jueves, 20 de septiembre de 2012

POESIA HERMÉTICA Y SURREALISMO


  RAÚL ANTELO 


«Rechazar todas las cualidades de mi yo, que llevan con demasiada evidencia su carácter de circunstancial. Sólo en lo no perceptible y en lo no concebible veo yo cualidades eternas del ser. En el extremo último de este camino encuentro la única cualidad no transitoria de mi ser que es INEXISTENCIA. El fondo real de mi ser es inexistencia. Yo persisto como inexistencia.”[1]

 Tal la definición del primer Pellegrini en el sentido de alcanzar la esencia del ser covaciado a cero. Cabría, sin embargo, a esta altura del análisis demandarse en qué reside la diferencia entre la inexistencia inoperante de los surrealistas y la nadería de la personalidad borgeana, elaborada en simultaneidad a la de aquellos. Diríamos que, en oposición a románticos y nacionalistas, Borges cree que “no hay tal yo de conjunto”, es decir, no existe sujeto unificado ni existe la noción misma de conjunto autónomo. Por consiguiente, nación y literatura no son exactamente ilusorias e insensatas sino tan sólo ficcionales, auténticos dispositivos de lenguaje. Borges no niega la conciencia de ser, ni la certeza inmediata de la visión. Niega en cambio que las representaciones deban perentoriamente ajustarse a la antítesis entre el yo y el no-yo y, más aún, que esa antítesis sea una constante. La naderia no es negativa sino afirmativa. No dialectiza el ser sino que deja acéfala la totalidad. Así el tamaño de la esperanza borgeana no consiste en negar la verdad democrática de que el otro sea un yo y de que yo para él sea un otro, o mejor, un ojalá no fuera. La fórmula de la nadería es la de la pura contingencia, el quidquid potest non fieri de Leibnitz. Como voluntad de poder, la naderia de la personalidad es voluntad de voluntad, acto eternamente repetido pero no menos revocado y así infinitamente potencializado.

 Para los surrealistas, sin embargo, la voluntad de poder es voluntad de suerte, apuesta aparentemente no voluntarista en lo aleatorio. Hay allí por un lado una crítica institucional del arte y una búsqueda nihilista del valor aunque, al mismo tiempo, su refugio neo-romántico en la positividad agonística de la vida los vuelva materialistas e incrédulos del nominalismo. Julio Llinás proclama en su revista Boa que el cero es rey pero para ello argumenta que

 “Al amparo de la fórmula del "libre-pensamiento" y sirvién­dose de ella en una gama infinita de interpretaciones, los mayores devaneos están permitidos. El hombre juzga para tranquilizarse y su juicio es arbitrario. Y como fundamentalmente, arbitrariedad es la negación de juicio, las consecuencias no se hacen esperar. La confusión se entroniza. El cero es rey. Y el verdadero Ser, debilitado y disminuído, confinado en el corazón de esa madeja de lodo, ve cómo sus poderes de comprensión y de conocimiento se adormecen progresivamente en su seno. EI juicio, mata. .........................................................................................................................................

Cambiar la vida es una fórmula, probablemente, la más válida que haya anotado concretamente la poesía en su trayecto hasta el presente, pero es también el peligroso juguete de la arbitrariedad humana, en su defensa inagotable de ese triste mendrugo que es su propia miseria.

A pesar de ciertas interpretaciones posibles, pero erróneas de esa fórmula, su esencia no consiste tan sólo en obturar parcial o totalmente los numerosos rumbos de la nave social en cualquiera de sus aspectos ni en la planificación científica de un nuevo sistema de organización.

 Tan sólo devolviendo el Ser al Ser, reintegrándolo a sus poderes, a su ingenuidad natural —único vehículo de sinceridad constante —, desmontando la máquina arbitraria de defensa y aniquilamiento, desvaneciendo las patrañas históricas y culturales, será posible desterrar la hiena hambrienta de la agresión y abrir los ojos a la Vida, que aguarda un paso más allá, detrás de la muralla, como una madre temporaria enloquecida y sola. El ejercicio sano, profundo y sincero de la poesía, si bien no siempre tiene por consecuencia la obra definitivamente reveladora, posibilita los pasos sucesivos de transgresión y de conocimiento, de aproximación a una existencia verdadera y total” [2]

 Estas diferencias conceptuales se traducen en diversas teorías de la imagen y el enigma. Breton, retomando las ideas de Reverdy, sostenía, ya en el primer manifiesto surrealista, que la imagen poética más poderosa era la de más irrestricta arbitrariedad, aquella en que los términos de comparación eran más distantes.[3]

Con la mirada culturalista que le facilita la teoria del juego de Huizinga, el mismo Breton extrae una suerte de regla general de esa coincidencia de opuestos, a través de la fórmula de lo uno en lo otro[4], gracias a la cual lo propio de la imagen es ser, en verdad, inimaginable. Aunque apoyada en una supuesta liberación sensitiva, al ser construída, no obstante, a partir de lo circunstancial, esa concepción de la imagen se sostiene en una teoría de la ruptura que colinda con el antojo y el terror.

