La llegada del hombre a la Luna fue la única oportunidad en
la que el escritor argentino Jorge Luis Borges quiso sentarse frente al
televisor para seguir una historia, relata su viuda, María Kodama, en una
entrevista que publicó el diario español El País.
“Por el alunizaje fue la primera, única y última vez que se
sentó frente al televisor para que le describiera lo que veía”, señala Kodama
en la charla, en la que habla asimismo sobre la aventura que ambos vivieron al
hacer un viaje en globo que sobre California y que se cuenta en el libro Atlas
(Sudamericana, 1984).
Como ninguno de los dos tenía televisor, trajeron uno de la
parte del servicio. “Le iba describiendo paso a paso lo que hacían los
astronautas. Le encantó. No le gustaba la tele, pero aquello le gustó”.
“No quiero ponerlo en boca de él, pero por lo que me decía
creo que lo vivía como la victoria de lo que aparentemente para la gente sin
imaginación es algo fantástico, un cuento, directamente algo que no existía”,
explica.
Kodama rememora además aquel viaje en globo y asegura que el
entusiasmo de Borges se debía a todas las historias de la literatura fantástica
de los viajes en globo y por el viaje a la Luna. Por su ceguera, los
organizadores incluso quisieron convencerlo de que no se subiera, pero no lo
consiguieron.
Kodama, que se casó con Borges al final de su vida pero que
lo acompañó desde los 16 años, preside actualmente la Fundación Internacional
Jorge Luis Borges. Durante la charla con El País también subraya la ética del
escritor y confirma la versión “no oficial” que siempre ha asegurado que el
Comité Nobel nunca le dio el premio por haber viajado al Chile del dictador
Augusto Pinochet y haberse reunido también con el presidente de facto argentino
Jorge Rafael Videla.
Cuando iba a recoger el doctorado honoris causa en la
Universidad de Chile en 1976, Borges recibió una llamada en la que desde
Estocolmo le recomendaban no ir, señala Kodama. Al final de la conversación, el
autor de El Aleph afirmó: “Mire señor, yo le agradezco su amabilidad, pero
después de lo que usted acaba de decirme mi deber es ir a Chile. Hay dos cosas
que un hombre no debe permitir: sobornar o dejarse sobornar”.
“Fue genial, yo lo adoré más que nunca. ¿Quién por sus ideas
soporta algo tan tentador?”, explica Kodama.
Fuente : El Litoral
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