28 febrero 202
* Nacida en 9 de
Julio, pertenecía a una familia de buena posición, en la sociedad
nuevejulienses de principios del siglo XX.
* Su nombre se hizo conocido cuando, en 1967, contrajo matrimonio
con el escritor Jorge Luis Borges.
* En 9 de Julio aún se conserva la casa donde vivió, hace
casi un siglo, junto a sus padres.
El filósofo Spinoza acuñó una tesis muy conocida y difundida
en occidente: “Omnis determinatio est negatio” (toda determinación es
negación). Precisamente cada vez que, en un acto vital, se determina un camino,
se elige entre una u otra opción, se están negando la posibilidad de otra. En
otras palabras, si en la vida se elige tomar uno de dos caminos, la opción por
uno quita la posibilidad del otro.
Es también cierto que, como lo afirmaba Franz von Baader,
“toda determinación es posición” (“Omnis determinatio est positio”). Cada vez
que alguien determina algo, se posiciona en su decisión.
Jorge Luis Borges y Elsa Astete Millán, su esposa
nuevejuliense, su amor de juventud, supieron acerca de opciones,
determinaciones y negaciones. Dos espíritus completamente distintos,
pertenecientes a dos mundos diametralmente opuestos, fueron unidos cierta vez
por el destino y, también el destino se ocupó de separarlos.
Esta no es una semblanza estrictamente biográfica. Más bien
se refiere a la vida que unió a Elsa Astete Millán –nacida en esta ciudad- a la
del más grandiosos de los escritores argentinos y quizá, el más notable de América
Latina.
ELSA Y 9 DE JULIO
Elsa Helena Astete Millán, la primera esposa de Jorge Luis
Borges, había nacido en 9 de Julio en 1910.
Pertenecía a una familia de influencia social en la vida,
todavía pueblerina, de aquel 9 de Julio de principios del siglo XX. Su padre,
el notario Pablo Emilio Astete (nacido en 1869), se habría establecido en este
pueblo en el último decenio del siglo XIX. El 19 de febrero de 1898 se lo había
nombrado adscrito al Registro de Contratos Públicos Nº 1 de 9 de Julio y, poco
después, a comienzos de abril del mismo año, se le había designado escribano
titular del mismo.
Vinculado al partido gobernante, en mayo de 1899, se le
había otorgado el nombramiento de jefe del Registro Civil de 9 de Julio. En
distintas ocasiones había integrado el Consejo Escolar local (1900-1901;
1902-1907; 1912-1917), como consejero y como presidente del cuerpo (1902;
1906-1907), hasta que una intervención federal en la Provincia había echado por
tierra las aspiraciones políticas del partido gobernante.
Su madre, María Millán (nacida en 1882), pertenecía a una
familia de raigambre social. Hija de Antonio Manuel Millán, uno de los primeros
cronistas de 9 de Julio, redactor del periódico “La Reforma” y de “El
Municipio” (fundado en 1889, para sostener la candidatura a Gobernador de la
Provincia de Julio A. Costa).
El abuelo de Elsa se había destacado no solamente como
periodista, también había integrado la comisión de varias instituciones de su
tiempo, entre las que se destaca la Sociedad Española y había sido miembro del
Consejo Escolar en diferentes ocasiones.
La familia Millán había vivido en la casa solariega de la
calle Santa Fe entre Salta y Buenos Aires (hoy avenida San Martín), que aún
sobrevive con algunas modificaciones.
Los padres de Elsa se casaron en la Parroquia de Santo
Domingo de 9 de Julio el 31 de enero de 1903. Ella guardaba bellos recuerdos de
su infancia en 9 de Julio, de hecho, ya casada con Borges, cuando se la
entrevista, mencionaba con orgullo su lugar de nacimiento.
EN LA PLATA. EL NOVIAZGO CON BORGES
No se conoce con certeza el motivo que llevó a la madre de
Elsa a fijar su domicilio en la ciudad de La Plata. A mediados de 1918, el
escribano Astete había fallecido tempranamente, dejando a su esposa, todavía
joven, al frente de una familia numerosa. Según el escritor Manuel Mujica
Láinez, “eran siete las Astete”.
En La Plata, Elsa vivió en la esquina de Diagonal 8 esquina
4.
Según el historiador Alejandro Vaccaro, “Borges conoció a
Elsa en la década de 1920, en realidad conoció a las hermanas Astete; una de
ellas se casó con Néstor Ibarra, traductor de Borges al francés”.
“Borges iba a la ciudad de La Plata donde vivían las
hermanas Astete y la madre de ellas tenía una pensión donde se alojaban algunos
escritores: Pedro Henríquez Ureña entre otros. Ahí Borges trató con Francisco
López Merino y también la conoció a Elsa y se enamoró”, comenta el biógrafo
borgereano.