Por otro lado, tendríamos la teoría de la imagen borgiana. Su naturaleza es enigmática no ya por la materia sino por el modo que la constituye. Su exposición se recoge en Historia de la eternidad en la forma de las kenningar; pero hay también una demostración de su lógica en “La busca de Averroes”.Un personaje del relato insiste en la necesidad de renovar las antiguas imágenes que estarían desgastadas y anémicas. Averroes no comparte esa opinión y argumenta, en reparo a la teoría (surrealista) de la sorpresa varias cosas:

“La primera, que si el fin del poema fuera el asombro, su tiempo no se mediría por siglos, sino por días y por horas y tal vez por minutos. La segunda, que un famoso poeta es menos inventor que descubridor. Para alabar a Ibn-Sháraf de Berja, se ha repetido que sólo él pudo imaginar que las estrellas en el alba caen lentamente, como las hojas caen de los árboles; ello, si fuera cierto, evidenciaría que la imagen es baladí. La imagen que un solo hombre puede formar es la que no toca a ninguno. Infinitas cosas hay en la tierra; cualquiera puede equipararse a cualquiera. Equiparar estrellas con hojas no es menos arbitrario que equipararlas con peces o con pájaros. En cambio, nadie no sintió alguna vez que el destino es fuerte y es torpe, que es inocente y es también inhumano. Para esa convicción, que puede ser pasajera o continua, pero que nadie elude, fue escrito el verso de Zuhair. No se dirá mejor lo que allí se dijo. Además (y esto es acaso lo esencial de mis reflecciones), el tiempo, que despoja los alcázares, enriquece los versos”[5]

Borges, como vemos, contrapone, al terror inusitado de la imagen surrealista, el uso recurrente del thesaurus, gracias al cual institucionaliza su retórica. Se trata, en suma, menos de una visión que de una dicción. En esa diferencia, podríamos decir, uno se define moderno; los otros, vanguardistas. A juicio de uno de éstos, Enrique Molina, Borges practicó “una poesía como la visión de montañas en el horizonte, casi astral, no el brazo insaciable ni la boca suntuosa que invita al desastre, sino una línea de navaja negada a toda confusión, lejos del hechizo donde los cuerpos y el sol se enardecen con los sentidos y la campana de los muertos”[6]. Es ese llamado angustioso de lo sensorial y lo inmemorial que le confiere, en última instancia, a la imagen surrealista su carácter denso, cuando no hermético.

NOTAS

 [1] ESTE, Adolfo (pseud Aldo Pellegrini) - “Maneras de hablar del enfermo viejo lleno de pústulas”. Qué,n° 1,nov 1928.

 [2] LLINAS, Julio - Boa. Cuadernos internacionales de documentación sobre la poesía y el arte de vanguardia, nº2, Buenos Aires,jun 1958. Como muestras de esa posición, digamos que, por indicación de Llinás, “Las leyes del desastre” de Marta Peluffo y “Tribunal de pintores juzgando la naturaleza” de Juan Battle Planas figuraron en el salón “Surrealismo y arte fantástico” de la VIII Bienal de San Pablo (1965). En un ejercicio de parlons peinture, agreguemos que “Las leyes del desastre” es el título de un texto del mismo Llinás: “Bella gangrena fundida en las miradas,dormida en las membranas. Y el redactor de blancas tempestades, el más prolijo entre los otros, el que no teme la voz ni la emboscada, ha devorado su noche con ternura, se ha sometido a las leyes del desastre, se ha replegado a su infección. “Ojos del alma: este que os habla como un Rey de Partos, no es más que un bárbaro inocente, removedor de antiguas huellas,masticador marino en alta tierra,y a veces,hijo del pan de su soberbia”.Llinás es autor de Pantha Rhei, ilustrado por Battle Planas (Buenos Aires,Cuarta vigilia, 1950) y La ciencia natural,con cinco dibujos de Wilfredo Lam (Buenos Aires, Boa, 1959)

 [3] La teoría es endosada por Aldo Pellegrini en “La poesía surrealista”, prefacio a su Antología de la poesía surrealista de lengua francesa. Buenos Aires, Fabril, 1961.

 [4] In Arcane 17. Paris, Union genérale d´Éditions, 1965. En Fata Morgana el juego adquiere económica concesión: “Eres tu soy yo a tientas sobre el eterno disfraz” Cabe recordar, a propósito, que la primera edición de este libro de Breton fue hecha por Caillois en Buenos Aires en 1942, a pesar de las reservas que, a juicio de Breton, le merecía el editor de Lettres françaises (la revista gaullista patrocinada por Sur) tendiente “á une opération qui m´inquiete quelque peu”, como le confiesa Breton a Saint-John Perse (carta de Nueva York, 28 dic., 1944). Fata Morgana, por lo demás, es según el autor caribeño, la obra más lograda de Breton: “Su ritmo más fortuito y más personal sabe siempre llevar al lector la insigne certidumbre:’ Que tout est là pour quelque chose qui le concerne—ce parfum perdu de l´existence/ quitte enfim de ses limites” (Carta de Saint-John Perse a Breton,8 jun. 1945). De Breton la revista Sur ya había publicado “El castillo estrellado” en su nº 19 (abr 1936).

