domingo, 29 de julio de 2018

Tres cuentos de Borges adaptados al cine



A más de 30 años de su muerte, la obra del escritor argentino Jorge Luis Borges sigue fascinando. El joven director francés Martinot estrenó una adaptación de tres historias del Libro de Arena, publicado en 1975.

Entusiasmado por la obra de Borges el joven cineasta francés Maxime Martinot dedicó su primer largometraje ‘Tres cuentos de Borges’ a una adaptación de tres cuentos del Libro de Arena, del escritor argentino.

En esta adaptación de El Otro, El Disco y El libro de Arena (cuento epónimo del libro), el cineasta optó por una escenificación austera y atemporal que pone el énfasis en los textos de Borges; textos en los que dominan los temas recurrentes de la obra del argentino: cuestionamientos sobre el paso del tiempo, el espacio, la existencia, con referencias eruditas a la mitología, la filosofía y los textos religiosos.

En conversación con RFI, Maxime Martinot dijo que intentó plasmar los textos de la manera "más fiel posible, sin cambios".

"En 'El Disco', respetamos el texto de principio a fin. Teníamos la idea de respetar el contenido de los textos, pero variando la forma de la adaptación, hay una película muda, una intriga policial, y otro con voz de narrador".

A través de narraciones, letreros, escenas de escritura manual o de máquina de escribir, de recitaciones, la cinta explora las múltiples maneras de adaptar al cine un texto denso como el de Borges.

En el cuento 'El Otro', un personaje que encarna al mismo Borges ya mayor y ciego encuentra a su doble, más joven. Un vértigo temporal que cuestiona la memoria, los recuerdos, la identidad. Se trató también de restituir la atmósfera de rareza, lo extraño que domina en los tres cuentos.

Lo fantástico

En conversación con RFI, Martinot observa que, en los textos de Borges, “lo fantástico viene de la duda y de los acontecimientos extraños que surgen en la realidad cotidiana”.

Y agrega: "La cuestión es si lo creemos o no, y hasta qué puntos nos hacen dudar. Borges vincula estos sucesos a consideraciones filosófica. Siempre consigue vincular reflexiones filosóficas en situaciones extrañas, imposibles, en un entorno cotidiano. Yo elegí 'El libro de Arena' porque describen realidades sencillas. En este libro, se habla del infinito y de la dificultad de concebirlo, en un contexto cotidiano".

Actor no profesional

Filmado con película, una herramienta cada vez poco usada en la era digital, ‘Tres cuentos de Borges’ cuenta con un solo actor profesional. Aun así, el argentino Héctor Spivak actor no profesional encarna con carisma la erudición y la sencillez de Borges.

El director del largometraje borgiano nos cuenta cómo conoció al que encarnaría Borges: "Héctor Spivak es psiquiatra para niños. Tuve la suerte de conocerlo a través de un amigo poeta a quien le había propuesto el papel. Pero me dijo que interpretar a Borges tenía demasiadas implicaciones, entonces me recomendó a Héctor, lo conocí y cuando escuché su voz le dije que teníamos que trabajar juntos. Fue muy sencillo, solo había que dirigir su manera de decir los textos, y el resto es un poco de coreografía".

Pasión por los idiomas

El cineasta plasmó también la pasión de Borges por los idiomas europeos. En una escena en una biblioteca, el personaje de Borges compara la palabra ‘luna’ en varios idiomas. "La voz inglesa moon tiene algo pausado, algo que obliga a la voz a la lentitud que conviene a la luna, que se parece a la luna, porque es casi circular, casi empieza con la misma letra con que termina. Tenemos lua, en portugués, que parece menos feliz; y lune, en francés, que tiene algo de misterioso."

En la tercera parte de la película, centrada en el cuento ‘El Libro de Arena’, participan cinco actores que encarnan a cinco grandes poetas europeos, Dante, Goethe, Lautréamont, Pessoa y Blake cuyos textos son citados en versión original.


