domingo, 27 de octubre de 2024

Tan Biónica: una nueva noche mágica e íntima, la cita de Borges y el tributo a Juana La Loca


 Chano, Bambi, Seby y Diega dieron comienzo al ciclo de siete conciertos agotados, mediante una vibrante y emotiva función con la totalidad de sus éxitos y algunas sorpresas

2 de agosto de 2024

Gabriel Hernando

 

Puede ser en la inmensidad de un estadio a cielo abierto como el de Vélez, el Diego A. Maradona de La Plata o el Más Monumental de River Plate. O bien en un espacio cerrado y algo más acotado. Pero lo cierto es que al margen de las características, las dimensiones y la capacidad del lugar elegido existe un fenómeno que permanece inalterable y muy lejos de extinguirse: el emotivo y constante ida y vuelta entre Tan Biónica y su público; una relación afectiva que crece y se agiganta con el paso del tiempo, se hace cada vez más estrecha y que parece no vislumbrar un final.

Eso es lo que se vivió anoche durante la primera de las siete e inolvidables “últimas noches mágicas” previstas en el Movistar Arena (repite hoy y los próximos 3, 4, 17, 18 y 20 de este mes).

Bajo el lema “Desde cerca”, la banda conformada por Santiago “Chano” Moreno Charpentier, Gonzalo “Bambi” Moreno Charpentier, Seby Seoane y Diega Lichtenstein decidió reencontrarse una vez más con sus fieles seguidores pero en esta oportunidad cobijada por un ámbito de mayor proximidad y perfil intimista. Así, cara a cara con un “piberío biónico” que continúa sumando nuevos y cada vez más jóvenes adeptos y que corea cada tema de viva voz como si fuera el último, Tan Biónica fue edificando un atractivo y contagioso concierto signado por sus variadas situaciones y sobre todo por un espíritu altamente celebratorio.

Dicho clima festivo ya comenzó a percibirse a través de “Seven Nation Army”, de The White Stripes, sonando de fondo para acompañar a un video con imágenes históricas del grupo y servir a su vez de preámbulo a los acordes de “El huracán”, “Vámonos”, “Arruinarse” y “Música”, los primeros temas de una velada que se extendería por más de 120 minutos.

 

 “Gracias amigos por estar acá. Yo sé que es un esfuerzo muy grande para algunos de ustedes y están aquí bancándonos, queriendo un lindo show y queriendo una noche que la recuerden para siempre. Les tengo una buena noticia: se la vamos a dar, se la vamos a dar”. Con estas palabras, un exultante Chano sentado al piano le da la bienvenida a una enfervorizada multitud para luego interpretar “Loca” seguida de “La otra manera” y “Tus horas mágicas”. De riguroso negro con detalles plateados, Bambi (bajo), Seby (guitarra) y Diega (batería) atraviesan con sus respectivos instrumentos la delgada pasarela conectada con el escenario y se suman al cantante en “Un poco perdido” y “Lunita de Tucumán” rodeados por un océano de brazos extendidos.

Por su parte, los sones electrónicos de “El duelo” y “Ella” transforman al Movistar Arena en una auténtica y gigantesca rave, con el sector campo convertido en una pista de baile incandescente y el cuarteto a pleno arengando a una audiencia dispuesta a todo. La calma se hace presente cuando Bambi toma el rol de cantante en “Pastillitas del olvido” y luego le pasa la posta a su hermano Chano que obsequia rosas a la multitud mientras le presta su voz a una sentida versión de “Claramente”.

Tres gigantes pantallas led con forma triangular dan vida a la impactante escenografía que suele secundar a Tan Biónica en sus presentaciones en vivo. Y a ella se suma toda una parafernalia de luces, rayos láser, llamaradas, humo, explosiones y papel picado que engalanan un show cuidado hasta el más ínfimo detalle y diseñado al mismo nivel que cualquier producción internacional. Sin embargo, a fin de cuentas lo que más importa son las canciones, las buenas canciones, algo que esta banda posee de sobra y constituye su más preciado tesoro. Por cierto, “Beautiful” y “La manera que eligió para matarme” asoman como un claro ejemplo de ello.

Ya sea desde el bajo, la guitarra acústica, los sintetizadores o el keytar, Bambi oficia de director musical de un ensamble instrumental muy sólido y aceitado (aunque por momentos suene un tanto sobrecargado y saturado) que se completa a la perfección con la guitarra de Seby y el pulso firme de Diega desde la batería. No obstante, es Chano quien con su carisma y entrega sin límites acapara la totalidad de las miradas y contagia a través de una impronta que por fortuna parece haber recuperado la alegría, el disfrute y las ganas de cantar.

