La biblioteca de
Babel, de Jorge Luís
Borges, es una descripción
y visión profunda
del universo (es decir, la
biblioteca) y del
posicionamiento del ser
humano en éste. El
narrador del relato
es representado, ya que
aparece inserto dentro
del texto, jugando un rol protagónico. Dicho cuento
pertenece a la
ficción, lo cual es
indudable. Sin embargo: ¿aquello implica
la inexistencia de
trozos de realidad
en el texto? El
presente trabajo se
propone demostrar que
sí es posible
observar una relación
con la realidad
en La biblioteca
de Babel. Además se
hará una análisis
sobre la pertinencia
de dividir tajantemente
lo imaginario de
lo real.
Borges, escritor
argentino, nace en Buenos
Aires (1899) y muere
en Ginebra (1986). Dado
que provenía de
una familia acomodada, tuvo la
oportunidad de visitar
Europa. Realiza un viaje
a España, que marcó
su carrera. Allí se
vincula con movimientos
vanguardistas, formando
parte del ultraísta. Cuando vuelve
a Argentina, participa activamente
del proceso vanguardista
latinoamericano. Esta es considerada
la primera etapa de
su obra, la que
se caracteriza por
una marcada tendencia
esteticista.
En una segunda
etapa el autor
se aleja de
las vanguardias, llegando a
criticarlas muy duramente. Esto es
visible, a modo de
ejemplo, en su rechazo
a “(…) la idea
de lo nuevo
y la idolatría
de la máquina” (Schwartz 80). Sin
embargo, aunque “ (…)
cuestionará la deconstrucción formal
a ultranza en
la que se
sumergen los autores
vanguardistas, hay que destacar
que no deshecha
un principio básico
de la estética
vanguardista: la obra
de arte es
en sí misma
un centro significante; que toda
obra posee una
legalidad interna a
partir de la
cual se despliega
el sentido del
texto, descartando con ello
una concepción estética
que entiende el
sentido del arte
en una relación especular con
la realidad” (Cisterna,
diapositiva 12). Empero, cabe mencionar
que el hecho
de que la
obra adquiera independencia
del contexto histórico, no
quiere decir que
no aluda a
éste de alguna
manera.
La biblioteca de
Babel forma parte
de la segunda
etapa en la
obra del autor, como
el resto de
sus cuentos. El principio
que opera en
los cuentos de
Borges tiene que
ver con la
construcción de una
realidad alternativa: la ficción. Para
dicho autor la
realidad es imposible
de abarcar cognitivamente. Se exhibe
de manera caótica
y azarosa. Frente a
ese caos, el hombre
tiene como alternativa
la literatura. Por medio
de ésta, puede darle
lógica, sentido y comprender
ese entramado que
es la realidad, que
se le presenta
como algo indescifrable, ilógico y
sin sentido.
Según Borges no
existe una realidad
fuera de la
conciencia. No hay una
gran verdad, una que
sea universal Al
contrario, el idealismo que
profesa dicho escritor
es totalmente relativista. No hay
un mundo, sino muchos
dependiendo del individuo: no
es la verdad,
es mi verdad. Aquí
se observa que
no hay un
universo real y
uno imaginario. Ambos se
entremezclan, conformando
infinitas realidades, que varían
de un ser
a otro.
El teórico literario
Thomas Pavel (simbolista)
afirma que la
ficción, al ser una
construcción, obtiene
independencia de la
realidad. Además puede “ influenciarnos vigorosamente, de manera
no muy diferente
a una colonia
asentada en otro
país, que desarrolla su
estructura propia y
singular para más
tarde llegar a
afectar en diversas
formas la vida
de la madre
patria” (Pavel 177-178).
Luego de
hacer esta analogía, el
autor declara que
la ficción no
tiene en todos
los casos un
contenido ideológico que
pueda influir en
la realidad. Dice: “ A menudo, los
arreglos ficticios pretenden
elevar al máximo
la distancia entre
realidad y ficción” (Pavel 178). Para
aseverar lo dicho, presenta el
caso de La
biblioteca de Babel.
