JORGE LUIS BORGES Y LA CRÍTICA DE CINE
Borges crítico
informal
Oscar Barreiros solía repetir en sus clases, que no excluían
la agitada polémica, que cuando dejábamos la sala de cine para ir a sentarnos
frente a la mesa de un café seguíamos, no obstante la traslación en el tiempo y
el espacio, haciendo cine. Lo que puede explicarse de la siguiente manera:
practicar la crítica de un arte determinado es aportar a la teoría de ese arte.
A lo que se puede agregar: modificar la teoría de un arte es modificar, o
intentar modificar, no solo todo el arte posterior sino también el previo.
Creo que la idea de Barreiros es cierta y que cada vez que
alguien comenta una película está ejerciendo el difícil arte de la crítica, no
importa el tenor de lo que diga, si tiene títulos que lo autorizan, ni lo
acertado o desacertado de lo dicho.
De todas las manifestaciones artísticas el cine es la más
visitada, la más popular, y quizá sea debido a esto que, en relación al total,
la cantidad de críticos cinematográficos es mayor a la cantidad de críticos de
todas las otras artes. Hay más críticos de cine que de literatura, de pintura,
o de música... Esta comprobación estadística podría inducirnos erróneamente a
suponer que la crítica cinematográfica es un campo más sencillo que el de las
otras artes.
Que el cine sea un arte más nuevo que la música o la pintura
o la literatura no equivale a decir que es más simple, o que su fin, en caso
que lo tenga, sea diferente. Es por esto que la inteligencia de su estructura
lógica no es una tarea que pueda ser destinada a un grupo subalterno. Aceptar semejantes
tesis sería aceptar que el goce que proporcionan las grandes películas es
inferior al que proporcionan las grandes novelas.
No es mi intención señalar quién está autorizado y quién no
para hablar de cine. Por el contrario, creo que cada espectador de cine, cada
lector o cada amante de la música es un crítico de arte. Pero también creo con
la misma certeza que no todos y cada uno de los críticos de cine sea un crítico
de cine. Quiero decir: la mayoría de quienes ejercen la crítica, lejos de
dedicarse a la contemplación e inteligencia de las obras, se limitan, en el
mejor de los casos, al mero comentario y generalmente a la tediosa repetición
de fórmulas que ni siquiera les son propias y que sólo con suerte dicen algo
acerca de la obra en cuestión.
Generalmente estos comentadores no tienen nada que decir y
hacen de la crítica una enumeración de lugares comunes que el lector reconocerá
fácilmente: un homenaje a, un thriller a la manera de, para los que buscan
entretenimiento puro, un profunda reflexión acerca de, una aguda mirada sobre,
y otras flores no menos mustias fruto de la pereza y la falta de interés.
Hay un elemento en el cine, además, que permite lo que
podríamos llamar una fácil erudición, la duración de las películas; en el
tiempo necesario para leer una novela como -elijo al azar- A Sangre Fría de
Truman Capote podemos ver decenas de películas, entre ellas más de una versión
de la misma novela. Así es como de uno u otro modo todos somos eruditos
cinematográficos ya que desde hace más de cien años vemos cine, y desde hace
cincuenta lo hacemos cómodamente sentados en nuestras casas. Esta fácil
erudición que permite el género, hace que haya surgido un tipo de crítico que
basa su saber en su extenso conocimiento de obras, generalmente secretas; obras
que permanecen ocultas al resto de nosotros los no iniciados. Lejos estoy de
sostener que el crítico debe limitarse al universo de obras reconocidas, muy
por el contrario creo que el crítico está obligado a perseguir la belleza no
importa a través de qué oscuridades. Pero a priori la mera erudición no
transforma a su poseedor en un crítico calificado y menos cuando esa mera
erudición es sólo cinematográfica.
Hay otro tipo de crítico que se limita a ponernos en
conocimiento de sus prejuicios y gustos personales, y si a priori este tipo de
subjetividad parece emparentada con la saludable charla de café, carece del
elemento esencial propio del cenáculo, la discusión. Estos críticos suelen caer
en el error de juzgar una obra por la moral de sus personajes, por su
pertenencia a un género, por su afinidad filosófica. Como ejemplo de esta
escuela recuerdo un comentario en el que se descalificaba Celebrity de Woody
Allen por la secuencia en la que la pedagógica prostituta utiliza una banana
como material didáctico; si mal no recuerdo el crítico en cuestión utilizaba
adjetivos tales como grosera, obscena, vulgar.