Fuente: Radio Francia Internacional  -RFI


Adán Buenosayres: cumple 70 años la obra emblemática de Marechal




Acorde con el presagio de Cortázar sobre la "fuerza viva" de una de las obras más importantes de la literatura argentina del siglo XX, se celebra el aniversario con reediciones y homenajes

Germán Masserdotti

Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal, fue publicada por editorial Sudamericana hace 70 años, y podría afirmarse hoy que se cumplió la afirmación de Julio Cortázar cuando sostuvo, en solitario, que la novela actuaría "como fuerza viva, como enérgico empujón hacia lo de veras nuestro". El libro salió en agosto de 1948: puntualmente para el aniversario, Seix Barral acaba de reeditarla, junto con El banquete de Severo Arcángelo y Megafón, o la guerra. Y a fin del mismo mes la Biblioteca Nacional rendirá homenaje en la jornada "Adán Buenosayres, al compás de una pasión".

Poco antes de la aparición de Adán Buenosayres, Marechal fue entrevistado por la revista Leoplán ("uno de los primeros poetas argentinos del momento actual") y aseguró que su novela respondía "con bastante fidelidad a los cánones de la antigua epopeya, aunque sus métodos de narración son modernísimos y sus héroes actuales. Quiero decir -se explicaba a sí mismo- que ha tratado de dar a mis personajes una estatura heroica de modo tal que, siendo locales como lo son, todos trascienden a lo universal".

Marechal elige mostrar a su Adán "en función de vida" y lo hace en una nueva jornada "desde su despertar metafísico en el número 303 de la calle Monte Egmont, hasta la medianoche del siguiente día, en que ángeles y demonios pelearon por su alma en Villa Crespo, frente a la iglesia de San Bernardo, ante la figura inmóvil del Cristo de la Mano Rota".

La novela expresa "un simbolismo de realización personal del héroe hasta la prueba definitiva, el encuentro con el Cristo de la Mano Rota", observó Javier de Navascués, catedrático español y estudioso de la obra marechaliana, en una entrevista aparecida en Télam. Él estuvo a cargo de la edición crítica publicada por Corregidor en 2013 que incluye copias de los manuscritos y el epistolario entre Marechal y Cortázar sobre la novela.

Al iter vital de Adán descripto en aventuras como la del barrio Saavedra, la Glorieta de Ciro o la oscura ciudad de Cacodelphia se ven asociados sus amigos de pandilla: Samuel Tesler (Jacobo Fijman), Franky Amundsen (Oliverio Girondo); Shultze (Xul Solar); el petiso Bernini (Raúl Scalabrini Ortiz), Luis Pereda (Jorge Luis Borges) y Del Solar. Comenta Marechal en el Prólogo indispensable de la novela que si algunos de los personajes "visten el traje de lo ridículo, lo hacen graciosamente y sin deshonor, en virtud de aquel 'humor angélico' (así lo llamó Adán Buenosayres) gracias al cual también la sátira puede ser una forma de la caridad, si se dirige a los humanos con la sonrisa que tal vez los ángeles esbozan ante la locura de los hombres".


Porteño de origen -"el que no ha escuchado la voz del Río no comprenderá nunca la tristeza de Buenos Aires"-, Adán es un poeta enamorado y fugitivo que experimenta el combate que libran por su alma los ángeles y demonios bajo la mirada de Alguien que, apoyado sobre sus armas, vigila eternamente por él. Ese Alguien que es su Señor y al que le confiesa haber querido ser como los hombres del pueblo bonaerense de Maipú, "que sabían reír o llorar a su debido tiempo, trabajar o dormir, combatirse o reconciliarse, bien plantados en la vistosa realidad de este mundo". Ese Señor al que confiesa como el Verbo "que, solo con nombrarlos, creó los cielos y la tierra" y al que solo le fue dado rastrearlo "por la huellas peligrosas de la hermosura" de las creaturas, al olvidar que ellas eran el camino, él un viajero y su Señor el fin de su viaje. Ese Señor al que confiesa como el Verbo "que, por amor del hombre, tomó la forma del hombre, asumió su infinita deuda y la redimió en el Calvario". Ese Señor al que le confiesa no poder más consigo mismo y estar "cansado hasta la muerte".

