Acorde con el
presagio de Cortázar sobre la "fuerza viva" de una de las obras más
importantes de la literatura argentina del siglo XX, se celebra el aniversario
con reediciones y homenajes
Germán Masserdotti
Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal, fue publicada por
editorial Sudamericana hace 70 años, y podría afirmarse hoy que se cumplió la
afirmación de Julio Cortázar cuando sostuvo, en solitario, que la novela
actuaría "como fuerza viva, como enérgico empujón hacia lo de veras
nuestro". El libro salió en agosto de 1948: puntualmente para el
aniversario, Seix Barral acaba de reeditarla, junto con El banquete de Severo
Arcángelo y Megafón, o la guerra. Y a fin del mismo mes la Biblioteca Nacional
rendirá homenaje en la jornada "Adán Buenosayres, al compás de una
pasión".
Poco antes de la aparición de Adán Buenosayres, Marechal fue
entrevistado por la revista Leoplán ("uno de los primeros poetas
argentinos del momento actual") y aseguró que su novela respondía
"con bastante fidelidad a los cánones de la antigua epopeya, aunque sus
métodos de narración son modernísimos y sus héroes actuales. Quiero decir -se
explicaba a sí mismo- que ha tratado de dar a mis personajes una estatura
heroica de modo tal que, siendo locales como lo son, todos trascienden a lo
universal".
Marechal elige mostrar a su Adán "en función de
vida" y lo hace en una nueva jornada "desde su despertar metafísico
en el número 303 de la calle Monte Egmont, hasta la medianoche del siguiente
día, en que ángeles y demonios pelearon por su alma en Villa Crespo, frente a
la iglesia de San Bernardo, ante la figura inmóvil del Cristo de la Mano
Rota".
La novela expresa "un simbolismo de realización
personal del héroe hasta la prueba definitiva, el encuentro con el Cristo de la
Mano Rota", observó Javier de Navascués, catedrático español y estudioso
de la obra marechaliana, en una entrevista aparecida en Télam. Él estuvo a
cargo de la edición crítica publicada por Corregidor en 2013 que incluye copias
de los manuscritos y el epistolario entre Marechal y Cortázar sobre la novela.
Al iter vital de Adán descripto en aventuras como la del
barrio Saavedra, la Glorieta de Ciro o la oscura ciudad de Cacodelphia se ven
asociados sus amigos de pandilla: Samuel Tesler (Jacobo Fijman), Franky
Amundsen (Oliverio Girondo); Shultze (Xul Solar); el petiso Bernini (Raúl
Scalabrini Ortiz), Luis Pereda (Jorge Luis Borges) y Del Solar. Comenta
Marechal en el Prólogo indispensable de la novela que si algunos de los
personajes "visten el traje de lo ridículo, lo hacen graciosamente y sin
deshonor, en virtud de aquel 'humor angélico' (así lo llamó Adán Buenosayres)
gracias al cual también la sátira puede ser una forma de la caridad, si se
dirige a los humanos con la sonrisa que tal vez los ángeles esbozan ante la
locura de los hombres".
Porteño de origen -"el que no ha escuchado la voz del
Río no comprenderá nunca la tristeza de Buenos Aires"-, Adán es un poeta
enamorado y fugitivo que experimenta el combate que libran por su alma los
ángeles y demonios bajo la mirada de Alguien que, apoyado sobre sus armas,
vigila eternamente por él. Ese Alguien que es su Señor y al que le confiesa
haber querido ser como los hombres del pueblo bonaerense de Maipú, "que
sabían reír o llorar a su debido tiempo, trabajar o dormir, combatirse o
reconciliarse, bien plantados en la vistosa realidad de este mundo". Ese
Señor al que confiesa como el Verbo "que, solo con nombrarlos, creó los
cielos y la tierra" y al que solo le fue dado rastrearlo "por la
huellas peligrosas de la hermosura" de las creaturas, al olvidar que ellas
eran el camino, él un viajero y su Señor el fin de su viaje. Ese Señor al que
confiesa como el Verbo "que, por amor del hombre, tomó la forma del
hombre, asumió su infinita deuda y la redimió en el Calvario". Ese Señor
al que le confiesa no poder más consigo mismo y estar "cansado hasta la
muerte".
"Las sucesivas lecturas de Adán Buenosayres me
impresionaron de tal manera que acaso fue el libro que más quise filmar",
reconoció en una ocasión el cineasta argentino Manuel Antín. Cortázar lo había
alentado a filmar un guion que había escrito para hacerlo película.
"Obra inquieta y sugerente, rebelde a cualquier
interpretación simple y reduccionista", concluye Navascués que es Adán
Buenosayres de Marechal. Lo es, por cierto. Y podría agregarse, a 70 años de su
aparición, que resulta actualísima.
Barrio por barrio
Realidad y fantasía sobre un mapa literario del autor
Saavedra
"Allí, sobre un terreno desgarrado y caótico se lanzan
las últimas estribaciones de Buenos Aires, rancheríos de tierra sin cocer y
antros de lata en cuyo interior pululan tribus de frontera que oscilan entre la
ciudad y el campo". Las rutas que evocan a Marechal en este barrio llegan
hasta el Museo Saavedra.
Villa Crespo
Deambulando por las calles del barrio, el personaje del Adán
se encuentra con la Iglesia de San Bernardo. Muy cerca está la sede de la
biblioteca Alberdi (Acevedo 666), donde el joven poeta comenzó a trabajar a los
19 años y fue el primer bibliotecario rentado. Entre 1910 y 1934 Marechal vivió
en la zona.
Flores
En Megafón o la guerra, la geografía urbana de la obra de
Marechal llega a un chalet de este barrio.
Fuente: La Nación
- 28 de julio de 2018
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