 [5] BORGES, Jorge Luis - Obras Completas. Buenos Aires, Emecé, 1974, p.586. Roger Caillois confronta ambos argumentos en “L´enigme et l´image” in Approches de la poésie. Paris, Gallimard, 1978. Razonamiento semejante desarrolla Osvaldo Svanascini cuando escribe que “a todas las posibilidades de comunicación que ofrece la metáfora, nada tan excelsamente importante como la inferencia meditada o la intuición traducida por un espíritu ajeno a las preocupaciones meramente superficiales. El hombre es una fuerza desplazada vigorosamente contra las barreras de la vida. El superrealismo le ha permitido entrar en el mito sin preocupaciones de los convencionalismos, pues la escuela así lo ha propuesto. Pero la metáfora superrealista es hija de una intención que vive fuera de la subordinación generalizada y su proposición alcanza límites inesperados. Así, frente a la reacción de un mundo, la imagen cobra matiz de agonía, y delante de la sensación de distancias, vuelca muecas aprisionadas en el transcurso de la vida. Y es que como super-realidad inherente de una introspección fisico-mental, producida por aproximaciones psicológicas, descu­bre enlaces y ramificaciones interminables, péro casi siem­pre superficiales apenas se descubre la proposición adelan­tada”. Cf “La metáfora en el superrealismo”. Boletín de la Academia Argentina de Letras, t.XVIII,nº 67, Buenos Aires, ene-mar 1949,p. 146.

 [6] MOLINA, Enrique - “Borges” in Orden terrestre. Obra poética (1941-1995). Buenos Aires, Seix-Barral,p.301.

 Fuente : Surrealismo ,Poesia & Liberdade
http://triplov.com/surreal/antelo.html

domingo, 9 de septiembre de 2012

Conversaciones Jorge Luis Borges-Juan José Arreola. Divagando en México 



Jorge Luis Borges (1899-1986) visitó México en tres ocasiones. La primera vez fue en 1973 para recibir el Premio Alfonso Reyes, otorgado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. A su llegada al país, Borges solicitó a sus anfitriones: "Quiero hablar con Juan Rulfo". Le sugirieron entonces un desayuno. "Pido clemencia -respondió-. Prefiero los atardeceres. Las mañanas me derrotan. Ya no tengo el brío ni las fuerzas para entregar al día lo que se merece. Hoy el crepúsculo me sienta mejor. Sólo quiero conversar con mi amigo Rulfo". "Ya no puedo ver un país, pero lo puedo escuchar. Y escucho tanta amabilidad. Ya había olvidado la verdadera dimensión de esta gran costumbre", le dijo a Juan Rulfo (1918-1986) cuando finalmente se concretó el encuentro entre ambos escritores. La segunda vez fue en 1978 para grabar una serie de programas de televisión con Juan José Arreola (1918-2001), y la tercera ocasión en 1981 para recibir el desaparecido Premio Hollín Yoliztli. En aquella visita de 1978, Borges se reunió con Arreola en dos ocasiones: la primera en el hotel Camino Real, un día antes de que grabaran una entrevista televisiva que sería difundida poco tiempo después; la segunda fue el 10 de febrero en el Castillo de Chapultepec, lugar en donde se filmó dicha entrevista. La conversación entre Jorge Luis Borges y Juan José Arreola quedó registrada en un casete que el propio Arreola grabó durante sus encuentros con Borges. El autor de "Confabulario" tenía la costumbre de llevar consigo una grabadora en la que registraba pasajes tanto de su propio discurso como de los diálogos con otras personas. Famoso por su proverbial verborrea, Arreola hubo de confesar días después que apenas había dejado hablar a su admirado maestro: "A mí me da una pena hablar con Borges, cada vez que hablo, porque siempre temo darle la lata". Por su parte, Borges dio una gentil versión sobre los hechos: "El hablaba -explicó- y yo me permití intercalar algunos silencios... Cuando alguien está hecho de palabras no piensa para hablar, sino que habla -o escribe- para poder pensar". Veinticinco años después, la charla entre ambos maestros fue reproducida por el suplemento cultural "La Jornada Semanal" en su edición nº 428 del 18 de mayo de 2003. Lo que sigue es la charla mantenida en el Castillo de Chapultepec:

J.J.A.: Realmente, mire, yo me voy del mundo, porque ya me estoy yendo, Borges, se lo digo de corazón.

J.L.B.: No, no. Todos nos estamos yendo a cada momento.

J.J.A.: Bueno, pero yo más aprisa que nadie, en el último año de mi vida, se lo digo de corazón.

 J.L.B.: "Muero cada día", dijo San Pablo, un gran escritor también.