En una reportaje realizado a Elsa por Sara Tamayo de
Gibelli, para la revista “Femirama”, que conoció a Borges a distancia de Henríquez
Ureña, quien la había invitado junto a su hermana a tomar el té, en razón de
que había llegado desde Buenos Aires un grupo de jóvenes escritores.
“Uno de esos escritores –recordaba Elsa- era Georgie
(Borges), y digo predestina-damente porque yo no quería aceptar esa invitación.
Sin duda tenía otro compromiso que no deseaba dejar, compromiso que podría
tener cualquier nombre de varón, pero que me interesaba más que ese o esos
muchachos cuyas caras y nombres desconocía”
“Recuerdo –proseguía- que llegué de mal humor, casi
empujada, y tardé mucho en entrar al escritorio. Yo tenía desde chica (y
desgraciadamente creo que la conservo) la mala costumbre de no hablar, de
enmudecer totalmente, cuando algo o alguien me disgustaba. En ese momento no
eran ellos, a quienes desconocía profundamente, sino el trastocamiento de esa
tarde, de esas horas, así que pasé mucho tiempo sin hablar. Casi era un dibujo
más en ese sillón en el que me había tirado. Georgie me miraba callado. Luego
me confesó que estaba aterrorizado”.
“Yo era una jovencita vistosa en aquella época; él, un buen
mozo lleno de bondad y talento. Y pasó esa, y llegaron otras muchas tardes
encantadoras. No sé si realmente fuimos novios, pero sin decirnos nada,
nosotros lo sentíamos así”, decía.
Elsa, en esa entrevista a “Femirama”, de finales de la
década de 1960, cuando aún era esposa de Borges, reconoció que, esa primera
relación de noviazgo, «tuvo muchos altibajos, muchas etapas, una de ellas, la
última, fue larga”.
En esa época, Borges la visitaba los sábados en La Plata. A
veces, ambos viajaban a Buenos Aires y frecuentaban las conocidas confiterías
porteñas que existían en la década del ’30: “El Gas”, “La Ideal” y “París”.
Esa relación inicial entre Borges y Elsa no prosperó. Ella
conoció a un militar, Ricardo Albarracín, de quien se enamoró y con quien
contrajo matrimonio hacia 1937.
En cierta ocasión, la propia Elsa contó cómo Borges se
enteró de su casamiento con Albarracín: “A los 15 días de haberme casado,
Borges, que no sabía nada, seguía llamando a mi casa. Mamá no sabía que decirle
y yo me desentendí del tema. Eso es problema suyo, le dije a mi madre.
Finalmente ella que era correctísima, le dijo: “Mire Borges,
discúlpeme, pero me veo en la obligación de decirle algo: no llame más porque
Elsita se casó”. La madre contó que en el otro lado de la línea se produjo un
silencio y Borges dijo luego, antes de cortar: “Ah, caramba”.
Con su esposo, Elsa vivió en una casona de Tigre y en La
Plata, tenían una casa quinta. De esa unión nació un hijo, Ricardo Cesar, con
el tiempo miembro del Departamento Cultural de la Embajada en Madrid, fallecido
a edad temprana.
LA UNION DE BORGES CON ELSA
Al parecer Borges sentía un amor muy fuerte hacia Elsa.
Tanto así que, según unas cartas que recoge María Esther Vázquez en una
aplastante biografía del escritor, en 1943 él intentó acercarse a ella
nuevamente.
Habían tenido ocasión de verse y Borges le había enviado dos
cartas breves pero muy apasionadas. Elsa seguía casada y, por consiguiente, la
relación volvió a apagarse.
En 1963 Elsa Astete Millán enviudó. El destino quiso volver
a acercarla a Borges y esta vez para convertirse en su esposa.
A través de Alicia Astete Millán, la hermana de Elsa, Borges
consiguió reanudar el contacto.
En el año 1966 Borges comenzó a visitar a Elsa en su casa,
de arquitectura muy particular, ubicada en la calle 7 entre 516 y 517, en Ringuelet
(localidad ubicada a 2 kilómetros al noroeste del centro de la ciudad de
La Plata). Ella había vuelto a La Plata, donde había decidido quedarse después
de la muerte de su esposo. Borges la visitaba los jueves, para almorzar con
ella.
En la casa de Ringuelet se conserva el banco de piedra color
manteca donde solía sentarse Jorge Luis Borges con Elsa Astete a recordar
viejos tiempos.
Una noche en el departamento de Borges, el escritor casi
ciego, fue hasta la biblioteca y tomó un libro. Lo llevó delante de Elsa y le
mostró una foto que estaba entre las páginas.
“Georgie -le dijo con sorpresa ella- es una foto mía”. Entró
justo la madre de Borges y advirtió la situación. Y le dijo a su futura nuera:
-¿Querés que te diga una cosa? Cada noche de su vida, antes
de acostarse, “miraba” tu foto.
