domingo, 31 de marzo de 2019

Ni "José" ni "Luis": la curiosa historia detrás del verdadero nombre de Borges



                        Foto familiar de los Borges

El rey de España, Felipe VI, llamó “José Luis” al gran autor argentino durante el Congreso de la Lengua, y su furcio fue viral. Sin embargo, pocos saben que fue bautizado con otra nominación y que durante mucho tiempo casi nadie lo supo, incluso ni él mismo.



Cuando el rey de España, Felipe VI, rebautizó a Jorge Luis Borges como José Luis, durante la inauguración del Congreso de la Lengua, los usuarios de las redes sociales no tardaron nada en reproducir su furcio e inventaron otra serie de escritores como Rodolfo Woolf (Walsh); Federico García Lorca mutó a ​Federico García Calor e incluso Antonio Machado en Antonio Manchado, por citar algunos ejemplos. Pero, más allá del increíble furcio, la realidad dicta que el autor de El Aleph tampoco fue anotado con el nombre que se hizo universalmente conocido.

"Vuestro José (sic) Luis Borges, nuestro también por universal, dejó escrito que el idioma no es solo un instrumento de comunicación, sino una tradición y un destino", dijo el monarca español.

En Borges: Vida y literatura (Edhasa, 2006), Alejandro Vaccaro -notable biógrafo del gran cuentista argentino y un incansable coleccionista de manuscritos del autor- se revela una historia que fue desconocida por décadas.

El autor de Ficciones nació el jueves 24 de agosto de 1899. Su padre Jorge Guillermo, también autor, demoró dos días en ir a anotarlo al Registro Civil y al hacerlo lo hizo bajo la nominación Jorge Francisco Isidoro: Jorge por su progenitor; Francisco por su abuelo paterno e Isidoro por su abuelo materno. Entonces, ¿por qué se lo conoce como Jorge Luis?

Eso sí, el joven Borges creció y todos lo llamaron Jorge Luis. Fue recién en 1939 cuando -debido al juicio sucesorio a causa de la muerte de su padre- advirtió que no lo habían inscripto con el nombre Luis.

"La omisión del nombre Luis puede dar pie a innumerables interpretaciones. ¿Fue el olvido de su padre o un acto deliberado? ¿Fue una decisión del matrimonio, posterior al nacimiento, o quizás un compromiso con algún pariente? Años más tarde, Borges diría que el nombre Luis provenía de su pariente uruguayo, Luis Melián Lafinur", escribió Vaccaro.

Fue entonces que tras los trámites correspondientes pudo modificar su certificado de bautismo, realizado en 1900 en la parroquia de San Nicolás de Bari, donde están, efectivamente, los cuatro nombres. Y entonces sí, finalmente, pasó a llamarse Jorge Francisco Isidoro Luis o, para todo el planeta, Jorge Luis.



Fuente: Infobae


En busca del habla de Borges


En un proyecto conjunto con el Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional y el Conicet, un grupo de investigadores cuenta los comienzos del notable escritor como conferencista.

por Ornela Lizalde

En 1946 la llegada de Juan Domingo Perón a la presidencia precipita la renuncia de Jorge Luis Borges a su empleo en la biblioteca municipal Miguel Cané. La memoria hablará de un burlón ascenso a “Inspector de aves” y, aunque no se han hallado documentos que lo prueben, lo cierto es que motivado por estas adversidades económicas, se vio obligado a enfrentar los desafíos que le ofrecía una actividad nueva: hablar en público.

El escritor comenzó dictando cursos semanales en la Asociación Argentina de Cultura Inglesa y el Colegio Libre de Estudios Superiores, y pronto sus intervenciones se multiplicaron a lo largo y ancho del país. Invitado por instituciones culturales visitó numerosas localidades de la provincia de Buenos Aires, el litoral, Córdoba, Chaco, Tucumán, Santiago del Estero y Misiones. Testimonios de sus allegados nos cuentan que escribía primero el texto completo de sus conferencias y luego lo memorizaba, que las ensayaba junto a su madre o en largos paseos con sus amigos y que lograba cautivar a su audiencia con un estilo muy personal, alejado de los énfasis declamatorios frecuentes en otros oradores. Aunque por ese entonces la considerara una “ocupación frívola”, poco a poco comenzó a disfrutar de esta nueva faceta de su labor intelectual que lo llevaría, décadas más tarde, a recorrer célebres instituciones académicas y las geografías más diversas.

