Lo dispuso el Concejo Deliberante mediante la declaración de utilidad pública. El inmueble será conservado en su estado, y preservado como memoria cultural y literaria del partido de Almirante Brown.
Es decisión del Intendente Darío Giustozzi que la casa donde residió el escritor Jorge Luis Borges en la ciudad de Adrogué sea resguardada para la posteridad; así quedó determinado tras la aprobación en el Concejo Deliberante local de la Ordenanza que establece la declaración de utilidad pública.
De esta forma se autoriza una eventual expropiación, si el estado municipal no logra un acuerdo con los actuales propietarios del inmueble en el destino y utilidad que piensa darse al mismo.
Borges tuvo tres grandes lugares de residencia: Buenos Aires, Ginebra (donde descansan sus restos) y Adrogué. En esta ciudad vivió en el número 301 de la calle que hoy lleva su nombre, circundante a la plaza Carlos Gardel, también conocido como Plaza Brown 301.
Con la finalidad que “el inmueble sea conservado en su estado y preservado como memoria cultural y literaria del partido de Almirante Brown” el Intendente resolvió la conformación de un equipo integrado por las secretarías de Modernización del Estado, de Educación y Cultura, el departamento de Legales y el propio Concejo Deliberante, que dio como resultado la presentación de la norma en el Legislativo a través del concejal Mario Fuentes.
Al respecto, Fuentes afirmó que “el Intendente Darío Giustozzi ha dispuesto que en la planificación de un municipio jerarquizado debe respetarse fielmente su acervo cultural, esta iniciativa es una medida de ejemplaridad, que sitúa al Estado Municipal por encima de las diferencias conceptuales o políticas, enfatizando nuestra historia, las ideas de los hombres, no desconociendo sino por el contrario promoviendo el arte en su mayor expresión”.
“Jorge Luis Borges fue un distinguido e ilustre vecino, cuya obra es reconocida a nivel nacional e internacional y su arte goza de un absoluto prestigio –expuso Fuentes- en consideración de todo ello, el intendente determinó que Almirante Brown sea un epicentro de los homenajes que se realizan en todas partes del mundo” agregó.
El edil consideró además que “es justo que así sea, ya que Adrogué fue un lugar elegido por el excepcional escritor para inspirarse en sus obras, para momentos de descanso y reflexión”.
La medida va en consonancia con otras adoptadas previamente como la declaración de valor histórico e interés municipal del bien dispuesta mediante Ordenanza N° 9285/10, y tiene estrecha relación con la implementación del “Mes de Borges” en el que se realiza un homenaje al escritor a través de la realización de distintas actividades y que este año consistieron en la disertación de María Kodama, Ricardo Piglia, una muestra fotográfica de Sara Facio y el recital “Jairo canta a Borges”, entre otras.
“Gracias a esta medida del Intendente, la comunidad podrá acceder libremente al lugar, a conocer en más profundidad su obra, y los admiradores de Borges llegarán de todas partes del mundo a visitar la vivienda. Este punto referenciará con una envergadura superior a Brown como punto cultural y turístico” concluyó el concejal.
Fuente : Adrogué en linea
Lunes 5 de Septiembre de 2011
http://www.adrogueenlinea.com.ar/?p=15239
miércoles, 25 de abril de 2012
Borges
por Claudia Piñeiro
No sé si recorrer cien kilómetros de una punta a la otra del conurbano es, técnicamente, viajar. Pero me gusta la definición de Tennessee Willams en el Zoo de Cristal: “… el tiempo es la distancia más larga entre dos lugares”. Y sí es así, ir a Adrogué es para mí viajar. A mi niñez, a mi adolescencia, a los lazos familiares, a la amistad para toda la vida. Yo nací en Burzaco, y decir Adrogué-Burzaco es como decir Caballito-Flores, o Corrientes-Resistencia. Cercanía y contradicciones. Lo mismo y bien distinto. Viajé hace unas semanas a Adrogué porque la Secretaría de Cultura de Almirante Brown organizó un ciclo de homenajes a Jorge Luis Borges, quien solía pasar sus veranos allí. Un tiempo antes la misma Secretaría había empapelado las calles empedradas con carteles al estilo western “Buscado”, donde se apelaba a que quien tuviera cualquier material fotográfico o documental relacionado con el escritor lo sumara a la iniciativa. Así aparecieron fotos de las más variadas con vecinos de la zona. Y hasta una escritura perdida y nunca registrada que testifica que la casa que la leyenda urbana le atribuye sobre la Plaza Brown, en diagonal a la Municipalidad, perteneció efectivamente a su madre, y avala así lo que tantas veces se dijo en mi barrio: que en esa casa Borges escribió “Hombre de la esquina rosada”. En medio de los homenajes mi tarea era participar de una mesa con Guillermo Martinez, Hugo Salas y Osvaldo Quiroga donde hablaríamos de Borges y lo que significaba para cada uno de nosotros. Cualquiera de los tres mencionados sabe mucho más de Borges que yo, lo que me amedrentaba. Me avoqué entonces a el hecho de haber crecido con esa figura omnipresente y la frase “acá vivió Borges” escuchada a repetición. La primera vez que oí su nombre fue en el 68. Yo era muy chica, estaba en la escuela primaria y por supuesto, no sabía quién era. Tampoco me importaba pero Goyo Montes, a quien sí conocía porque su familia iba al Club Social de Burzaco igual que la mía, participaba en Odol Pregunta, un programa de preguntas y respuestas que nadie dejaba de ver en aquella época, y el tema acerca del cual contestaba era Jorge Luis Borges. Cacho Fontana decía, “¡Minuto Odol en el aire!”, aparecía el sonido del segundero y el mundo se detenía mientras un chico un poco más grande que yo acertaba respuesta tras respuesta. Con el tiempo supe que Goyo fue al programa con un objetivo claro: ganar el dinero suficiente para poder comprarse un caballo. Cuando terminó la temporada ya había ganado los trescientos mil que necesitaba y no pensaba presentarse al año siguiente. Pero su padrino lo convenció y finalmente ganó el millón. La noche de la victoria volvió a su casa y lo esperaba el pueblo entero festejando como se festeja un mundial de fútbol: haciendo caravana y tocando bocina por Esteban Adrogué. O como esperan hoy al ganador de Gran Hermano en su ciudad natal. La segunda vez que supe de Borges fue en algún momento de mi adolescencia, no recuerdo el año pero fue hacia fines de los 70 o principios de los 80, aún en dictadura. Se corrió la voz de que el escritor venía a dar una charla a Torres del Sol, un salón de fiestas de cumpleaños de quince y casamientos. A esa altura, aunque no lo había leído, ya sabía bien quién era. Si Borges venía a pocas cuadras de mi casa (y a pesar de que mi padre, que tampoco lo había leído, lo despreciaba por algunas de sus manifestaciones políticas), yo tenía que ir. Las sillas de plástico que habían distribuido formando filas no alcanzaban para tanta gente. Con unas amigas tomamos por asalto un lugar privilegiado: en el piso, sobre las baldosas frías, entre la primera fila y Borges. Todo iba bien hasta que dijo algo que recuerdo así: “Adrogué y Temperley son lugares de gente bien, Burzaco y Turdera son lugares de orilleros”. Me indigné, miré a mi alrededor buscando la complicidad de algún otro indignado pero a nadie pareció importarle. ¿Cómo este hombre sentado en una casa de fiestas de Burzaco nos viene a decir a nosotros orilleros? Que piense lo que quiera, pero que no nos lo diga en la cara. Quise pararme e irme, pero ese lugar entre Borges y las sillas de plástico era una trampa de la que no era posible salir con discreción. Me traté de conformar pensando: Como está ciego debe creer que la charla es en Adrogué. El tercer encuentro con Borges fue cuando lo leí. Tardíamente, cuando yo ya estaba en la Facultad. Los primeros cuentos que me impactaron fueron los que tienen una relación más directa con lo fantástico: “El Aleph”, “Ruinas Circulares”, “El inmortal”. Pero fue cuando llegué a cuentos como “La intrusa”, “Hombre de la esquina rosada”, “El sur” o “El otro”, que me reconcilié definitivamente con él. O mejor dicho, que abandoné mi ignorancia para, por fin, entenderlo. Porque leyendo esos cuentos en los que aparecen orilleros, pulperías, gauchos, matones y niños bien, me di cuenta de que lo que dijo aquella vez en Torres del Sol, lejos de ser un insulto, era un elogio. Me di cuenta de que puesto a elegir Borges habría preferido ser un orillero. El destino le tenía reservado un lugar diferente. En la ficción, él se procuró otro.
Fuente : TELAM
Claudia Piñeiro
08 de septiembre de 2011
http://pineiro.telam.com.ar/2011/09/08/borges/
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martes, 24 de abril de 2012
Jorge Luis Borges en Almirante Brown
El Intendente Darío Giustozzi, hizo entrega a vecinos e instituciones escolares del distrito, del libro “Jorge Luis Borges en Almirante Brown”, editado por el Gobierno municipal.
