24 de agosto – Día del Lector y nacimiento de Jorge Luis Borges
El 24 de agosto de 1899, nació en Buenos Aires uno de los escritores más destacados del habla hispana. Intelectual de vanguardia, Borges fue creador de un estilo literario que aún se recrea. Su obra incluye cuentos, ensayos y poesías. En reconocimiento de su trabajo, la fecha de su nacimiento fue declarada Día del Lector. La ley fue sancionada el 27 de junio de 2012 y promueve, además, la realización de actividades de divulgación de la lectura.
En esta fecha, además de reconocerse la obra y trayectoria del autor de El Aleph, también se celebra la práctica de la lectura como tal, ya que la ley promulgada tiene como finalidad incentivar la lectura y la democracia a través de la realización de actos de divulgación de las letras y de reconocimiento a la obra y trayectoria de una de las figuras destacadas de la literatura nacional. Por su parte, en los fundamentos de dicha ley se recuerda un poema de Borges titulado ¨Un lector¨, en el que da cuenta de lo siguiente: ¨Que otros se jacten de las páginas que han escrito, a mí me enorgullecen las que he leído¨.
Texto Completo de la Ley 26754
ARTICULO 1º — Instituir el día 24 de agosto de cada año como “Día del Lector”, en conmemoración y homenaje al día del natalicio del escritor argentino Jorge Luis Borges.
ARTICULO 2º — Encomendar al Poder Ejecutivo Nacional la realización en dicha fecha de actos de divulgación de la lectura y de reconocimiento a la obra y a la trayectoria de Borges, como figura insoslayable de la literatura nacional y universal.
ARTICULO 3º — Invitar a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a la presente ley.
ARTICULO 4º — Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.
DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, EL DIA VEINTISIETE DE JUNIO DEL AÑO DOS MIL DOCE.
— REGISTRADO BAJO EL Nº 26.754
—
AMADO BOUDOU. — JULIAN A. DOMINGUEZ. — Juan H. Estrada. — Gervasio Bozzano.
domingo, 26 de agosto de 2012
El pasado mítico en Borges y Cortázar
Jorge Luis Borges afirmaba que un día se encontró con Julio Cortázar en París, y que este le recordó que le había dado un cuento: “Él me dijo: ‘Yo le llevé a usted un manuscrito. Usted me dijo que volviera al cabo de una semana, y que usted me diría lo que pensaba del manuscrito’. Yo dirigía entonces una revista, Los Anales de Buenos Aires (una revista ahora indebidamente olvidada), que pertenecía a la señora Sara de Ortiz Basualdo, y él me llevó un cuento, Casa tomada; al cabo de una semana volvió. Me pidió mi opinión, y yo le dije: ‘En lugar de darle mi opinión, voy a decirle dos cosas: una, que el cuento está en la imprenta, y dentro de unos días tendremos las pruebas; y otra, que ya le he encargado las ilustraciones a mi hermana Norah’. Pero, en esa ocasión, en París, Cortázar me dijo: ‘Lo que yo quería recordarle también es que ese fue el primer texto que yo publiqué en mi patria cuando nadie me conocía’. Y yo me sentí muy orgulloso de haber sido el primero que publicó un texto de Julio Cortázar (…) Bueno, como le decía, nos vimos creo que dos o tres veces en la vida, y, desde entonces, él está en París, yo estoy en Buenos Aires; creo que profesamos credos políticos bastante distintos: pero pienso que, al fin y al cabo, las opiniones son lo más superficial que hay en alguien; y además a mí los cuentos fantásticos de Cortázar me gustan”. Con esta exhaustiva descripción, Borges presenta, apoya y prestigia la “entrada” en la literatura argentina de Julio Cortázar. Más adelante, el cuento Casa tomada fue leído como una alegoría antiperonista.
Los anales de Buenos Aires
Más allá de las diferencias ideológicas que a lo largo de los años tuvieron ambos escritores, indudablemente a Borges y a Cortázar los une la dedicación a la escritura de cuentos fantásticos, en la que ambos se destacaron.
Los dos escritores han abordado diferentes géneros y ejes temáticos a lo largo de su recorrido. En la literatura de Borges hay una serie de inquietudes metafísicas que aparecen en sus poemas y en la narrativa: el laberinto, el espejo, el tigre, el doble, los sueños, el infinito y el tiempo cíclico. Cortázar, en cambio, presenta ciertos ejes temáticos que pueden resumirse en el mundo del boxeo, el jazz, la ciudad de París, la infancia, lo fantasmagórico, la defensa de los derechos humanos.
El “hilo” que los une
La fascinación que ambos tuvieron hacia la mitología griega y romana podemos compararla al enamoramiento de Ariadna, hija de Minos y Pasífae, de Teseo. Este, para permitirle encontrar el camino en el Laberinto, la prisión del Minotauro, le dio un ovillo, cuyo hilo Ariadna fue devanando y sirvió para indicarle el camino de regreso. Tanto Borges como Cortázar se enamoraron del mundo clásico. Las derivas de ese entusiasmo los unen como un hilo, y pueden leerse las huellas de esas lecturas en varios de sus escritos. Como bien se señala en el artículo monográfico de la Revista Sudestada , en el año 1949 los dos escritores argentinos publicaron relatos que reelaboran el mito griego del Minotauro y el Laberinto. Se trata del cuento La casa de Asterión, de Borges, y del poema Los reyes, de Cortázar. Ambos respetaban la historia original y eligieron al monstruo como personaje central, pero a la vez incluyeron variaciones. Julio Cortázar, en su juventud, se acercó a la antigüedad clásica, y tuvo un interés particular por la mitología; siempre fue alentado por el saber de Arturo Marasso. La curiosidad por el mundo helénico puede leerse en el estudio que hizo sobre la obra de John Keats (a quien le dedica varios escritos que luego se reúnen en un volumen póstumo). Luego escribió textos en los que muestra las posibilidades de transformación y adaptación del mundo antiguo a otros espacios y tiempos. Mediante esas reescrituras, Julio Cortázar trató de entender el presente que le tocó vivir.
