jueves, 8 de septiembre de 2011
Borges y los Universos Paralelos
OSCAR ANTONIO DI MARCO
En su cuento “El jardín de senderos que se bifurcan” (Borges 1941) nos dice:
“Albert (¿una referencia a Albert Einstein?) se levantó. Me dió, por unos instantes, la espalda; abrió un cajón del áureo y renegrido escritorio. Volvió con un papel antes carmesí; ahora rosado y tenue y cuadriculado. Era justo el renombre caligráfico de Ts` ui Pên. Leí con incomprensión y fervor estas palabras que con minucioso pincel redactó un hombre de mi sangre: “Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan”. Devolví en silencio la hoja. Albert prosiguió: _Antes de exhumar esta carta, yo me había preguntado de que manera un libro puede ser infinito. No conjeturé otro procedimiento que el de un volumen cíclico, circular. Un volumen cuya última página fuera idéntica a la primera, con posibilidad de continuar indefinidamente. Recordé también esa noche que está en el centro de las mil y una noches, cuando la reina Shahrazad (por una mágica distracción del copista) se pone a referir textualmente la historia de las mil y una noches, con riesgo de llegar otra vez a la noche en que la refiere, y así hasta lo infinito. Imaginé también una obra platónica, hereditaria, transmitida de padre a hijo, en la que cada nuevo individuo agregara un capítulo o corrigera con piadoso cuidado la página de los mayores. Esas conjeturas me distrajeron; pero ninguna parecía corresponder, siquiera de un modo remoto, a los contradictorios capítulos de Ts’ui Pên. En esa perplejidad, me remitieron de Oxford el manuscrito que usted ha examinado. Me detuve, como es natural, en la frase: “Dejo a los varios porvenires ( no ha todos), mi jardin de senderos que se bifurcan”. Casi en el acto comprendí: El jardín de senderos que se bifurcan era la novela caótica; la frase “varios porvenires (no a todos)” me sugirió la imagen de la bifurcación en el tiempo, no en el espacio. La relectura general de la obra confirmó esa teoría. En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras, en la del casi inextricable Ts ‘ ui Pên, opta – simultaneamente – por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan. De ahí las contradicciones de la novela. Fang, digamos, tiene un secreto, un desconocido llama a su puerta; Fang resuelve matarlo. Naturalmente, hay varios desenlaces posibles: Fang puede matar al intruso, el intruso puede matar a Fang, ambos pueden salvarse, ambos pueden morir, atcétera. En la obra de Ts’ ui Pên todos los desenlaces ocurren; cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones. Alguna vez, los senderos de ese laberinto convergen: por ejemplo, usted llega a esta casa, pero en uno de los pasados posibles usted es mi enemigo, en otro mi amigo...”
Creo que fue ese párrafo de mi relectura del cuento de Borges, lo que despertó mis sospechas de la vinculación de su obra con la idea de los “universos paralelos” o “muchas mentes” o “muchos mundos” o muchas consciencias (MWT, por sus siglas en inglés de “Multiple Wordl Interpretation”) de la que hoy nos hablan las principales conjeturas y especulaciones científicas; parafraseándolo puedo decir como él: “casi en el acto comprendí: El jardin de senderos que se bifurcan era la novela caótica ...” ( y cuántica; agrego yo, nota del autor )
Habrá que pensar entonces que, a partir de la nueva interpretación de las tradicionales “partículas” puntuales (electrones, quarks, etc), como nubes de probabilidades (“ondas/cuerdas”) que nos propone ahora la revolucionaria Teoría Cuántica, lo que antes interpretábamos como una “realidad” única y definida, es mas bien una nube de probables interacciones y consecuentes “realidades”, cada una de ellas con el potencial de “colapsar” – decoherenciar según los físicos - en diferentes universos independientes o no causalmente vinculados: los “Universos Paralelos”
El término decoherencia designa en la física moderna, el fenómeno de interacción que se produce entre “partículas/ondas” elementales ó cuánticas de la naturaleza – la “realidad” exterior a nosotros, el Todo, the Wholesness - con los terminales, también cuánticos, de nuestros sentidos y por el cual “cristaliza” uno solo de los infinitos y mezclados (“entangled states”) estados de la materia o sea es un proceso que convierte el mundo impreciso y superpuesto de la “nube” de probabilidades del universo cuántico (del Todo, the Wholesness), en una sola “realidad” única y palpable para nuestra conciencia y también, aunque quizá solo parcialmente, para nuestra consciencia, constituyendo nuestra versión de la “realidad”.