En un emotivo acto llevado a cabo en la Casa Municipal de la Cultura de Adrogué, el Intendente Municipal Darío Giustozzi, junto al Secretario de Educación y Cultura Lic. Alberto Hernández y la Subsecretaria de Educación Esperanza Córdoba, hicieron entrega del libro “Jorge Luis Borges en Almirante Brown”, editado por el Gobierno Municipal.
En la ocasión, Giustozzi manifestó la enorme satisfacción de poder realizar un reconocimiento a todos aquellos vecinos que en su momento tomaron la iniciativa de hacer un libro “de Borges y con Borges” en Adrogué, con la entrega de nueva edición de dicha publicación.
Asimismo, subrayó la importancia de rescatar a la cultura – uno de los ejes primordiales de su gestión- ya que ella conjuga toda la identidad de un pueblo y la proyecta. En este sentido, sostuvo que “no saber de donde uno viene trae un gran vacío y tristeza y esto se refleja en el estilo de vida y en la forma de encarar las cosas”. “Uno está completo si sabe de dónde viene y más aún, si sabe a dónde va”, agregó.
Con motivo de homenajear al gran escritor argentino que vivió, escribió y se inspiró en Brown, el libro recrea a través de imágenes, entrevistas y testimonios, la vida del célebre literato en el municipio, además de incluir la reedición del libro de poemas Adrogué de Jorge Luis Borges e ilustraciones de su hermana Norah. Este libro fue editado por primera vez en el año 1977 por iniciativa de vecinos de Almirante Brown y gracias a la colaboración económica de los mismos. Treinta y cuatro años más tarde, aquellos suscriptores recibieron junto a escritores e instituciones educativas un ejemplar de la reedición del mismo con material inédito aportado por los mismos vecinos.
Fuente : 4 Aldeas.com
http://www.4aldeas.com.ar/almirante-brown/78-business-tech/3238-giustozzi-entrego-el-libro-qjorge-luis-borges-en-almirante-brownq
Ver el Libro :
http://ediciones.grupo-babel.com/libros/jorge-luis-borges-en-almirante-brown/
Fuente : 4 Aldeas.com
http://www.4aldeas.com.ar/almirante-brown/78-business-tech/3238-giustozzi-entrego-el-libro-qjorge-luis-borges-en-almirante-brownq
Ver el Libro :
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lunes, 23 de abril de 2012
Jacobo Sureda, el amigo ultraísta de Borges
El escritor argentino mantuvo un intenso intercambio epistolar con el poeta mallorquín
Muerto de tuberculosis en 1935, a los 33 años, Jacobo Sureda ha permanecido hasta ahora en un olvido injustificado que nunca mereció. Poeta y pintor, Sureda firmó en 1921 con Jorge Luis Borges uno de los manifiestos del ultraísmo, redactado, como otros, en la España que soñaron las vanguardias artísticas antes de la guerra civil.
Autor de un único libro, impreso por él mismo en Alemania, El prestidigitador de los cinco sentidos, Jacobo Sureda mantuvo durante años una intensa correspondencia con Borges. Fragmentos de estas cartas muestran la personalidad del poeta mallorquín, del que Borges llegó a afirmar: "Baroja y Unamuno y Jacobo Sureda son de los pocos hombres totales que cuenta el siglo".
En 1922, Jorge Luis Borges escribía desde el vapor correo Reina Victoria Eugenia, de la Compañía Trasatlántica Barcelona, una carta pidiendo auxilio al mejor amigo abandonado en Europa: "Escribe, hombre Jacobo, y escribe largamente. No me abandones en el destierro de la ciudad cuadriculada de los jovencitos que hablan de la argentinidad y del civismo y de lo que significa el general Bartolomé Mitre para los siglos venideros. ¡Horror! ¡Horror!".El espanto del joven Borges por el retorno a su continente alejado, después de seis años de vivir con su familia en Suiza (en otra carta Borges reconoce profesar a los suizos "una cordial antipatía": "Son unos horteras") y España, lo sumió en la añoranza de una amistad entrañable. Con Jacobo Sureda -el destinatario único de una apasionante colección de cartas-, Borges había firmado en 1921 uno de los manifiestos ultraístas que siguieron al estimulado-por Cansinos-Asséns y la revista Grecia (entre otros). Con otros dos mallorquines, Fortunio Bonanova y Juan Alomar, los dos amigos habían publicado en la revista Baleares un texto y unos poemas que, según el mismo Borges, constituyeron un "escándalo mayúsculo" y que provocaron a "una piara de fósiles que prometían ultimarnos a bastonazos".
El desconocido perfil de una cabeza
Los poetas impetuosos defendieron los futuros imaginados como luz y prestigio de la humanidad despertada y escribieron en el Manifiesto del ultra el resumen axiomático de su programa de convicciones: "Nuestro credo es no tener credo. No pretendemos rectificar el alma, ni siquiera la naturaleza. Lo que renovamos son los modos de expresión".
El manifiesto provocó en la pequeña ciudad de Palma una polémica tan dura como irrelevante y perecedera. A pesar de las blasfemias masticadas contra la isla por el pintor sueco Wetsman ("Está furioso con las fiestas, dice que el Papa es el anticristo y que la beata Catalina es un ídolo y que la Biblia no la conocen ni por las tapas los payeses...", cuenta Borges a Jacobo Sureda), los ultraístas conspiraban de espaldas a la capacidad telúrica de la isla por arruinar los entusiasmos contingentes. Jorge Luis Borges y Jacobo Sureda inventaban tretas para remover el paseo de los intelectuales socios del Círculo Mallorquín: "¿Qué te parece", escribe Borges, Ia idea de publicar una prosa denunciadora de las demencias ultraístas? Esta prosa la publicaríamos en Ultima Hora, o más, en L´Ignorància, con una firma cualquiera. Así asustaríamos tal vez al enemigo taciturno. Claro que mencionaríamos también nuestros excelsos nombres".
Una extensa correspondencia
Las cartas escritas en Mallorca o en Buenos Aires por Borges, y celosamente guardadas por Emilia Sureda, una de las hermanas de Jacobo Sureda, y por Pilar Sureda -la única hija del poeta-, muestran las conspiraciones literarias urdidas por los jóvenes poetas, el humor robusto de su inteligencia y los diálogos de una amistad ejemplar que aniquiló la muerte de Jacobo, a los 33 años, después de pasear los pulmones heridos por los sanatorios de la agonía.
La complicidad de estos dos jóvenes amigos -protagonistas ya de una larga historia que sólo Borges deseaba- y sus ensayos literarios los muestran como penetrantes observadores de su prójimo desvalido y dispuestos a herir aún más la herida de la ciudad desconcertada: "Espero verte pronto", escribe Borges el 24 de octubre de 1920, "y continuar con ímpetu, bravura verbal y mala fe exquisita la cruzada polérnica contra el eunuquismo y la envidia". "Creo que conviene unificar nuestras fuerzas y aniquilar al enemigo con el artículo blindado firmado por ambos". Toda esta corres pondencia, recogida en pliegos y carpetas oscuras y escondida en uno de los últimos baúles de la gran familia Sureda - 14 hermanos hijos de un mecenas intelectual, Juan Sureda, y de una pintora, Pilar de Montaner-, recoge las primeras reflexiones literarias de Jorge Luis Borges y el monólogo de éste con uno de los poetas mallorquines más atractivos y más descuidados.
Sólo las salutaciones pensadas y escritas por Borges pueden dar una idea de la admiración que causaba Jacobo Sureda: "Gran compañero y hombre enredado en silencios y lejanía"; "te abraza con el fervor de su alma que tiene las ventanas abiertas de par en par hacia tu corazón"; "hacia ti se arremolinan golpeándose con las alas los saludos más fervorosos de Jorge Luis Borges". La distancia y el tiempo vacío entre los dos poetas perfeccionaba la retórica ilustrada y sincera de su cortesía: "En el hueco de mi alma acorralada como la tuya por el silencio hirsuto y tupido de los ausentes ha caído tu carta: me ha puesto desbordante el corazón".
Tiempo después, desde la calle de Bulnes, 2216, de Buenos Aires, Borges insiste y repite la llamada: "Contéstame; no me abandones en este destierro abarrotado de arribistas, de jóvenes correctos sin armazón mental y de almas decorativas. Te abraza furiosamente tu hermano". Borges lamenta todavía el regreso: "En general, mis compatriotas me parecen gente buenísima, pero bastante desdibujados y borrosos. Los poetas argentinos son pésimos: les da por el sencillismo y hacen unos versitos mansos sobre los niños y las vacas". El interés de Borges por la obra y trabajo de Jacobo es constante y aparecen siempre peticiones de poemas o artículos para la revista Proa o para otras publicaciones literarias argentinas. "Envíame algo de lo que escribes. Ya sabes cuánto me interesa lo que haces. Qué estupendo sería forjar el año que viene un Ebro en complicidad, un libro de nihilismo alegre y definitivo donde hubiese de todo: metafísica, ultraísmo, greguerías y, al final, una refutación del libro y de su plan y de sus egoísmos".