Oscar Wilde decía que hablar de una cosa es mucho más
difícil que crear esa cosa, y que toda innovación en el arte proviene del
espíritu crítico que inventa y perfecciona formas. Por suerte hay quienes
cultivan la crítica como quería Wilde, como una parte esencial del espíritu
creador. A esta categoría pertenece la extensa obra crítica de Jorge Luis
Borges, en la que no faltan ensayos y artículos de crítica cinematográfica, la
mayoría de los cuales aparecieron en la revista Sur entre los años 1931 y 1943
y han sido recogidos primero por Edgardo Cozarinsky en su libro Borges y el
Cine, editorial Sur 1974, y en Borges en Sur, Emecé, 1999, otros artículos figuran
en las diferentes ediciones de Discusión, y estos se pueden encontrar en las
Obras Completas publicadas por Emecé.
Borges decía que la mejor manera de estudiar literatura
consistía en estudiar literaturas comparadas, de ahí que en medio de sus clases
de anglosajón recitara versos indudablemente criollos, o que comparara la
llanura de la literatura gauchesca con el mar tan presente en la literatura
inglesa. En el cine la posibilidad de comparación es obviamente mayor ya que a
los elementos literarios del relato se suma la posibilidad de remitirnos a la
música, a la plástica, la fotografía, al teatro, y por supuesto al cine mismo.
Es por eso que creemos que difícilmente exista una disciplina que pueda
llamarse crítica cinematográfica pura, y que el crítico de cine debería o bien
asumir que su comentario no es otra cosa que una opinión, o ampliar su universo
abrevando de otras fuentes, pues no hay razones más allá de motivaciones
sindicales o comerciales para considerar a la crítica cinematográfica como autónoma
de la crítica de arte.
Hay una importante cantidad de libros de diálogos en los que
Borges, a la manera de Sócrates, buscaba indagar distintos temas. Aunque
generalmente esos temas eran la literatura, Borges mismo, la metafísica, la
ética, no faltan en estos libros de diálogos alusiones al cine. Es por todos
conocido el gusto de Borges por el cine, que lo llevó a escribir además de los
mencionados artículos, guiones cinematográficos (Los Orilleros, El Paraíso de
los Creyentes, con Adolfo Bioy Casares, Obras Completas en Colaboración),
también en colaboración con Bioy Casares y con el director Hugo Santiago los
guiones de Invasión, 1969 y L'Autres, 1974. Por último Borges participó como
perplejo protagonista de la fallida y disparatada Borges para Millones, Ricardo
Wullicher, 1978.
La siguiente es una recopilación de los comentarios
realizados por Borges sobre cine. Estos comentarios están a mitad de camino
entre el comentario inocente del espectador hedónico y el del crítico ilustrado
que constantemente encuentra en las obras comentadas cosas que otros no han
visto y que las interpreta a la luz de su sabiduría. Muchas veces Borges vuelve
sobre los temas tratados por el en sus artículos de Sur y Discusión, Chaplin,
Buster Keaton, Citizen Kane y especialmente sobre Von Sternberg cuyo cine,
cuando retrataba el coraje en los bajos fondos, parecía encantarle. Cabe
señalar que la pérdida de la visión de Borges fue gradual, pero que ya en 1955
no podía leer, no obstante esto continúo asistiendo al cine y dada la
naturaleza de su ceguera, quienes lo conocieron íntimamente cuentan que a veces
fugazmente llegaba a ver un rostro o un objeto en particular del entorno en el
que se encontraba.
Von Sternberg
Carrizo: -Bueno, hábleme un poco de Gardel.