J.J.A.: Me di cuenta de que San Pablo aparece en el texto del poeta ruso que cité ayer. "La plenitud del corazón desborda en palabras", y es San Pablo: "De la abundancia del corazón habla la boca".

J.L.B.: Yo cité hace un momento sin saber que era San Pablo, sin recordarlo, tiene razón. "Ex abundancia", claro.

J.J.A.: Es que hay que tener miedo con San Pablo y con San Agustín.

J.L.B.: Porque ya lo han dicho todo.

J.J.A.: ¿Usted está de acuerdo en que los teólogos y los padres de la Iglesia son los autores de todo lo que vino a desembocar en psicología profunda?

 J.L.B.: Sí, y creo que hay un gran escritor, y eso no lo vamos a olvidar, un gran escritor, no solamente un gran teólogo, que es San Agustín, es extraordinario.

J.J.A.: Hay páginas de las "Confesiones" que hay que volver a ellas.

J.L.B.: Y el último libro sobre el tiempo, lindísimo.

J.J.A.: Ese no lo conozco.

J.L.B.: Es el último libro de "La ciudad de Dios", donde hay una refutación del Eterno Retorno. Una imagen muy linda. El dice: "El tiempo circular de los estoicos", la historia se repite cíclicamente; "de ese laberinto -dice- nos salva la cruz". J.J.A.: Qué notable.

J.L.B.: Linda metáfora. Y uno ve esa imagen de la cruz que está escrita en un círculo. Bueno, eso está, no sé qué libro es de "La ciudad de Dios" de San Agustín. Hay un libro entero dedicado a refutar lo que creía haber inventado Nietas mucho después, y lo que encontró Hume también, la idea de que la historia se repite cíclicamente. Eso lo refuta San Agustín, pero él se lo atribuye a Platón. Pero qué importa a quién se lo atribuye. Ahora, claro, él era enemigo del Eterno Retorno por razones teológicas, porque él pensaba si la historia se repite cíclicamente, entonces la crucifixión se repite cíclicamente. Entonces la crucifixión pierde su unidad, tiene que haber ocurrido una sola vez, la historia tiene que ser única.

 J.J.A.: Realmente la voluntad del amor es el para siempre, el eternamente. ¿De dónde vendrá, pues? Le proponía yo un origen agrícola de la experiencia del tiempo, del Eterno Retorno, de la eternidad. ¿Pero por qué pretende el hombre vivir mucho, por qué quiere ser Fausto, si la vida nos colma, Borges? Usted se siente feliz de haber vivido, ¿verdad?

J.L.B.: Ah, sí. Me siento feliz de haber sufrido también. Una vida sin sufrimiento es una vida muy pobre. El sufrimiento es necesario, la soledad es necesaria. Yo diría que la traición es necesaria... Siempre que la cometan otros...

J.J.A.: Sí, siempre que la cometan otros. Qué bueno que alude usted al tema de la traición, porque yo le cité no en nuestras conversaciones filmadas sino personales, el texto que portentosamente para mí, como lo esperaba, es suyo: "Snorri Sturluson no fue un traidor, sino un hombre desgarrado hasta el fondo...".

J.L.B.: "...por sucesivas y contrarias lealtades".

J.J.A.: Yo recuerdo "contradictorias lealtades".

J.L.B.: "Contrarias" se oye mejor, vamos a corregir ese texto.

J.J.A.: Yo le propongo "contradictorias".

J.L.B.: "Contradictorias" no...

J.J.A.: Pero "contradictorias" es muy bonito... Yo recordé y cité como epígrafe un texto de Kafka que mi memoria deformó.

 J.L.B.: La memoria deforma mejorando.

J.J.A.: A ver qué opina usted de esto. Yo de memoria puse: "Hay un pájaro que vuela en busca de su jaula", y Kafka dice: "Hay una jaula que anda buscando un pájaro".

 J.L.B.: No, Kafka no, Cummings.

J.J.A.: No, ese texto es de Kafka.

J.L.B.: Entonces es de los dos...

J.J.A.: Pero Kafka no pudo leer a Cummings...

 J.L.B.: No, y Cummings no pudo leer a Kafka, lo cual quiere decir que la metáfora es buena, porque se les ocurrió a dos poetas.

J.J.A.: Algo que se le ocurre a más de una persona es que tiene importancia.

J.L.B.: Stevenson dice que un hombre suele ser calumniado por sus actos según sus palabras, puede ser superior a ellas.

J.J.A.: ¿Y quién dijo que un hombre es un proyecto de la divinidad?... No, no me acuerdo.

 J.L.B.: Bueno, podemos atribuírselo a cualquiera. Shaw dice: "God is in the making", "Dios está haciéndose", y está haciéndose en nosotros, nosotros somos...

J.J.A.: Perdóneme, eso lo dije yo y lo tengo escrito. ¿Quién lo dijo antes?

J.L.B.: Bernard Shaw: "God is in the making". "Dios está haciéndose".