Ver en Internet: ( www.tendencias21.net/Dieter-Zeh-La-observacion-es-cuantica_a67.html ) la entrevista al destacado físico teórico aleman, Dieter Zeh (Brunswick, 8 May 1932 - ): “La observación es cuántica”.
Estos procesos de interacción entre las particulas/ondas elementales, son estudiados con cierta precisión tanto mayor cuanto mayor es la posibilidad de transmitirle energía (velocidad) a las partículas/ondas elementales bajo análisis o experimentación, mediante el empleo de instrumental apropiado como podrían ser los aceleradores/colisionadores de partículas y en el cual “colapsa”, se concreta, e imprime en una placa, un remedo de lo que para nuestra conciencia, consciencia y conocimiento, es uno solo de los probables e infinitos estados superpuestos – entangled states - en los que, según el principio de superposición cuántica, se encuentran todos los elementos subatómicos que constituyen la naturaleza conocida en este, nuestro universo, con uno solo también de los probables e infinitos estados superpuestos a nivel subatómico de nuestro elemento sensible o sentido (terminales nerviosos de los ojos, oídos, piel, etc, etc), transmitiendo una determinada señal a través de las correspondientes conexiones y/o conductos del sistema nervioso central y conformando finalmente una especie de “instantánea”, “impresión”, “trayectoria” o “traza” en distintas partes de nuestro cerebro, en ocasión de cada suceso o experiencia y que según sean las características de intensidad y extensión del mismo, podrán registrarse como una experiencia conciente ó no por nuestro organismo, al menos en una o algunas de las probables e infinitas versiones del mismo.
En el modelo que pretendo describir, la consciencia es un concepto o propiedad “emergente”, de dos etapas de interacciones:
1-en el primer paso tenemos la interacción (relaciones y decoherencia) que se establecen entre los componentes cuánticos elementales ó terminales nerviosos de un organismo (los sentidos, o sea la antena del cerebro/sintonizador), con los componentes cuánticos del medio ambiente – señales provenientes de las cosas concretas - externo a él, generando conciencia, y
2- una hipotética segunda etapa o instancia en la cadena de sucesos, relaciones, interacciones electrobioquímicas (circuitos de neuronas, sinapsis, neurotransmisores, etc; o sea las conexiones y conductores del sistema nervioso central, que finalmente llegan a distintos sectores del cerebro/sintonizador, donde por diferentes caminos y mecanismos – no aún plenamente dilucidados, aunque se especula sobre procesos en serie, en paralelo y también de tipo holográfico- producen una “placa”, traza, marca o impronta propia y esclusiva del suceso, que estará disponible como una especie de banco de datos o memoria, que procesado (en una especie de asamblea política o “fama” según D. Dennet, o “selección natural” según Darwin) junto a otros datos ya existentes en el cerebro en lo que conocemos como actividad mental, generará conocimiento, acciones eferentes y en los seres humanos también consciencia.
Además,- no menos importante e insistiendo en este punto – cabe recordar que las “ondas/partículas” no deben ser consideradas como que actúan siempre en forma individual, salvo en las interacciones entre ellas, ya que a partir de esa primer vinculación surgen las nuevas propiedades emergentes y diferentes de sus agregados no sospechadas en los componentes originales, que van ganando en complejidad en la diversidad evolutiva comandada por el mecanismo de “selección natural” de la máquina darwiniana, actuando sobre miríadas de sucesivas experiencias en diferentes unidades o individuos.
O dicho de otra manera, si bien podemos apreciar la interacción entre algunas pocas partículas individuales a través del funcionamiento de los grandes aceleradores y colisionadores de partículas y sus accesorios, en la vida cotidiana lo que apreciamos y conocemos en cada experiencia única y puntual de nuestros sentidos (masa crítica mínima de nuestra sensibilidad) interaccionando con el medio exterior, es en realidad una multitud de interacciones en las que es dable suponer, según lo expuesto anteriormente, una serie inmensa de propiedades emergentes intermedias, difícilmente imaginables en sus elementos originales y sobre las cuales actúan siempre y permanentemente los mecanismos de selección natural darviniana o los mecanismos de “fama” según Dennet.
Hay una tremenda y dramática diferencia entre las escalas macro y micro de la naturaleza y recién estamos comenzando a apreciarlas con las realidades que nos propone la exótica Teoría Cuántica.