 “Una vez me preguntaron: ‘¿Maradona o Messi?’. Y yo contesté: ‘Borges’. Me parece el argentino más brillante. Él tiene un poema llamado ‘Poema de los dones’ donde retrata cómo fue quedándose ciego, comparando su ceguera con un atardecer. Y eso me inspiró a componer este tema”, relata Chano a modo de introducción no solo de “Poema del cielo” sino también de un conmovedor set acústico.

A bordo de una pequeña tarima ubicada en el extremo opuesto al escenario principal y acompañándose por sendas guitarras acústicas, un piano y un cajón peruano, los cuatro músicos desgranaron piezas tales como “Yo te espero”, “Tus ojos mil” y “Mis madrugaditas” que desataron una ovación generalizada. Ese fue también el momento donde sorpresivamente interpretaron una desnuda y despojada versión de la bellísima “Angelical”, a modo de homenaje a Juana La Loca, la agrupación nacida en los noventa y siempre liderada por Rodrigo Martín (“una de nuestras bandas nacionales favoritas de cuando teníamos 18 años”, confesó Chano).

El frenesí y la invitación al baile y al movimiento volvieron a ponerse de manifiesto mediante las irresistibles “Hola mi vida”, “Ciudad mágica” y “Mis noches de enero”.

Pero todavía había más: “Ustedes son nuestro único norte. Lo único y más importante del arte es ser queridos por ustedes. ¿Una más?”, pregunta Chano y la respuesta afirmativa de sus fanáticos no se hace esperar. De este modo, “Obsesionario en La Mayor” y “La melodía de Dios” marcan el epílogo de una auténtica e intensa noche mágica que, sin dudas, se rehúsa a ser la última. ¿Se sumarán nuevos capítulos a esta historia? Solo Tan Biónica conoce la respuesta.

Fuente:  La Nación

https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/musica/tan-bionica-una-nueva-noche-magica-e-intima-la-cita-de-borges-y-el-tributo-a-juana-la-loca-nid02082024/

 

Fuente Video

Tan Biónica - Borges + Poema de los Cielos

Fuente: You Tube

https://www.youtube.com/watch?v=rZ4KCzoIMEw

Jorge Luis Borges: Su Viaje Sensorial por Marruecos

 


 Cultura y Ciencia, Slider

 

En 1984, cuando el más universal de los escritores argentinos, Jorge Luis Borges, visitó Marruecos, ya llevaba varios años sin visión. Sin embargo, su ceguera no le impidió experimentar una vivencia sensorial conmovedora.

 Santiago de Luca, director de la revista literaria internacional SureS y coordinador del Espacio Argentina-Maghreb “Jorge Luis Borges”, rescata este episodio poco comentado en la vida de Borges, revelando la sensibilidad que el escritor excepcional tenía hacia una cultura singular y auténtica.

Para De Luca, “Borges y Marruecos se encontraron físicamente al final de su vida, pero pareciera que se conocían desde siempre: Marruecos es borgesiano y Borges habita las metáforas de Marruecos”.

 Por iniciativa del difunto SM Hassan II, Borges fue el invitado de honor en el 7º Congreso Mundial de Poesía, celebrado en octubre de 1984 en Marrakech, bajo la presidencia del ex presidente senegalés y cantor de la negritud, Léopold Sédar Senghor.

 “Borges no podía ver Marruecos (ya que era no vidente) pero lo sentía. Podía tocarlo, olerlo y, según algunos testimonios, disfrutó enormemente del universo sonoro” que emanaba de una sociedad vibrante.

 De Luca añade que “al caer la noche, Borges se conmovía con los llamados a la oración que ascendían de las mezquitas cercanas”. Esta emoción fue captada y luego narrada por su esposa, María Kodama, quien lo acompañaba durante su estancia en la ciudad ocre.

 En la plaza Jamaa El Fna, Borges, sin entender el idioma, fue cautivado por los sonidos musicales y las actuaciones de los “Hlaikiyas” (cuentacuentos públicos) que pueblan este espacio emblemático.

