martes, 1 de noviembre de 2016

Más Borges en Santa Fe


Documento : El Litoral,  edición del Jueves 03 de agosto de 2006

Lidia Ferré de Peña

En las interesantes páginas de El Litoral dedicadas a Borges con motivo de cumplirse los veinte años de su fallecimiento -constituidas en una riquísima síntesis de la relación del escritor con el medio santafesino- hubo una leve omisión, tal vez porque el hecho que pasa a relatarse fue de algún modo íntimo y no trascendió a los medios. Seguramente, El Litoral no consignó la noticia en sus páginas del momento, por lo que los ricos rastreos efectuados por los artífices de la página de homenaje, no pudieron conocerla. Porque esta visita aconteció de una manera que podría denominarse casi privada.

De esta vivencia, fueron protagonistas algunos jóvenes, que tal vez hoy se perciban a sí mismos como doblemente privilegiados, como se verá.

Transcurría el año 1965, cuando el sacerdote a cargo de la materia Literatura Americana y Argentina de los alumnos de 5° año del Colegio de la Inmaculada Concepción, a quien ya habían tenido el año anterior en Literatura Española, logra incentivar a algunos alumnos para el ejercicio de la literatura. 

Además, aprovechando sus vínculos con el mundo literario porteño, trae al Colegio a varios escritores ya de renombre en ese momento. María Ester Vázquez, María Ester de Miguel y Jorge Luis Borges llegan al Colegio en distintas fechas difíciles de determinar desde la memoria de uno de los protagonistas. Estos escritores dan conferencias y charlan informalmente con grupos reducidos de alumnos del último año, dejando huellas poderosas en su bagaje vital.

En el caso de Borges, unos diez alumnos, dedicados en ese momento a escribir muy entusiastamente, conversan con él en la Sala de Juegos de la Primera División. Él se presta a sus ávidas preguntas. Y un conjunto más numeroso asiste a una charla formal en una pequeña Sala de Actos del primer piso del Colegio. En ella, el escritor se explaya sobre su propio hacer y sobre la temática recurrente en su obra. Cabe aclarar -aunque tal vez sea una obviedad- que los alumnos habían leído a Borges.

Si bien estas actividades se relacionaban con la Academia de Literatura Santa Teresa de Jesús, en realidad estaban informalmente llevadas a cabo por entusiastas seguidores de su carismático profesor.

Esta singular experiencia -que se supone guardada en el corazón de sus actores- culminó en un hecho también poco conocido fuera de los ámbitos cotidianos de sus actores. Pues por último, catorce cuentos de ocho autores del grupo conformado alrededor de la figura de su profesor fueron publicados por el Departamento de Letras del Colegio de la Inmaculada Concepción. Con el título de "Cuentos Originales" e impreso en la desaparecida editorial Castellví, en 1965, se edita y se presenta este libro que seguramente conservan como un tesoro los creadores y sus familiares. Y no es para menos, pues está prologado por Borges. "Es verosímil que alguno de los ocho escritores que aquí se inician llegue a la fama, y entonces, los bibliófilos buscarán este breve volumen... El alma de los jóvenes es espontáneamente hospitalaria, debemos aprovechar esa hospitalidad que no excluye ninguna faceta del múltiple universo, para la disciplina de la educación del goce estético... Este libro trasciende su originario propósito pedagógico y llega, íntimamente, a la literatura", dice entre otros conceptos.

El libro se cierra con palabras del Prefecto General de Estudios del Colegio, Luis J. Totera SJ quien -junto con otras consideraciones- apunta que "No es común que alumnos de quinto año lleguen a escribir cuentos como los que acaba de conocer el lector" y termina deseando "que este acorde no desaparezca en el olvido, sino que resuene... en los evocadores patios y aulas que fueron testigos de la generación de estas narraciones".

Los cuentos que fueron seleccionados para su edición, pertenecen a José H. Cibils, Julio C. de la Torre, Carlos Ghiara, S. Oscar Grassi, Jorge Milia, Julio O.Peña, Ubaldo Pérez y Rogelio Pfirter.

Todos los datos han sido extraídos del libro. Lo que éste no señala es quién era el profesor capaz de estas acciones inusitadas: traer a Borges y a otros escritores de renombre a charlar con sus alumnos, lograr que ellos escriban cuentos que siguen siendo valiosos a la distancia, editar un libro de cuentos, que lo prologue el mismo Borges. Cabe aquí, entonces, decirlo: era Jorge Mario Bergoglio, S J, hoy cardenal primado de la Argentina. Privilegio doble, como se ha señalado, el de estos jóvenes. Alguno de ellos -hoy- guarda como un tesoro la "carpeta de Literatura" con las acotaciones de Bergoglio. Y por supuesto, ejemplares del libro. Se ignora si alguno de los autores ha seguido el camino de las letras.

Este libro, sin embargo, tal vez sea -como anunciaba Borges- para bibliófilos, por el sólo hecho de ser él su prologuista. Enhorabuena si también lo es por la actividad literaria de alguno de los participantes de esta singular aventura.


Fuente : El Litoral

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