sábado, 12 de junio de 2010

Jorge Luis Borges: "odio al fútbol"


Un día como ayer, pero de 1986, la vida de Jorge Luis Borges llegó a su fin. Ayer cumplimos veinte años sin Borges, veinte años sin su genio y sin su pluma. Veinte años sin el escritor argentino más grande de todos los tiempos, el más universal de todos, el que nunca ganó el Nobel. Hoy el mundo, de diferentes formas, lo recuerda.



En ese sentido, vale la pena recordar que entre las filias, obsesiones y temas recurrentes de Borges están los libros, la filosofía, la teología, la matemática, la mitología, el tiempo, la eternidad, el infinito, el destino, los espejos, los tigres, los laberintos y un infinito etcétera. Sus odios y fobias también son varios, pero solo abordaremos uno que es pertinente en estos días de mundial: el fútbol. Y es que en momentos en que coincide la paralización por el Mundial de Alemania y la nostalgia por los veinte años de muerto de Borges, vale la pena recordar lo que Borges opinaba del deporte más popular:

Borges decía "El fútbol es popular porque la estupidez es popular". Para Borges el fútbol es feo estéticamente. "Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos". También llegó a decir que el fútbol es fundamentalmente agresivo, desagradable y comercial. "La idea que haya uno que gane y que el otro pierda me parece esencialmente desagradable. Hay una idea de supremacía, de poder, que me parece horrible". Pero Borges no se detuvo en la crítica al deporte, además fue feroz también con su afición a la que calificaba de hipócrita, y es que, según Borges: "El fútbol en sí no le interesa a nadie. Nunca la gente dice 'qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi., claro que perdió mi equipo'. No lo dice porque lo único que interesa es el resultado final. No disfruta del juego". Y sobre las implicaciones políticas de este deporte, las opiniones de Borges son implacables. Decía: "El fútbol despierta las peores pasiones. Despierta sobre todo lo que es peor en estos tiempos, que es el nacionalismo referido al deporte, porque la gente cree que va a ver un deporte, pero no es así". Y cerraba el desfile de agravios contra el fútbol, acusando a sus creadores, decía: “Que raro que nunca se le haya echado en cara a Inglaterra haber llenado el mundo de juegos estúpidos, deportes puramente físicos como el fútbol. El fútbol es uno de los mayores crímenes de Inglaterra".

Solo para corroborar la opinión que tenía Borges sobre el fútbol basta una anécdota que lo pinta de manera genial. En 1978, a modo de protesta por el campeonato de fútbol que se estaba realizando en Argentina, Borges, optó por una sutil forma de despreciar y burlarse del fútbol y sus seguidores: El mismo día y a la misma hora en que la selección argentina debutaba en la Copa, dictó una conferencia sobre el tema de la inmortalidad.

Queda claro que en la insólita fusión entre fútbol y literatura hay dos grupos muy marcados. Los escritores para los que el fútbol despierta admiración y que lo han usado como un recurso artístico. Y los otros, los que odian el fútbol y se ofenden por la afición que siente la gente por este deporte. Queda claro también que Borges pertenecía a este segundo grupo.


Pero ahora, veinte años después de muerto, el fútbol se venga de su antagonista más célebre. Sobre la tormentosa relación entre Borges y el fútbol, circula una inverosímil leyenda, una especie de mito urbano que señala, sin más, que el fútbol dejó ciego a Borges. En una supuesta biografía no autorizada de Borges, escrita por un supuesto amigo del escritor, se afirma que en algún momento de 1930 Borges y otros intelectuales decidieron jugar un partido de fútbol, deporte por el que Borges, según esta historia, era un apasionado. En la insólita alineación también estaban Adolfo Bioy Casares, Roberto Arlt, Petit de Murat, Ricardo Güiraldes, Horacio Quiroga, Xul Solar y Julio Cortázar. Bueno, hasta el seudónimo de Borges, Bustos Domec, estaba jugando. Y entonces, sucedió algo que cambiaría la vida de Borges. En un tiro de esquina Borges saltó para rematar con la cabeza, pero perdió el equilibrio al ser empujado y antes de caer al suelo su frente se topó con la rodilla de un jugador contrario. Borges cayó al césped, fulminado y minutos después, ya en el hospital, un neurólogo daba el terrible diagnostico: se le habían desprendido ambas retinas, producto del golpe, y con el tiempo quedaría ciego. Por ello no le quedó otra opción que aprender a escribir. Sin duda la historia parece una especie de homenaje borgiano, es decir, una ficción presentada bajo un formato de realidad.