 Para De Luca, “Borges se reconoció entre esos narradores porque él era, a su manera, un cuentacuentos como ellos. Pertenecía a esa antigua estirpe de narradores marroquíes”, que transportan al espectador hacia horizontes similares a los universos borgesianos.

 Aunque visitó Marruecos solo una vez, Jorge Luis Borges logró crear, a través de sus lecturas y su imaginación, un vínculo profundo con el reino y con su rico patrimonio cultural y espiritual, que aparece en su obra como un lugar simbólico, un espacio donde se cruzan los mundos, donde resuenan los ecos del infinito y de lo místico.

 En su odisea literaria, Borges fue “muy receptivo a la literatura árabe en general, como la poesía preislámica o Jahiliya que comentó en su obra. Asimismo, su lectura de Las mil y una noches fue la más poderosa realizada en español”.

 La poeta venezolana Ana María del Re, presente también en Marrakech en 1984, recuerda su conversación con Borges sobre su estancia en la ciudad ocre. “Cada mañana, el muecín me despierta y eso me llena de alegría. Me emocionan las oraciones de los fieles”, le contó Borges a Ana María. Esta confesión reveló el gran atractivo que siempre tuvo la mística sufí para Borges.

 Fascinada por este tipo de comunión que parecía envolver a Borges durante su estancia en Marrakech, María del Re escribió que “a lo largo de su obra, hay continuas alusiones a la cultura oriental, su historia, sus tradiciones, sus mitologías; hay toda una recreación de ese pasado lejano”.

 Las historias como las que se cuentan desde hace siglos en Jamaa El Fna habrían despertado en Jorge Luis Borges un gran asombro por el mundo árabo-musulmán. En uno de sus poemas escritos en Ronda, España, Borges alababa la magia de Marruecos y del Oriente en general, con estos términos: “en la delicada oscuridad de la ceguera, un silencio cóncavo de patios, un ocio de jazmín y un leve murmullo de agua, que evocaba recuerdos de desiertos”.

 A pesar de las pocas menciones de este episodio en la vida de Borges, su único viaje a Marruecos, dos años antes de su muerte, fue un encuentro entre un escritor y un espacio que había explorado a menudo a través de sus lecturas, ayudado por una imaginación fecunda a pesar de su ceguera.

 Los testimonios disponibles indican que Marruecos ofreció a Borges una experiencia sensorial e intelectual intensa.

 Aunque tardía, la experiencia marroquí de Borges aportó profundidad a su obra, confirmando su estatus de escritor universal, capaz de trascender las fronteras del tiempo y del espacio.

 En el imaginario borgiano, las medinas de Marruecos y sus callejones sinuosos parecen ser espacios directamente sacados de sus propios escritos, amueblados por laberintos literarios. Estos lugares, que mezclan el pasado y el presente y donde cohabitan lo sagrado y lo profano, resonarían con las obsesiones literarias inextricables de Borges, cuyos aficionados albergan la esperanza de que el célebre escritor haya podido confrontar en tierra marroquí sus exploraciones literarias con la realidad.

Fuente: Marruecom

https://marruecom.com/2024/08/16/jorge-luis-borges-su-viaje-sensorial-por-marruecos/


 

James Joyce según Borges


 Jorge Luis Borges se pronuncia tempranamente sobre James Joyce, quien en 1922 ha publicado el ‘Ulises’, novela todavía no editada en español. Dice en el ensayo titulado “El ‘Ulises’ de Joyce”, incluido en ‘Inquisiciones’ (1925): “Soy el primer aventurero hispánico que ha arribado al libro de Joyce…” Le seguirán otros ensayos en libros y artículos en la prensa para ratificar la veneración borgeana por el irlandés, a quien compara con Shakespeare.

También su “perplejidad” tras la aparición del ‘Finnegans Wake’. Será en 1960 cuando el argentino terminará por definir oralmente todo lo que para él es el universo literario de Joyce, en una de las muchas conferencias magistrales que brinda entonces alrededor del mundo.

Es en la Universidad Nacional de La Plata donde asegura: “Si tuviera que perderse todo lo que se llama literatura moderna, y hubiera que salvar dos libros, y esos dos libros los hubiera que elegir, digamos, en todo el mundo, serían, en primer término, el ‘Ulises’, y luego el ‘Finnegans Wake’”.