Borges: -Yo no sé nada de Gardel. Recuerdo que habíamos
visto un film de von Sternberg, con Mastronardi. ese film era La Batida (The Dragnet, 1928)
o La Ley del
Hampa (Underworld, 1927). Teníamos una impresión épica. Habíamos visto el film,
habíamos sido espectadores de esa valentía... los balazos, todo eso... ese
mundo de malevos norteamericanos. Después iba a cantar Gardel y nosotros
pensamos: "La zamba, qué triste. Después de ver esto estar oyendo,
—dijimos, sin ninguna reverencia— a ese maricón" Y nos fuimos y no lo
vimos.
Borges el Memorioso, conversaciones con Antonio Carrizo,
Fondo de Cultura Económica, México 1997.
...
Hay un cuento Hombre de la Esquina Rosada, que
escribí voluntariamente como una serie de imágenes. En ese tiempo admiraba
mucho a un director que ahora se ha olvidado, Josef von Sternberg. No se si lo
ha conocido, quizás era de una época anterior a la suya; hizo muy buenas
películas de gángsters con George Bancroft, William Powell... Hizo películas
que se llamaron Underworld, The Docks of New York (Los muelles de Nueva York, 1928),
The Dragnet. Eran muy buenas, sorprendentes, y quise escribir mi historia a su
manera. Antes que nada, visual. En el momento que Sternberg alcanzó la cima del
cine llegó el cine sonoro. Hubo que volver a empezar, se hicieron óperas para
ser oídas y se lo olvidó. Enseguida Sternberg hizo películas bastante mediocres
con Marlene Dietrich. Estas son más conocidas que las otras, las principales
que eran fuertes, lacónicas.
El Escritor y su Obra, entrevistas de George Charbonnier,
Siglo XXI, México 1967.
...
Cavett: -¿Todavía va al cine?
Borges: -Sí, pero solo puedo oír las voces.
Cavett: -Me sorprendió enterarme de su interés por el cine,
sé que escribió un guión.
Borges: -Recuerdo muy buenas películas que parecen haber
sido olvidadas. Aquellas
películas de gángsters de Josef von Sternberg. Recuerdo: The Showdown (1), The
Dragnet. Los actores eran George Bancroft, William Powell, Fred Kohler. Fueron
las últimas películas mudas. Entonces apareció el cine sonoro y todo cambió
radicalmente. Vi repetidamente una y otra vez el excelente film El Ciudadano
Kane.
Cavett: -Es una de esa películas que todos ven una y otra
vez
Borges: -Y me aterroricé con Psicosis. La vi tres o cuatro
veces y sabía cuál era el momento justo en el que debía cerrar los ojos para no
ver a la madre.
...
Coleman: -¿Puede decirnos qué le atraía de la películas de
Sternberg o Eisenstein, cuál era la técnica que lo atraía y que tal vez tuviera
alguna relación con sus escritos?
Borges: -Nunca pensé demasiado en Einsenstein. Idolatro a
von Sternberg, pienso que fue mucho mejor que Eisenstein. Lo que me gustaba en
Sternberg era el laconismo. Que pudiera brindarnos un crimen en tres escenas,
tres imágenes. Disfrutaba algo en su estilo que se asemeja el de Séneca.
Borges at
Eighty, Coversations, Willis Barnstone, Indiana
University Press, 1982 Bloomington.
...
María Esther Vázquez: -¿Cuáles son las películas que más te
han impresionado en la vida?
Borges: Las de Josef von Sternberg. Pero no las tonterías
que hizo con Marlene Dietrich, cuando ya se abandonó exclusivamente al arte
fotográfico, y se olvidó del cinematógrafo, sino las películas que hizo con Bancroft,
con Kohler. También me han gustado las películas de gángsters, que eran, sin
embargo, épicas, como las películas del Oeste.
Borges: sus días y su tiempo, María Esther Vázquez, Javier
Vergara Editor, Buenos Aires 1999.
...
-Cuando veía esos gángsters de von Sternberg muriendo
valientemente recuerdo que los ojos se me llenaban de lágrimas.
-¿Qué lo atraía de esos films? ¿El sentido de la fatalidad?
-Si, claro. Pero sobre todo lo épico. Esos eran films épicos
porque lo importante era el coraje de los personajes, que podían ser gángsters
o podían ser otra cosa.
Entrevista realizada por Raquel Angel, incluida en El otro
Borges, Equis Ediciones, Buenos Aires, 1997.