La coincidencia de fechas entre el mundial y el vigésimo aniversario de la muerte de Borges ya forma parte de esas paradojas de la vida. Pero es que no se podría esperar otra cosa para Borges, este inmortal que cumplió su anhelo de convertir su vida en una larga antología de contradicciones.

Fuente : WebArticulista.com
Zoé Robledo
junio, 2006

3 comentarios:

  1. LA PLUMA LITERARIA DEL FUTBOL

    "UNA INSPIRACION DEL JUEGO"


    Escribir poesía, inspirada en el futbol, pareciera discordante. Algunos escritores y poetas, apostaron a la mala relación de la poesía con el futbol. Jorge Luis Borges, hirió mortalmente al futbol al hacerlo con escueta ironía. Y a pesar que cualquier mortal no dudaría en reconocer que Borges es Borges yo, pienso, que no es válido tal abuso. Su irrespeto y desmoralización contra este deporte, los trataba abiertamente ante personalidades. Con el romance del hombre y la pelota,
    Borges, siempre fue un opositor imprudente y beligerante, lo tomó como algo personal, contra lo popular del futbol. El ultraje, lo manifestaba en todo momento, como si tratara abrir una herida mortal al futbol para dejarlo como una colcha agujereada a remiendos y, nunca sanar y, es que esta era la manera de Borges persuadir:

    “El fútbol es popular porque la estupidez es popular”. “Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos”. “La idea que haya uno que gane y que el otro pierda me parece esencialmente desagradable”.
    La posición radical del poeta argentino en contra del fútbol, es una muestra de resentimiento quizás, por no haberle permitido su infancia y, juventud, vivir la pasión de jugar con una pelota en la calle.

    Hay una idea de supremacía, de poder, que me parece horrible. Todos hablan de fútbol y pocos lo entienden de forma correcta, entonces hacen de un triunfo o una derrota una cosa de vida o muerte”.
    Jorge Luis Borges-Argentina-escritor-ensayista-poeta

    Para un hombre como Jorge Luis Borges, nacido en la Argentina, una tierra con aroma a fútbol, donde florece el juego como los jazmines. Un país legítimamente futbolero, debería ser el ardiente signo de buena voluntad. Sin embargo, dudo que haya odiado al fútbol y, supongo, que Borges fue un niño castigado por el destino:

    Borges de infante, a pesar de ser argentino, nunca tuvo una pelota entre sus pies. Porque el fútbol en la infancia, abre la puerta de los sueños y la alegría para cerrarse jamás. Borges, no fue glorificado para entender el fútbol como poesía, ni siquiera como juego de infante, porque nunca lo vivió en carne propia. Fue un sublime poeta que hizo universales sus versos sin la alegría de balón.

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  2. LA PLUMA LITERARIA DEL FUTBOL ( PARTE 2 )

    "UNA INSPIRACION DEL JUEGO"


    El juego de fútbol logra irradiar el aspecto lúdico del ser humano. Ese aspecto que admite al niño empezar a cimentar su naturaleza simbólica y que no debe perder nunca. El fútbol siempre va ser un buen semblante de alegría para la vida física y mental del niño, porque ofrece una gratificación especial en todo su conjunto: el juego es un momento imborrable para toda la vida. Los detractores no se percataron que esta forma de menosprecio, enfrentaba una corriente que entendía de otra manera el papel del fútbol en la sociedad. Ambos criterios sondeaban paralelamente sus intenciones: unos el menosprecio, otros la vida, la dignidad del futbol: el juego con inspiración produce poesía.

    A menudo surgen decenas de preguntas: ¿cómo es que esta hermandad ha logrado prosperar en estos épocas tan mezquinas? Sencillamente: fútbol y Poesía, se juntaron para siempre.