 

Fuente: You Tube

https://www.youtube.com/watch?v=8aSp1MZnAU8

 

Entrevista con Nicolás Helft

 

Penguin Argentina

 

Fuente: You Tube

https://www.youtube.com/watch?v=WtxHre8_HMI

"Borgianas" de la compañía Íntimo Tango


 3 oct 2024

 Borgianas de la compañía Íntimo Tango Teatro de la danza 2010 "...el tango hacía su voluntad con nosotros y nos arriaba y nos perdía y nos ordenaba y nos volvía a encontrar..." Jorge Luis Borges

Borgianas se basa en dos cuentos del escritor argentino Jorge Luis Borges, a los que él mismo consideraba sus mejores narraciones de arrabal porteño. El primero titulado "La intrusa", describe la íntima relación entre dos hermanos que se enamoran de la misma mujer. El segundo cuento, "El hombre de la esquina rosada", es una recreación del ambiente social del tango a principios del siglo XX, donde se narra la historia de los cuchilleros, malevos y mujeres de la vida fácil que le dieron sabor al tango.

La escenificación de estos cuentos mantiene un fino equilibrio entre el relato y la coreografía, y logra realizar la descripción e interpretación de los personajes y de ambiente con imágenes visuales de gran belleza y colorido.

Creación y Dirección: Jorge Bartolucci y Elisa Rodríguez Guión u

Asesoría Escénica: Roberto D'Amico

Intérpretes: Elisa Rodríguez, Gilda Arce, Yazmín Garnello, María Julia Rodríguez, Jorge Bartolucci, Pablo Portugués y Leonardo D'Aquila Actor Invitado: Roberto D'Amico

Diseño de Iluminación: Manuel Hiram

Edición Musical: Rodolfo Sánchez Alvarado

Vestuario: Renata Tagle Difusión: Violeta Preciado Fotografía: Dirk Meys, Guillermo Galindo y Jesús Prado

Diseño Gráfico: Sebastián Solorzano

Producción: Intimo Tango

Agradecimientos: Ballet Independiente y Maestro Guillermo Maldonado

 

Fuente: You Tube

https://www.youtube.com/watch?v=c6rAsDUa7H4

sábado, 28 de septiembre de 2024

Jaime Rest, el adjunto de Borges


Diego Erlan

La noche del 14 de agosto de 1974 Jorge Luis Borges tuvo un sueño: sin identificar el lugar donde estaba, empezó a pegarle trompadas a una persona y esa persona —identificó— era Jaime Rest. Lo hacía con salvajismo, casi con odio, un odio irracional propio de los sueños intranquilos; le pegaba hasta tirarlo al suelo y en el suelo seguía pegándole patadas hasta encogerlo y convertirlo en una espantosa masa sanguinolenta y deforme. Al día siguiente, al despertar, en una conversación telefónica que mantuvo con Adolfo Bioy Casares, Borges se preguntó si lo correcto no sería llamar por teléfono a Rest y pedirle disculpas por lo que había sucedido en el sueño. Pedirle. Disculpas. Por pegarle. En sueños. Pronto entendió que ese llamado —esa disculpa, más bien— simplemente podía resultar incomprensible. Sin caer en psicoanálisis barato, esa fantasía onírica tal vez fuera el síntoma de la relación entre Jorge Luis Borges y Jaime Rest, quienes desde 1956 hasta 1963 fueron titular y adjunto, respectivamente, de la cátedra de literatura inglesa en la carrera de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

      Ni en sueños la mirada brutal de Borges tuvo compasión con Rest. A mediados de 1957, en una de las tantas conversaciones con Bioy Casares y Manuel Peyrou, Borges describía a su adjunto como un sujeto de cara prominente, de una notable fealdad, con mandíbulas recias y dientes capaces de destruir cualquier cosa, un “judío fuerte, que recuerda animales toscos y vigorosos, como el jabalí”. Si Borges hubiera conocido por entonces la versión cinematográfica de La historia interminable (1984) bien podría haber dicho que Rest era una versión humana del Pyornkrachzark, el enorme ser de piedra imaginado por Michael Ende. Uno de los mayores especialistas en el legado intelectual de Jaime Rest, el crítico Maximiliano Crespi, acepta que había algo monstruoso en su fisonomía, pero esa característica era algo que el oyente olvidaba cada vez que Rest empezaba a hablar de literatura —como si lo monstruoso perdiese su carácter de anormalidad en los mundos imaginarios que prefiguran, a la vez, un más allá de la norma y la transgresión—. Dice Crespi:

 

    Es probable que algo de ese encantamiento monstruoso con que Rest fascinaba la mirada de los otros en sus clases sobreviva en la propia imagen que —a través de una serie irregular de evaluaciones parciales— se desprende de su proyecto intelectual. Y es probable también que algo de la condición intratable de lo monstruoso termine condicionando no pocos de los intentos por establecer las coordenadas centrales para una evaluación integral de su trabajo crítico.