J.J.A.: Yo le voy a decir una cosa... Ah, bueno, yo no puedo tolerar esto porque no conozco el texto de Shaw.

J.L.B.: Pero cómo no va a tolerarlo así.

J.J.A.: Bueno, lo acepto con alegría, pero ya queda un texto más, como me ha pasado con tantos otros, que no es mío, porque hace tiempo que ya lo dijo otra persona.

 J.L.B.: Pero es que nada es de uno, todo es de los demás o de algo más profundo.

 J.J.A.: Consuéleme, consuéleme. Hay una frase que yo no sé si es mía o dónde la leí.

J.L.B.: Yo recuerdo muy bien esa frase: "God is in the making". "Dios está haciéndose".

J.J.A.: Ya no tiene remedio, porque yo siempre he dicho que Dios es el tiempo gerundial absoluto. Dios no está siendo, Dios está haciéndose. ¿Y en quién se está haciendo? En mí y en todos nosotros.

 J.L.B.: Bueno, usted lo ha dicho con más claridad que Shaw.

 J.J.A.: Lo tengo escrito, Borges, por fortuna, y con la inocencia... Pero ahora le quiero proponer otra frase.

J.L.B.: Pero por qué hablar de plagio, hablemos de tradición o de eternidad mejor.

 J.J.A.: En la eternidad todos nos plagiaremos a todos.

J.L.B.: Todo es contemporáneo en la eternidad.

 J.J.A.: Como la biblioteca de Alejandría, donde sencillamente se van a combinar todas las posibilidades alfabéticas.

J.L.B.: Todas, sí.

 J.J.A.: Y se van a escribir todos los libros posibles.

 J.L.B.: Ahora, un amigo mío que vivió tres años en Persia, me dijo que para un persa, digamos, Omar Khayyam y Afiz son contemporáneos, no se piensa en una historia de la literatura. Que los hindúes no piensan en una historia de la filosofía. ¿Usted sabe cuál es la etimología de "melancolía"?

J.J.A.: No, dígamela. J.L.B.: Caramba, lamentablemente es "cólico negro".

J.J.A.: Ay, Dios Santo.

 J.L.B.: Qué lástima, vamos a olvidarlo inmediatamente. En cambio, en español, y en todos los demás idiomas, es una palabra como de plata, como plateada.

 J.J.A.: Bellísima, porque la melancolía incluso es dulce, y la melancolía es la más incurable de las enfermedades.

 J.L.B.: Y Durero no pensó en "cólico negro", no, ciertamente. Si hubiera pensado, no hubiera podido hacer ese grabado.

J.J.A.: Ay, qué cosa terrible a veces son las etimologías. Una palabra de las que más amo en la vida…

J.L.B.: Entonces siento mucho haberlo perjudicado.

 J.J.A.: No, Borges, hay que aceptar.

J.L.B.: Los etimólogos dicen eso, y el idioma griego dice eso también, la palabra cólico dice eso también. Hay una etimología muy linda: "cosmético". Es el pequeño cosmos, el pequeño orden que se pone en la cara. El cosmos es el orden del universo, y el cosmético es el pequeño orden que el estilista, que el barbero nos impone.

 J.J.A.: Ha dicho usted "estilista"...

 J.L.B.: Sí, aprendí ayer esa palabra.

J.J.A.: Refiriéndose a...

J.L.B.: Al peluquero.

 J.J.A.: Bueno, pues su peluquero de ayer fue un espléndido estilista, porque ahora le veo un rostro verdaderamente luminoso y un pelo muy bien dispuesto.

J.L.B.: ¿Y la enseña del barbero cuál era antes? En Buenos Aires era una pequeña bacía.

J.J.A.: Está en Cervantes.

J.L.B.: Bueno, sí, pero ésta era un bacía muy chica, meramente simbólica, no la bacía que se usa todavía en España o que se usaba en el campo en España. Uno tenía que sostenerla con las dos manos, estaba llena de agua hirviendo o de agua caliente y ahí mojaba la brocha el peluquero.

J.J.A.: Y las barbas se las mojaba uno también, y de ahí viene "pon tus barbas a remojar".

 J.L.B.: Pero ahora ha sido reemplazado eso por una especie de cilindro, que parece girar infinitamente. Pero eso es el "barbers pole" americano, pero antes había bacías.

J.J.A.: De Don Quijote, por su famoso casco de Mambrino.

J.L.B.: El "baciyelmo", que dice Sancho. J.J.A.: Yo de chico cuando veía las ilustraciones del Quijote creía que el recorte
 en el casco era para llevar la lanza, la adarga hacia arriba, y que no chocara con la falda del sombrero, con la falda de metal, y que por eso tenía el recorte en media luna, y es el del cuello.

J.L.B.: Porque se calza en el cuello.

J.J.A.: Bueno, pues realmente ha ido usted con un espléndido estilista, porque se encuentra usted muy bien de rostro...