Citizen Kane (Orson
Welles, 1941)
Richard Burgin: -...Me pregunto que le han parecido las
últimas películas que vio.
Borges: -Bueno, por supuesto que ahora a muy duras penas
puedo verlas, creo que algunas de las que he visto son muy buenas como Khartoum
(Basil Dearden, Eliot Elisofon, 1966) ¿La vio? Es la historia de la muerte del
general Gordon.
Burguin: -No, no la he visto. ¿Qué le parece El Ciudadano
Kane?
Borges: -Me pareció una muy buena película. La vi apenas
estrenada y no me gustó. Me pareció un imitación de Josef von Sternberg. Me
pareció que von Sternberg lo hacía mejor. Entonces volví a verla y pensé,
bueno, Orson Welles ha inventado el cine moderno. Me parece un film excelente.
Pero, por supuesto está tomado de otra película llamada El Poder y la Gloria (The Power and the
Glory, William K. Howard-1933), usted se acordará, con Spencer Tracy. Es la
historia de un hombre de negocios que muere y comienza con su funeral y luego
su amigos comienzan a hablar de él, la historia comienza como si fuera un
rompecabezas, el esquema, el patrón es más o menos el mismo que en El Ciudadano
Kane, pero El Ciudadano Kane es mejor. La vi como una película excelente, el
hecho del palacio, por ejemplo, de ese enorme edificio tan odioso. Quiero decir
el lujo y la fealdad y la soledad esencial del protagonista, y el hecho de que
sea un personaje poco querible, pues es poco querible ¿no?
Conversations
With Jorge Luis Borges, Richard Burgin, Holt Rinehart Winston, New York, 1969.
Charles Chaplin
Charles Chaplin es uno de los dioses más seguros de la mitología
de nuestro tiempo. Como cineasta, una porquería. Solo La Quimera del Oro (The Gold
Rush, 1925) era un lindo film porque estaba defendido de la fealdad por el
paisaje de Alaska, con gigantes vestidos de pieles sobre un fondo de nieve. En
las demás películas está rodeado de tachos de basura o de escenas lujosas
igualmente horribles. Además siempre fue muy vanidoso. Trabajó rodeado de
mascotas, no de buenos actores. Siempre quiso ocupar el centro de la escena.
Solo a él hay que tenerle lástima. Es un personaje sentimental, los otros no
existen. El cine ha progresado y Chaplin ha permanecido tan malo como al
principio. Sus fotografías son igualmente espantosas. En cambio, Buster Keaton
era un caballero.
Greta Garbo
Yo estaba enamorado de ella, como todos en mi época. En Anna
Christie (Ídem., Clarence Brown, 1930) Greta Garbo llegaba de la noche y de la
niebla y entraba a un bar de marineros en donde había un largo mostrador. Ella
comenzaba a caminar lentamente y todos los hombres del mundo sabíamos que cuando
terminara el recorrido íbamos a oír la voz de Greta Garbo por primera vez y que
eso iba a ser como si hablara un dios. El mostrador era larguísimo. Cuando
llegó al final ella dijo, simplemente, con su voz ronca: I want a scotch y
todos temblamos.
La Intrusa (Carlos Hugo Christensen, 1979)
María Esther Vázquez: -¿Hasta dónde es perniciosa la
censura?
Borges: -En el caso de una película mía que estrenaron me
parece laudable la censura. Hay un señor, Christensen, que ha tomado un cuento
mío, La Intrusa,
y lo ha enriquecido introduciéndole la sodomía y el incesto. ¿La viste?
MEV: -No, todavía no.
Borges: -Es ridícula. Hay una actriz que se ha resignado a
que la fotografíen desnuda, y hay dos señores también desnudos que avanzan de
cada lado y entonces inventan la forma más incómoda del acto sexual: que sea
simultáneo. Al decir yo en el cuento que ellos la compartieron no quiero decir
al mismo tiempo.
MEV: -A lo mejor para hacer esa escena se tomó la frase fina
de Emma Zunz: "Todo era verdadero, solo eran falsas las
circunstancias."
