domingo, 27 de mayo de 2018

Juan Camilo Rincón: “Nada de lo que se diga sobre Borges es demasiado”


 
Santiago Díaz Benavides

Jorge Luis Borges visitó Colombia en varias ocasiones y llegó a tomarle un aprecio enorme y profundo al país y a su gente. El periodista bogotano, Juan Camilo Rincón, investiga las relaciones del narrador argentino con nuestro país en el libro Ser colombiano es un acto de fe.


“Borges es uno de los escritores más importantes de la literatura latinoamericana, y su creación ha sido reconocida internacionalmente, asunto que es bien sabido por todos. Borges, con su estilo inconfundible, no busca comunicar más que el elogio a la literatura y al conocimiento. Su labor como escritor no se entrega a temas comunes como el género o la política, y sus palabras están llenas de un profundo valor histórico”. Así comienza el primer capítulo de este libro en el que Juan Camilo Rincón Bermúdez, periodista egresado de la Universidad Externado de Colombia, se da a la tarea de investigar las relaciones que el argentino logró establecer con nuestro país, sus intelectuales, sus paisajes y sus letras.

Es bien sabido que conocía los versos de José Asunción Silva y defendía la contundencia narrativa de Jorge Isaacs con María (1867), pero no todo el mundo sabe que fue gran amigo de Juan Gustavo Cobo Borda y Álvaro Castaño Castillo, quien le hiciera una de las entrevistas más recordadas por los colombianos. Tampoco se tiene muy presente que fue declarado ciudadano meritorio por parte de la Alcaldía de Bogotá, en el año 1978, y que recibió las llaves de la ciudad, o que mantuvo una correspondencia con Jorge Gaitán Durán y le hizo llegar, de manera anticipada, una de las primeras páginas de Historia de la eternidad (1936). Alrededor de Borges se hallan enigmas, preguntas sin responder, poemas inventados y otros que escribió él sin siquiera saberlo. Hay quienes creen que no era humano sino marciano, y que todo lo tenía dispuesto de antemano. Quienes lo leemos con fervor, defendemos la idea de que no era marciano, ni humano, sino todo lo contrario, él era borgiano.

En Ser colombiano es un acto de fe (2014), título publicado por la Fundación Libros & Letras, y recientemente incluido por el mismísimo Alberto Manguel en la base de datos de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de Argentina, el lector podrá encontrar un buen número de anécdotas y datos que develan el profundo cariño que Borges llegó a tomarle a nuestro país. Cuando uno ha nacido después de la época del Boom, como es mi caso, este tipo de textos son sumamente valiosos, pues permiten reconstruir aquellos días en que Cortázar se animaba a mostrarle uno de sus cuentos a un hombre de cabello cano y mirada serena como la brisa, para después convertirse en el gran escritor que fue; cuando García Márquez hablaba con Álvaro Mutis acerca de Kafka y Juan Rulfo; cuando Carlos Fuentes sorprendía narrando lo que nadie había querido en La región más transparente (1958); cuando Vargas Llosa escribía La casa verde (1966) y José Donoso sorprendía a los españoles en su tierra; cuando la literatura latinoamericana extendió las fronteras y dejó de ser nuestra para comenzar a ser de todos.

El acierto de Rincón al escribir este libro es más que preciso. El trabajo de investigación que hay detrás refleja muy bien la pasión que el periodista le tiene a la literatura del argentino y es una muestra del buen periodismo narrativo que se ejerce en el país. Si me lo preguntan, creo yo que este libro hará parte de aquellos pequeños tesoros que la literatura colombiana ha engendrado a lo largo de los años, pues lo que aquí se lee no es más que un homenaje a los borgianos, al ser colombiano, al acto de fe que todos representamos y que Borges en vida logró capturar en su tinta. Pasarán los días y el argentino seguirá vivo, y nuestras letras seguirán altivas mientras exista gente que escriba y que recuerde lo maravilloso de saberse vivo.

