Paula Urien
"Cada vez que muere alguien, uno piensa: no me hubiera
costado nada ser mas bueno. Sin embargo, no lo he sido. He insistido en tener
razón, lo cual es una mezquindad. Discutir... Uno debe tratar de no tener razón
en las discusiones; es una descortesía y una crueldad, además, tener
razón".
¿Quién puede expresar con tanta claridad este pensamiento,
que lleva a la persona humana a una condición superior, si no es Jorge Luis
Borges?
En una entrevista que el español Joaquín Soler Serrano le
hizo para la televisión española en el programa A fondo, en 1980, uno de los
argentinos más conocidos y reconocidos en el mundo deja ver algunas líneas de
su pensamiento brillante, que se aplican perfectamente a la Argentina actual.
El rey de España le había entregado el Premio Cervantes. Tenía 80 años y
calificó la distinción como una "generosa equivocación".
¿Cuánta "descortesía" se puede ver en este
momento? Tantas personas que hablan sobre la Argentina con la idea de probar
que tienen razón y, sin embargo, es el conjunto de razones las que pueden
llevar a acuerdos que logren finalmente proyectar a largo plazo, algo que piden
sin cesar los inversores. Es cierto que quienes tienen capitales ven con buenos
ojos a la Argentina. Sin embargo, como todos y cada uno de los sectores que la
integran quieren tener razón, es decir, "son descorteses" en la forma
de pensar de Borges, no hay un camino trazado que perdure en el tiempo y las
políticas dependen de quienes estén en el Gobierno o tengan la mayoría en el
Congreso.
Valerse por sí mismo
En la entrevista, que se pudo ver esta semana en el canal
Encuentro, Borges se define como "un modesto anarquista, que cree en el
individuo y no en el Estado". Quizá lo contrario de un país que impulsa
desde hace tantos años a un Estado proveedor, tanto desde el empleo público,
que cuenta con un poco menos de cuatro millones de trabajadores, como por parte
de quienes siguen exigiendo políticas relacionadas con lo "libre y
gratuito". Por ejemplo, y solo para consignar uno, ¿cuánta gente que va a
la universidad pública podría pagar una cuota y lo haría de buena gana para que
se pueda mantener mejor, con un salario justo para tantos profesores ilustres
dispuestos a compartir sus conocimientos? Por supuesto que un país que tiene
como fin último (aunque desde hace décadas que no se cumpla) brindar igualdad
de oportunidades, nadie debería quedarse sin poder realizar estudios superiores
por no poder pagar una cuota, pero para esto podría haber exenciones
especiales, becas, etc.
De mejor a peor, y
viceversa
"La fama pertenece a lo ilusorio de la vida. [Recuerdo]
lo que decía Kipling [escritor y poeta británico, 1865-1936]: el fracaso y el
éxito son dos impostores. Nadie fracasa tanto y nadie tiene tanto éxito",
comenta Borges. No hace falta agregar demasiado. Solo que en este país los
éxitos y los fracasos son rotundos y se suceden sin etapas intermedias, o así
lo interpretamos.
Por último, un elogio a la clase media, a la que dice haber
pertenecido por "ganar un modesto sueldo, quedarme sin dinero antes de fin
de mes...". La Argentina siempre se definió como un país de clase media,
pero el escritor dijo: "Nadie quiere pertenecer a la clase media, que es
la mejor. Le falta el prestigio y sin embargo es la mejor clase, yo diría que
es la única". Citó también la Epístola moral a Fabio, del sevillano Andrés
Fernández de Andrada (1575-1648), que hace un elogio a una vida sencilla, sin
estridencias: "Una mediana vida yo posea, un estilo común y moderado, que
no lo note nadie que le vea".
"Eso es perfecto, me parece", dijo, entre tantos
pensamientos lúcidos. Hora de leer, o releer a un pensador atemporal y
universal.
Fuente: La Nación
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