miércoles, 20 de octubre de 2010
Librería Borgeana en Medellín - Librería Palinuro Medellín Colombia
Luis Alberto Arango Puerta dice que ama los libros y que por ellos navega con placer. En la Librería Palinuro atiende este hombre que con cariño habla con sus clientes y le da cabida a nuevos autores que buscan que su trabajo literario pueda conocerse.
En la Librería Palinuro este hombre habla con amor de sus pasiones.
La literatura, la música y las tertulias hacen parte de sus historias.
Un personaje jovial y entusiasta para conversar tintiando.
No fue que el azar, la suerte o la casualidad de ese 15 de abril de 1947 se confabularan. Ese día los planetas tampoco se alinearon de forma extraña y mucho menos hubo un hecho histórico que marcara el futuro de Luis Alberto Arango Puerta.
Los verdaderos 'conspiretas' para que este administrador de empresas fuera un enamorado de la música colombiana, la brasileña, el jazz y la literatura fueron Oscar Arango y Lucía Puerta, sus padres.
Las armoniosas tonadas de la guitarra de su padre le aguzaron el oído mientras que de su madre heredó el gusto por las letras, las artes y la literatura.
El maraquero, como lo conocen sus amigos porque imitaba a los maraqueros de los tríos, es jovial, entusiasta y místico en todo lo que hace.
El librero
En la Librería Palinuro, ubicada entre Córdoba y Perú, en el centro de la ciudad, Luis Alberto está rodeado por más de 5.000 ejemplares de literatura.
De muchos habla con propiedad, y de los que no conoce, por mero gusto, investiga para hacer una tertulia con cada uno de los clientes que a diario abarrotan el acogedor lugar.
El disquero
Boleros y porros fueron el común denominador de su infancia y siendo adolescente, de la mano de Aldemar Betancur, en el Colombo Americano, se engomó por el jazz.
Después de Brasil llegó la bossa nova otra picadura de la que no ha sanado y que disfruta como si fuera la primera vez que escuchara.
Y cuando creía que ya sabía lo suficiente de música, Luis Alberto se enganchó a Sonolux y Sony Music, compañías donde aprendió más de jazz y música brasileña, ritmos que logró compilar en una gran colección personal con artistas como Billie Holliday, Fitzgerald Ella, Louis Armstrong, Antonio Carlos Jobin, entre muchos otros.
"El tabernícolo"
Fue en 1985 cuando Luis abrió en el centro la taberna Diógenes, el lugar más "cuquita" para escuchar jazz, bossa nova y tertuliar con los amigos.
Aunque ya no es de su propiedad, el hombre entre cano, de mirada tranquila y sonrisa generosa, recuerda con cariño la época dorada de la taberna que aún conserva su esencia.
Por todo ese universo de historias alrededor de la literatura, la música y las tertulias, sus amigos lo dejaron "el tabernícolo, el disquero y el librero".
Ya sabe, si quiere hablar de este y otros temas vaya a Palinuro a degustar de un tinto conversado con Luis Alberto.
Fuente : El Colombiano .Com
Gustavo Gallo Machado
Traiciones de la memoria
Hay algo muy especial en la escritura de Héctor Abad Faciolince que convierte todo lo que trata en algo interesante, en un texto que uno no se puede saltar, con lee siempre con el placer de saber que está disfrutando de un momento especial de la lectura. Donde Abad consiguió ese estado de gracia que ahora ya parece poseerle fue en su libro memorable El olvido que seremos (Seix Barral), sobre el asesinato de su padre, en Medellín, víctima del terror de ultraderecha que azota Colombia y la sigue amedrentando. Ese libro era una reconstrucción magnífica, conmovedora, del instante en que el padre de Héctor cae bajo las balas; el hijo se acerca al suceso con el temor tembloroso que alimenta el pudor, y alcanza alturas narrativas que sólo puede marcar un poeta. El título respondía a un verso supuestamente de Jorge Luis Borges que el padre llevaba en el bolsillo de la chaqueta cuando fue acribillado. El olvido que seremos. Alguien explicó en diversos artículos y otras intervenciones que el poema no era de Borges, sino apócrifo; yo recuerdo que estaba en La Gomera, hace dos años, cuando supe de la polémica por el propio Héctor, que estaba verdaderamente atribulado porque en algún momento pensó que, en efecto, le había atribuido al poeta argentino algo que no era suyo. Como Abad Faciolince tiene un enorme aprecio por la fidelidad de los datos y de la narrativa que trabaja desde que es un chico se dedicó a buscar y recorrió medio mundo para hacer una pesquisa universal acerca del origen del poema, hasta que halló la verdad verdadera: era de Borges, éste lo pensó, lo dictó, lo corrigió. El destino del poema es difícil de hallar, como una novela de misterio que se desenvuelve como un caramelo raro, y aquí está, el objeto mismo, en una edición que ha hecho ahora Alfaguara y que acabo de comprar en Cartagena de Indias.
Fuente El Pais.Com
06 febrero, 2010
Borges en Polinuro
En esta increíble librería Borgeana de Medellín se pueden encontrar los rastros del paso de J L Borges por Medellín en 1963 donde dicto una conferencia en el Paraninfo de la Universidad da Antioquia y en 1978 donde dialogo con los presente en el auditorio de la Biblioteca publica Piloto de Medellín.
Dice Héctor Abad Faciolince : Tengo, con tres amigos, una librería de viejo en Medellín. Se llama Palinuro y es un cuchitril que está en el centro. Los socios somos el cómico Valencia, que hace reír una piedra, el bohemio Obregón, un clon de Valle Inclán que bebe de noche y duerme de día, alias El Maraquero, que es el administrador, un calvo redimido del alcohol por los libros, pero tan miope que no ve nada a un metro de distancia, y yo, que escribo cuentos sin parar, para mantener a mis hijos.
Galeria Fotográfica
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario