Una mirada al apasionante cuento de Borges "La
Biblioteca de Babel" donde la temática de la infinitud y la finitud se
hacen presentes.
Por Luis Felipe Caneo
Una de las problemáticas abordadas por la humanidad a lo
largo de la existencia es el tópico de la infinitud y la finitud, un tema que
el gran escritor argentino José Luis Borges aborda en diversos cuentos, como en
la Biblioteca de Babel. Es un cuento inserto dentro del libro Ficciones que
narra la historia de un bibliotecario que relata su experiencia de vida en cuanto a la función que realiza en
el día a día. Lo interesante del planteamiento de Borges dice relación con la
metáfora utilizada: la biblioteca es el semejante del universo, de lo
infinito[1].
Es importante señalar
que el gran filósofo y matemático Pascal describían al universo, lo infinito,
como una esfera cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en
ninguna, un razonamiento posible de hallar en la Biblioteca de Babel como queda
graficado en la siguiente frase: “La Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal
es cualquier hexágono, cuya circunferencia es inaccesible”. Es posible, además,
de hallar en el cuento la tesis pitagórica de Nietzsche: éste dice que el
universo se repite en forma cíclica, tal como ocurre con la Biblioteca: “Si un
eterno viajero la atravesara en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los
siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que repetido,
sería un orden: el Orden)”.
Al buscar las razones
de la utilización de lo infinito en la Biblioteca, éstas se explican no por una
búsqueda de la verdad sino por un anhelo de asombro y diversión intelectual. A
lo anterior, debemos sumar que Borges, una vez que vio los efectos de la
Segunda Guerra Mundial, tomó conciencia de que en sus escritos resaltaba el
nacionalismo, por lo que decidió en sus creaciones futuras enfrentan a los
personajes a ideas.
La Biblioteca de Babel se ve una comparación entre el
universo y la biblioteca infinita que está compuesta por una multitud de
galerías hexagonales e idénticas. Una biblioteca que está gobernada por dos
axiomas: el primero de ellos dice relación con que la biblioteca existe desde la
eternidad y el segundo de ellos es que los libros están conformados por
una combinación aleatoria de 25 signos
ortográficos.
El rasgo infinito y
totalizador de la biblioteca en cuestión nos lleva al problema eje del cuento
de Borges: “Cuando se proclamó que la Biblioteca abarcaba todos los libros, la
primera impresión fue de extravagante felicidad. Todos los hombres se sintieron
señores de un tesoro intacto y secreto. No había problema personal o mundial
cuya elocuente solución no existiera: en algún hexágono. El universo estaba
justificado, el universo bruscamente usurpó las dimensiones ilimitadas de la
esperanza. […] A la desaforada esperanza, sucedió, como es natural, una
depresión excesiva. La certidumbre de que algún anaquel en algún hexágono encerraba
libros preciosos y de que esos libros preciosos eran inaccesibles, pareció casi
intolerable”.
Una mirada al narrador del cuento
Para comprender los
escritos es clave identificar el tipo de narrador que prima en la obra y cómo
éste se expresa en el relato, un ejercicio que haremos con la “Biblioteca de
Babel”. Es así como a lo largo del cuento reseñado es posible de hallar dos
narradores: el primero de ellos es un narrador personaje[2] y un narrador
editor[3], el grado de conocimiento que
se observa en ellos se explica por la función desarrollada dentro de la
historia: en el caso del primero hallamos un conocimiento total ya que él nos
cuenta una experiencia propia[4], en el segundo presenta un conocimiento
relativo ya que su misión es aportar antecedentes a la historia y en ese
sentido desconoce muchos aspectos de la misma. Tiene una estructura abierta el
relato, dado a que al final de la obra, del escrito, señala que la biblioteca
es infinita y siempre mantiene el mismo orden, por lo que cualquier viajero en
la historia de la humanidad va a hallar el mismo orden. Fiel al estilo Borges,
concluye “La Biblioteca de Babel”[5] con un final sin terminar, abierto.
Al buscar el punto de
hablada en el relato, éste lo hallamos en el narrador personaje: está él en la
biblioteca al final de su vida. Un momento en la vida en que desea relatara la
historia de la Biblioteca para traspasar el conocimiento que tuvo en torno a la
biblioteca, con el fin de que en el futuro sepan quién fue y donde se desarrolló
su vida; al mismo tiempo, anhela que al dar a conocer los secretos de la
biblioteca, por decirlo de alguna manera, alguien puede optar por el honor y la
sabiduría que en su vida no hallo.
La “Biblioteca de
Babel” muestra a lo largo de sus páginas una historia visible y otra oculta: la
primera de ellas nos narra las experiencias de un sujeto, que se expresan
mediante el narrador personaje, en torno a su lugar de trabajo: la biblioteca y
la segunda, por su parte, se refiere a la problemática de la infinitud y
finitud en la existencia humana y como lo anterior influye en la concepción en
torno a la biblioteca. Dos historias que, al final de cuentas, configuran un
lector: el que está leyendo el cuento, es decir, todos nosotros, haciéndonos
una invitación en forma implícita a reflexionar sobre las ideas de la infinitud
en nuestro día a día.
En resumen, en el
cuento citado vemos como Borges refleja en el relato el enfrentamiento entre un
personaje protagonista, el bibliotecario, y la idea de la infinitud que a la
larga genera una duda en torno a si realmente sabemos qué es la finitud o es
simplemente una sensación mental, una ficción que la certeza a nuestra
existencia. Una interrogante que, al igual que los cuentos de Borges, queda
abierta, sin respuesta.
[1] Lo que quiere hacer Borges es destruir la certeza que
tenemos hoy en día en torno a la finitud, uno de los fundamentos de la
realidad. Ante este escenario, el lector se ve inserto en un ambiente de
imposibilidad de representación de lo infinito.
[2] Éste es un narrador que utiliza la primera persona,
sabemos que es bibliotecario y ya está en el final de sus días, es viejo. Este
narrador se encuentra dentro de la historia, ya que dado a sus características
nos cuenta una experiencia propia.
[3] La función del citado narrador fue poner el epígrafe, las notas al pie de
página etc. Sabemos con respecto a él que realizó su trabajo en el Mar del
Plata en el año 1941, mas mayores
detalles se desconocen. Este narrador se halla fuera de la historia, pues su
función dice relación con aportar detalles sobre aspectos de la historia.
[4] Allí está la clave para entender porque a uno de los
narradores de este cuento se le denomina narrador autoral.
[5] El relato en el cuento está fundamentalmente en presente,
dándole el paso al pasado cuando el narrador recuerda viejos tiempos de su vida
y futuro se hace presente al imaginar su muerte.
Fuente : El Mundo de
Ayer y hoy
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