Elsa se casó con Borges el 21 de septiembre de 1967 en la
Iglesia de Nuestra Señora de las Victorias. Los casó monseñor Ernesto Segura, y
fue la madre de Borges, Leonor Acevedo, quien actuó de madrina.
Poco antes, el 4 de agosto, Elsa y Borges se habían casado
por civil.
EL MATRIMONIO DE BORGES CON ELSA, SEGÚN BIOY
En su voluminoso libro “Borges”, Adolfo Bioy Casares
(1914-1999), el gran amigo del escritor, se refiere con palabras poco felices
al matrimonio de Elsa:
“Pongo mi destino en manos de una desconocida”, dice Borges.
“No se parece a las que él nos tiene acostumbrados –confía
doña Leonor Acevedo a Bioy-. Yo me quedo tranquila: creo que lo va a cuidar. Ya
no es joven. Fue linda: ahora, ya la verás… Pero él no ve. Para él sigue siendo
la de antes” (nota del 26 de abril de 1967).
“Vieja, -anota Bioy- de piel grisácea; en actitud de sierva
enamorada, postrada de admiración ante el ídolo potencialmente díscolo […];
resuelta a rodear al hombre de cuidados domésticos y a persuadirlo de los
encantos hogareños; proclive a tomar ofensa y a ofuscarse por celos;
desconfiada; querendona, cariñosa y optimista; expresiva y dada al mohín”.
“PARA ESO SE CASO”
Epifanía Uveda de Robledo (Fanny), ama de llaves de Borges,
recordaba la noche de bodas: “Se casaron por la Iglesia el día de la primavera
y en realidad el clima estaba espléndido. Pero enseguida empezaron los
problemas. Por la noche el señor Borges y la señora Elsa, después que se fueron
los amigos que habían venido a saludarlos, tuvieron una pequeña discusión. La
señora Leonor( madre de Borges), a toda
costa le insistió al señor Borges para que fuera a dormir al Hotel Dorá, con su
mujer, y ella también por supuesto, pero él no quiso saber nada”.
“’Para eso se casó’ repetía doña Leonor. Pero él no quiso ir
por nada del mundo, pese a la insistencia de la madre. La señora Leonor se
vistió y acompañó a Elsa hasta la parada del autobús para que se fuera a su
casa en la calle Talcahuano. Entonces esa noche la acomodé la cama y se acostó
a dormir como siempre. A la mañana siguiente cuando lo desperté le pregunté,
con un poco de picardía, cómo le había ido la noche de bodas. Me miró, se
sonrió y me dijo: ‘Soñé toda la noche que iba colgado a un tranvía. Fíjese el
sueño raro que tuve’, narra Fanny.
UNA COMPLEJA RELACION
Luego de su casamiento, Borges se mudó a vivir con Elsa en
el departamento del octavo piso de la Avenida Belgrano Nº 1377 entre San José y
Santiago del Estero.
En su entrevista con “Femirama”, Elsa, recordaba la llegada
a ese departamento por primera vez, después de haber regresado de un viaje a
los Estados Unidos: «cuando entramos en esa soñada y blanca y despoblada casa
de la calle Belgrano, toda falta de muebles y llena de futuro, y nuestro, al
fin estable hogar”.
En los años de matrimonio con Elsa Astete, Borges prosiguió
su notable derrotero. Invitado por la Fundación Charles Eliot Norton, viaja a
Estados Unidos para dictar un curso de poesía en la Universidad de Harvard. Da
conferencias en otras universidades y lee sus poemas en varios centros
culturales. En colaboración con Ester Zemboraín de Torres publica Introducción
a la literatura norteamericana. Aparece, además, Para las seis cuerdas (serie
de milongas al estilo popular). La revista hispánica Norte (Universidad de
Leyden, Amsterdam) le dedica un número especial.
Asimismo, es designado en Boston Miembro Honorario
Extranjero de la Academia de Artes y Ciencias de los Estados Unidos. El
Embajador de Italia le entrega las insignias de la Orden del Mérito de la
República Italiana y el grado de Gran Oficial. Asiste en Chile al Congreso de
Intelectuales Antirracistas. Viaja a Europa y da conferencias en la Universidad
de Jerusalén.
EL MATRIMONIO DE BORGES CON ELSA, SEGÚN ELSA
En la entrevista que Elsa mantuvo con “Femirama”, cuando aún
estaba casada con el autor de “Los conjurados”, afirmaba: “La vida de Georgie,
con sus compromisos, satisfacciones y problemas, no repercute en nuestra casa,
sólo se vive, pero sin repercusiones”.