J.L.B.: Un estilista mexicano... Casi Alfonso Reyes... Yo quise iniciar una campaña para que le dieran el Premio Nobel a Reyes, pero un miserable se opuso.

J.J.A.: En Argentina...

 J.L.B.: Claro, dijeron: "Pero cómo, si no es argentino". "Ya sé -les dije-, yo creo que es mexicano, pero vamos a pedir el premio para él". Eramos cuatro personas: Victoria Ocampo, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo y yo, y eran pocas firmas, y en Uruguay no quisieron... En ningún país quisieron. Yo pensé: "Pero qué lindo sería una campaña a favor de Alfonso Reyes para que le dieran el Premio Nobel". Que lo hubiera honrado desde luego, y que esa campaña se iniciara no en México, sino
en esa otra punta perdida de la América del Sur, desde Buenos Aires. Cada país con su nacionalismo: esa miseria se interpuso y, claro, querían candidatos peruanos, chilenos, argentinos, y no pudimos hacer nada. Eramos cuatro argentinos nomás.

 J.J.A.: El Premio Nobel... Después de haber sido atribuido a ciertas personas, yo no me explico, por ejemplo, el momento en que se lo dan a Churchill. J.L.B.: Es un poco inexplicable, realmente. J.J.A.: Desde el momento en que le dieron el premio a Churchill ya no entiendo las cosas. O por ejemplo, en Francia se lo dan una vez a Francois Mauriac, y no se lo dan a Paul Claudel, que, sea como sea, es un poeta muy grande. Yo ya no creo realmente en la integridad del Premio Nobel


 Fuente: http://eljineteinsomne2.blogspot.com/

viernes, 7 de septiembre de 2012

Joyce y Borges: puntos en contacto 

Por Jorge Mackey

 “Sea lo que fuere, yo he de estimar y amar el divino ingenio de este caballero, tomando de él lo que entendiere con humildad, y admirando con veneración lo que no alcanzare a entender” (1)




Con esa frase Jorge Luis Borges se refirió al escritor James Joyce, para luego declararse “el primer aventurero hispánico que arribó al Ulises” y traducir tímidamente la última página de aquella novela (2).

Cuando el argentino inició aquella temeraria acción era apenas un joven de 26 años pero que ya contaba con una cultura extraordinaria, y una natural fascinación por las palabras.

El 16 de junio se celebra globalmente el Bloomsday, el evento anual que recuerda a Leopold Bloom, personaje principal del Ulises, cuya trama transcurre durante un día entero en las calles de una mítica Dublín de comienzos de siglo XX.

Borges no fue ajeno a aquella novela irlandesa, tanto que viajó a Irlanda para celebrar el Bloomsday en 1982, centenario del nacimiento de Joyce.

Comencemos en 1925 cuando el Ulises cayó en sus manos. Después de desbrozarlo, Borges escribió con palabras asaltadas de poesía: “…los irlandeses siempre fueron agitadores famosos de la literatura inglesa. Menos sensibles al decoro verbal, menos propensos a embotar su mirada en la lisura de la luna y a descifrar en llanto suelto la fugacidad de los ríos…Joyce ejerce dignamente esa costumbre de osadía”.

Y comentando el Ulises señaló con similar inspiración: “En sus páginas bulle con alboroto de picadero la realidad total… la dualidad de la existencia está en él…donde hay zaguanes y palabras; y naipes y escrituras eléctricas en la limpidez de las noches”. Y agregó: “la conjetura, la sospecha, el pensamiento caprichoso, el recuerdo, lo haraganamente pensado y lo ejecutado con eficacia, gozan de iguales privilegios en él y la perspectiva es la ausencia”.




A falta de editor europeo, la novela en cuestión comenzó a aparecer por entregas en los Estados Unidos en 1918 hasta ser prohibida en 1920 debido a su presunta procacidad, burlas a la religión y temas polémicos para el mundo editorial de la época: descripciones detalladas de las funciones intestinales, el adulterio y la zona de los burdeles de Dublín. Finalmente consiguió publicarse completa en París en 1922 con enorme suceso convirtiendo a Joyce en una celebridad.

 Tres años más tarde, en ocasión de la crítica del libro, Borges comparó a su autor nada menos que con Shakeaspeare: “Si éste puso en la vuelta de un reloj de arena las proezas de los años, Joyce invierte el procedimiento y despliega la única jornada de su héroe sobre muchas jornadas de lector… Joyce es millonario de vocablos y estilos…su pluma ejerce todas las figuras retóricas… es audaz como una proa y universal como la rosa de los vientos” (op.cit.).

Tal fue el impacto de esta obra sobre nuestro insigne escritor, que con su genio característico y su impronta se propuso convertir a Buenos Aires en una ciudad mitológica tal como Joyce había logrado con Dublín.

Lo elogió explícitamente en el año 1939 (3): “…es sin duda uno de los primeros escritores de nuestro tiempo. Verbalmente es quizá, el primero”. Posteriormente escribió un poema en su honor, Invocación a Joyce, donde desliza: “…Inventamos la falta de puntuación / la omisión de mayúsculas / las estrofas en forma de paloma…” (4).