 

Aníbal Ford, alumno de Borges y Rest en aquel año de 1957, escribió que ambos personajes formaban “un dúo muy extraño que parecía salido de alguna novela inglesa del XIX”. Para Ford, Rest era “bajito y feo”, un personaje que solía usar siempre un enorme sombrero y un largo sobretodo. “De los dos, él era el verdadero scholar”, entendía Ford, y en su momento contó que mientras Borges se perdía en su admiración casi infantil por los héroes de caballería como Beowulf o por sus antecesores patricios, Rest hacía cuidadosas lecturas de Las olas de Virginia Woolf o The Waste Land de T. S. Eliot, lecturas donde fluían todos sus conocimientos sobre las culturas de Occidente. Una vez en un examen, Rest le formuló a Ford esta pregunta: “¿Quién es el Archipoeta?” Borges se indignaba. Le parecía que Rest siempre hacía lo mismo. En ese sanguinario museo del chisme que es el Borges de Bioy Casares, Borges critica que Rest siempre preguntara lo mismo, que siempre hiciera alguna referencia a Eliot en los exámenes finales.

      Una vez, en la redacción de la revista Imago Mundi, luego de leer un artículo de Rest sobre Eliot, Jorge Lafforgue también criticó la evidente fascinación del autor por un “poeta monárquico e isabelino” que él desde luego rechazaba (sin haberlo leído). “Con voz monocorde, pausada y firme, Rest me fue mostrando cómo esa poesía a la vez difícil y clara, con una enorme carga intertextual, sin embargo, nunca oscurecía su lenguaje coloquial y desarticulante, de insólita belleza. Su alocución tuvo un cierre: poesía revolucionaria más allá de quien la parió. Y no fue la única vez que Jaime me propinó una lección de largo alcance”, sostiene Lafforgue, que por entonces recién era un adolescente y con los años se convirtió en legendario crítico y editor argentino.

      Una de las pocas cosas de las que estaba convencido Rest era que si uno leía The Waste Land y seguía su trama de relaciones podía conocer la literatura europea en su totalidad. Casi como si fuera un Aleph. Y no sólo eso: su lectura supone un rastreo erudito que abarca la mitología griega y egipcia, los Upani­shads, el Antiguo Testamento, la Divina Comedia y otros textos occidentales, pero a la vez una resemantización de esas fuentes de la tradición a partir de la configuración formal del poema. En vez de enfocar la lógica previsible de las influencias y la cita de autoridad, Rest observa en Eliot un modelo de apropiación y transformación de los materiales en función de un sentido estrictamente contemporáneo. Toda la literatura puede ser leída como un texto único y ese vínculo entre la unidad y lo infinito es una de las ideas que Rest toma de la obra de Borges, a partir de la cual escribe un ensayo insoslayable como El laberinto del universo.

      Durante años el peso crítico de Jaime Rest fue escasamente estudiado. Leída hoy, su obra crítica, desperdigada en piezas breves y dispersas, tan preocupadas en la precisión de la forma como en la solidez y la coherencia de sus argumentos, lo coloca en la frontera que separa al ensayista del investigador erudito. “En la experiencia de su lectura asistimos a un extraño ethos ‘crítico’ que se niega permanentemente a juzgar el texto literario o que cuando lo hace siempre deja en claro que preferiría no hacerlo. No evalúa ni dicta sentencias, prefiere siempre hacer de ella una experiencia que ponga en crisis todo sistema de valores (sobre todo los suyos). Renuente a toda clausura, en su ensayo especulativo todo es conjetural porque se sabe y asume como una escritura compleja que reúne, a la vez, las razones de la crítica y los vértigos de la literatura”, explica Crespi. En el prefacio de uno de sus mejores libros de ensayos, Tres autores prohibidos, Rest entiende que toda obra de arte es una compleja estructura simbólica dotada de valor polisémico y que la crítica sólo está llamada a desentrañar, actualizar y enriquecer unos pocos significados.