Diálogo poético
Y así, entre consideraciones y advertencias literarias -"el ingenio o el seudoingenio son los enemigos que nos acucian como han acuciado y envenenado toda la literatura de nuestra lengua"-, Borges y Sureda intercambian noticias sobre proyectos e invenciones: "Con Macedonio Fernández y con Nabove", escribe Borges, "proyecto urdir una novela fantástica en colaboración. El argumento, ideado por mí, trata de los medios empleados por los maximalistas para provocar una neurastenia general en todos los habitantes de Buenos Aires y abrir así camino al bolchevismo. El medio empleado por los maximalistas es la multiplicación de muchas pequeñas molestias que, insignificantes cada una en sí, carcomerían combinadas los ánimos de todos. Por ejemplo: que los pianos de manubrio no tocasen nunca entera una pieza, sino la cortasen por la mitad; que se llenase la ciudad de objetos inútiles, como barómetros; que se aflojasen las varillas de los tranvías donde se agarra la gente. No hay gran peligro de que escribamos jamás esa novela...".
Una de las últimas cartas conservadas por Emilia Sureda, restos de confusos traslados de muebles y cambios de casa, contiene la declaración más explícita de Borges: "Ando buscando la manera de salir de esta media nombradía en que estoy metido, de esta media fama de literato a quien los otros literatos leen pero que no llega hasta el público. Estoy volviendo a una llaneza criolla en el decir y a un vocabulario austero, sin lujos".
Fuente : El País – España
18 de febrero de 1985
http://elpais.com/diario/1985/02/18/cultura/477529208_850215.html
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miércoles, 18 de abril de 2012
Borges y Kafka recorren juntos las intrincadas calles de Praga
Durante diez días, entre el 16 y el 26 de abril, Praga se convierte en un paraíso para los amantes de dos gigantes de la literatura universal: Franz Kafka y Jorge Luis Borges. Gracias a la tercera bienal Kafka-Borges, que regresa a la capital checa, decenas de conferencias, lecturas, proyecciones de películas, debates y hasta una exposición fotográfica recordarán el legado de estos dos maestros de la cultura mundial.
En 2010, el volcán islandés de nombre impronunciable opacó un poco las actividades de la bienal Kafka-Borges, que entonces se celebró en Buenos Aires. Muchos participantes checos no pudieron viajar, por la clausura de los cielos internacionales.
Por eso ahora ha llegado a la capital checa una nutrida comitiva argentina, capitaneada por María Kodama, viuda de Borges, por el ministro de Cultura de Buenos Aires, Hernán Lombardi, y por Mario Sabato, cineasta e hijo de Ernesto Sabato, para celebrar con todo la tercera edición de la bienal.
En esta ocasión, la bienal también homenajeará a dos escritores que fallecieron en 2011: el checo Arnošt Lustig y el argentino Ernesto Sabato, como para recordar que la razón de esta fiesta es difundir las culturas de ambos países, tanto de la República Checa como de la Argentina.
Hernán Lombardi, Juan Goytisolo, María Kodama y Mario SabatoHernán Lombardi, Juan Goytisolo, María Kodama y Mario Sabato La bienal comenzó con la inauguración, en el Instituto Cervantes de Praga, de la muestra fotográfica ‘El Atlas de Borges’, en la que se ve al escritor argentino muy campechano en diversos países, disfrutando con María Kodama, autora de las fotos.
María Kodama recordó que la bienal Kafka-Borges nace de un esfuerzo conjunto entre la Fundación Jorge Luis Borges, de la que es presidenta, y de la Sociedad Franz Kafka Praga.
Markéta Mališová y María Kodama
“A Markéta Mališová (directora de la Sociedad Franz Kafka)la conozco desde hace ya bastante tiempo a través de la iniciativa que tuvo el ex embajador Fleming de organizar un acto sobre El Golem. Ahí fue cuando comenzamos después a pergeñar la unión entre la Fundación Internacional Jorge Luis Borges y la Sociedad Franz Kafka, haciendo actos cada dos años en Buenos Aires y acá en Praga. Nosotros en Buenos Aires decimos que se necesitan dos para bailar el tango. Es decir, se necesitan muchos para poder hacer estos actos tan lindos”.
Después, la viuda de Borges quiso introducir la muestra fotográfica, aclarando primero que ella no es ni nunca había sido una fotógrafa profesional.
“Como decía el ministro Lombardi, yo no soy una fotógrafa profesional, soy una fotógrafa aficionada. Les digo que en mi celular tengo casi tres mil fotos tomadas, o sea que me encanta tomar fotos, fotos extrañas, distintas. Las que hacía con Borges era durante nuestros viajes. Y sucedió una cosa muy curiosa, porque después que Borges murió durante muchos años yo no saqué fotos. Y una vez comiendo con unos amigos yo les dije que a mí me gustaba la fotografía. Ellos me dijeron algo que quizás en ese momento era cierto. Me dijeron: no, no te gusta la fotografía, te gustaba sacarle fotos a Borges. Porque desde que él partió, nunca más sacaste fotos”.
María Kodama se tomó esto como un desafío, así que respondió que no era su culpa.
“Entonces yo rápidamente les dije bueno, porque la máquina es muy pesada y no tengo ganas de cargarla y yo voy sola en los viajes. Entonces me regalaron una máquina pequeña para decirme que sacara fotos. Y continué sacando fotos, por orgullo y para demostrarles que no, que me gustaba sacar fotos. Pero en serio me gusta sacar fotos”.
Destacó la presidenta de la Fundación Jorge Luis Borges la gracia del gran escritor argentino al momento de enfrentarse ante la cámara.
“Lo lindo de estos viajes era que en medio así de lo caótico que podían ser a veces, como lo es todo viaje, siempre Borges era un ser muy tranquilo, no cierto, y a él le encantaba realmente posar para las fotos. Entonces él se preocupaba si el reloj iba a salir o si tenía la misma corbata, o sea, eran todas cosas muy divertidas”.
De entre todas las imágenes seleccionadas por María Kodama hay una serie que ella destaca.
“Les puedo decir por ejemplo que la foto que creo que es la más divertida, la más loca, es nuestro viaje en globo. Para ir en globo teníamos que salir muy temprano en la mañana. Borges estaba encantado, recuerdo que esa noche no durmió preguntándome si la barquilla era de mimbre o si yo creía que podía ser de plástico. Yo le dije: Plástico o mimbre, vamos en el globo, que es lo importante, así que da lo mismo”.
Aunque comenta que al principio los encargados de globo, en San Francisco, EE.UU., no querían que Borges viajara, por lo peligroso que podía ser para una persona de su edad, pero él los convenció.
“Porque el señor para disuadirlo le dijo que es muy difícil subir porque hay que colocar el pie en un estribo y luego pasar la pierna como cuando uno montara a caballo. Borges le dijo: ‘Yo voy a intentarlo y si no puedo, usted me iza’, como si fuera una bandera. Entonces, bueno, la cuestión es que fuimos en globo y es una sensación maravillosa, porque es como si uno levitara y, sobre todo, lo que más llama la atención es el silencio. El silencio es como una presencia, es una cosa maravillosa, única”.
Otro percance fue el intenso calor que se siente allá arriba, en las alturas, agregó.
“Borges estaba sumamente entusiasmado y de pronto me dice, porque claro, queman gas sobre las cabezas de los pasajeros. Entonces Borges me dice que habíamos pensado en todo, menos en una cosa: llevar sombreros, porque nunca imaginamos que íbamos a sentir tanto calor en la cabeza. Así que cuando bajamos fue toda una alegría para él y realmente fue una cosa maravillosa”.
Después María Kodama destacó la importancia de Buenos Aires en toda la obra de Jorge Luis Borges.
“Buenos Aires fue para él una cosa muy importante. Es decir, era la parte por el todo. Para él ser argentino era más bien ser porteño. A través de la obra de Borges uno ve justamente ese amor que va pasando, como todo amor, por distintas etapas a lo largo de su vida. Es fascinante ver de qué manera comienza con el descubrimiento, cuando él vuelve de Europa y ve esa ciudad y luego como él va viendo los cambios de esa ciudad que lo llevan a lo que es para mí la aceptación real y el amor real, que es ese poema en el que él dice esa cosa así tan terrible: No nos une el amor sino el espanto. Será por eso que la quiero tanto”.
En ese poema, Borges explica su relación ambigua con su ciudad natal, de la que siempre partió pero a la que siempre volvió, aunque esté enterado en Ginebra.
“Quiere decir que es la aceptación de todo lo positivo y todo lo negativo que él vivió en esa ciudad y que persiste y a la que sigue queriendo con toda su alma. Y como recordaba Hernán Lombardi, Borges decía que siempre soñaba que estaba en Buenos Aires, que volvía a Buenos Aires”.
La bienal Kafka-Borges recordará el legado de Ernesto Sabato este miércoles, en el Instituto Cervantes de Praga, con una exhibición de la película ‘El Poder de las Tinieblas’ (1979), de Mario Sabato, hijo del escritor y quien tras la proyección charlará con el público presente.