Pasaron muchos años y un Borges sereno, ya célebre y sin vista viajó a Dublín en 1982 para celebrar el mismo Bloomsday que conmemoramos hoy.

Aquel año era para nuestro país una fecha desgraciada: en esos días Argentina capitulaba ante Gran Bretaña por la guerra de Malvinas. Borges y María Kodama fueron invitados –entre otros notables- por el comité organizador del Bloomsday, alojándose en el Shelbourne, encantador hotel del siglo XIX, enfrente del St. Stephen´s Green (el parque central de la ciudad).

 Kodama evoca con nostalgia a los irlandeses que los abrazaban solidarios por los resultados del conflicto bélico.

El Dr. Hillery, entonces presidente de Irlanda, dio la bienvenida en el castillo de Dublín a los invitados célebres entre los que se contaba un escritor venido de muy lejos, Jorge Luis Borges, que se apoyaba firmemente en un vigoroso bastón,.

“Quizá mi viaje a Irlanda no sea sino un sueño”, mencionó como un susurro, convencido de que realidad y ficción se entrecruzan continuamente, tal como dejara sentado en un reportaje concedido a Seamus Heaney (5), años más tarde Premio Nobel de Literatura.

 Nuestro escritor participó entusiasmado de una serie de encuentros literarios. Con su verborragia característica dialogó con escritores y poetas –Anthony Burgess, Margarite Duras, Samuel Beckett, Salman Sushdie; caminó con José María Valverde, traductor del Ulises al español.

Con Kodama pasaron por la Torre Martelo, donde Joyce vivió un tiempo corto antes de su auto exilio, y que justamente resultara fuente de inspiración para desarrollar el primer capítulo de su novela (“…Subió otra vez el parapeto y miró allá, toda la bahía de Dublín…”).

 Para la ocasión se había organizado una jornada maratónica de treinta horas continuas de lectura del Ulises, a cargo de la radio estatal irlandesa (RTE).

Con sus colegas, Borges fue al pub O´Donaghue, famoso por su música celta en vivo (6). Allí sentado acompañó los compases con los dedos de su mano izquierda, alabó las excelencias de la cerveza negra que bajaba deliciosamente por su garganta, y continuó animadamente sus conversaciones sobre literatura irlandesa: Swift, Shaw, Berkeley.


En los días siguientes Jorge Luis se dio tiempo para caminar por el parque de St.Stephen, se sentó en uno de sus cómodos bancos y suspiró ante los últimos efluvios de la primavera.

Desde aquel memorable Bloomsday del 82, el evento tomó un impulso inusitado que se mantiene hasta el día de hoy, no solo en Dublín sino en otras ciudades tan lejanas como nuestra querida Buenos Aires.

Notas: 

(1) Parafraseó –declarándolo- el elogio de Lope de Vega a Góngora.
(2) Proa, tomo 6, enero de 1925.
(3) En “El último libro de Joyce”, publicado en El Hogar de junio de 1939.
(4) Invocación a Joyce. J.L. Borges en Elogio de la sombra.
(5) Conversaciones con J.L.Borges, Seamus Heaney y Richard Kearney. Cuadernos Hispanoamericanos, junio 1997.
(6) La otra Odisea de Dublín, El País, 4/7/82, por María Lozano.

Fuente : The Southern Cross
Jorge Mackey
junio 22, 2011
http://tsc.com.ar/wordpress/?p=242
Las 10 librerías que tienen mayor fama en el mundo

Se destacan por su belleza, por su historia o su diseño, hay librerías que son puntos de referencia en el planeta, y que por alguna de sus características son de visita ineludible para los viajeros. Veamos.  

Selexyz Dominicanen, Maastricht, Holanda

 

Es un verdadero templo del libro, y tanto que está en lo que fue una iglesia dominica del siglo XIII. Sus estantes se elevan en 3 pisos hacia el cielo. Para recorrerlos se va en ascensor o por escaleras admirando en el techo murales del siglo XIV. La nave de la iglesia es un espacio de ventas de 1.200 m². El altar ha sido reemplazado por un café. Su diseño ha ganado numerosos premios y es probablemente la librería más impresionante del mundo. Está en Dominicanerkerkstraat 1, 6211 CZ Maastricht, Países Bajos.

Lello & IrmÃo, Oporto, Portugal

 

Esta joya del art nouveau y el modernismo es deslumbrante. La estantería neogótica está esculpida en madera. Una escalera roja serpenteante lleva al primer piso donde hay un café bajo un estupendo vitral. Su historia se remonta a 1869 cuando fue fundada en Rua dos Clérigos como Livraria de Ernesto Chardron, para pasar luego a ser la de Lello & Irmão en honor a sus libreros. Enrique Vila-Matas la describió como «la librería más bonita del mundo», y en 2008 el periódico inglés The Guardian la calificó como la tercera librería más bonita del mundo. Está en Rua das Carmelitas 144, Oporto, Portugal.