"Las sucesivas lecturas de Adán Buenosayres me impresionaron de tal manera que acaso fue el libro que más quise filmar", reconoció en una ocasión el cineasta argentino Manuel Antín. Cortázar lo había alentado a filmar un guion que había escrito para hacerlo película.

"Obra inquieta y sugerente, rebelde a cualquier interpretación simple y reduccionista", concluye Navascués que es Adán Buenosayres de Marechal. Lo es, por cierto. Y podría agregarse, a 70 años de su aparición, que resulta actualísima.

Barrio por barrio

Realidad y fantasía sobre un mapa literario del autor

Saavedra

"Allí, sobre un terreno desgarrado y caótico se lanzan las últimas estribaciones de Buenos Aires, rancheríos de tierra sin cocer y antros de lata en cuyo interior pululan tribus de frontera que oscilan entre la ciudad y el campo". Las rutas que evocan a Marechal en este barrio llegan hasta el Museo Saavedra.

Villa Crespo

Deambulando por las calles del barrio, el personaje del Adán se encuentra con la Iglesia de San Bernardo. Muy cerca está la sede de la biblioteca Alberdi (Acevedo 666), donde el joven poeta comenzó a trabajar a los 19 años y fue el primer bibliotecario rentado. Entre 1910 y 1934 Marechal vivió en la zona.

Flores

En Megafón o la guerra, la geografía urbana de la obra de Marechal llega a un chalet de este barrio.


Fuente: La Nación  -  28 de julio de 2018 


Nueva mirada a Xul Solar, el artista que amó los mundos paralelos




Inventó lenguas, creó otro ajedrez. Ahora su museo le da mayor lugar al aspecto astrológico y espiritual.  

 “Señoras, señores: en el curso de una larga vida –he cumplido 81 años-, conocí a mucha gente famosa”, comentaba Jorge Luis Borges. “Conocí y olvidé a muchas. Pero algunos persisten y me acompañan (…) Son el gran poeta judeo-andaluz Rafael Cansinos Assens, Macedonio Fernández y, quizás más que ningún otro, Alejandro Xul Solar. Me parece estar viendo a ese hombre alto, rubio y evidentemente feliz. Creo que uno puede simular muchas cosas, pero nadie puede simular la felicidad. En Xul Solar se sentía la felicidad: la felicidad del trabajo y, sobre todo, de la continua invención.” Así presentaba el escritor a su amigo, ese artista y místico tan especial que fue Xul Solar (Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari), nacido en San Fernando en 1887 y fallecido en Tigre, en 1963.

Utópico, ocultista y religioso a su manera (es decir, panreligioso, ejercitaba todas las religiones posibles, o al menos todas aquellas que le interesaban), vuelve a ser recordado ahora de una manera especial. El Museo Xul Solar presenta de manera oficial el nuevo guión curatorial, es decir, la forma en que las obras de Xul están dispuestas en el espacio de exhibición, una nueva selección de su vasto trabajo.

Es la primera vez que la curaduría en el museo cambia… ¡en 25 años! La decisión de la directora, Elena Montero Lacasa de Povarché echa nueva luz sobre la colección.

Xul fue un personaje singular. Además de llevar una forma de vida distintiva -cercana al mundo de los escritores y de los seres religiosos-, era astrólogo y también dibujante, escritor, traductor (hablaba francés, inglés, alemán, italiano, portugués, ruso y guaraní, y conocía además el latín, el griego, el chino y el sánscrito), al igual que inventor de nuevas lenguas. Ellas son el “neocriollo” -un lenguaje que creó para Hispanoamérica- y la “panlengua”, basada en números y signos astrológicos . Esta se proponía como una neolengua universal y más tarde inspiraría el cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, de Borges.

Xul inventó, además, “grafías plastiútiles”, una escritura que puede observarse en muchos de sus trabajos, dentro del nuevo guión. Modificó las cartas del Tarot, el I-Ching, el ajedrez (a la nueva versión la llamó “panajedrez”), transformó la notación musical y también instrumentos musicales (como el piano) e imaginó ciudades del futuro.