    Los seguidores del fútbol que asisten a los estadios a ver jugar sus equipos, es una sociedad inmensamente populosa, que si se reunieran en una misma parte del planeta tierra, florecería el país más poblado del mundo. Me quiero referir a todos aquellos, que tienen el ánimo abierto para ser llenado por el espectáculo del fútbol y la belleza y alegría del juego. El reto es para todos los escritores, poetas, narradores que deben nutrir esa pasión y reproducir esa multitud lo que sucede en una cancha:
    Tras un partido entre Junior de Barranquilla y Millonarios de Bogotá, Gabriel García Márquez declaró:

    “No creo haber perdido nada con este inevitable ingreso que hoy hago públicamente a la santa hermandad de los hinchas. Lo único que deseo, ahora, es convertir a alguien”.

    El intento de “Gabo” no fue en vano: dio pasaporte abierto, al culto colectivo de la fantasía.

    También el inolvidable poeta, y escritor uruguayo Mario Benedetti, un seguidor y exjugador. Su pluma elevó hasta la más alta tribuna al fútbol, dimensionando los espacios del escenario donde rueda la pelota:

    “El césped. Desde la tribuna es un tapete verde, liso, regular aterciopelado estimulante. Desde la tribuna quizá crean que con semejante alfombra, es imposible errar un gol y mucho menos errar un pase. Los jugadores corren como sobre patines, o como figuras de ballet”.

    Pero también fue recio crítico por el anti- futbol y, sus mañas y el teatro que arma el jugador dentro de la cancha. Escribió cuentos, crónicas y poesías del deporte universalmente masivo

    “Quien es derrumbado cae seguramente sobre un colchón de plumas y se toma, doliéndose un tobillo, es porque el gesto forma parte de una pantomima mayor. Además, cobran mucho dinero simplemente por divertirse, por abrazarse y treparse uno sobre otros”.

    Además, el poeta exalta y, descifra la tristeza y la alegría del triunfo y la derrota. Particularmente lo regocija, el alborozo de los palcos:

    “Lo bueno en treparse unos sobre otros mientras los rivales regresan a sus puestos, taciturnos, amargos cabizbajos, cada uno con su barata soledad a cuestas. Desde la tribuna es tan disfrutable el racimo humano de vencedores como el drama particular de cada vencido…”

    Mario Benedetti-Uruguay-escritor-poeta-periodista

    Sobre el fútbol, al tiempo que clarividentes debates no ha dejado de alimentar hasta hoy la fantasía del buen jugador; la solvencia de grupo que marcan diferencia por la belleza de su juego, poetas cronistas y escritores escriben el romance de la poesía con el futbol:

    “Lo que ocurre en el Perú con la comida ocurre en Brasil con el fútbol. En ese deporte se expresa de manera privilegiada la aptitud creadora de sus gentes, la alegría, la picardía, el ritmo, la sensualidad y la gracia, esas virtudes que están, también, tan viva y actuante en su música.

    Mario Vargas Llosa-Perú- escritor-novelista- Premio Nobel

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  3. LA PLUMA LITERARIA DEL FUTBOL ( PARTE 3 )

    "UNA INSPIRACION DEL JUEGO"


    Son muchos los factores que me obligan a escribir sobre el fútbol y la poesía, que si lo es, o no lo es, jamás me ha importado la duda que muchos con desaciertos apartan bruscamente el fútbol de la poesía:

    Lo que si tengo claro sobre mi posición, es, que la esencia del fútbol está en el brillo del juego, en la elocuencia del poeta, en la fascinación del jugador, porque no hay diferencia entre el juego de palabras del poeta, con el juego del hombre con la pelota”. Y sin ideas extremas, ni definiciones apresuradas, siempre me motivó la maestría sin arrogancia.

    Fermín, mi amigo de infancia, poseía la magia de todos: tenía de Di Stefano, de “Pele”, de Garrincha, de Cruyff, de Maradona, del “Mágico” González, de Romario, de Ronaldo, de Zidane, de nuestro “Pibe” Valderrama, de Ronaldinho Gaucho, de Iniesta, de Cristiano, y Messi entre otros. “Todos dentro de Fermín”. La naturaleza de Dios es tan sabia, que nos retrasó con paciencia hasta el día en que mi amigo se marchó del barrio sin saber a dónde fue; probablemente, a otra galaxia, al universo que pertenecía.

    Después de muchos años, en el contexto de mis irreflexiones, trato encontrar una explicación en las distracciones de mi memoria: “que todos los magos y genios del juego, que antecedieron y sucedieron en las diferentes épocas del fútbol, salieron del alma de mi amigo Fermín”.

    Tomado de mi libro "Los genios del Balon"

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