      Asiduo colaborador en revistas como Sur, Crisis, Los libros o Punto de Vista, también se dedicó con lucidez a la traducción: Edgar Allan Poe, Virginia Woolf, Henry James, Herman Melville, John Milton, el Vathek de William Beckford y hasta un libro pop como John Lennon in his Own Write pasaron por sus manos. Fue profesor de Literatura Europea Medieval, Literatura Europea Moderna y Literatura Europea Contemporánea en la Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca, donde vivió y trabajó de 1959 a 1975, hasta que fue cesado de su cargo por disposición militar, ya que tenía una “conducta sospechosa en sus actividades extra-académicas”. Esa conducta sospechosa era subirse a su bicicleta y pedalear junto a un grupo de alumnos hasta las villas de emergencia bahienses y dictar, allí, la misma clase magistral que una hora antes había dado en el aula.

      Algo en Rest se parece al personaje de Stoner de John Williams. Quizá la forma de morir. Stoner en una habitación al fondo de su casa, en el campus universitario; Rest en un gabinete de investigación de la Universidad de Belgrano, el 8 de noviembre de 1979, mientras escribía una colaboración para la revista Vigencia. Murió de repente. Rodeado de libros. Quizás en algún momento, en aquel estertor, sintió un cambio que no logró nombrar. Tal vez fue sólo el silencio en la palabra.

Fuente: Cultura UNAM – Revista de la Universidad de México

https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/d5d7b042-c6bb-4477-b029-5318883503d8/jaime-rest-el-adjunto-de-borges

 

 

 

domingo, 25 de agosto de 2024

Jóvenes borgeólogos: los nuevos detectives que exploran el laberinto infinito de “Georgie”


 

 Daniel Gigena

LA NACION

Nuevas miradas sobre Borges: Lucas Adur, Mariela Blanco y Daniel Mecca, en el Centro Cultural Borges

 

El futuro de las investigaciones sobre la obra de Jorge Luis Borges está garantizado. A la cofradía de críticos, escritores, académicos y biógrafos como Beatriz Sarlo, Caros Gamerro, Jorge Schwartz, Aníbal Jarkowski, Julio Premat, Alejandro Vaccaro, Laura Rosato, Germán Álvarez, Lucrecia Romera, Annick Louis, Pedro L. Barcia, Martín Hadis, el francés Michel Lafon y el estadounidense Daniel Balderston -por mencionar solo a algunos de un listado “infinito”, por usar un concepto del que Borges se apropió creativamente-, ingresan año a año nuevos detectives de la obra borgeana.

 

Mientras tienen lugar los encuentros de la quinta edición de las Jornadas Borges, LA NACION convocó a tres jóvenes “borgeólogos” en el Centro Cultural Borges (CCB): Mariela Blanco (Mar del Plata, 1975), investigadora del Conicet y profesora de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP); Lucas Adur (Buenos Aires, 1983), doctor en Letras e investigador del Conicet, y el escritor y docente Daniel Mecca (Buenos Aires, 1986), creador del festival BorgesPalooza.

 

Borges conferencista

 

Mariela Blanco, que presentó hoy en el CCB un avance de su estudio sobre las clases de Borges en Mar del Plata, en 1966, advierte una renovación en los estudios borgeanos. “No sé si tiene que ver con un recambio generacional, pero estoy segura de que desde la aparición de Borges, libros y lecturas, de Rosato y Álvarez, en 2010, que estudia las anotaciones de Borges en los libros que donó a la Biblioteca Nacional tras su renuncia, y gracias a la minuciosa investigación de Balderston (director del Borges Center en la Universidad de Pittsburgh) de los manuscritos, los estudios sobre Borges adoptaron nuevas orientaciones. No solo me refiero a lo que aporte la crítica genética que permite recomponer sus modos de escritura, sino también a la reconstrucción que hicimos con el equipo que dirijo en la UNMdP, con investigadores y becarios del Conicet, consultando distintos archivos para fechar y geolocalizar las conferencias de Borges en Argentina y Uruguay entre 1949 y 1954″.