Como un anticipo de la presentación del nuevo museo, Clarín dialogó con Cecilia Rabossi - curadora encargada de la reforma del guión- y con María Teresa Tedín -una histórica del staff del museo-.

“Desde muy joven estuvo atribulado por imágenes que veía y que no podía explicar”, comenta Rabossi. “El viaje que hizo a Europa, no fue el viaje ‘tradicional’ de los artistas argentinos que iban a ver obras de arte y estudiar con maestros europeos. En realidad, el de Xul fue un viaje iniciático en todos los campos del saber: él sabía de música, hablaba un montón de idiomas, conocía muchísimo de literatura…” Por eso fue, quizás, que forjó esa amistad tan especial con Jorge Luis Borges.

En el “nuevo museo” las obras están dispuestas en núcleos temáticos: el primero –que es también el mayor- está dedicado a lo astrológico y lo espiritual. Muestra las obras de Xul profundamente cambiadas, luego de conocer en París, en 1924, al ocultista inglés Aleister Crowley: él le transmite un método para transcribir sus visiones y le enseña a llevar un diario meticuloso: de aquí surge San Signos, el libro que desarrolla Xul.

El uso de los hexagramas del I-Ching será, para el artista, “el medio de acceso y de contacto con los seres que pueblan los mundos superiores” describió la investigadora Patricia Artundo. “Dioses, ángeles y demonios capaces de introducirnos a verdades no reveladas”. Derivado de las prácticas de la hermética orden de Golden Dawn, Xul utilizó una técnica que “empleaba signos y símbolos como medios de obtener visiones astrales controladas”. Artundo sostiene que, por sorprendente que parezca, estas prácticas místicas no eran infrecuentes entre los artistas de la vanguardia europea.

Otro de los núcleos de la nueva exposición se conforma alrededor de obras que muestran “espacios para vivir”: entre 1959 y 1960 Xul teorizó sobre una ciudad del futuro, algo que ya había adelantado cuando el Zeppelin cruzó Buenos Aires en 1934 (puede observarse en sus acuarelas). También puede percibirse en esta parte las ciudades que imaginaba Xul: “Una villa que flote, derive o navegue por los aires, una villa volante”, tal como él mismo describió. 

El área de la exposición dedicada a las búsquedas musicales lo define como un “músico visual”. Según la musicóloga Cintia Cristiá, el artista se dedicó a la transformación de las notaciones musicales y a introducir ritmos en sus pinturas. A partir de los años 40, produjo obras que podían “leerse”, decodificándolas, como “grafías musicales”.

Pero el corazón de la exposición se encuentra dentro de una vitrina, en medio de la sala principal: allí donde se ubica su juego de cartas del Tarot, creado en 1954, con variantes respecto al Tarot tradicional. En algunas de las cartas agregó signos zodiacales, palabras en neocriollo, símbolos y numeraciones; en otras se refleja la influencia del Tarot de Marsella y de los dibujos medievales. La otra apuesta fuerte dentro de la vitrina es el Pan ajedrez ,de 1945. Cada ficha del ajedrez se identifica con una consonante y cada casilla del tablero, con una vocal. En cada jugada los participantes pueden, al mismo tiempo, “componer un verso, formas palabras con la panlengua, fijar un horóscopo y hasta determinar la ubicación de los astros”, comenta Rabossi.

Al costado, uno de los libros de apuntes de Xul, escrito y dibujado a mano alzada y con lápiz: son bocetos de las figuras del Zodíaco y de las cartas de su particular Tarot.