Fuente : Radio Praga
Gonzalo Núñez - 18-04-2012
http://www.radio.cz/es/rubrica/panorama/borges-y-kafka-recorren-juntos-las-intrincadas-calles-de-praga
sábado, 14 de abril de 2012
Aquella increíble entrevista con Jorge Luis Borges
Borges en Mar del Plata 1984
Hoy, 24 de agosto, se cumple el 112º aniversario del nacimiento de Jorge Luis Borges, sin dudas, uno de los más grandes escritores del mundo. Buena ocasión para recuperar aquella entrevista que tuve la enorme fortuna de poder hacerle hace 27 años, cuando Borges vino a Mar del Plata y un audaz prosecretario de redacción del diario LA CAPITAL me dio la orden de ir a hacerle algunas preguntas.
Sólo recuerdo que temblaba como un papel cuando lo tuve a menos de un metro. Tenía yo 20 años y sabía del cambiante humor del genial escritor. Sin embargo, Borges lo percibió y mágicamente se prestó a una entrevista increíble, donde respondió una y cada una de las preguntas. Hoy, en 2011, me río cuando algunos escritores o periodistas se niegan a dar una entrevista a un diario del interior, buscando excusas que a veces irritan. ¡Borges hablaba con todos! dan ganas de gritarles...
Comparto entonces en este blog aquella entrevista completa.
_ ¿Más o menos cuánto va a durar esto?
_ Diez minutos aproximadamente...
_ ¿Y cuántas preguntas serán?
_ Diez.
_ ¿Diez? Bueno. Está bien.
Eran poco más de las once de la mañana del 7 de setiembre de 1984 y las preguntas, sorpresivamente, comenzó a hacerlas él. Jorge Luis Borges volvía a Mar del Plata para ofrecer esa noche una charla en el Teatro Auditorium y en la casa de Susana López Merino -ex titular de Cultura de la municipalidad- se disponía a conceder un reportaje a LA CAPITAL. El periodista y el reportero gráfico Néstor Alfonso, esperaban ansiosos que se cristalizara lo pactado. En los comienzos de esa primavera democrática que se vivía en la Argentina, mientras se juzgaba a los militares tras el triunfo electoral de Raúl Alfonsín y se hablaba ya del arbitraje por el conflicto con Chile por el canal de Beagle, el escritor argentino se seguía caracterizando por sus polémicas declaraciones y los periodistas podían llegar a vivir momentos difíciles si el autor de "El Aleph" no tenía un buen día a la hora de responder. Aquella mañana Borges tuvo "compasión" por el joven periodista y aceptó que aquellos diez minutos pactados para la charla se multiplicaran por cuatro para ir de un tema a otro sin ningún tipo de reparos. Pidió un té en medio de la charla, se rió con ganas en más de una oportunidad y regaló un reportaje que muchos años después, revive tras haber sido encontrado el casete -que soportó estoicamente mudanzas y "limpieza de papeles" a las que se acostumbra a recomendar a los periodistas- en el interior de un viejo bolso, entre recortes de diarios y agendas gastadas.
Al cumplirse hoy un nuevo aniversario del nacimiento del genial escritor, se reproduce el reportaje íntegro ya que en aquella oportunidad -edición de LA CAPITAL del 8 de setiembre de 1984, página 11- sólo se editó un pequeño tramo.
"Cuando era joven yo trataba de ser desdichado. Quería ser el príncipe Hamlet, o Byron o algún personaje de novela rusa del siglo XIX, y en cambio ahora no. Ahora sé que no es necesario buscar la desdicha ya que la desdicha lo encuentra a uno".
_ En primer lugar sería bueno conocer su opinión sobre la situación que está viviendo el país.
_ Creo que estamos convaleciendo de una larga enfermedad, luego de tantos años. Pero quizás logremos la salud. Tenemos que tener esperanzas y no ser impacientes. Es casi una resurrección lo que se necesita y sobre todo desde el punto de vista ético. Eticamente... Hay que enseñar esa ciencia olvidada en este país. Pero creo que cada uno de nosotros le debe algo a la Patria. Ustedes los jóvenes pueden hacer algo. Yo sólo puedo profesar ese acto de fe. No puedo hacer ninguna otra cosa ya que políticamente no cuento, no estoy afiliado a ningún partido, no conozco a los políticos...
_ ¿Este resurgir democrático puede producir algún tiempo de cambio en la literatura argentina?
_ No, no creo que tenga nada que ver una cosa con la otra. La literatura siempre es libre.
"Peronistas torpes y chambones"
"Cada texto mío, por casual que parezca, presupone muchos borradores, ahora borradores mentales ya que he perdido la vista".
_ Usted dijo recientemente que tenía la convicción de que el peronismo era un mal perdedor y que si era necesario se iba a aliar con los militares para dar un golpe...
_ Espero haberme equivocado, pero siempre existe ese temor. Sin embargo, los militares han logrado desacreditarse de un modo tan universal y los peronistas felizmente están tan peleados entre ellos... Han hecho una campaña tan torpe y esperemos que sigan siendo torpes. Torpes y chambones.
_ ¿Por qué torpes?
_ Porque hubieran podido ganar las elecciones. Mucha gente estaba lista para votar por ellos, pero cuando volvieron a aturdir a todos con "Perón, Perón, que grande sos / mi general, cuanto valés" se dieron cuenta de que eran unos imbéciles. No pudieron ganar las elecciones por eso, porque aturdieron a la gente con boberías. Y además todo el mundo sabía que eligieron mal a los candidatos, a ese malevaje que todos conocemos.
_ ¿Qué piensa ustede de las Madres de Plaza de Mayo?
_ Creo que algunas son sinceras. No sé si todas los son, pero yo he recibido en mi casa a personas que han llorado sinceramente. Ahora, desde luego, habrá muchas que obedecen a fines políticos. Pero no importa. Con que haya una sola madre sincera, una sola persona que haya perdido a un hijo que no era un terrorista, está bien. Las apruebo desde luego.
_ ¿Y con respecto a la justicia militar que quieren imponer por estas horas?
_ Esa justicia es un simulacro. Si yo fuera militar pediría ser juzgado por civiles, ya que no sé si su honor queda limpio. Los militares no han exigido hasta ahora jueces civiles y deberían haberlo hecho. No hay ninguna razón para que una persona tenga jueces especiales. Un dentista no tiene por qué ser juzgado por otros dent6istas, un escritor por otros escritores, un buzo por otros buzos, un militar por otros militares... Es evidentemente absurdo.
"A mí no me gusta lo que escribo"
"Estamos continuamente recordando un pasado brevísimo y un pasado doloroso con las dos dictaduras, la de Rosas y la otra de cuyo nombre no quiero acordarme".
_ ¿Cuál cree que es el camino, la solución como para que Argentina definitivamente salga adelante?
_ Soy el único argentino que no tiene una solución prevista. Es una situación muy difícil. Y creo que sólo podemos ayudar mediante un acto de fe. Pero creo también que si somos hombres éticos o si tratamos de ser éticos terminaremos ayudando a salvar a la Patria y por ende al mundo. Pero no tengo ninguna solución. Si me ofrecieran la suma del poder público como a mi pariente Rosas, yo renunciaría inmediatamente. No entiendo de política. Entiendo, quizás, algo de literatura, no estoy muy seguro tampoco...
_ ¿Así que usted no entiende de literatura...?
_ No. no estoy muy seguro. A mi personalmente no me gusta lo que escribo. Yo me he resignado a lo que yo escribo. Pero eso no quiere decir que yo lo apruebe. Cuando era joven quería ser Lugones, como toda la gente de mi generación, y ahora he renunciado a esa misión y me he resignado a ser Borges, algo menor desde luego, pero soy yo.
_ Otro tema del cual mucho se ha hablado es de la censura en las manifestaciones artísticas. ¿Puede decirse que toda censura es repudiable?
_ Bueno, hay un caso en el cual fue útil. Cuando prohibieron un filme absurdo que se llama "La intrusa". Pero fuera de ese caso particular que me benefició a mi y a Christiansen, me parece absurda. Además, cada uno debe juzgar lo que quiere ver o lo que no quiere ver. Ahora, en este caso particular de "La intrusa", introdujeron elementos del todo ajenos a mí. Por ejemplo la homosexualidad y el incesto. Además, ese filme está lleno de gente nada friolenta, continuamente están desnudos y no se sabe por qué.
_ ¿Cuáles fueron las personas que forjaron el Borges de hoy? ¿De dónde toma ese ímpetu, esa fuerza para escribir?
_ Yo no sé si tengo fuerza para escribir. Yo corrijo mucho. Cada texto mío, por casual que parezca, presupone muchos borradores, ahora borradores mentales ya que he perdido la vista. Pero estoy continuamente planeando y revisando y limando borradores mentales.
_ Usted escribió alguna vez que toda obra intelectual es finalmente inútil...
_ Sí, pero no me queda otro destino que mi destino de escritor. Aunque no me gusta lo que escribo. ¿Pero qué otra cosa puedo hacer sino seguir escribiendo? Trato desde luego de olvidar el pasado, de mirar hacia el porvenir, de pensar en mis próximos libros... Por lo pronto me he comprometido a escribir cien prólogos, tarea que me obliga a seguir viviendo algunos años más. Aunque he abusado ya de la longevidad. Hace pocos días cumplí 85 años y me avergoncé, desde luego. Mi madre cumplió 99 años y cuando cumplió 95 me dijo" caramba, se me fue la mano" ¡Estaba tan avergonzada! Sin embargo murió a los 99 años con el temor de llegar a los 100, pero felizmente para ella no llegó, porque murió unos meses antes.