Además de funcionar como una suerte de laboratorio donde ensayaba sus reflexiones e iba dando forma a sus textos, estas intervenciones constituyen en sí mismas un valioso material que arroja luz sobre sus procesos de reflexión y escritura, su posicionamiento como intelectual y el entramado de relaciones entre agentes, instituciones y circuitos culturales.

Nuestra investigación parte de un hallazgo que Laura Rosato y Germán Alvarez, responsables del Centro Borges de la Biblioteca Nacional, hicieron en su impecable rastreo de las anotaciones que Borges dejara en cantidad de libros durante sus años como director. En la portadilla de una biografía de Schopenhauer podía leerse una breve nota manuscrita en la que el escritor enumeraba los lugares visitados entre 1949 y 1952. La necesidad de emprender el estudio de estos materiales había sido señalada por el Dr. Daniel Barlderston, director del Borges Center de la Universidad de Pittsburgh, con quien la Dra. Mariela Blanco, investigadora de Conicet y profesora de Literatura argentina en la UNMdP e investigadora del Celehis, realizó una estancia posdoctoral gracias a una beca Fulbright-Conicet en el año 2012.

A partir de un subsidio del Fondo Nacional de las Artes, los miembros del grupo “Escritura e invención”, dirigido por la Dra. Blanco y radicado en el Centro de Letras Hispanoamericanas (Celehis) de la Universidad Nacional de Mar del Plata, emprendimos la tarea de recuperar ese vasto trayecto de intervenciones públicas, visitando bibliotecas, archivos y redacciones de periódicos de múltiples localidades del país en busca de aquellas huellas que nos ayudaran a reconstruir estos actos de habla. Se trata de datos que permiten restituir un mapa que implica la cronología, los temas tratados, los títulos, las instituciones organizadoras y difusoras de los eventos y las condiciones de recepción, entre otros aspectos. De una lista inicial de 24 conferencias, sin fechas ni lugares precisos, hemos podido establecer más de 100, un número que dista de ser definitivo y que sigue creciendo.

En un trabajo conjunto con el Centro Borges de la Biblioteca Nacional, se ha creado una página web que ofrece la posibilidad de transitar este itinerario de clases y disertaciones a partir de mapas interactivos, imágenes, recortes periodísticos y otros documentos. Buscamos responder a la curiosidad del lector, que al ingresar al portal podrá visualizar qué ciudades visitó, conocer quiénes auspiciaban estos eventos, de qué trataban sus cursos, o de qué temas habló en sus viajes. La plataforma está pensada como una herramienta atractiva y accesible tanto para académicos especializados como para el público general y puede consultarse accediendo a:


(*): Becaria de la UNMdP e integrante del grupo “Escritura e invención” del Celehis-UNMdP.

Fuente: La Capital – Mar del Plata




jueves, 28 de marzo de 2019

Se subasta manuscrito de Borges: Prologo a la edición en español de Crónicas Marcianas



POR REBECCA REGO BARRY

Hay pocos autores más venerados entre los bibliófilos que Jorge Luis Borges, poeta, filósofo y director de la Biblioteca Nacional de la República Argentina. Entonces, cuando un manuscrito de Borges aparece en una subasta, tomamos nota. El 27 de marzo, Bonhams en Londres ofrecerá este manuscrito autógrafo de tres páginas firmado del prólogo de Borges a la traducción al español de Martian Chronicles de Ray Bradbury (Ediciones Minotauro, 1955). Sí, los devotos de Borges tendrán que hacer una oferta contra los fanáticos de Bradbury por esta pieza de historia literaria, en la que Borges escribe: "¿Qué ha creado este hombre de Illinois (me pregunto, cerrando las páginas de su libro) que sus episodios del ¿La conquista de otro planeta me llena de tal terror y soledad?

