jueves, 10 de marzo de 2022

"Es interesante ver cómo fue la infancia de Borges, de la que no teníamos noticias"

 

En "Memorias de Leonor Acevedo de Borges", el autor logró recopilar anécdotas de la infancia del gran escritor argentino.

 

Por Máximo Soto

 

Saber de la infancia del escritor argentino más famoso en el mundo por labios de su madre es uno de los muchos atractivos de “Memorias de Leonor Acevedo de Borges” (Claridad) libro recopilado y ampliado con datos informativos por Martín Hadis a partir de las anotaciones que tomara la escritora Alicia Jurado de sus charlas con Doña Leonor. Hadis, licenciado en sistemas, se ha dedicado de modo original y prolífico a la investigación de la obra de Borges con, entre otros libros. “Borges profesor”, “Literatos y excéntricos”, “Siete guerreros nortumbrios”. Dialogamos con él.

 

Periodista: ¿Cómo se consiguió que la madre de Borges hablara de su hijo y de su vida?

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Martín Hadis: Cuando en 1970 Leonor Acevedo de Borges tenía 94 años y estaba completamente lúcida, como lo estuvo hasta el final de su vida, y tenía una asombrosa precisión en los recuerdos, la escritora Alicia Jurado, que se había hecho muy amiga de Borges en los años 40, comenzó a visitarla y hacerle recordar momentos felices de su vida. El objetivo no era hacer un libro sino entretenerla. Cuando comenzó a escuchar las historias, con tantos datos y detalles, decidió tomar notas por si algún día podía hacer algo “con lo que me relataba esa mujer tan singular, la madre de nuestro escritor más ilustre”. Era material para un libro que nunca se hizo. Y nunca se hizo porque no hubo plan. Si el objetivo hubiera sido desde un principio hacer un libro, la habría guiado con un orden. Pero con esas notas sueltas, con saltos temporales, lo que queda es un puzzle con momentos donde están desde Saavedra, Moreno, Rosas a Perón, donde hay recuerdos de batallas donde participaron sus parientes a los de escritores y artistas que su marido y su hijo llevaban a la casa.

 

P.: No habla bien de Macedonio Fernández ni de Xul Solar.

 

M.H.: De Macedonio dice que estaba más loco que una cabra, que para calentarse el estómago prendía tres fósforos y se los acercaba, que pensaba que podía ser presidente y lo iba a conseguir repartiendo papelitos con su nombre. Dice que cuando se lo presentaron le preguntó: ¿cuánto tiempo cree que se necesita para digerir una pasa de uva? “Era amigo de Jorge, mi marido, que tenía la chifladura de que Macedonio era un genio, y Georgie le tenía tal admiración que habló en su entierro”. De Xul Solar decía que era pintoresco pero muy inteligente. Cuenta que solía entrar en trance después de hacer unas morisquetas muy raras y ella le dijo que se dejara de pavadas porque asustaba a Norita y se normalizó. Anécdotas como esas hay muchas.

 

P.: ¿Cómo armó ese rompecabezas?

 

M.H.: Alicia Jurado anotó en miles de papelitos los recuerdos de la madre de Borges, y ahí aparecían anécdotas contadas, a lo largo del tiempo, varias veces desde distintos puntos de vista. La única manera de aunar eso fue descubrir quién era quién en cada caso, y transformar las referencias en datos de hitos familiares, en fechas ciertas.

 

P.: Eso le permitió iniciar el libro con el árbol genealógico de los Borges-Acevedo.

 

M.H.: Un fragmento pequeñísimo del árbol genealógico que tiene como tres mil personas y que construí para ordenar el relato. Hablo de tres mil porque en ese tiempo de familias extendidas la gente estaba en contacto con sus primos terceros, primos cuartos. Cuando Leonor habla de la Banda Oriental menciona a una prima tercera suya por el lado de los Amorin. Armar ese puzzle me llevó diez años.

 

P.: ¿Y que quedó?

 

M.H.: El testimonio en primera persona del Buenos Aires de fines siglo XIX, muy nítido, muy preciso, de la vida cotidiana. No solo se mencionan las batallas sino qué comían, a qué hora desayunaban, a qué hora tomaban la leche. Cuando Leonor iba a la escuela en el camino había un tambo. Es una excursión a otra Argentina. Y esa es la materia prima que Borges usa para su etapa criolla, sus cuentos de cuchilleros, de compadres, su amor por las milongas, el Buenos Aires retratado en “Evaristo Carriego”, basado en los recuerdos de su madre. Es el material de los cuentos localizados antes de su nacimiento, de la inmigración; un Buenos Aires totalmente criollo que para Borges pervive en San Telmo, “un mundo más antiguo y más firme” donde quedó la esencia del viejo Buenos Aires, “antes de que llegara gente de todo el mundo que nos cambió el idioma”. Cuando la madre le da el final de “La intrusa” en que un hermano le dice al otro “a trabajar, hermano”, no dice laburar porque hubiera sido anacrónico, es una palabra del lunfardo, de la inmigración italiana. A ese Buenos Aires arquetípico en el que vivió su madre a él le hubiera gustado volver, y al que volvía a través de su literatura. El libro además de un testimonio desconocido es la fuente oral en que Borges basó su fase criolla.

 

P.: ¿Qué fue lo que lo atrapó?

 

M.H.: Que cuenta cómo era Borges de chiquito y se ve retratado el origen de sus pasiones e intereses, cómo fue su infancia callejera, la de la calle Serrano. Leonor cuenta que a Borges le obsesionaban los espejos altos que había en la casa y para irse a dormir ella los tapaba porque le infundían temor. Que cuando iban al zoológico se quedaba hechizado ante la jaula de los tigres y no había forma de sacarlo de ahí. Que para que fuera a jugar había que sacarle el libro que leía de las manos. Es interesante ver cómo fue su infancia, de la que no teníamos noticias. Resulta revelador. ¿De dónde sacó el tema de los cuchillos? De las espadas que había en la casa. El tema del coraje está en su madre cuando le contaba a George que su padre saludaba junto a Estanislao del Campo las primeras balas de la batalla de Cepeda, algo que aparece textualmente en un poema de Borges.

 

P.: ¿En qué está trabajando ahora?

 

M.H.: En mi tesis doctoral acerca de la creación de mitologías en Borges.

 

Fuente: Ambito

https://www.ambito.com/informacion-general/libros/es-interesante-ver-como-fue-la-infancia-borges-la-que-no-teniamos-noticias-n5387864

 

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