Claudia Peiró
En una clase magistral dictada en el Centro Cultural San
Martín, Beatriz Sarlo analizó el modo en el cual Jorge Luis Borges crea y
ordena a sus antepasados como "precursores", aludiendo así al célebre
texto de este autor sobre Kafka y sus precursores.
"El árbol genealógico de Borges tiene apellidos que lo
llevan a toda la historia de la independencia argentina y americana, apellidos
que lo ponen en la Guerra del Paraguay, en las guerras que la elite criolla
libró contra los pueblos originarios, la llamada guerra al malón, y también en
las peleas intestinas de la elite, en el último tercio del siglo XIX",
explicó Sarlo, introduciendo el tema de su clase, que fue también un homenaje
al escritor de cuya muerte se cumplen 30 años el próximo 14 de junio.
El primer ejemplo que dio fue el del coronel Isidoro Suárez,
"sin duda el prócer más importante para Borges de todos estos abuelos y
bisabuelos". El bisabuelo a quien dedicó uno de los primeros poemas
(Inscripción sepulcral) de su primer libro, Fervor de Buenos Aires.
"No es casual que Isidoro Suárez esté en sus primeros
poemas. Es como poner una estatua en el comienzo de su linaje"
Tras aludir al modo en que dirigió la carga contra el
enemigo en la batalla de Junín –un acto de arrojo destacado por el propio Simón
Bolívar y subrayado por Mitre como decisivo para la victoria posterior en Ayacucho-,
Borges dice, no sin pesimismo: "Hoy es orilla de tanta gloria el
olvido".
"No es poco tener a este Isidoro Suárez como bisabuelo
–dijo Sarlo-. Era el jefe de Caballería y cargó, según cuenta Mitre, a sable y
lanza sobre los españoles y los puso en fuga. No es casual que esté entre sus
primeros poemas. Es como poner una estatua en el comienzo de su linaje. Pero
Borges siempre tiene un movimiento como de decepcionar, decepcionarse o
decepcionar al lector. Mucho después -30 años después-, en un reportaje, dice,
en tono típicamente borgeano, que la batalla de Junín había sido 'una
escaramuza (que) sólo duró tres cuartos de hora y no se disparó un solo tiro'.
Uno diría, bajándole el precio a la victoria".
Télam
"Nunca podemos leer tranquilos a Borges –sentenció-.
Siempre aquello que menciona, 'gloria', 'olvido', 30 ó 40 años después puede
estar matizado, incorporado como un acontecimiento lateral o menor".
Luego aludió a la importancia de los detalles en la obra del
este escritor. Y justamente , en un cuento sobre un traidor que pasará a la
historia como héroe –trama que toma de Chesterton- y que, dice Borges,
"puede" haber sucedido en Irlanda, aparece la fecha 6 de agosto de
1824, que es la de la batalla de Junín. Este detalle es para Sarlo muy significativo.
Como una pista que deja Borges y que muy pocos habrán detectado en su momento.
"¿Cuántos recordaban en 1940 que la batalla de Junín
tuvo lugar el 6 de agosto de 1824?, preguntó Sarlo. En el detalle Borges
inscribe algo que es del orden de lo autobiográfico. Capcioso y difícil. ¿Para
quién es esa fecha? Ese detalle no está para nadie, inscribe la historia de
Isidoro Suárez en la ficción. El mayor homenaje que le puede hacer a su
abuelo".
"Borges constituye a estos soldados de la Independencia
como sus precursores"
"Borges –siguió diciendo Sarlo- constituye a estos
soldados de la independencia en sus precursores. Los saca de esa 'orilla donde
el olvido puso a la gloria' [como dice en el poema dedicado a Isidoro Suárez] y
los constituye sin duda en un linaje. Ese linaje ya existía, era real. El se lo
apropia convirtiéndolos en precursores. En el mismo sentido que él explica que
Kafka reordena a sus precursores".
Lógicamente, Sarlo también aludió al Poema conjetural, uno
de los más célebres de Borges, cuyo tema es el asesinato de Narciso Laprida,
otro antepasado de Borges.
En ese poema, Laprida antes de morir dice: "Yo que
anhelé ser un nombre de sentencias, de libros, de dictámenes, A cielo abierto
yaceré entre ciénagas, pero me endiosa el pecho inexplicable un júbilo secreto,
al fin me encuentro con mi destino sudamericano".
"¿Quién habla? –preguntó Sarlo- Laprida anheló sin duda
ser lo que Borges fue. Borges fue un hombre de sentencias, de libros, de
dictámenes. Pero este precursor que tuvo una dulzura final. Un júbilo secreto,
quiere decir que ni quien lo enuncia lo conocía. Un precursor que no tuvo la
fortuna de su descendiente. Y un descendiente que escribe de un modo que puede
llevar a dudar si no piensa que no tuvo la fortuna de su precursor: encontrar
un destino sudamericano".
"A Borges le interesa cómo alguien en un determinado
momento se pone a la altura de su destino. No lo deja pasar"
Esto llevó a Sarlo a un tema muy importante en Borges: el
momento, cómo la vida de un hombre se juega en ese momento en el que se cruza
con su destino y no lo alude: "Ese momento puede ser el de la muerte
–explicó-. Ahí Laprida entendió que su vida no fue la que quiso, pero no se
lamenta por la muerte. En el Martín Fierro, Borges encuentra esos momentos; el
más decisivo para él es la noche en que Fierro está huyendo, la partida lo
alcanza, se baja del caballo y empieza a pelear solo contra varios. Es el
momento en el que Cruz dice que no acepta que 'se mate así a un valiente'. Cómo
alguien en un determinado momento se pone a la altura de su destino. No deja
pasar el destino".
Ese momento, lo tuvo también su otro antepasado en Junín,
como se vio.
"Él ordena su linaje –dijo Sarlo-. Tiene nostalgia de
un mundo heroico. Pero no sabe si hubiera sido como ellos. Borges siempre
corrige. El celebró ese coraje pero empieza a autocriticarse, por ejemplo, en
el final de las obras completas, cuando escribe: pensaba que el valor es una de
las pocas virtudes de que son capaces los hombres, pero su culto lo llevó, como
a tantos otros, a la veneración atolondrada de los hombres del hampa"
[N.de la R: en este texto de 1974, Borges está hablando de sí mismo en tercera
persona].
Fuente : Infobae
http://www.infobae.com/2016/06/02/1815876-beatriz-sarlo-nunca-podemos-leer-tranquilos-borges
Fotografia :
Crédito: @blocdemoda
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