El manuscrito viene a subasta de la familia del editor Francisco Ediciones Minotauro, Francisco (Paco) Porrua. En este caso, Porrua fue también el traductor seudónimo del libro

Lote 219
BORGES (JORGE LUIS)

Autograph manuscript, signed ("Jorge Luis Borges"), of his Prologue to Ray Bradbury's Martian Chronicles, 1955

Vendido por £ 8,812 suplemento incl.

FINE BOOKS, MANUSCRIPTS, ATLASES AND HISTORICAL PHOTOGRAPHS
27 Mar 2019, 13:00 GMT

LONDRES, KNIGHTSBRIDGE

Fuente: Fine Book Magazine


domingo, 24 de marzo de 2019

Teatro Borgeano: Odeón, con pena y olvido





Teatro, música, política, literatura…y olvido. Todo ello se dio cita en el Teatro Odeón y su mítico complejo, hoy desaparecido.

por Rocío Areal

Teatro, hotel, confitería y locales comerciales. Inmejorable combo para una Buenos Aires que comenzaba a erigirse como una ciudad mayúscula. ¿Y quién fue el visionario de turno? El alsaciano Emilio Bieckert. Sí, sí, el mismo que gestara la cervecería homónima, y que, con los buenos morlacos obtenidos de la industria cervecera, comprara un terreno en pleno centro porteño: la esquina de Corrientes y Esmeralda, allí donde el Teatro Odeón dejó de ser la utopía de un inmigrante para convertirse en una realidad digna de toda admiración.

De estreno en estreno

El afamado Odeón formó parte de un conjunto edilicio en el que también cobraron vida el Hotel Royal (de dos pisos y con doble entrada: una por Corrientes y otra por Esmeralda), la confitería Royal Keller (ubicada en el “sotano”, tal como o indicaba su nombre, en lengua alemana) y locales comerciales situados en la planta baja. ¿Qué cuánto demoró tamaña obra? Apenas un año. Y ojo que no se trató de una construcción así nomás, no, no. La criatura de Don Bieckert se convirtió en la joyita arquitectónica del momento. El Odeón, con acceso por la calle Esmeralda, fue concebido para albergar 1800 personas, nada menos. Todas ellas distribuidas en platea, cazuela, paraíso y 65 palcos (con sus correspondientes antepalcos, dispuestos en dos galerías); además de los exclusivísimos cuatro palcos avant-scene, dos a cada lado del escenario. Sí, monono por donde se lo viese. Y no era para menos, habida cuenta de la destacada concurrencia de la sala: la crème de la crème porteña. Es el Odeón que estaba destinado a la actuación de compañías dramáticas provenientes del viejo continente: Roma, Milán, Madrid, París…De allí la presencia del Royal, en cuyos aposentos se hospedaran figuras tales como la española María Guerrero y su esposo, Don Fernando Díaz Mendoza, quienes debutaron en las tablas del Odeón con la obra “La niña boba” (apenas el comienzo del largo camino que el teatro español habría de escribir en  suelo porteño). ¿Más estrenos para esta sala estelar? “La Dama de las Camelias”, de Alejandro Dumas hijo (quien marcó la inauguración del teatro), “Dolores”, la ópera de Tomás Bretón (pues el Odeón se jactó de ser, durante muchos años, “el” teatro de cámara de Buenos Aires); “Madame Lynch”, la primera comedia musical argentina; y el filme “La llegada del tren”. ¿Filme? Sí, sí. El 28 de  julio de 1896, a sólo seis meses de su aparición en París, este corto desembarcó en el Odeón para protagonizar la primera exhibición cinematográfica de nuestro país, de la mano de los hermanos Lumière. ¿Recuerda que tres viejos conocidos asistieron a la función? El austríaco Max Glücksmann, el francés Eugenio Py y el Belga Henri Lepage. ¿Quiénes más, si no?