_ ¿Por qué está usted avergonzado?
_ Porque me parece que es abusar del tiempo.
"¿Qué me costaba simular la felicidad?"
"Cuando mi madre murió sentí mucho remordimiento. Remordimiento por no haber sido feliz. No por mí. Uno debe ser feliz, no por uno mismo sino por las personas que lo quieren. ¿Qué me costaba simular la felicidad? No, más bien yo la abrumaba con quejas y malhumores..."
_ En la poesía "Remordimiento" usted dice: "he cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz"...
_ Bueno, pero ese poema yo lo escribí a la semana de la muerte de mi madre. Yo pensé que me hubiera sido más fácil ser más bueno con ella. De modo que convendría que pensáramos en interlocutores mortales y que conviene ser buenos con ellos. Pero siempre nos olvidamos de eso. Cuando mi madre murió sentí mucho remordimiento. Remordimiento de no haber sido feliz. No por mí. Uno debe ser feliz no por uno mismo sino por las personas que lo quieren. ¿Qué me costaba simular la felicidad? No, más bien yo la abrumaba con quejas y malhumores...
_ Y en cuanto a la felicidad ¿qué balance puede hacer de su vida?
_ Increíblemente me siento más feliz ahora que cuando era joven. Cuando era joven yo trataba de ser desdichado. Quería ser el príncipe Hamlet o Byron o algún personaje de novela rusa del siglo XIX y en cambio ahora no. Ahora sé que no es necesario buscar la desdicha ya que la desdicha lo encuentra a uno. Pero uno puede lograr la serenidad que es quizás más importante que la felicidad. He cumplido 85 años, soy ciego, pero me siento fácilmente sereno. Cuando era joven no, me sentía muy inquieto. Pero es natural porque un joven no sabe quién es, no conoce sus límites, cree que puede elegir su destino y ahora el destino ya me ha elegido. Mi destino es ser un hombre de letras. Un hombre de letras mediocre, pero un hombre de letras ¿y por qué no aceptar ese destino que no es menos rico que otros? Yo sigo proyectando y escribiendo y eventualmente publicando.
Entre el Martín Fierro y Facundo
"Creo que si hubiéramos elegido el Facundo como nuestro libro y no el Martín Fierro, quizás nuestra historia hubiese sido otra. Otra y sin dudas mejor".
_ Abusando de su amabilidad y a propósito de las críticas que ha usted realizado al Martín Fierro en varios artículos me gustaría saber...
_ No, yo no he criticado al Martín Fierro, he criticado el hecho que se lo lea como una epopeya, que se crea que el Martín Fierro es un ejemplo. Hernández quiso mostrar cómo la leva, el Ejército, convertían a los paisanos y en el caso de Martín Fierro en desertores que se pasan al enemigo, en asesinos, en borrachos... Lugones en el año 1915 dijo que el Martín Fierro era una epopeya, que el personaje era ejemplar y quizás muchos males de nuestra historia procedan de esa curiosa interpretación de Lugones. Creo que si hubiéramos elegido el Facundo como nuestro libro, quizás nuestra historia hubiese dio otra. Otra y sin dudas mejor.
_ ¿Por qué le gustan tanto las novelas policiales?
_ Me parece que la idea de un enigma que se resuelve intelectualmente es una idea interesante. Además, creo que un género que fue inventado por Poe y que fue cultivado por Dickens, por Chesterton y por tantos otros no tiene por qué ser censurado.
_ ¿Y dónde nace ese amor por el mundo violento de este tipo de obras?
_ Y--- quizás por el hecho de que mi vida sea todo lo contrario. Sin embargo no sé: he sido contemporáneo de dos guerras atroces y actualmente la violencia se multiplica. Antes había un asesinato por año o cada dos años. Ahora todfos los días hay crímenes atroces, de modo que la violencia está creciendo. Desde luego me desagrada.
_ ¿Se puede contar en qué está trabajando en estos momentos?
_ Muchos trabajos. En primer término un libro Atlas que publicará Editorial Sudamericana. Ese libro será de collage, de fotografías tomadas por María Kodama y textos míos escritos en diversas partes del mundo. Habrá textos del Japón, de Egipto, de Inglaterra, de Colombia, de Texas, de Francia, de Sevilla... Y ese libro será un Atlas deliberadamente heterogéneo. Y además de esoi, tengo en preparación un libro de cuentos fantásticos titulado "La memoria de Shakespeare" y el tema me fue dado por un sueño, que soñé hace muchos años en Michigan, Estados Unidos. Un sueño muy intrincado del cual saqué, pude salvar una frase. La frase era" te vendo la memoria de Shakespeare" y luego resolví que aquello de vender no estaba bien ya que no soy comerciante, así que puse "te otorgo" no porque era demasiado pomposo, "te daré la memoria de Shakespeare" y es la historia de un profesor alemán devoto de Shakespeare, como tantos alemanes y a quien mediante una operación mágica le dan la memoria personal de Shakespeare, la memoria que él tuvo pocos días antes de su muerte en el año 1616. Y ese fue el punto de partida del cuento.
_ ¿Ya lo terminó?
_ Ya está escrito. No voy a contárselo porque espero que usted compre un ejemplar del libro. Además sería muy aburrido contar el cuento. Quizás lo defraude. Bueno y luego hay un libro de poemas también. Creo que serán publicados por Escalenas Editorial, en Madrid.
"De algún modo,todos somos europeos"
_ Sus libros tienen un éxito espectacular en Europa. ¿Por qué cree que se produce este fenómeno?
_ Es lo que yo no sé. Estoy asombrado, atónito. Y sin embargo esos libros han sido traducidos a muchos idiomas. Por ejemplo, fui invitado por la Japan Foundation a Japón. Cuando llegué me revelaron que seis libros míos habían sido traducidos al japonés, incluso uno que escribí con Alicia Jurado sobre el budismo, tema que ellos conocen mucho mejor que nosotros. El emperador tiene que ser budista y sintoísta y además si quiere puede ser anglicano, luterano, mormón, en fin, católico o lo que quiera.
_ Debe haber sido especial ese recibimiento en Japón...
_ Desde luego. ¡Tengo un recuerdo tan grato del Japón! Y eso que me he educado en Suiza. Por primera vez en mi vida estuve en un país del todo civilizado. Usted puede dormir con la puerta abierta porque ladrones no hay. Discusiones tampoco. Se entiende que el interlocutor tiene razón, siempre. Al mismo tiempo, eso los hace un poco secretos y uno sabe qué piensan o qué sienten realmente. Esa corrección viene a ser como una máscara.
_ Algunos lo acusan de extranjerizante. ¿Cuál es su reflexión al respecto?
_ ¿Pero qué otra cosa podemos ser sino extranjerizantes en América? Y al decir América pienso en Norteamérica y en Sudamérica también. Una prueba de ello es que estamos conversando en castellano que es un ilustre dialecto del latín y ciertamente no fue inventado por los pampas o los quichuas. Y en EE.UU. el idioma es el inglés y tampoco son ingleses los americanos. Creo que de algún modo todos somos europeos, pero europeos en el destierro. Pero ese destierro puede ser feliz ya que a un europeo le es difícil sentirse europeo porque le han enseñado que debe sentirse alemán o inglés o noruego o irlandés o lo que sea. En cambio nosotros podemos recibir sin ningún perjuicio toda la cultura occidental y lo que podamos de la cultura oriental también.
_ ¿Usted cree que se podrá llegar a lograr alguna vez la integración latinoamericana?
_ Y no solamente la integración latinoamericana sino del planeta entero. Usted es cosmopolita, es ciudadano del mundo. Sintámonos como querían los estoicos ingleses. Sintámonos ciudadanos del mundo. Yo me siento ciudadano del mundo.
"Estoy listo para recibir la muerte"
"A veces me siento un poco desdichado y pienso ¿pero por qué me siento desdichado? No puede estar muy lejos la máxima aventura de la vida: la muerte".
: ¿Le teme a la muerte?
_ No. A veces me siento un poco desdichado y pienso "¿Pero por qué me siento desdichado"? No puede estar muy lejos la máxima aventura de la vida: la muerte. Y eso espero, que la muerte me borre totalmente, pero si me equivoco y no me borra, bueno, emprenderé otra vida que no tiene porque ser menos interesante que ésta, menos grata que ésta. Yo estoy listo para recibir la muerte, la anulación de la muerte, pero también una plenitud de la muerte, una continuación de esa aventura que en suma, es una aventura feliz.
_ ¿Cómo es un día en su vida?
_ Por la mañana suele venir gente a verme. Luego suelo almorzar en casa y a la tarde trabajo, generalmente con María Kodama. Me acuesto temprano. Espero estar a las diez y media durmiendo y como no puedo leer, por razones obvias, y no puedo escribir tampoco ya que se me enciman las letras, por lo que no puedo leer lo que escribo, estoy todo el día planeando cuentos, sonetos, poemas en verso libre, ensayos, lo que fuere. De modo que pueblo mi soledad con proyectos literarios. A mi edad, la muerte puede esperarme en cada esquina. Pero me he comprometido a escribir increíblemente cien prólogos, por lo que tengo que seguir viviendo algún tiempo para cumplir con ese compromiso. Por ejemplo, hoy tengo que vivir hasta esta noche en que voy a hablar ante ustedes, de modo que este día de vida me está asegurado.
