Dos documentos borgeanos de gran interés que están a nuestra
vista, se refieren a las ocasiones en que la firma de Borges aparece asociada a
intervenciones jurídicas y administrativas. En el primer caso, en un escrito
que está en poder de la
Biblioteca Nacional, se trata del juicio que inicia Borges
por el pago de derechos del film Días de odio basado en el cuento "Emma
Zunz", ante el Juzgado Nacional de 1ª Instancia en lo civil. La
presentación está dirigida contra la productora de Torre Nilsson, para la que
pide un embargo preventivo “para cubrir la suma de 18.500 pesos moneda nacional
con más los que V. S. presupueste para intereses y costas”. La firma de Borges,
unos grafos pequeños que tiemblan con energía, está al pié de las hojas
jurídicas.
En el escrito de Borges, Emma Zunz aparece como “Emma Sun”,
error en la grafía que obedecería a que el abogado que lo escribe seguramente
no conoce la obra, o quien sabe a qué otra razón. El film de Torre Nilsson
titulóDías de odio, rodado en 1954, debe ser considerado, sin duda, una
interesante intervención de ese clásico director en la literatura argentina. El
propio Borges es tomado en un breve fragmento atravesando un patio.
Las cláusulas del contrato registran las conocidas
dificultades de la cesión de derechos literarios a las empresas
cinematográficas, en lo que hace a las adaptaciones, créditos, publicidad,
futuras ediciones, etc. La foja final del documento contiene el desistimiento
de Borges al embargo. “Será justicia”. La firma de Borges al pie permite
imaginar todos los tipos de lenguaje posibles en torno a lo justo y la
justicia.
De esos lenguajes, el modo justiciero en que actúa Emma Zunz
no deja de ser una de las tantas instancias infinitas en que puede expresarse
el idioma bajo el cual figura –en las fojas escritas por jueces y abogados– su
homóloga cinematográfica y ente de derecho “Emma Sun”.
El otro documento data de la época de J.L.B. como director
de la BN. Es
una carta de recomendación que Borges le escribe al Subsecretario de Educación,
Fermín Estrella Gutiérrez. El documento no excede las características
habituales que tienen estas piezas. Pero la firma de Borges –raramente amorfa
pero increíblemente descifrables le da a esas formales palabras un aire de
extrañeza y dubitación.
Fuente : Gazeta de la Biblioteca Nacional
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