“El dominio de la palabra es el poder más eficaz”, dice
Pedro Barcia
El académico cuestiona que la escuela desatienda la
formación de la oralidad. “Hay libertad de decir lo que se piensa, pero hay
dificultades para pensar”, advierte. Aconseja leer a Borges para evitar el alzhéimer.
“El dominio de la palabra es el poder intangible más eficaz
que alguien puede tener”, dice el ensayista Pedro Barcia, lingüista e
investigador, presidente de la Academia Nacional de Educación. “Si usted posee
voluntad, memoria y un diestro manejo del sistema lingüístico, es imposible no
triunfar en la vida”, agrega.
Barcia, que es autor de "El camino en la literatura”,
“La literatura antártica argentina” y “Los caminos de la lectura”, critica el
sistema educativo argentino. “De las cuatro destrezas típicas del lenguaje: la
lectura, la escritura, el hablar y el escuchar, la escuela se dedica solo a las
dos primeras. Se parte del supuesto de que como el chico articula frases, sabe
hablar y escuchar. Es falso. No sabe dialogar”, afirma.
“Se desatiende a la formación de la oralidad, esencial para
la vida cotidiana. Educamos alumnos con pobreza léxica, sin habilidad
comunicativa. Lo hemos transformado en un ciudadano de segunda. La ley reconoce
que tiene la libertad de decir lo que piensa, pero los alumnos no pueden armar
frases y se les dificulta el pensar. Vamos en deterioro de la posibilidad de
una democracia de calidad”, completa.
“La verdad que…”, “a ver”. Son muletillas muy usadas en la Argentina. Los
periodistas lo saben porque muchas veces sus entrevistados comienzan una
respuesta con ellas. Barcia, expresidente de la Academia Argentina
de Letras (AAL), aconseja erradicarlas. Menciona “las que inician un diálogo,
como ‘bueno’, o comenzar una respuesta con una negación, como ‘no’”.
Barcia recomienda también “evitar también los finales del
tipo ‘totalmente’, porque anula toda posibilidad de continuar con el diálogo.
También sucede con ‘y nada’, de origen peninsular”.
El académico, que presidió 12 años la AAL , considera que “crear
neologismos es tarea del escritor”. “Ahora uso ‘libros bolsillables’ para
evitar la gringada de pocket books. Siempre que exista una palabra apropiada en
nuestra lengua, debemos preferirla”, señala en una entrevista con La Nación. “‘Evite el alzhéimer, lea a
[Jorge Luis] Borges’, me gusta decir. Él emplea ambigüedades, falacias
argumentativas, paradojas y juegos etimológicos y esto hace que el lector no
pueda achancharse. Hay que elegir una selección ‘borgesiana’ –prefiero decir
así y no ‘borgiana’–, comenzar por un libro como El informe de Brodie y una
selección de poemas y notas breves, y hacer trabajo en clase, de explicitación
y despliegue del texto”,
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