“Borges –decía Elsa-, el escritor, el prisionero de su
laberinto, queda en la puerta de calle, junto al ascensor, cuando el otro
Borges, mi marido, entra en la casa, con hambre y cansado, a veces reservado, a
veces contento pero nunca enojado, y yo aguardo y recibo a ese Borges niño, que
deja al llegar su bastón y su boina, tantas veces perdida, en una silla
cualquiera, en la que luego descansa las calles mil veces recorridas y siempre
renovadas. Ese Borges sencillo y género de perplejidades ante lo cotidiano,
ante lo complejo de un hecho simple; el regresar siempre a esta mujer
desconocida que le designó la vida y que ahora vive junto a él todos sus
momentos. A Borges el escritor, búsquelo usted en la biblioteca de la calle
México; aquí en nuestra casa, nunca o difícilmente podrá encontrar, salvo
cuando trabajamos juntos, traduciendo a Whitman”.
En una entrevista publicada en 1993, Elsa admitió que no fue
feliz junto a Borges: «Era introvertido, callado y poco cariñoso. Era etéreo,
impredecible. No vivía en un mundo real».
«Yo lo despertaba a las 8 de la mañana. Ya estaba el baño
preparado. Se bañaba durante una hora; después salía con olor a jabón, ¡qué
rico! Se vestía. Tomaba su café con leche con pan y manteca, y se iba a la
Biblioteca. Volvía a la 1. Almorzábamos. Se iba a dormir hasta las 4 y media.
Tomaba un café con leche, no le gustaba el té, y se iba a la Biblioteca otra
vez. Llegaba a las 8 de la noche. A esa hora, casi todos los días, íbamos a lo
de Bioy Casares a cenar. Cuando volvíamos, Georgie se ponía su pijamita, y nos
íbamos al living a leer hasta las 2 ó 2 y media de la madrugada», rememoraba.
“¿Y QUIEN ES ELSA?”
Según Alberto Manguel, para separarse de Elsa, “el 7 de
julio de 1970 el traductor norteamericano de Borges, Norman Thomas Di Giovanni,
lo recogió en un taxi en la Biblioteca Nacional (donde Borges tenía su
despacho) y secretamente lo acompañó hasta el aeropuerto, en donde tomó un
avión hasta Córdoba”. Luego, “Di Giovanni, un abogado y tres hombres de una
empresa de mudanzas tocaron el timbre del apartamento de Elsa con una orden
legal de llevarse los libros de Borges”.
Considera el historiador Jorge Camarasa que “la historia de
Jorge Luis Borges y Elsa Astete Millán es todavía uno de los capítulos más
desconocidos en la vida del escritor”.
Unos meses más tarde, mientras paseaba por Florida con su
sobrino Miguel, Elsa Astete Millán se cruzó con el escritor y lo saludó.
«¿Quién es?», preguntó Borges, definitivamente ciego. «Es Elsa, tío», respondió
Miguel.
Y Borges volvió a preguntar: «¿Y quién es Elsa?»
PALABRAS FINALES
Después de la separación con Borges la vida de Elsa entró en
el anonimato. Según Fanny Ubeda de Robledo, que la había visitado, Elsa había
alcanzando a pasar los noventa años de edad y habría vivido sus últimos días en
un hogar de abuelos.
Elsa falleció el 21 de octubre de 2001.
Bibliografía y fuentes de información consultadas:
– Crónica Vecinal de Nueve de Julio, por Buenaventura N.
Vita.
– Album conmemorativo del 75º aniversario de la fundación de
9 de Julio (“El Orden”, 1938).
– Crónicas Malditas desde un México desolado, por Olga
Wornat (editorial Grijalbo, 2005).
– Borges, por Adolfo Bioy Casares (editorial Destino, 2006).
– Borges. Esplendor y derrota, por María Esther Vázquez
(Tusquets Editores, 1996).
– En bosque del espejo. Ensayos sobre las palabra y el
mundo, por Alberto Manguel (editorial Norma, 2001).
– Fundación Internacional “Jorge Luis Borges”.
– Diario “El Día”, Revista del Domingo, 16 de junio de 2010.
– “Jorge Luis Borges. Sus amores”, publicado por el Grupo
Ecuatoriano de Grupo de creación Literaria LA.KBZUHELA
(http://lakbzuhela.blogspot.com/2009/01/jorge-luis-borges-sus-amores-estela.html).
– “Esa extraña mujer de Borges”, por Jorge Camarasa,
artículo publicado en Diario “La Voz del Interior”, Córdoba, Domingo 30 de
diciembre de 2007 (Suplemento “Temas”).
– “Los tres Borges de
Elsa Borges”, por Sara Tamallo de Gibelli, publicado en la Revista “Femirama”.
Fuente: Diario El 9 de Julio
https://www.diarioel9dejulio.com.ar/noticia/137352