viernes, 18 de junio de 2010
Borges en un Mural de Segui
Foto : Julio Giustozzi
Un retrato argentino del maestro Seguí deslumbra en la 9 de Julio
Tiene 88 metros de largo por 34 de alto. Y evoca a personajes y lugares tradicionales.
La revista Billiken, la casita de Tucumán, Isidoro Cañones, Gardel, Fangio, Gatica y el Obelisco. Todos ellos, entre otros grandes clásicos argentinos, ilustran “Los mitos de mi infancia”, la obra del artista Antonio Seguí que desde ayer luce sobre el frente del Edificio del Plata, en Carlos Pellegrini al 200. Tardaron casi cuatro horas en desplegar y fijar al edificio una reproducción de 2.992 m2 de la obra del artista cordobés, continuando así con el ciclo Arte en el Plata, iniciado el año pasado por el Ministerio de Cultura porteño y la Fundación Banco Ciudad.
“Seguí combina el rigor artístico con la identidad popular –afirmó el ministro de Cultura, Hernán Lombardi–. Es fantástico que además de estar en museos y las galerías, renueve el espacio público de la Ciudad”.
En la obra que ahora cubre el Edificio del Plata, Seguí rescata con el humor que lo caracteriza figuras de manual escolar, como la del Cabildo. Y también personajes como Borges, el nadador Pedro Candioti, el jugador de River Adolfo Pedernera y el de Boca, Severino Varela, aún recordado por el gol que le metió a River de cabeza y con una boina blanca puesta en 1943. Pero además de usar imágenes, el artista refleja mitos y máximas en leyendas escritas a veces en cursiva, a veces en mayúscula, como si el lienzo fuera un cuaderno. “Sean solidarios”; “Alpargatas para todos”, “La Misa Criolla”, “Sargento Cabral” se lee en una gran sopa de letras.
Antonio Seguí creó “Los mitos de mi infancia” por encargo del Gobierno porteño, especialmente para el edificio donde es exhibida . “Traté de reflejar lo que veía en mi pizarra cuando tenía 8 años”, le contó a Lombardi mientras ambos supervisaban la impresión de la reproducción, el lunes pasado, un día antes de regresar a París, donde reside desde 1963.
“El retorno a la infancia es, en Seguí, una marca registrada –explicó la curadora Clelia Taricco–. Para este artista cordobés, que suele decir que trabaja en París pero vive en Córdoba, la infancia es y ha sido permanentemente a lo largo de toda su producción, la fuente de donde abrevan sus ideas. De la niñez provienen sus imágenes, sus recuerdos y hasta sus comidas”.
Como las cuatro obras ya exhibidas en el frente del edificio (“Velocidad”, de Fabián Burgos; “Siesta”, de Guillermo Ueno; “Ventana”, de Max Gómez Canle, y “Terraza”, de Marcos López), la de Seguí está impresa sobre una lona vinílica microperforada o MESH. Tiene 88 metros por 34 y es un material liviano y resistente al viento, que no impide la entrada de luz ni tapa la visión del edificio hacia afuera.
Este no es el primer trabajo de Seguí que irrumpe en el espacio público. Una de sus esculturas, Icaro, realizada en piedra de lava, se erige en el Parco Nazionale del Vesuvio en Herculano, Italia. Sus esculturas en acero pintado también están presentes en Córdoba y en distintas ciudades de Francia, Bélgica y Colombia.
Fuente : Nora Sánchez
Clarín 06/06/10
Galeria Fotográfica
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