_ Pero qué mejor que tener esos compromisos...
_ ¿Qué otra cosa? Pensar en el pasado es enfermizo y entonces prefiero pensar en el porvenir, aunque en mi caso el porvenir, bah, en el caso de todos, el porvenir es dudoso. Es mejor vivir hacia adelante. Uno de los defectos de este país es que tenemos una de las más breves historias del mundo. Nuestra historia cuenta apenas dos siglos y sin embargo cada día es un aniversario, uno no puede caminar porque hay tantas estatuas (risas). Está lleno de estatuas ecuestres, cada día es un aniversario y estamos continuamente recordando un pasado brevísimo y un pasado doloroso con las dos dictaduras, la de Rosas y la otra de cuyo nombre no quiero acordarme, y lo que ocurrió después y quiizás lo que esté ocurriendo ahora todavía. Pero en fin, tenemos que tratar de convalecer de nuestro pasado.
_ Es un pasado oscuro ¿no?
_ Creo que si. Recuerdo una frase que dice que "la historia es una serie de crónicas policiales". Y es verdad.
_ Cuando entré a esta casa para la entrevista alguien me sugirió que no le preguntara nada sobre la juventud ¡Por qué?
_ Porque es demasiado abstracto. Soy incapaz del pensamiento abstracto. Me ha gustado mucho leer libros de filosofía pero no sé si he pensado algo por cuenta propia. Creo que no. He imaginado, he soñado, pero pensar, razonar, es algo muy difícil para mí.
_ Muchas gracias por su tiempo y su amabilidad.
_ Muchas gracias a usted.
Fuente : Entre Lineas - blogspot
Marcelo Pasetti
http://marcelopasetti.blogspot.com.ar/2011/08/aquella-increible-entrevista-con-jorge.html
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Borges: a 25 años de su muerte y la infinitud de los números
Entre los estantes atiborrados de libros ya escritos y los posibles de la inconmensurable biblioteca creada por Borges, incluida la de Babel, los relativos a las matemáticas eran los más concurridos por el autor de El Aleph. Siempre tuvo una fijación erudita por los números, sobre todo por su infinitud. Le atraían los cardinales y los romanos, en unidades o con decimales. Combinados, sostenía, algo nos quieren decir. Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo nació en Buenos Aires, a 12 cuadras de la Casa de Gobierno de Argentina, en el barrio de la Parroquia de San Nicolás, el 24 de agosto de 1899. Fue ochomesino. El parto fue a las 5 de la madrugada de un frío invierno. Había nacido durante la Noche de San Bartolomé, “cuando el diablo sale a cazar ángeles”, decía. Aunque él se consideraba habitualmente agnóstico, recordaba aquella histórica jornada parisina en que se enfrentaron católicos y protestantes. Murió en Ginebra el 14 de junio de 1986, el mismo día que 1133 años atrás, en Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, los santos mártires Anastasio, San Félix y Digna murieron degollados. El presbítero y el monje por reconocer su fe cristiana ante los jueces musulmanes, y la virgen por haber reprendido al juez del asesinato de aquellos dos. Al autor de 25 de agosto, 1983 le hubiera resultado atractivo disertar sobre el 25 aniversario de su muerte y que el mundo de la literatura le ha dado en titular Un cuarto de siglo sin Borges. Hubiera cumplido 111 años. Tal vez, la cifra también le habría intrigado y en una de sus geniales maquinaciones literarias, hubiera tratado, tal vez, de explicar porqué empieza con uno, sigue con uno y termina con uno, así como su conexión con la realidad y la ironía, los espejos y los laberintos, los mundos paradójicos y los imaginarios. Tal vez porque Borges también anduvo las arenas movedizas de los infinitos símbolos de los números. Su obra, han dicho sus críticos y biógrafos (“Hay un fenómeno de apropiación del nombre de Borges, que a esta altura hace sonreír, y que permite la multiplicación de toda clase de libros cuyos títulos son Borges y… casi cualquier cosa que se quiera escribir al lado”, dice el matemático argentino Guillermo Martínez, autor de Borges y la matemática) está vinculada de manera sólida e indudable a la ciencia de las matemáticas. El Aleph, por ejemplo, el libro borgeano de culto por excelencia en el que mediante 17 cuentos-metáforas nos muestra el mundo desde un punto equidistante de la realidad y la ficción, dice: “Para la Mengenlehre, es el símbolo de los números transfinitos, en los que el todo no es mayor que alguna de las partes”. La Mengenlehre es el nombre alemán de la teoría matemática de los números y las cantidades. Por eso, tal vez, Borges pudo haber sido un número o un sable que ha servido en el desierto, el aljibe, una vieja casa, el silbido de un trasnochador por la vereda. Cualquiera de esas cosas pudo haber sido Jorge Luis Borges y Acevedo hace 111 años, pero para fortuna de los mundos fantástico y real, a los que tanto recurrió para crear sus historias geniales, no fue nada de eso, sino el escritor que nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899 y para quien, en definitiva, todo lo que uno escribe es autobiográfico, sólo que eso puede ser dicho: “Nací en tal año, en tal lugar” o “Había un rey que tenia tres hijos”. Pero también pudo haber sido, tal vez, un laberinto, un tigre, un cuchillo o un espejo, símbolos todos a los que cada vez que se sentaba a escribir-dictar se prometía renunciar, pero nada, todos eran cada vez más fuertes que su voluntad y comenzaba a escribir y de golpe aparecían el laberinto con sus caminos que son uno solo y cuyo único destino es la desesperación, un tigre fiero y manso que cruza la página, el brillo de un cuchillo que deslumbra desde un rincón oscuro de la vieja casona o un espejo que refleja la imagen hasta la abominación de uno de los heresiareas de Uqbar que, junto con la cópula, los odiaba porque ambos, decía, multiplican el número de los hombres, pero para él, para el escritor Borges, eran sin embargo una especie de mal necesario –los espejos, no así la cópula ni los hombres– que en una ocasión le permitieron el descubrimiento de Uqbar en unas misteriosas páginas adicionales del tomo XLVI de 1a Anglo-American Cyclopedia (Nueva York, 1917), que no era otra cosa que una reimpresión literal de la Encyclopedia Britannica de 1902. A partir de entonces todas sus historias las extrajo de las enciclopedias que inventaba y se dedicó a escribir –“¿Cómo no voy a escribir? ¿Qué otra cosa podría hacer, ciego desde hace tantos años? Si me dedicara a abrir y cerrar puertas sería todo ridículo. Si me dedicara a la política sería aún más absurdo”– evitando caer en lo que él mismo creía un vicio: la idea de que todo adjetivo tiene que ser sorprendente y toda metáfora, nueva, y sus hábitos fueron Buenos Aires, el culto de los mayores, la germanística, la contradicción del tiempo que pasa y de la identidad que perdura y el estupor de que el tiempo –“nuestra sustancia”, decía– pueda ser compartido. Pero en estos mundos él, antagonista de la literatura comprometida para no permitir que sus opiniones interfirieran en su obra, no escogía a sus personajes, sino ellos a él y cuando escribía vivía en una especie de sueño, porque deseaba ser consciente con su propio sueño, no con una realidad cambiante. Y en las conversaciones resaltaban sus frases de poética belleza y contenido profundo: “La cultura es una suerte de amistoso escepticismo que permite la hospitalidad a las ideas al no permitirnos suponer que se saben con certidumbre las cosas” o “una suerte de hospitalidad para las ideas; una suerte de amistoso escepticismo, lo que consiste en no suponer que uno ya sabe con certidumbre las cosas”. O aún comentarios singulares: “Un buen lector es aquel que tergiversa y enriquece los textos”, inclusive las sorprendentes: “He leído muy poco” y “mi español no me gusta”. O bien conceptos que parecen resumir su propia vida: “Tengo la impresión de que nunca he salido de mi biblioteca y de mis libros” o “¡No! ¿Memoria?