El concepto del TODO (the “Wholesness) cuenta con un mas que interesante “background” desde tiempos casi inmemoriales como insinuación conciente o inconciente en las mentes de diferentes pensadores como Spinoza , Bruno y por lo general de quienes han especulado con el meme o abstracciones del infinito, los espejos y hasta el mas allá, tal como Borges también lo hace desde algunas frases, entre otras, del magnifico cuento “El jardín de los senderos que bifurcan”(1941), que integra “Ficciones”:
“El jardín de senderos que bifurcan es una imagen incompleta , pero no falsa del universo...”
¿Acaso está proponiéndonos Borges que existe una entidad universal más abarcativa y completa que el universo conocido y aún que el imaginado?...o,
“...Esa trama de tiempos que se aproximan , se bifurcan, se cortan ó que secularmente se ignoran, abarca todas las probabilidades..."
¿Tiempos diferentes que se ignoran ?... ¿qué no interaccionan?,... Abarcar todas las probabilidades... ¿habrá imaginado Borges algo así como un TODO?...o,
“...el tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros...”
¿Perpetuidad, eternidad, infinito, ser por siempre en todas las posibilidades?...o,
“...el húmedo jardín que rodeaba la casa estaba saturado hasta lo infinito de invisibles personas...”
Saturación al infinito, ¿otra vez el “Todo”? , ¿la continuidad?
Poetas, literatos, pintores, plásticos y artistas en general, teólogos, chamanes, profetas, gurúes y otros intelectuales que desde diferentes enfoques nos proponen distintas conexiones entre la “realidad” y la fantasía, entre lo concreto y lo abstracto, en síntesis entre el mundo exterior o medio ambiente y nuestro cerebro/sintonizador, coinciden, aunque con distintos métodos e interpretaciones, con el hombre de ciencia cuando bucean también mas allá de la inmediata “realidad” sensible, en la profundidad del Todo (the “Wholesness).
Como mencioné anteriormente, la descripción mas arriba expuesta presenta objeciones de parte de quienes dicen que no se han podido observar aún esas restantes “partículas” elementales del Todo (the “Wholesness”) y menos su interacción con nuestro u otros organismos del universo conocido. Esta objeción recuerda la situación de nuestros antepasados en el mundo previo al desarrollo del conocimiento de las radiaciones electromagnéticas: todos ellos estaban inmersos en un mar de las mismas, sin embargo nadie era conciente de ello y consecuentemente todo ese universo no "existía"; bastó que Maxwell, Marconi y otros desarrollaran/explicitaran los elementos interactuantes entre ellas y nuestros sentidos - los cerebros/“sintonizadores” -, para que la "realidad" cambiara.
Vemos entonces que hay una relación directa entre lo que estamos dispuestos a admitir que "existe" y lo que seríamos capaces de “decoherenciar”, en función de conocimientos circunstanciales derivados de la capacidad de nuestro “cerebro/sintonizador”.
Según esta interpretación, la conciencia, la consciencia y el conocimiento – como cualquier otro elemento o concepto de la “realidad” conocida – es producto de la evolución natural de las cosas en este nuestro universo.
En resumen, la “realidad” cambia y aparentemente continuará cambiando al ritmo que marquen las interacciones de nuestros cerebros/sintonizadores con el medio ambiente (el todo, the “Wholesness”) y las propias interacciones neurales - las memorias, el conocimiento - derivadas de ellos.
Atentos a estos cambios evolutivos, algunos pensadores como el experto en informática Ray Kurzweil (“La era de las máquinas espirituales”, 1999), se atreven a vaticinar que la manipulación de las ondas/partículas elementales permitirán, quizás en un futuro no tan lejano, imaginar verdaderas realidades “a la carta” según los deseos de individuos que puedan crear y recrear su existencia a voluntad sobre estructuras artificiales – obviamente con materiales mas versátiles, resistentes y manejables - que remeden nuestros actuales organismos biológicos, cerebro/sintonizador incluido.
Como se expresaba ese personaje casi mitológico de la literatura universal hacia su compañero de aventuras: .... “cosas vederes Sancho que non crederes” (“Don Quijote”, Miguel de Cervantes Saavedra, primera 1605 o segunda versión 1615 – ¿apócrifa?)
Resumen del Trabajo presentado en las
Jornadas Internacionales Borges Lector
Biblioteca Nacional Argentina
25 de agosto de 2011
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