CRISTINA PIZARRO
Zelaya de Nader sostiene que los miedos y el asombro del
niño Borges se entrelazan con los mitos e incursiones por las culturas antiguas
Desde un encuadre metodológico, afín con el rigor de la
investigación literaria, Honoria Zelaya de Nader nos hace partícipes de un
ensayo cuya originalidad reside en ahondar en la obra total de Jorge Luis
Borges, atravesando el eje de las lecturas realizadas en el tiempo feliz de la
niñez. Como ha expresado Pedro Luis Barcia en el prólogo, “ha encontrado una
puerta original de acceso, no solo a la ciudad borgesiana, sino a la ciudadela
borgesiana, es decir, a la médula creativa de este hacedor”.
Primeras lecturas
La autora afirma que en toda la obra de Borges está presente
la literatura de su infancia. Y lo demuestra en el desarrollo del texto a
reseñar, constituido por once capítulos y una bibliografía específica y erudita
sobre la obra de Borges, la historia de la infancia, el juego, la literatura
infantil, entrevistas al autor estudiado y publicaciones diversas.
El punto de partida reside en la conceptualización de
infancia siguiendo aportes de Philippe Aries para el abordaje de la
construcción histórica y social. Así como también los ángulos diferentes de las
teorías psicológicas de Jean Piaget, Lev Vigotsky y Sigmund Freud. Estas
diferentes perspectivas confluyen en una de las hipótesis de la autora, en
tanto ella considera ese territorio de la infancia como germen fundacional de
la obra borgesiana.
Después de un intenso recorrido por la obra completa,
Honoria Zelaya cita los poemas y cuentos ligados a sus antepasados y a los
autores que nutrieron las horas de juego, junto a su abuela Fanny y a su
hermana Norah. Desde allí, Nader se pregunta” ¿cómo era el niño Borges y cuáles
fueron sus primeras lecturas?”
Descubre que en el poema Isidoro Acevedo de Cuaderno San
Martín se inscribe un episodio de su infancia y con una visión muy aguda
advierte sobre un enorme peso en el desarrollo del psiquismo infantil: el
tratamiento de la finitud de la vida unida al problema del tiempo.
Se citan algunos versos: “Yo era chico, yo no sabía entonces
de muertes, yo era inmortal. / Yo lo busqué por muchos días por los cuartos sin
luz.”
El niño y la
biblioteca
Una magistral biblioteca familiar constituida por ediciones
de Cuentos de Mamá Oca de Charles Perrault, Robinson Crusoe de Daniel Defoe,
Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift. Leía en inglés Kim de Rudyard
Kipling, La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, El hombre invisible de
H. G. Wells, Huckleberry Finn de Marck Twain, Cuentos de hadas, recopilados por
los hermanos Grimm. Se deslumbra con Alicia en el país de las maravillas y
Alicia a través del espejo de Lewis Carroll. Estas obras conforman el intertexto
de muchas de sus creaciones literarias.
Las novelas de aventuras, novelas fantástica y relatos que
rinden culto al coraje enraizado en la literatura argentina. Las huellas y la
memoria son señales permanentes en la figura del lector competente, que se
orienta hacia el goce estético y la libertad de elección en toda su vida. Por
consiguiente, estas lecturas iniciales coadyuban el talento innato creador y
ejercen un entusiasmo pleno y absoluto.
Los miedos y el asombro del niño Borges se entrelazan a los
mitos e incursiones por las culturas antiguas que le brindaron conocimientos
insoslayables y una cierta pasión por indagar en otros pueblos y lenguas. La
fascinación por Las mil y una noches, acentuada después de conocer a Rafael
Cansino Assens en Sevilla, constituye un hito fenomenal; Nader analiza con
idoneidad varios textos, por ejemplo, en Historia universal de la infamia,
estableciendo los influjos de esta colosal obra, proveniente del Oriente
Próximo y asimismo sus referencias al Islam.
Infancias tristes
Los personajes niños que están en los relatos de Borges,
vislumbran en varios casos, la infamia humana que se genera en los desamparados
y en las crueldades vividos en la niñez. Nader cita a personajes con infancias
no felices, que se vinculan por un denominador común: abandono y miseria, por
ejemplo; Lazarus Morell, Tom Castro el impostor inverosímil, Hill Harrigan, el
asesino desinteresado. Como señala la autora, Borges se adentró en el gran
mérito de Charles Dickens, que consistió en la inclusión del niño como
protagonista principal, como en David Copperfield, Oliver Twist.
Este enjundioso ensayo crítico es una indispensable obra
para comprender, por un lado, la importancia de los saberes durante la
infancia, y, por otra parte, la valiosa labor investigativa de la laureada
especialista nacida en Tucumán, que constituye un referente de los estudios
literarios en el campo de la LIJ, en distintos ámbitos universitarios de
nuestro país y del exterior.
Fuente: La Gaceta
- Salta - 08
Jul 2018 5
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