Escenario arriba, sótano abajo

Tan vasta fue la existencia del Odeón, que vaya si ha visto desfilar personalidades por su escenario…y de las más variadas índoles. Teatro, literatura, música, política… Veamos, desde Lola Membrives, Libertad Lamarque y Nini Marshall, por el lado de las damas; hasta Jean Louis Barrault, Vittorio Gassman, y Luigi Pirandello, por el lado de los caballeros. Carlos Gardel, Astor Piazzolla y Osvaldo Pugliese colmaron de tango una sala que también supo vestirse de jazz, junto a Enrique Villegas; sin olvidar que el rock también brilló por su presencia, de la mano de Luis Alberto Spinetta y su Pescado Rabioso. Claro que para las meras palabra (¡y qué palabras!) también hubo sitio: conferencias y discursos memorables han sido de la partida en el Odeón, a manos y voz del Carlos Pellegrini, Leopoldo Lugones, el escritor y periodista italiano Enrico Ferri, el francés Jean Jaurès y su compatriota, Nobel de Literatura, Anatole France…¡el mismísimo Jorge Luis Borges! Claro que el maestro supo tanto de las luces de la escena grande como de la bombita eléctrica que iluminaba suelo abajo. Hablamos del Royal Keller, bar nocturno que tomaba el subsuelo de toda la esquina, y al que se accedía por una escalera situada sobre Corrientes. Allí nada de tragos finos, lo que corría a lo pavote era la cerveza (¿Bieckert, tal vez?), espumoso deleite de la intelectualidad que, noche a noche, se daba cita. Le digo más, los días sábados, mientras algún rimbombante espectáculo acaparaba los aplausos del Odeón, el Keller se alborotaba con la presentación de la “Revista Oral”, de Alberto Hidalgo, aquella a la que nunca faltaba el grupo de vanguardia literaria “Martín Fierro”, en aquellos años de 1925 y 1926. De allí que el para nada pomposo sótano acabase por convertirse en un edén: el “Olimpo de los literatos”, tal y como supo ser rebautizado por el boca a boca de sus concurrentes. Entre ellos, Oliverio Girondo, Leopoldo Marechal, Macedonio Flores, Emilio Pettorutti, Xul Solar y su citado amigo, Jorge Luis Borges, entre otros.

El último Odeón

Claro que el cielo no es eterno, y no lo fue ni para el Royal Keller ni para el propio Odeón. La cosmopolita Buenos Aires, esa cuyas exigencias supo elevar la vara de su sofisticación y modernidad, acabó por diluir su fulgor. Apagado ya el frenesí del Odeón y compañía, el público porteño, tan ávido de novedades, lo condenó a un segundo plano, y, más temprano que tarde, al olvido. Surgieron nuevos teatros, nuevas preferencias, nuevas opciones a la hora de dar rienda suelta al esparcimiento nocturno. Poquito y nada quedó del esplendor inicial, de los tiempos dorados, más que una sala a medio llenar. Siquiera bastó con un intento de resurrección: en 1983, el Odeón cerró sus puertas con vistas a una oportuna remodelación arquitectónica y decorativa; la que también incluyó la actualización de su sistema de luces y sonido. Flamante reapertura tuvo en 1983, con la pieza teatral “Emily”, a cargo de la actriz China Zorrilla, y las buenas parecían regresar a la esquina de Corrientes y Esmeralda. Dos años después, el Odeón fue declarado inmueble protegido, a raíz de su interés cultural y arquitectónico. ¿Fin de las crisis y sus riesgos? Nada de eso. La protección fue revocada, en 1991, por el intendente Carlos Grosso. Ese mismo año, el mítico conjunto edilicio, desafortunada demolición mediante, acabó en polvo.  Posteriormente, una playa de estacionamientos ocupó su solar.

¿Final anunciado para el Odeón? A juzgar por el destino de tantos “gigantes” porteños, así parece. Que la memoria mantenga, entonces, encendidas las luces de sus glorias. Desde estas líneas, esperamos haber contribuido con tan noble causa.

Fuente: Pulperia Quilapán

viernes, 22 de marzo de 2019

Jorge Luis Borges en el Homenaje de La AFA a Lionel Messi




La selección argentina de fútbol ha subido un vídeo a las redes sociales en el que magnifica a Leo Messi junto a otras personalidades de Argentina entre ellas Jorge Luis Borges

El Papa Francisco, el piloto Juan Manuel Fangio, el músico Astor Piazzolla, el jugador de baloncesto Manu Ginobili, el escritor Jorge Luis  Borges o el cardiocirujano René Favaloro son algunos de los ejemplos que se nombran en el vídeo.

Fuente: You Tube