Borges: -No creo que haya leído Emma Zunz ni ninguna otra
cosa. Pero ahora va a salir una protesta mía. Cuando hace tiempo la censura
prohibió la película vinieron a verme y yo les dije que desde luego que
descreía de la censura porque no voy a permitir que una persona piense por mí,
pero que en este caso me había favorecido.
MEV: -Este es un caso muy especial, ninguna persona sensata
puede apoyar la censura.
Borges: -Ah, no, no, no. Yo digo que éste, por excepción, es
el único acierto en la historia universal.
Borges sus días y su tiempo.
...
La Intrusa
un cuento que fue llevado al cine y resultó un film pésimo por las obscenidades
que le agregaron. Usted vea que hay una escena en que dos hombres tienen que
vistear (enfrentarse en duelo a cuchillo) y se desnudan. Yo he visto vistear
miles de veces y ni siquiera se sacan el saco.
Entrevista realizada por María Schmidt, publicada en Borges,
Dos Palabras Antes de Morir, Fernando Mateo, LC Editor, Burenos Aires, 1994.
Retrato de Familia,
(Luchino Visconti, 1974)
El tema de Retrato de familia no es malo, pero el final me
pareció absurdo. Lo trágico es que el individuo se quede solo. Pero es falso
que quiera tener un hijo. Ningún hombre quiere tener un hijo. Son las mujeres
las que quieren
Borges el memorioso.
Western
Carrizo: -Háblenos del western de las películas de cowboys.
Borges: -Bueno, cuando yo frecuentaba el cinematógrafo,
cuando mis ojos podían ver, a mi me gustaban mucho dos tipos de películas: los
western y las películas de gángsters. Sobre todo las de Josef von Sternberg. Yo
pensaba: Que raro, los escritores han olvidado que uno de sus deberes es la
épica y aquí está Hollywood que, comercialmente, ha mantenido la épica. En una
época que está olvidada por los escritores; o casi olvidada. Y Hollywood ha
salvado ese género: Ese género que la humanidad necesita, además. Usted ve que
las películas de cowboys son populares en todo el mundo. ¿Por qué? Bueno,
porque está lo épico en ellas. Está el coraje, está el jinete, está la llanura
también. Todo eso los acerca, y sobre todo a nosotros, sobre todo a los
argentinos.
Carrizo: -¿Por qué necesita el hombre lo épico?
Borges: -Bueno... ¿Por qué necesita el hombre el amor? ¿Por
qué necesita el hombre la felicidad? ¿Por qué necesita la desventura? Es un
apetito elemental yo diría el de la épica. La prueba está en que todas las
literaturas empiezan por la épica. No se empieza por la poesía personal y
sentimental. Se empieza por la loa del coraje. Se empieza por el elogio del
coraje, por la alabanza.
Psicosis (Alfred
Hitchcock, 1960)
María Esther Vázquez: -Esto me recuerda el tema del film
Psicosis, de Hitchcock que muchas veces hemos comentado.
Borges: -En este film un muchacho mata a su madre. Luego
guarda el cadáver y cree a veces ser su propia madre y llega a desdoblarse y a
mantener diálogos con ella y, al final, la madre traiciona al hijo, lo acusa de
haber cometido los crímenes que ella ha cometido. Pero la madre no sabe que
ella es el hijo. Ese tema del desdoblamiento tiene raíces de superstición en
muchos países. Tenemos en alemán la palabra Doppelgänger, y en Escocia fetch,
que también es el doble y se dice de las personas que ven "el doble"
poco antes de morir.
Borges sus días y su tiempo.
Los peligros de la ciencia ficción
En general, entiendo que el peligro de este género
fantástico es lo que podría llamarse gigantismo. Exagerar las cosas, aumentar
las dimensiones, propender a lo multitudinario y lo cósmico. Esto hemos podido
comprobarlo en un film que empieza siendo admirable y que luego se pierde: El
Embajador del Miedo (The Manchurian Candidate, John Frankenheimer-1962), según
su título en español. En esta película, al principio, vemos a unos prisioneros
americanos hipnotizados y ellos no ven a quienes los hipnotizan (un grupo de
sabios coreanos, chinos y rusos), sino que los ven bajo la apariencia de un
grupo de señoras que les dan una clase de horticultura. Cuando ellos hablan con
quienes están hipnotizándolos creen ver a esas señoras grotescas, muy viejas,
muy feas, muy empaquetadas, y no contestan "Sí, señor", sino
"Sí, señora". Luego el film se pierde en el gigantismo. Por ejemplo,
se cometen varias muertes espantosas y cada muerte impresiona menos al
espectador. Es una lástima que parece haber sido ejecutado por gente que no
parece haber sentido las virtudes de la reserva. Como sucedió con aquella
película Metrópolis, de Fritz Lang, que empieza impresionando y llega a ser
totalmente ineficaz porque todo se magnifica hasta lo increíble.