¿De qué manera surge su interés por el estudio de la literatura latinoamericana, y especialmente, por la obra de Jorge Luis Borges?

Mi amor por la literatura latinoamericana viene desde muy pequeño; las primeras lecturas de Cortázar, Sábato y García Márquez me permitieron ver de forma diferente nuestra cultura y nuestras realidades, describiendo otros aspectos de su belleza que me maravillaron y me sorprendieron. Borges me mostró que esa literatura que veía tan lejana, de un continente antiquísimo que no conocía, también podía narrarnos de alguna manera, y estaba presente en este lado del océano. Hay muchos elementos que no son exclusivos de Grecia o Roma, también lo son, a su manera, de Buenos Aires y, ¿por qué no?, de Bogotá. Desde muy joven entraba en las casas viejas y caminaba hasta los sótanos esperando encontrar mi propio Aleph.

Siendo bogotano y colombiano, siendo lector, ¿cuál cree que es la importancia de la obra del argentino para la literatura latinoamericana?

Borges, Rulfo y otros más son los antecesores del Boom latinoamericano. Desde Cortázar hasta García Márquez, pasando por muchos otros autores, todos reconocen que su maestro en lengua propia fue Borges. Él fue ese escritor que habló desde Suramérica en un lenguaje casi universal y revolucionó la forma de escribir cuentos. Los textos más importantes de nuestro continente de los últimos setenta años no habrían sido escritos y no tendrían tal importancia para la lengua española y para occidente sin la obra del autor de Ficciones. Cada escritor sobresaliente de las últimas décadas reconoce su maestría y el valor de su influencia. Él fue de los primeros escritores no estadounidense o europeo que nos dio ese soplo de vida que nos conectó con otros hemisferios y nos vinculó a la historia y la literatura universales.

Para las nuevas generaciones, ¿cuál sería la clave para leer a Borges?

Borges quedó ciego a la mitad de su madurez; su obra anterior a este infortunio es maravillosa pero compleja. Al perder la vista, se vio obligado a cambiar su forma de narrar y eso permitió que su obra tomara matices más cercanos. Entre otras cosas, se entregó a la oralidad para seguir ejerciendo su pasión y, de paso, tener algunos ingresos. Por eso hay un buen número de libros que recuperan sus conferencias y entrevistas, permitiéndole al lector entender los elementos que rodean su obra, los antecesores a quienes leyó y que determinaron su forma de pensar y de escribir, la carpintería de su literatura y su forma de maravillarnos con tanto conocimiento. Siempre sugiero que el primer lector de Borges se acerque a estos libros, que tienen un origen más oral, antes de embarcarse en su literatura; esto le dará herramientas y nociones que le permitirán incursionar mejor y acercarse de otra forma a su espectacular obra.

¿Por qué escribir sobre él? ¿No se ha dicho mucho ya acerca del escritor nacido en Buenos Aires?

Borges, al igual que su obra, es inconmensurable. Para mí él es un libro de arena con páginas infinitas. Cuando un hombre de este calibre genera una revolución vital no solo para nuestra lengua y nuestras letras, impacta nuestra forma de pensar, se hace apremiante la necesidad de seguir investigando sobre él. Aún falta mucho por descubrir. Mi libro Ser colombiano es un acto de fe. Historias de Jorge Luis Borges y Colombia muestra de una forma sintetizada y cercana al lector el enorme impacto de la obra borgiana en nuestra literatura. También evidencia la importancia de sus visitas a nuestro país para un grupo de intelectuales que estaba en aquel entonces en la cúspide de la producción de sus obras, hecho que les permitió ver otras cosas, otros elementos para sus creaciones, y comprender que en la literatura siempre pueden recorrerse otros caminos. Al igual que ocurre con Cervantes, nada de lo que se diga sobre Borges es demasiado; siempre habrá algo más que contar, otra forma de analizarlo, de leerlo, de entenderlo. Eso es lo más rico de su legado: siempre nos dará de qué hablar.

Fuente: El Espectador  -  Colombia


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