 El Ateneo, Buenos Aires, Argentina

 

Ha trascendido las fronteras por un diseño que convirtió un cine teatro de 1920, el Grand Splendid, en una extraordinaria librería. Deslumbra con los murales en sus altos techos, los balcones que señalan diversos géneros bibliográficos y las esculturas ornamentales, incluso el tradicional telón carmesí se abre ahora a un café que sirve como una de las varias zonas de lectura. Además, tiene una galería de arte, espacios donde se dan conferencias y se hacen presentaciones de libros. En la mayoría de las Guías del Viajero internacionales se la declara como una de las librerías más bellas del mundo. Está en Av. Santa Fe 1860, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  

City Lights Books, San Francisco, EE.UU.
 

Hace 60 años la fundó el poeta, librero y editor Lawrence Ferlinghetti, miembro de la Generación Beat, y sigue siendo una de las librerías más «cool» del mundo. Fue lugar de reunión de íconos literarios como Jack Kerouac y Allen Ginsberg, y aún ocupa un lugar destacado en escena literaria. Tiene 3 pisos, un sector dedicado a sus propias publicaciones, y ofrece conferencias y presentaciones de obras. El edificio data de 1907 y es patrimonio histórico de la ciudad. Está en 261 Columbus Avenue, San Francisco.  

Hatchards, Londres, Gran Bretaña
 

Es desde 1797 la librería más aristocrática de Gran Bretaña. Ha conquistado tres órdenes reales, por tanto significa que suministra libros a Su Majestad. Ha contado con Disraeli, Wilde y Byron, y nuestro Jorge Luis Borges, entre sus clientes. Hoy conserva el espíritu del pasado con un interior que remite a un caserón aristocrático con 6 pisos de pequeñas habitaciones unidas entre sí en torno a una escalera central de típico palacete victoriano. Está en 187 Piccadilly Circus, Londres.

 El Péndulo, Distrito Federal, México

 


Es una «cafebrería» porque une el gusto por los libros a tomar un café mirándolos, y como entabla también una relación peculiar con la naturaleza haciendo que haya árboles integrados al espacio interno, ha sido largamente conocida como una de las mejores maneras de combatir el calor en la ciudad considerada la más grande del mundo. Está en Alejandro Dumas 81, Polanco, Miguel Hidalgo, Ciudad de México.

 Bookàbar, Roma, Italia 



Es curioso que en una ciudad como Roma, plena de edificios históricos y museos haya una librería con un diseño siglo XXI, minimalismo y techos curvos, estanterías pulidas en un inmenso interior blanquísimo, que alberga libros de arte y catálogos de muestra internacionales. El material ofrecido tiene que ver con el hecho de que forma parte del Palazzo delle Esposizioni, Via Nazionale, 194, Roma.  

Shakespeare and  Company, París, Francia
 

Sigue siendo una leyenda aunque esté en una locación distinta a la de la original Shakespeare & Co, que publicó por primera vez el «Ulises» de Joyce. Fundada por la norteamericana Sylvia Beach, estuvieron allí Scott Fitzgerald, Hemingway (en «París era una fiesta» le dedica un capítulo), Gertrude Stein, T.S. Elliot, Henry Miller, entre otros. Cerró durante la ocupación nazi y la reabrió George Whitman en homenaje a la librería de los años 20. Siempre hay actos culturales, escritores famosos y desconocidos, Woody Allen la homenajeó. Está en 37 Rue de la Bucherie, París, es inevitable ir a conocerla.  

Poplar, Pekín, China

 

A «los niños de la República Popular» se agasaja en un espacio nuevo para su inquieta disposición a la lectura. El arquitecto Keichiro Sako ha derrochado imaginación para lograr un sueño de formas y colores, diversión, originalidad, y un ambiente que anima a los niños a disfrutar de los libros. La sala de actividades del primer piso envuelve a los niños en cintas con todos los colores del arco iris. Hay una estantería tobogán y bancos escondite donde refugiarse a leer. Los chicos se pueden poner a leer Mafalda o Roal Dahl. Mapa en www.poplar.com.cn.

La Livraria da Vila, San Pablo, Brasil 




Ubicada en el Mall Cidade Jardim se entra, a través de unas puertas-estantes pivotantes, a una superficie de 2.300 m², repartidos en dos niveles, con variedad de ambientes rodeados de estantes donde leer tranquilamente en sofás o andar por los amplios y escenográficos espacios. Tiene un auditorio, para charlas y clases. Una sección de música clásica y jazz. Un espacio para presentación de libros. Un área exclusiva para chicos con un teatro especialmente diseñado para cuenta cuentos. Una cafetería permite tomar un tiempo de descanso. Está en Rua Fradique Coutinho, 915, San Pablo.


Fuente : Ambito Financiero
7 de septiembre de 2012
http://www.ambito.com/suplementos/placer/noticia_suplemento.asp?ID=653252&Seccion=Secciones%20Especiales