“Hay mentes que profesan la probidad; otras, la indiscriminada abundancia; la invención caudalosa de Xul Solar no excluye el honesto rigor”, escribió Borges sobre su amigo en 1949. “Sus pinturas son documentos del mundo ultraterreno, del mundo metafísico en que los dioses toman las formas de la imaginación que los sueña. La apasionada arquitectura, los colores felices, los muchos pormenores circunstanciales, los laberintos, los homúnculos y los ángeles inolvidablemente definen este arte delicado y monumental. El gusto de nuestro tiempo vacila entre el mero agrado lineal, la transcripción emotiva y el realismo con brocha gorda; Xul Solar renueva, a su modo ambicioso que quiere ser modesto, la mística pintura de los que no ven con los ojos físicos en el ámbito sagrado de Blake, de Swedenborg, de yoguis y de bardos.”

​La mujer de Xul, Lita, comentó en algún momento que al leer estas líneas de Borges, Xul se emocionó y dijo: “No merito, no merito, no merezco, no merezco, San gracias Borges”. “Conocedor de todas las disciplinas, curioso de todos los arcanos, padre de escrituras, de lenguajes, de utopías, de mitologías, huésped de infiernos y de cielos, autor, panajedrecista y astrólogo, perfecto en la indulgente ironía y en la generosa amistad, Xul Solar es uno de los acontecimientos más singulares de nuestra época”: palabras de Borges. 

Un esqueleto en el medio del living

Una cosa es el Museo Xul Solar, un espacio público abierto a todo el mundo; y otra es la casa del artista, situada sobre el museo, en el primer piso: esta sección no es abierta al público y es conservada con celo por sus guardianes, especialmente por Martha Caprotti, íntima amiga del artista pero amiga, especialmente, de Lita (Micaela Cadenas) la mujer de Xul.

Se accede a la casa por una especie de puerta semisecreta. Se sube una empinada y angosta escalera de mármol usado y blanco, “por la que tantas veces subió y bajó Borges, cuando venía a visitar a su amigo Xul para conversar sobre lenguas, religiones y libros”, detalla Teresa Tedín, parte del staff del museo Xul Solar.

Se entra a un hallcito e inmediatamente una abertura comunica hacia la nutrida biblioteca del artista, espacio donde también se ubica el rincón en el que él y Borges se sentaban a charlar. Allí está el ajado terciopelo rosadito del sillón. A su costado, la mesita sobre la que se recostaba Xul (era muy alto), construida por él mismo. Y cerca, la presencia más intrigante: el Títere de la muerte inventado por el artista, un esqueleto de 2,17 metros de altura, creado con fragmentos de palos de escobas, piolines, alambres y resortes, testigo mudo y único de los encuentros entre estos dos talentosos amigos.

“Recuerdo, de cuando vivía acá, que Borges llamaba por teléfono a Xul sin horarios”, comentaba Martha a esta cronista, hace dos años, en una larga entrevista que quedó en el grabador. “Si Xul estaba solo, entonces venía, se reunían y tomaban el té. Pero lo hacían sin testigos.”

-¿Por qué se reunían a solas?

-Era una forma que tenían de comunicarse. Vi muchas veces a Borges buscar en la biblioteca de Xul y saber, a pesar de su ceguera, la ubicación de cada libro. Porque recordá que Borges ya frecuentaba la casa desde antes de quedar completamente ciego.

La habitación contigua a la biblioteca era donde se hacían desde las clases de astrología hasta las reuniones de iniciados, de discípulos, los estudios grupales y las discusiones sobre filosofía y religión, a las que acudían desde reconocidos sacerdotes hasta prestigiosos profesionales e intelectuales, contaba Martha Caprotti.

Todavía pueden leerse en el pizarrón los últimos textos y grafismos que dibujó Xul: explicaciones grabadas en tiza.

Ficha
Lugar: Laprida 1212.
Horarios: martes a viernes, de 12 a 20. Sábados, de 12 a 19.
Entrada: General: $ 60. Estudiantes universitarios, jubilados y menores: $ 30.


Fuente: Clarín  -  Foto   Ariel Grinberg

domingo, 22 de julio de 2018

Babel-o-Drome, teatro que mezcla arte e idiomas - Toronto - Canada


Detrás de Babel-o-Drome, está La Biblioteca de Babel, un cuento publicado en 1941 por el autor argentino Jorge Luis Borges. Se trata de una biblioteca con enormes estantes, que reúne todos los libros de 410 páginas publicadas o aún no escritas, en todos los idiomas imaginables. Babel-o-Drome está inspirado en esta historia para abordar problemas actuales: excedentes de información y comunicación, cuestionamiento de identidad ... Y al participar, el público también está cuestionando.