Si se toma
en cuenta el
movimiento vanguardista ultraísta
al que perteneció
el autor, se puede
hacer una relación
con la tesis
de Pavel. Esta
corriente promueve la
total autonomía del
objeto artístico ante
su contexto. Se renuncia
a cualquier función
referencial, no habiendo necesidad
de volver a
la realidad para
comprender la obra. Al
haber sido Borges
militante ultraísta, se
podría deducir que
su propósito efectivamente
era alejarse lo
más posible de
la madre patria, prescindiendo de
la necesidad de
volver a la
realidad para entender
el texto en
su amplitud. Pero las
intenciones del autor
se separan de
la obra en
gran parte de
las teorías literarias
recientes (esto es algo
que Pavel no
considera, razón por la
cuál se puede
discutir con él). El
lector adquiere relevancia
en el análisis
del texto. Por lo
mismo, es importante considerar
su opinión: si el
destinatario ve en
este cuento una referencia
a la realidad, es
porque de cierta
forma, aunque sea casi
impenetrable, ésta existe
(por cierto, siempre apoyado
en las marcas
textuales). Sin embargo, una conclusión
radical en torno
a esto es compleja,
teniendo en cuenta
que hay infinitos
posibles lectores, sometidos a
infinitas subjetividades e
infinitos contextos.
Al tomar en
consideración una teoría
literaria que distingue
y separa la
vida del autor
del sentido del
texto, el hecho de que dicho
autor halla pertenecido
al movimiento ultraísta
poco importa a
la hora de
analizar La biblioteca
de Babel (además
hay que recordar
que este cuento
no pertenece a
su etapa ultraísta). Por lo
demás, en el caso
de que se
quisiera establecer algún
tipo de vínculo, el
mismo Borges afirma, acerca de
su participación en
las vanguardias: “Estoy arrepentido
de esa participación
en escuelas literarias. Hoy no
creo en ellas. Son
formas de la publicidad o
conveniencias para la
historia de la
literatura. Actualmente, no
profeso ninguna estética. Creo que
cada tema impone
su estética (…) Desconfío de
una estética preliminar, sobre todo
de una estética
previa. Hoy, cuando pienso en
esa escuelas, pienso que
fueron un juego
y, a veces, un juego hecho
para la publicidad, nada más. No
obstante, tengo un buen
recuerdo de aquellos
amigos, pero no de
nuestras arbitrarias teorías” (Schwartz 82).
Al hacer un
análisis de la
presente obra, sí se
puede percibir un
vínculo con la
realidad. A modo de
ejemplo, en el texto
se halla manifiesta
la lucha del
hombre por el
conocimiento, por encontrarle respuestas
certeras a lo
desconocido, lo que trae
nefastas consecuencias:
“Miles de codiciosos
abandonaron el dulce
hexágono natal y
se lanzaron escaleras
arriba, urgidos por el
vano propósito de
encontrar su Vindicación. Esos peregrinos
se disputaban en
los corredores estrechos, proferían oscuras
maldiciones, se
estrangulaban en las
escaleras divinas, arrojaban los
libros engañosos al
fondo de los
túneles, morían despeñados por
los hombres de
regiones remotas. Otros se enloquecieron…” (Borges 468).
Se puede observar
claramente como este
cuento aporta conocimiento
sobre el conocimiento
mismo.
El saber que
crea este texto
de ficción es
bastante extenso. Detrás del
ejercicio racional del
escritor, subyace una serie
de imágenes simbólicas
que nos entregan
visiones de la
sociedad. La Biblioteca, es decir, “El
universo” (Borges 465) se presenta
ante el lector
como un lugar
interminable, complejo en su
estructura y nunca
posible de conocer
en su cabalidad. Esto tiene
mucho que ver
con la idea
que los hombres
tenemos del cosmos, algo
inconmensurable, que a ratos
nos deja estupefactos
debido a nuestra
incapacidad de conocerlo
certera e íntegramente, pero también
debido a nuestra
capacidad de maravillarnos. El universo
de la obra, tal
como el real, perdura
por sobre la
especie humana: “la Biblioteca
perdurará: iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de
volúmenes preciosos, inútil,
incorruptible, secreta” (Borges 471).