La investigadora Mariela Blanco, tras las huellas del Borges orador

La investigadora Mariela Blanco, tras las huellas del Borges oradorHernan Zenteno - LA NACION

 

Desde el comienzo de la pesquisa, sabían que iba a ser difícil encontrar materiales inéditos y borradores de esas conferencias. “Nos enfocamos en otros aspectos que nos posibilitaron su reconstrucción -destaca-. Estudiamos las instituciones que lo alojaron, las redes que facilitaron esos eventos, la cantidad de público, la recepción en los medios. Eso nos dio un panorama de su figura como orador. Los resultados de esta investigación se encuentran alojados en la página del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges y pronto podrán consultados en el libro El habla de Borges que compilé para Eudeba. Llegados a este punto, gracias al diálogo y el trabajo continuado con Balderston, que generosamente compartió con nosotros los escaneos de los cuadernos donados a la Universidad Estatal de Michigan durante la pandemia, constatamos que muchas de las notas allí contenidas eran los apuntes para esas conferencias que veníamos estudiando”.

 

Ese aporte abrió nuevas líneas de investigación. “Las notas que Borges tomó para apuntar sus investigaciones sobre los temas que disertaría muestran su método de búsqueda y estudio, así como su intención de dejar registro de las fuentes consultadas -destaca-. Hay una marginalia muy rica que nos permite comenzar a reconstruir su ‘biblioteca total’ no ya a partir de suposiciones, sino con evidencia bastante concreta que nos permite, en muchos casos, determinar las ediciones de las obras consultadas”. Los resultados de ese trabajo se darán a conocer en un libro del que participan Blanco, Balderson, Alfredo Alonso Estenoz, Emron Esplin y María Celeste Martín que será publicado por el Borges Center en octubre.

 

En la misma línea del “Borges orador”, están las clases que dio en Mar del Plata en 1966, que se publicarán en 2025, en el sello Sudamericana, en un libro al cuidado de Blanco y con notas de Álvarez. “De modo que hay un Borges inédito que está saliendo y nos está haciendo repensar muchos aspectos de su vida y obra”, dice la investigadora. “Nuestra idea es poder continuar con este trabajo, ampliando el período a estudiar para poder reunir las conferencias que Borges seguiría dando tanto en nuestro país como en distintos lugares del mundo a partir de la década del 60 y que mostrarían el mapa completo de su carrera como conferencista. Ya que en este momento es difícil contar con el apoyo de los subsidios de los organismos de investigación, vamos a tener que buscar otras maneras de financiar este trabajo para no interrumpir la continuidad de una investigación que deparó muchos hallazgos felices y que ha instalado la necesidad de repensar la obra completa de Borges a partir de su tarea como orador”.

 

Tras resaltar enfoques como el de Adur y su trabajo sobre un Borges pop y, en redes sociales, los “memes borgeanos” ideados por Alfredo de Jorge, Blanco señala que desde el Departamento de Letras de la Facultad de Humanidades de la UNMdP lanzarán el sábado el concurso “Borges: las olas, el viento y el mar” con el objetivo de premiar la producción de una fotografía original que involucre un texto o varios textos de Borges y su vínculo real o imaginado con la ciudad de Mar del Plata. El jurado contará con especialistas en la obra de Borges, en fotografía y diseño, y tiene el apoyo de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges.

 

Borges para masas

 

En opinión de Lucas Adur, una primera renovación de los estudios borgeanos se dio a partir de la década de 1990, con los trabajos de Sarlo, Louis, Balderston, Magdalena Cámpora, Daniel Attala, Sebastián Hernaiz, Carlos García y el belga Robin Lefere, entre otros. “Procuraron restituir la obra a su contexto de producción y circulación, que cada crítico entendía de modos diversos -afirma-. Una segunda renovación, ya en el siglo XXI, tuvo y tiene un importante componente material: la aparición de nuevos documentos que permiten que podamos tener acceso con más precisión a ciertos aspectos de su producción que antes solo podíamos reconstruir muy conjeturalmente. Pienso en el monumental Borges de Adolfo Bioy Casares, la edición de correspondencia y de manuscritos del escritor, el hallazgo de los libros con numerosas anotaciones que dejó en la Biblioteca Nacional, la reconstrucción que llevó a cabo Blanco con su equipo del trabajo de Borges como conferencista y profesor durante el peronismo -indica-. Estos y otros materiales nos permiten constituir nuevos objetos de investigación, releer la obra y considerar aspectos de la figura del autor hasta ahora poco explorados. Todo este material significó un enorme envión para los estudios borgeanos, que hizo florecer nuevos abordajes y grupos de investigación. Lo colectivo me parece otro rasgo a destacar: hay, por decirlo así, más diálogo entre “borgeanos”, y esa es una condición necesaria para construir conocimiento científico”.