Babel-o-Drome, du théâtre qui mêle les arts et les langues

Le jour tombe doucement sur Toronto. Le soleil disparaît lentement derrière les petites maisons qui bordent le parc Wychwood Barns. À l’entrée des jardins, une curieuse scène vient de commencer. Une vingtaine d’artistes dansent, et certains font tournoyer des perches à selfie. Des chants et des notes de tambour les accompagnent. Quelques mètres plus loin, les danseurs tournent en rond. Le visage faussement enjoué, ils lancent des phrases qui se mêlent les unes aux autres dans une mélodie entêtante : « Prenons un selfie ». « As-tu Instagram? ». Les artistes s’adressent au public qui les a suivis.

Différentes formes d’art, utilisation des nouvelles technologies, réflexion sur la communication et les réseaux sociaux, interactions avec l’assistance, déambulation : ce sont quelques-uns des principaux ingrédients de la performance jouée le vendredi 29 juin. Babel-o-Drome est une pièce théâtrale multimédia et multilingue, en français et en anglais. Elle est présentée par le collectif Bus 1.2.3, qui regroupe des artistes torontois et montréalais, avec le chœur Element de Toronto.

Derrière Babel-o-Drome, il y a La Bibliothèque de Babel, une nouvelle publiée en 1941 par l’auteur argentin Jorge Luis Borges. Il y est question d’une bibliothèque aux immenses rayonnages, qui rassemble tous les livres de 410 pages publiés ou même pas encore écrits, dans toutes les langues imaginables. Babel-o-Drome s’inspire de cette histoire pour aborder des questions d’actualité : surplus d’information et de communication, questionnements identitaires… Et en participant, le public s’interroge aussi.

Dans le parc Wychwood Barns, la ballade théâtrale se poursuit. Des artistes tapent frénétiquement sur de vieilles machines à écrire, au rythme de nouveaux chants. D’autres comédiens tiennent des cadres sur lesquels sont projetés des extraits de films en noir et blanc. Plus tard, tout le monde se dirige vers les pelouses du parc, pour de nouvelles performances qui font participer le public. Ensuite, la pièce s’est rejouée le 30 juin, puis le 1er juillet. Et ce n’est pas fini. Des extraits de Babel-o-Drome et des objets numériques utilisés lors des représentations seront présentés le 29 septembre lors de la Fête de la Culture, dans les bibliothèques Deer Park de Toronto et Woodside Square de Scarborough. La pièce sera aussi jouée le 20 octobre lors du festival Phénomena de Montréal. L’artiste torontoise Nicole Croiset réalise également une vidéo à 360 degrés, à partir d’images capturées lors de la représentation. Elle sera disponible sur sa chaîne YouTube, mediacronic. Une autre manière d’assister à la pièce, et surtout d’y participer.

Fuente: lemétropolitain




miércoles, 18 de julio de 2018

Los dos que soñaron



por F. Joya         

 En 1978 Borges dio una serie de conferencias que fueron recogidas en el libro Siete Noches, una de las lecturas que me suscitan mayor placer. En él  alude a un hermoso relato comprendido en Las Mil y Una Noches titulado Los dos que soñaron. Un hombre de El Cairo sueña que en cierto lugar de Isphajan se encuentra un tesoro escondido. Ya en esa ciudad se ve atrapado en circunstancias que lo llevan a presidio. El jefe de policía lo interroga y se sorprende al escuchar la causa de su viaje. Se apiada de él y lo deja libre no sin antes recriminarle su credulidad. “Yo también sueño con un tesoro escondido en el jardín de una casa de El Cairo, junto a una higuera y un reloj de sol, debajo de un surtidor”, le dice con ánimo reprobador.  El hombre de El Cairo ha reconocido en las palabras del policía su propia casa. Regresa a su ciudad, excava bajo del surtidor señalado y encuentra el tesoro.

