque es un libro de difícil lectura, casi un mamotreto, según cuál sea el
momento de la vida en nos hayamos metido a leerlo.
Maratón digital de lectura de "La Divina Comedia",
de Dante Alighieri.
Pero cuando le pregunté a Pablo por qué, él respondió con
toda lógica: “Porque Dante es el más grande. Y porque La Divina Comedia es
quizás la obra literaria más perfecta jamás compuesta. Si vamos a hacer esto,
empecemos por la cumbre.” Hay traducciones famosas, por ejemplo la de Bartolomé
Mitre.
Guillermo Jaim Etcheverry contó una anécdota en Twitter:
“Ocurrió. Cliente pregunta al empleado de la librería: “¿Tiene La Divina
Comedia en la traducción de Bartolomé Mitre?”. “Señor, está equivocado, creo
que Mitre fue presidente”. ¡Quién puede creer hoy que un presidente se haya
dedicado a traducir La Divina Comedia? Otra muy recomendable es la de Jorge
Aulicino, poeta argentino, periodista y escritor, que salió hace muy pocos años
en Edhasa.
De todas formas, el texto es de dominio público y está en la
web en múltiples sitios a disposición del lector. La mayoría de los clubes de
lectura que conozco son presenciales y los que encontré por la web, por lo
general son sobre novedades literarias de moda, muchas sagas para adolescentes.
Como comunidad lectora, la lectura silenciosa después del Medioevo nos dejó
bastante solos. Sin embargo, hasta bien entrado el siglo XX, se leía en
conjunto en las escuelas, en los clubes, en la parroquia, en la sinagoga; se
leían no sólo los libros dogmáticos de esas instituciones, sino literatura. Hoy
por hoy, salvo que uno esté estudiando letras o se anote en un taller de
lectura, difícilmente haya pares lectores con quien compartir lo que se está
leyendo.
Es lo que llamo el problema del interlocutor: sino tengo a
quién contarle lo que leo, soy menos feliz con la lectura. Un poco como el
chiste del tipo que naufraga en una isla desierta con una modelo top y por más
que ella lo ama y hacen el amor todos los días, él no tiene con quien
disfrutarlo, porque no están los amigos para contarles la aventura.
Pero ahora estamos todos con el hashtag Dante2018, poniendo
cosas sobre el Dante, mapas del infierno, mapas de Florencia, Italia, y la
historia política de la Florencia en la que escribió Dante. La Biblioteca Mitre
twiteó la ilustración con la estructura total; otros subieron los ensayos de
Borges de 1982 sobre Dante Alighieri, recomendaron traducciones y tener un
ejemplar de La Eneida cerca.
Algunos escriben con más humor que otros: el crítico de cine
Quintín puso luego de la lectura del Canto 1: “Tengo más miedo que Dante”. Y el
escritor Sergio Olguín twiteó con ironía: “Me imagino a trolls de la Divina
Comedia y del Dante: "Ahora leés la Divina Comedia pero no dijiste nada de
La Eneida" "Dante korrupto, devolvé lo que se robaron los güelfos
blancos" "Amenazaste de muerte al rey. Te merecés el exilio, violento
HDP" "No son cien cantos, son diez".
Portada de "La Divina Comedia", en versión de
Jorge Aulicino e ilustrada por Carlos Alonso.
Esta vez todos tenemos la oportunidad de compartir la
lectura: iniciados, estudiantes, lectores avezados. Todos podemos sumarnos a
leer. Incluso puede convertirse en un estimulante desafío para aquellos que
detestan a Dante y detestan la lectura.
Maurette, a quien se le ocurrió la idea, también está
asombrado por la viralización de la propuesta: “Jamás se me ocurrió que podía
viralizarse, no. Creo que suelen ser imprevisibles los fenómenos vitales, no? Y
sí, desde que existe el arte es algo que se comparte. La poesía en particular,
como la música, parecieran no estar completas si no hay un otro, un
interlocutor. Y el goce estético compartido es algo especialmente estimulante.
”Y me pregunto: ¿qué tal si nos levantamos media hora antes, o nos acostamos
media hora después y sumamos a nuestra vida la lectura del Dante? ¿Qué tal si
hacemos de la selva oscura en que se convirtieron Twitter o Facebook un lugar
de placer colectivo? ¿Qué pasaría si, de pronto, nos convertimos en una
comunidad que lee, una colectividad que lee, una nación que lee, que supera sus
adversidades, grieta incluida, a través de la lectura?"
Un ejemplar de "La Divina Comedia", con
anotaciones de Jorge Luis Borges/EFE.
Podría apostar 90 sobre cien, que esta iniciativa del leer
al Dante cambiará en poco o en mucho nuestra forma de ver el mundo y entender
la realidad que nos rodea. Y sobre todo, hará que las redes sociales cumplan la
meta que en principio parecía unirnos: compartir aquello con lo que de verdad
podamos construir un mundo mejor. ¡Vamos por el #Dante2018!
Fuente : Clarín
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