…. Pero si yo tengo muy poca memoria. Y además, he leído muy poco…bueno, he releído mucho lo poco que he leído”. Escribía pues a partir de sus nostálgicos recuerdos de un mundo, si no bueno algo mejor que éste, y que ni él mismo parece saberlo, porque cuando uno piensa en el pasado lo hace, sobre todo, en términos mitológicos, legendarios: “¿Cómo fueron realmente las cosas? No lo sé, a medida que se cuentan, van mejorando…”, o como aquella confesión de que en cualquier parte que estuviera siempre estaba en Buenos Aires, ya que poco lo influía un paisaje que no veía, un ambiente y una atmósfera quizá demasiado actuales, porque Borges sólo recordaba imágenes de las ilustraciones de los libros que leía cuando vio, pero dejó testimonio contra los compadecidos de su ceguera en el poema Los dones: “Nadie rebaje a lágrima o reproche / Esta declaración de la maestría / De Dios, que con magnífica ironía / Me dio a la vez los libros y la noche”. Pero Borges, el temeroso de los espejos “que reflejan vanidad y por eso alarman”, al que Enrique Loubet Jr. definió como “tejedor maravilloso de consonantes y vocales, sensible inventor de gente y de ciudades y aun de enciclopedias, mágico alquimista en el que conviven lo cotidiano y lo fantástico”, ese erudito autor de una de las más grandes obras de la literatura universal y que consideraba a la lectura como “actividad más resignada, más civil, más intelectual que escribir”, aprovechaba las penumbras de sus ojos sin luz para eludir hablar de autores con los que discrepaba de su ideología, como García Márquez, Vargas Llosa y Fuentes, por ejemplo: “Bueno –decía–, mi ceguera, mi casi ceguera… No he leído nada. He pensado que siendo contemporáneos míos se parecerán un poco a ellos. Y que, entonces, no me pueden ofrecer ninguna sorpresa… Pero entiendo que son muy buenos. Sin embargo, dedicado como estoy a tareas filológicas de inglés antiguo y como prefiero releer…”. Por algunas de sus opiniones, a ese escritor que le hubiera gustado haber sido Alfonso Reyes porque aseguraba que en el siglo XVII hubiese sido el mejor prosista y que posiblemente también lo sea del siglo XXII, a veces caía mal. Por ejemplo, declaró con orgullo que aprendió a hablar en inglés antes que en español y 1legó a decir que no hacía falta conocer ningún otro idioma porque la literatura inglesa contiene o resume todas las cosas. Pero Borges, que justificaba su estancia aquí, en este mundo mágico, con un “soy humano”, era benévolo y utópico: deseaba un mundo real sin gobiernos y decía que bondad e inteligencia van juntas: “Las personas inteligentes son buenas. Las estúpidas son malas. Para ser bueno hay que ser inteligente”. De hecho, ese que no creía ni descreía de Dios pero desconfiaba que hubiera un más allá, rezaba porque se lo había prometido a su madre, su gran amor Y no por miedo, porque para Borges hasta la muerte era una esperanza, siempre y cuando se muriera enteramente y después fuera olvidado, ¿pero quién no lo reconocería si el mundo que ahora habita le permitiera regresar a su espíritu, ora en un sable que ha de servir en el desierto, ora en un espejo, en una casa vieja, en el silbido de un trasnochador por la vereda, en él mismo como una página perdida de un tomo de una enciclopedia o como el Borges del mundo ancho y mágico que camina por Buenos Aires y el mundo real con los brazos abiertos, o en un número? Quizá en Columbia no lo reconocerían, ahí en donde ese inmenso escritor ciego dictó una conferencia en 1971 y llevado del brazo por su traductor al inglés, Norman Thomas di Giovanni, caminaba por los pasillos de la Universidad con un engomado pegado en la solapa de su anticuado traje gris que decía: “Jorge Luis Borges, escritor argentino”. Y es que como él mismo decía: “Hay peores cegueras que las de los ojos”. En una de sus últimas entrevistas poco antes de su muerte, dijo: “Como ser humano soy una especie de antología de contradicciones y errores. Pero tengo sentido ético. En fin, no espero ni castigos ni recompensas. El cielo y el infierno me quedan grandes”. ¿Lo espera el purgatorio entonces?, le preguntó el entrevistador, y el autor de Utopía de un hombre que está cansado respondió: “No, ninguna de las tres cosas. Espero desaparecer definitivamente. Y espero además no ser recordado. ¿De qué me sirve morir si van a seguir pensando en mí?”.
Fuente : Punto y Aparte - Xalapa, Veracruz, México
Luis Gastélum - 16 Junio 2011
http://2neweb.com/gazete/?p=54769
TRES VERSIONES DEL TIEMPO EN BORGES
RESUMEN
El texto presenta una recapitulación del concepto de tiempo desde la antigüedad hasta nuestros días, para luego abordar la obra de Borges en relación con esta idea, en particular en tres posiciones, a saber: el tiempo isotrópico, el tiempo circular y la negación del tiempo. Como conclusión se obtiene el sincretismo entre literatura y filosofía planteado por el pensador argentino.
Tu materia es el tiempo, el incesante tiempo.
Eres cada solitario instante.
J L Borges.
Breve Historia del Concepto de Tiempo
Algunas cuestiones del pensamiento resultan ineludibles, entre ellas se encuentra, el casi eterno problema del tiempo. En la antigüedad el concepto era abordado desde dos perspectivas, por un lado estaba el Aion que daba cuenta del tiempo de la vida y por otro el Cronos que como en la mitología devoraba todo lo existente sobre la faz de la tierra. El primero tenia un carácter individual mientras que el segundo abarcaba todo lo existente, pues a todas las cosas les ocurría el tiempo.
La indagación sobre el concepto del tiempo en la antigüedad nos remite necesariamente al concepto de eternidad, ya que: “(…) los griegos tendieron con frecuencia a ver lo temporal o desde el punto de vista de la presencia (en un ahora), o desde el punto de vista de una serie repetible en ciclos, o desde el punto de vista de una eternidad superior a la mera temporalidad.” (José Ferrater Mora, 2001: 3495). Para Platón la eternidad era la idea original del tiempo, es decir, el perpetuo movimiento circular de las esferas celestes.
En contraste con la idea original de la temporalidad platónica, Aristóteles afirmo que el tiempo era la medida del movimiento y a su vez el movimiento confirmaba la existencia del tiempo, con ello el sabio estagirita estimo que el tiempo no era una realidad en si misma sino una relación, lo cual se oponía radicalmente al postulado de Platón para quien el tiempo era una realidad completa en si misma. Del contraste entre la posición absolutista de la academia y la relacionista del liceo surgieron las posteriores teorías, que hasta la modernidad no hicieron más que reafirmar lo dicho por los filósofos griegos.
En el transito hacia la modernidad, la perspectiva mas original acerca del tiempo fue la de San Agustín, pues el filosofo medieval discrepo con la concepción objetivista y postulo la idea del tiempo como un fenómeno interior, en donde la realidad objetiva era puesta en suspenso por la realidad creada a partir de la sucesión subjetiva de instantes.
En la modernidad el debate sobre la naturaleza del tiempo fue asumido por la física y la filosofía de tres modos diferentes, a saber: como una realidad absoluta independiente de las cosas; como una propiedad de la esencia de las cosas y como una relación que legitimaba el orden de la causalidad. En este orden de ideas cabe señalar que las propuestas que hicieron carrera a lo largo de la modernidad fueron nuevamente la absolutista y la relacional.
Para Newton: “El tiempo absoluto, verdadero y matemático, por si mismo y por su propia naturaleza, fluye uniformemente sin relación con nada externo.” (2001: 3499). Entonces, el tiempo sucede independiente de las cosas y los cambios de las cosas se dan gracias a la sucesión del tiempo.
Del mismo modo Kant plantea que: “El tiempo no es un concepto empírico que se derive de una experiencia…no es algo que exista por si o que convenga a las cosas como determinación objetiva y, por lo tanto, permanezca cuando se hace abstracción de todas las condiciones subjetivas de su intuición.” ( Imannuel Kant, 2003: 52-54). Desde este punto de vista el tiempo sirve como una condición de posibilidad del conocimiento, pues su carácter a priori lo convierte en una intuición pura de la sensibilidad, que permite la sucesión y el sentimiento interno de la configuración fenoménica del mundo.
En contra de lo anterior Leibniz afirmo que el tiempo es un orden de sucesiones que regula el universo en cuanto a sus cambios, pues el tiempo sin las cosas no es nada en absoluto, ya que las cosas determinan el paso del tiempo desde sus transformaciones. De esta manera, el tiempo establece una relación directa con las cosas en el mundo y solo se legitima por la existencia de las mismas.
A finales de la modernidad el concepto de tiempo y su genealogía se convierten en el centro de la reflexión de algunos filósofos, tal es el caso de Henri Bergson, quien concibe el tiempo desde la lógica de la duración y reprocha a sus antecesores por haber confundido la lógica del tiempo con la lógica del espacio. “Expresado en términos de espacio, el tiempo se podría acortar o alargar sin dificultad alguna…Habiendo concebido el tiempo como duración, Bergson destaca, en cambio, su carácter acumulativo.” (Julián Serna Arango, 2003).
Ahora bien, como lo que aquí importa es el concepto de tiempo en relación con la obra del escritor argentino Jorge Luis Borges, entonces iniciemos el trazado entre el pensamiento y la poesía.
El Tiempo Isotrópico en Borges
Lo primero que se puede decir es que así como hay diversos Borges, existen en su obra, también, diversos tiempos. El tiempo isotrópico; El tiempo circular e inclusive la negación del tiempo, pero de esto nos ocuparemos mas tarde, retomemos por ahora el Borges de El jardín de senderos que se bifurcan para analizar como el personaje central de este cuento es el primero de los tiempos aquí propuestos.
El relato es una alegoría del tiempo, la anécdota no importa, pues detrás de la muerte de Stephen Albert, el ataque de los alemanes y el sacrificio de Yu Tsun, lo realmente importante es la concepción del tiempo que despliega Borges en este cuento. Ts’ui Pen ha decidido retirarse a escribir un libro y al mismo tiempo construye un laberinto, el laberinto esta construido de tiempo y el libro es el laberinto, las bifurcaciones se dan en el tiempo no en el espacio, cada decisión tomada queda registrada en los anaqueles del suceder como infinitas decisiones que toman los otros en tiempos paralelos.