Recientemente, en el antiguo barrio judío de la ciudad de Cracovia, al sur de Polonia, de refilón he escuchado una versión un poco distinta del relato. Corren los años de la alianza de Austria y Polonia contra el imperio Otomano que se resolvió con derrota turca en Viena. Un rabino de Cracovia sueña con un tesoro escondido en la capital austriaca. Hacia allí se dirige, pero un oficial austriaco le impide cruzar un puente cercano a esa ciudad por el peligro de los combates. El oficial le cuenta su propio sueño acerca de un tesoro escondido en una casa de Cracovia, y le refiere el escenario. De vuelta a su casa, el rabino excava y lo encuentra y construye una hermosa sinagoga que en nuestros días perdura.

Las historias de Las Mil y Una Noches fueron habladas en la India y en Persia, y fueron recogidas en árabe en El Cairo. Están henchidas de sueños y de sucesos mágicos.

Es creíble suponer que los sucesos que el libro refiere se contasen en los zocos de las tierras musulmanas a partir de los siglos XIV o XV; pero puede que no sea vana la hipótesis de que se tratara de cuentos muy antiguos, anteriores al siglo XI, anteriores a la época en que la figura de Alá adquirió en la conciencia de sus fieles un rigor incompatible con el erotismo y la libertad que muestran. Harun al-Rasid, uno de los primeros califas, es de los principales protagonistas.

Caben otras posibilidades. Tampoco resultaría extraño que Las Mil y Una Noches recogiera relatos preislámicos, de la India y de Persia, que fueran adaptados después a lo musulmán. En tal caso, la matriz creadora no sería semita, de árabes o hebreos, sino irania, de indios o persas.

El hecho de que el relato Los dos que soñaron figure también en lo legendario del judaísmo puede tener varias explicaciones. Una de ellas aventuraría que lo copiaron de una narración islámica anterior, pero otras dos explicaciones son posibles. Podría tratarse de una adquisición procedente de Persia o Mesopotamia; recuérdese que durante la cautividad del pueblo judío en Babilonia se copiaron de esas culturas mitos esenciales como el de Noé, el Diluvio, el Cielo y el Infierno, etc. Otra explicación refiere que podría tratarse de una creación propia de los judíos.

En apoyo de esta última explicación está el hecho de que el empleo de la parábola como forma narrativa es característico del judaísmo. Los dos que soñaron puede ser interpretado como una parábola acerca de perseverar en la consecución de los sueños con la fuerza de la esperanza. Ningún otro pueblo ha mantenido tan alto el pendón de la esperanza (en su Mesías salvador, en su reunificación, etc.) como los judíos a lo largo de su historia. Los sueños también son elemento común en sus relatos bíblicos. Ahí tenemos los sueños de los Profetas; el sueño de Daniel, en Babilonia, que sueña el sueño de Nabucodonosor; el sueño de José en Egipto…Algún narrador de la India, Persia o Egipto la habría incorporado al acervo de las narraciones de Oriente, que se recopiló con el nombre de Las Mil y Una Noches.

O es posible que todo se reduzca a una sarcástica invención de Borges, tan aficionado a las simetrías y a los espejos. En tal caso tendríamos que suponer que alguien  de la ciudad de Cracovia –de quien yo la escuché—tuvo que tomar la invención borgiana para transformarla en una leyenda judía.  Pero es inútil seguir con adivinanzas. Más sentido tiene recomendar la belleza de Los dos que soñaron,   la belleza de Las Mil y Una Noches, y  la belleza de Siete Noches, donde se refieren las anteriores.
Fuente: Moral y deseo
ps://moralydeseo.com/2016/09/04/los-dos-que-sonaron/

Nota de Oye Borges
La Historia de dos que soñaron  pertenece al libro Historia universal de la infamia y está recogido en el apartado denominado Etcétera, en el que Borges reescribe fragmentos de obras de la literatura universal. La Historia de los dos que soñaron es una reescritura de la noche 351 de Las mil y una noches.