Lucas Adur dirige un grupo de jóvenes investigadores borgeanos en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires

Lucas Adur dirige un grupo de jóvenes investigadores borgeanos en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos AiresHernan Zenteno - LA NACION

 

“Una faceta que me interesa particularmente y que va ganando lugar es la notable presencia de Borges en la cultura de masas -afirma Adur, que integra la Fundación Internacional Jorge Luis Borges-. El escritor no solo tuvo cierta fascinación por géneros y formas populares como el policial, el cine de gangsters, la ciencia ficción, sino que además este fue un amor correspondido: Borges llegó a ser un ícono pop: se adaptó al cine, al cómic, a la historieta; hay canciones, memes, merchandising y se puede estudiar la relación de su obra y su figura con Mick Jagger, Los Simpson o Black Mirror. Este vínculo que sigue generando nuevas obras es un hermoso ejemplo de la vitalidad del escritor”.

 

Desde hace cinco años, dirige un grupo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, que estudia la relación de Borges con la Biblia. “Y con las distintas tradiciones religiosas que le interesaron -acota-. Es un tema fascinante y, si bien ya hay algunos trabajos importantes al respecto, queda muchísimo por explorar”. En 2025, llegará a las librerías una nueva biografía de Borges, escrita por Adur.

 

Borges transgresor

 

“La distancia entre Borges y las juventudes es un imaginario falso de toda falsedad, por lo que la idea de pensar un Borges para las nuevas generaciones no parte de ningún preconcepto original -asegura Daniel Mecca, autor de Borges, la gran bestia pop de la literatura argentina-. Pero no solo porque sus temas cobran una fantástica relevancia en la época de las redes sociales y los multiversos de Marvel, sino también porque el autor de El libro de arena lleva dentro de él la materia rockera, la rebeldía contra las estructuras, la inestabilidad de lo dado, la provocación como idea. Borges, como lector y como escritor, tiene la astucia de Saul Goodman, el protagonista de Better Call Saul”.

Daniel Mecca, creador del BorgesPalooza, reivindica al Borges transgresor

Daniel Mecca, creador del BorgesPalooza, reivindica al Borges transgresorHernan Zenteno - LA NACION

 

Sin embargo, la transgresión no es una prerrogativa de la juventud. “El propio Borges escribió sus textos más revolucionarios cuando tenía más de cuarenta años -recuerda Mecca-. La transgresión a los cánones establecidos es el oficio de sienes ardientes que son todo el tesoro. Así, es la propia naturaleza de su literatura la que atraviesa las edades de sus lectores como una máquina de siglos. Borges, como el Álbum Blanco de los Beatles, está sonando mañana”.

 

El escritor propone un acercamiento a Borges despojado de solemnidad. “Aunque mal no haría un pogo de borgeanos y borgeanas, hay que evitar convertirlo en un hecho religioso o en una ocasión de brindis patriótico -dice Mecca-. Lo peor que podemos hacer es inmovilizarlo, convertirlo en un gesto fijo, una estampita nacional: Borges, como el río de Heráclito, ocurre en el movimiento. Borges es cuántico, una probabilidad sucediendo en los simultáneos tiempos de los lectores”.

 

Del 12 al 15 de septiembre, se hará la nueva edición del BorgesPalooza, que coordina Mecca. Con sede central en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, habrá también actividades en la librería Naesqui y otras virtuales. Ya confirmaron su presencia el mexicano Juan Villoro, Andrés Rieznik, Darío Sztajnszrajber, Ariel Magnus, Alicia Genovese y Alejandro Horowicz; el cierre musical estará a cargo de Lula Bertoldi.

 

“Decía Borges que los clásicos son aquellos que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad. Seamos desleales a Borges: no lo leamos con previo fervor y misteriosa lealtad. Que cada uno lo lea como quiera. Y si a alguien no le gusta o le parece muy enrollado o flashero: ¿cuál es el problema? No hay que perder nunca la cuestión del placer, el deseo, de leer. Propongo leer y hacer el magic and mystery tour borgeano, no repetir ideas ajenas. La imaginación se entrena. La mejor forma de salir del laberinto borgeano es entrando”, dice, y concluye: “Nunca mejor dicho: Borges not dead”.

Daniel Gigena

Fuente: La Nación

https://www.lanacion.com.ar/cultura/jovenes-borgeologos-los-nuevos-detectives-que-exploran-el-laberinto-infinito-de-georgie-nid22082024/