Borges sus días y su tiempo.
El Muerto (Héctor
Olivera, 1975) y Los Orilleros (Ricardo Luna, 1975)
Me pareció un disparate esa película, con decirle esto:
buena parte de la acción transcurre en la frontera de la República Oriental
con el Brasil. Yo he visitado esa zona que era muy pobre... puedo darle un
ejemplo un poco grosero. Yo estuve en una gran estancia, en un momento pregunté
dónde estaba el baño: me señalaron el continente, la gente se alejaba un poco y
hacía sus necesidades en el campo... En esa película absurda que han hecho El
Muerto, se muestra a los gauchos de esa frontera, cuarenta años antes, jugando
al billar.... Es tan cómico como si hubieran jugado al golf o al tenis... Usted
se imagina una estancia que no tiene un cuarto de baño pero que tiene sala de
billar, es una cosa de locos... Desde luego, me pagaron muy bien a mí, creo que
se gastó mucho... y más ridículo es el otro film, Los Orilleros, ahí aparecen
los compadritos de Palermo y Barracas vestidos como gauchos salteños.
Días de Odio
(Leopoldo Torre Nilsson, 1954), Martín Fierro (Torre Nilsson, 1968) y Hombre de
la Esquina Rosada
(René Mugica, 1961)
Borges: -Podría decirse que cine me ha aportado el mundo
visual. Sin embargo no se ha hecho ningún buen film con mis cuentos salvo
Hombre de la Esquina
Rosada de René Mugica, que es superior al texto mío, después,
Torre Nilsson realizó otro titulado cacofónicamente Días de Odio.
Raquel Angel: -¿Ese era Emma Zunz? ¿No?
Borges: -Sí, Emma Zunz. O, más bien lo que quedó de Emma
Zunz. Él me pidió disculpas, después. Yo le dije: "Realmente Torre
Nilsson, no sé cómo ha podido hacer este film."
RA: -¿Usted allí colaboró en el guión?
Borges: -No, de ningún modo. ¡Cómo voy a colaborar en
semejante disparate! Me dijeron que, por razones comerciales convenía poner que
yo había intervenido. Pero no tuve nada que ver. Inventaron escenas del todo
inverosímiles como las de Emma Zunz viviendo una historia de amor y paseando
con su amante por el Parque Lezama... debe ser por esa idea del cine argentino
de que si no hay una historia sentimental el film será un fracaso. El cine
argentino es tan cursi ¿no? Nada de eso está en el cuento. Yo creo que Torre
Nilsson era muy chambón....
(Martín Fierro) fue otro error, otro de los muchos errores
que cometió. Hizo el Martín Fierro en colores cuando, cualquier persona que
conoce ese libro sabe que es un libro gris, que no es un libro espectacular.
¿Cómo no sintió eso él? O, posiblemente, no haya leído nunca el Martín Fierro,
¿no? Martín Fierro no es un libro visual. Uno podría leerlo y no saber nunca
cómo se trajeaban los gauchos, qué uniformes tenían. Yo no sé como no se dio
cuenta de eso.
El otro Borges
...
Fernando Sorrentino: .¿Vió la versión fílmica del Martín
Fierro?
Borges: -Más exacto sería decir que la oí, porque, en cuanto
a ver, se trata de una hipérbole, o de una metáfora, en mi caso: yo veo muy
poco...
FS: -Y dentro de lo que vio u oyó ¿qué nos puede decir?