La biblioteca de
Babel, a raíz de
lo ya mencionado, abre las
puertas a una
reflexión esencial en
la experiencia humana: la
permanente búsqueda del
hombre por descubrir
aquella certidumbre que se encuentra
oculta en algún
recoveco del cosmos
“nos anula o
nos afantasma” (Borges 470). Creer
que existe una
verdad implacable y
hacer de nuestro
fin su búsqueda, nos
priva de todos
los posibles sentidos
y goces que
puede brindar la
vida.
A través del
presente relato de
Borges, el lector puede
conferirle múltiples significados
a lo angustiante
de su existencia, con el fin de
equilibrarla. Esto contribuye,
en un
aspecto funcional, a la
profundización del conocimiento
del ser humano
sobre si mismo
y ofrece una
posibilidad de mejorar
su existencia. Por lo
mismo, es evidente que
la ficción influye
directamente en la
historia, determinándola. Si
el universo es
la biblioteca y
lo que allí
sucede representa elementos
del mundo existente, entonces este texto sí
es capaz de
incidir en la
realidad.
Si se considera
que el lenguaje
es algo ficticio, al
ser una invención
arbitraria, donde la palabra
no tiene relación
directa y natural
con lo que
representa, y éste es
el primordial instrumento
que tenemos para
conformar nuestro universo
existente y a
nosotros mismos, entonces es
probable que una
gran porción de
lo que creemos
parte del mundo
real sea un
imaginario.
El pensamiento nace
de la capacidad
imaginativa, por lo que la construcción
de la sociedad
es producto de
la ficción. A
partir de imaginarios
(como los conceptos
de nación, economía, familia,
moral, religión, política, etc.) la sociedad
se autoconstruye y
el modo en
que ésta se
piensa, es deconstruyendo aquellos
sentidos. En otras palabras: la
realidad se reflexiona
a si misma
a través de
la ficción. Como
consecuencia, separar drásticamente las
fronteras entre lo
real y lo
imaginario puede ser
una tarea infructuosa
y hasta sin
sentido. Hacer una lectura
unilateral de los
textos ficcionales; siempre en
función de definir
lo que es
ficción y lo
que, supuestamente, es realidad,
nos limita el acceso a
los múltiples significados, saberes y
enseñanzas que nos
pueden proporcionar estas
obras.
Breve relato propio
A continuación se
profundizarán, a través de
un breve relato
propio, las visiones y
pensamientos del narrador.
En busca de
Dios ( el libro cíclico)
he recorrido los
interminables hexágonos del
universo, revisado los anaqueles. En
mis viajes he
presenciado hombres imponiendo
inadmisibles estructuras, con el
único fin de
exterminar potenciales contrincantes; otros
peregrinos ansiosos, soñadores, egoístas. He
visto miles de
ambiciosos en busca
de su Vindicación
y, a momentos, he sido
yo uno de
ellos. Vagabundos sagaces,
patriotas implacables, abnegados creyentes, nihilistas y
falsos revolucionarios. Mi vida
se cansa de
infames visiones, pero cuando
de súbito lo
frígido se me
vuelve sugestivo recobro
las esperanzas. El universo
se mantendrá incólume.
Bibliografía
-Borges, Jorge Luís.
Obras completas, volumen I, La biblioteca
de Babel. Buenos Aires: Emece, 1974.
-Cisterna, Natalia. Jorge
Luis Borges, PowerPoint.
-Garrido, Antonio.
Teorías de la
ficción literaria, Las fronteras
de la ficción, de Thomas Pavel. Madrid: Arco/Libros, 1997.
-Schwartz, Jorge. Las
vanguardias latinoamericanas,
México, Fondo de cultura
económica, 2006.
Fuente : Rincon de Escritores
No hay comentarios:
Publicar un comentario