“El jardín de senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts’ui Pen. A diferencia de Newton y Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros los dos.” (Jorge Luis Borges, 1971:110). Luego, el tiempo es infinito y paralelo, pues al existir infinitas series, las posibilidades son todas las existentes, pero inmersas en la infinitud, esto implica un rizoma de tiempo en el que las ramificaciones se encuentras y se ausentan unas de otras ad infinitud en la eterna confirmación de un tiempo isotropico.
Este tiempo que apunta en todas las direcciones busca el futuro de los hombres pero también registra su pasado, la bifurcación se perpetúa como el destino y por un raro azar que nadie logra comprender ordena la vida y hasta la muerte.
La idea de un tiempo isotropico anula las pretensiones absolutistas de la física newtoniana y relativiza la relación espacio-tiempo. Pero desde la propuesta de Borges la teoría de Einstein es aun mas compleja, pues las cuatro dimensiones propuestas por la física relativa deben ser ampliadas al infinito, pues a infinitas bifurcaciones, infinitos espacios y por ende infinitas dimensiones.
El Tiempo Circular en Borges
Por otra parte, el tiempo circular aparece en varias oportunidades en la obra del genio argentino. Borges habla del tiempo circular en La doctrina de los ciclos que se incluye en Historia de la Eternidad: “El número de todos los átomos es, aunque desmesurado, finito, y sólo capaz de un número finito de permutaciones. En un tiempo infinito, el número de permutaciones posibles debe ser alcanzado, y el universo tiene que repetirse”. Así tenemos una primera noción de tiempo circular, que se basa en la repetición cíclica infinita, asociado a la imagen del eterno retorno, sin tomar esta imagen como retroceso sino como avance infinito hacia el punto de partida, recorriendo la circunferencia finita para volver al mismo punto.” (Juan Carlos del Río, 2001).
El eterno retorno del tiempo en Borges supone dos aspectos, el primero de ellos es el mundo de la vida como un eterno círculo en donde lo particular se repite de manera sui generis y que a la luz de otras concepciones aparece como casualidad; y el otro es el pensamiento de un universo circular como una serie de situaciones históricas que tienen que volver a darse. Dentro del primer aspecto podría considerarse el poema El regreso de Heráclito y No eres los otros, en el segundo estarían inscritos El reloj de arena y el formidable ensayo sobre La nueva refutación del tiempo.
Borges parte de la negación de la realidad objetiva propuesta por el idealismo y desde allí intenta demostrar la inexistencia del tiempo, para ello acude a Berkeley y niega la existencia del mundo como algo independiente de nuestra percepción, pues todo lo que es, es gracias a que es percibido, inclusive el tiempo mismo es para el idealismo “la sucesión de ideas que fluye uniformemente y de las que todos los seres participan.” (George Berkeley, 1961: 52).
El escritor argentino afirma que si el hombre se puede reducir a una colección de sensaciones, entonces una simple repetición en la vida de un hombre es suficiente para probar que el tiempo, entendido como una sucesión, es una invención puesto que la repetición destruye la secuencia lineal.
Cualquier repetición convertiría la vida en una tautología, de modo que cada instante debería ser autónomo, pues dos momentos idénticos terminarían con la serie sucesiva llamada tiempo, ya que al repetirse un acontecimiento no sucedería, es decir que no transcurriría y los instantes quedarían detenidos, al respecto Borges se pregunta: “¿No basta un solo término repetido para desbaratar y confundir la serie del tiempo? ¿Los fervorosos que se entregan a una línea de Shakespeare no son, literalmente, Shakespeare?...Las ruidosas catástrofes generales-incendios, guerras, epidemias-son un solo dolor, ilusoriamente multiplicado en muchos espejos” (Jorge Luis Borges, 1961: 56).
La Negación del Tiempo en Borges
Si aceptamos que el presente es la sucesión de instantes y que estos instantes se repiten en ocasiones, entonces estamos negando la sucesión y con ella el tiempo mismo, es decir que la ultima carta de Borges es negar el tiempo ya que si no sucede porque se repite entonces no transcurre, solo estamos frente a la apariencia del transito temporal, el tiempo ha sido detenido gracias a los prototipos que se renuevan los unos a los otros, el profesor Borges ahora es remplazado por otro sin numero de profesores que a su vez serán remplazados por las generaciones de prototipos venideras.
A decir de Borges el teatro es el mismo solo varia quien representa la vida, de lo cual se desprende la hermosa derivada de la primera parte del ensayo: “La vida es demasiado pobre para no ser también inmortal.” (1961: 59).
El tiempo no existirá por fuera de cada instante presente, pero como el presente no es divisible gracias a que tampoco es indivisible, entonces ni el pasado ni el porvenir existen y como el presente a quedado condenado al retorno eterno, ni siquiera nos queda su presencia, es decir que el tiempo termina siendo el simulacro de la realidad objetiva según los idealistas.
“Negar el tiempo es dos negaciones: negar la sucesión de los términos de una serie, negar el sincronismo de los términos de dos series. En efecto, si cada término es absoluto, sus relaciones se reducen a la conciencia de que esas relaciones existen.” (1961: 65). Aquí aparecen dos graficas temporales la primera resulta horizontal y es la que todos conocemos en la historia o en la vida y la segunda es vertical gracias al apareamiento de dos líneas horizontales simultaneas, los sucesos de la antigüedad contrastados con los de hoy.
Borges, también afirma que la vida de un ser dura lo que una idea, al parecer sus ideas sobre el tiempo le dan una gran vigencia, pues son aplicables a la teoría general de los sistemas y a la teoría del caos.
Para terminar, solo lamento que el final del ensayo nueva refutación del tiempo, de nuevo todo sea literatura y que la expresión inglesa No yet confirme el arrepentimiento de su propuesta final. “Negar la sucesión temporal, negar el yo, negar el universo astronómico, son desesperaciones aparentes y consuelos secretos. Nuestro destino no es espantoso por irreal; es espantoso porque es irreversible y de hierro.” (1961: 66).
BIBLIOGRAFÍA
Berkeley, George. (1961). Principios del conocimiento humano. Citado por Jorge Luis Borges. "Nueva refutación del tiempo". En: Antología Personal. Buenos aires: Sur.
Borges, Jorge Luis. (1971). Ficciones. Buenos Aires: Emecé.
Borges, Jorge Luis. (1961). Nueva refutación del tiempo. En: Antología Personal. Buenos aires: Sur.
Ferrater, Mora José. (2001). Diccionario de Filosofía. Barcelona: Ariel.
Kant, Imannuel. (2003). Critica de la Razón Pura. México: Porrúa.
Río, Juan Carlos. (2001). Borges, Filósofo y matemático. En: Revista Esfinge. N°14.
Serna, Arango Julián. (2003). Borges y el Tiempo. En: Revista de estudios literarios, Especulo. Universidad Complutense de Madrid.
Fuente : REVISTA DE EDUCACIÓN Y MATEMÁTICA
10 de diciembre de 2010
http://www.educacionmatematica.net/Art4.html
miércoles, 11 de abril de 2012
Cosmópolis, Borges y Buenos Aires - Visita
Visite Cosmópolis en 3D :
http://www.bue360.com.ar/cosmopolis/
Cosmópolis, Borges y Buenos Aires invita a un fantástico recorrido por la evolución literaria de Jorge Luis Borges.
Instalaciones audiovisuales con sectores de documentación que complementan el discurso sonoro, gráfico y textual, sumergen al visitante en el inabarcable mundo borgeano y develan el profundo vínculo entre el autor y su Ciudad. A la vez propone una nueva visión sobre las múltiples lecturas que continúa suscitando su obra a 25 años de su muerte y en el marco de Buenos Aires Capital Mundial del Libro.
Creada por Juan Insúa, es una adaptación de la muestra que con el mismo título se presentó en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en 2002. Esta nueva versión actualiza el profundo vínculo entre Jorge Luis Borges y la ciudad de Buenos Aires, y al mismo tiempo permite una visión abierta sobre las múltiples lecturas que continúa suscitando su obra.
“Cosmópolis, Borges y Buenos Aires” invita, mediante fotografías y material audiovisual, a un recorrido por la evolución literaria de Jorge Luis Borges con la mirada puesta en cómo el autor pasa de un escenario preciso (Buenos Aires) a una ciudad universal.
Borges y Buenos Aires se divide en siete secciones que siguen la obra del autor desde un punto de vista cronológico a la vez que temático:
• FUNDACIÓN MÍTICA
• FERVOR DE BUENOS AIRES
• EL SUR METAFÍSICO
• LA CIUDAD TRANSFIGURADA
• LA BIBLIOTECA INFINITA
• EL HERESIARCA CANONIZADO
• COSMÓPOLIS
Coproducción del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona.
Fuente : Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
http://www.buenosaires.gob.ar/areas/cultura/al_di/cosmopolis2_07_11.php?menu_id=20277
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