Borges: -La verdad es que la película no me interesó y tengo
la impresión de que tampoco le interesaba al director. Tanto es así, que yo me
pregunté por qué había elegido él un tema, que evidentemente, lo dejaba del
todo frío. Desde luego, yo encuentro diversos errores en la película. Ante
todo, la veo concebida como una suerte de comedia musical. Uno está oyendo
continuamente ese tipo de música que ahora se llama folklórica, y cualquier
persona que haya vivido en el campo sabe que pueden pasar meses enteros sin que
se oiga una sola. En cambio, aquí uno tiene un impresión casi continua de la
fiesta folklórica.
Siete Conversaciones con Jorge Luis Borges, Fernando
Sorrentino, Casa Pardo, Buenos Aires, 1974
...
Borges: -Mugica fue el único que llevó al cine sin
alteraciones un cuento mío. Cuando vi la película quedé impresionado por lo
bien que estaba actuada y dirigida. Creo que Mugica mejoró mi cuento y
consiguió algo que yo no había conseguido: hacerlo creíble fue un mérito de su
parte. Otras cosas que se han hecho con temas míos han fracasado; no he tenido
demasiada suerte con la gente que hace cine.
Borges Biografía Verbal, Roberto Alifano, Palza & Janés,
Barcelona, 1988.
Borges Para Millones (Ricardo Wullicher, 1978)
Borges: -Fue realmente deplorable. Me alegro de que haya
fracasado. Yo les dije: "No pongan ese título tan guarango". Me
contestaron que ya estaba anunciado así y que no se podía cambiar. Pero,
felizmente los millones se redujeron a unos pocos y efímeros parroquianos ¿no?
Raquel Angel: -Raro, teniendo en cuenta la popularidad de
Borges entre los argentinos.
Borges: -Es que era una sarta de disparates. Me llevaron a
un estudio, me hicieron sentar en un sillón y me anunciaron: "Ahora usted
va a ver pasar sus fantasmas". Yo no tengo fantasmas, les dije. "Sí,
sí —me insistieron— esos fantasmas que recurren en su obra". Y entonces me
dijeron que había un señor disfrazado de bucanero, otro disfrazado de vikingo,
otro disfrazado de compadrito y una mujer disfrazada de odalisca, que
representaba el libro de Las Mil y Una Noches. Y esos... no sé... giraban... y
yo tenía que mirarlos. "No ponga cara de asombro" me dijeron.
"Sí —dije yo— estoy efectivamente asombrado y me retiro inmediatamente.
Qué tengo yo que ver con esta murga". Me levanté y me fui. Bueno, creo que
eso fue después limado por Vlady Kociancich, que hizo los textos.
RA: -Pero los personajes están de todos modos. No aparece
usted mirándolos, pero igualmente desfilan por la película.
Borges: -Claro, si les habían pagado tenían que ponerlos,
¿no? A ver... quiénes eran... un compadrito, un bucanero, un gaucho, tal
vez....
RA: -Había además un duelo de compadres.
Borges: -Sí, posiblemente sí. Por gente que no sabe cómo se
agarra un cuchillo.
RA: -Y un extraño personaje, aparentemente mitológico
disfrazado de gallo o algo así...
Borges: -Yo no sé quién sería. Ahora vaya a saber por qué
habrán juntado esa murga ¿no?
El otro Borges
Ninotchka (Ernst Lubitsch 1939) y Buster Keaton
Carlos Alvarez Insúa: -¿Qué le parece su obra con Manzi para
el cine? (Se refiere a Petit de Murat)
Borges: -Él me dijo una vez que el cine era demasiado nuevo,
que recién podía ser un arte dentro de trescientos años. Yo no estaba de
acuerdo, basta con un solo buen film para justificar el cine. Ninotchka, por
ejemplo.
CAI: -¿Le gusta Buster Keaton?
Borges: -Si. Sus cintas eran más lindas que las de Chaplin.
Keaton era más simpático que Chaplin.
El otro Borges
(1) Probablemente se refiera a Underworld. Sternberg jamás
filmó una película titulada The Showdown
Fuente : Solo Literatura
SEBASTIÁN PERONI
Encontrado en: http://www.filmonline.com.ar/44/dossier/dossier_03.htm
http://sololiteratura.com/bor/borcritico.htm
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