Los Reyes
La primera incursión fue, como dijimos, con el poema dramático en cinco escenas Los reyes (1949), en el que se recrea el mito del Minotauro. El escritor invierte el mito clásico, lo lee al revés. Para Cortázar, el Minotauro es el poeta, el hombre libre, diferente de la sociedad que el sistema encierra y aísla inmediatamente. Mucho tiempo después, en 1983, reconocerá que en ese poema estaba “el móvil” de todo lo que escribió después, el sentimiento de libertad creadora que caracteriza su escritura. Minotauro En ese texto convergen varios intereses del autor: la materia griega, algo de la inocencia de Rimbaud, y del surrealismo que Cortázar conocía muy bien. También, en los poemas, el escritor vuelve una y otra vez al mundo helénico Grecia 59, Menelao mira hacia las torres, Voz de Dafne, Anacreonte, Los dióscuros, donde retoma el mito de Cástor y Pólux, hijos de Leda, y Las ruinas de Cnossos, escrito hacia 1951, entre otros. Grecia continúa presente en el mito de Acteón en Prosa del observatorio, para representar la condición humana y da lugar a varios de sus cuentos: Circe, Las ménades, El ídolo de las Cícladas, La isla a mediodía y Silvia, personaje inspirado en Cynthia de Endimión, identificado con la Luna. En todos los textos que apelan al mundo griego, Cortázar tiene en cuenta la proximidad a la tierra, a las comunicaciones oscuras, al lado primitivo de las cosas y recuerdos. Esta base sedimenta la producción fantástica posterior.
Laberinto Borges
Borges, que ya en 1949 era un escritor prestigioso, conoce muy bien el mundo antiguo y lo reelabora en varios de sus textos, con distintos formatos. Poemas, cuentos, prosa son los espacios discursivos en los cuales el escritor despliega su asombrosa biblioteca clásica, que va desde la reelaboración de figuras míticas como Edipo, Jano, Jasón, Prometeo, Ulises, pasando por Heráclito, el Homero de la Odisea y el tema del laberinto. Uno de los textos en los cuales el autor reelabora el laberinto como metáfora de la existencia es Laberinto. Pero también hay otro poema denominado El laberinto donde aparece el tema del “otro” Borges. También es imprescindible leer los famosos versos de Edipo y el enigma, Heráclito, Poema del cuarto elemento, Otro poema de los dones –en El otro, el mismo–; Arte poética –en El hacedor–, El mar, en El oro de los tigres, el cuento “La casa de Asterión” en El Aleph, en el que recrea el mito del Minotauro pero, a diferencia del poema de Cortázar, se narra el monólogo de Asterión, un ser que vive en una casa a la que considera infinita y en la soledad de ese laberinto espera que lo liberen de su condición monstruosa. Sabemos que Penélope, esposa de Ulises, esperó a su marido durante veinte años mientras él se hallaba en la guerra de Troya… La leyenda y la literatura clásica nos exigen que no “esperemos” para leer, buscar, descubrir. Incorporar la lectura de los mitos y leyendas clásicas en el aula, investigar y escribir sobre ellas podría ser un aprendizaje cotidiano.
Fuente : Educar - 23/08/2012
Alejandra Torres
http://www.educ.ar/recursos/ver?rec_id=110742
Jorge Luis Borges afirmaba que un día se encontró con Julio Cortázar en París, y que este le recordó que le había dado un cuento: “Él me dijo: ‘Yo le llevé a usted un manuscrito. Usted me dijo que volviera al cabo de una semana, y que usted me diría lo que pensaba del manuscrito’. Yo dirigía entonces una revista, Los Anales de Buenos Aires (una revista ahora indebidamente olvidada), que pertenecía a la señora Sara de Ortiz Basualdo, y él me llevó un cuento, Casa tomada; al cabo de una semana volvió. Me pidió mi opinión, y yo le dije: ‘En lugar de darle mi opinión, voy a decirle dos cosas: una, que el cuento está en la imprenta, y dentro de unos días tendremos las pruebas; y otra, que ya le he encargado las ilustraciones a mi hermana Norah’. Pero, en esa ocasión, en París, Cortázar me dijo: ‘Lo que yo quería recordarle también es que ese fue el primer texto que yo publiqué en mi patria cuando nadie me conocía’. Y yo me sentí muy orgulloso de haber sido el primero que publicó un texto de Julio Cortázar (…) Bueno, como le decía, nos vimos creo que dos o tres veces en la vida, y, desde entonces, él está en París, yo estoy en Buenos Aires; creo que profesamos credos políticos bastante distintos: pero pienso que, al fin y al cabo, las opiniones son lo más superficial que hay en alguien; y además a mí los cuentos fantásticos de Cortázar me gustan”. Con esta exhaustiva descripción, Borges presenta, apoya y prestigia la “entrada” en la literatura argentina de Julio Cortázar. Más adelante, el cuento Casa tomada fue leído como una alegoría antiperonista.
Los anales de Buenos Aires
Más allá de las diferencias ideológicas que a lo largo de los años tuvieron ambos escritores, indudablemente a Borges y a Cortázar los une la dedicación a la escritura de cuentos fantásticos, en la que ambos se destacaron.
Los dos escritores han abordado diferentes géneros y ejes temáticos a lo largo de su recorrido. En la literatura de Borges hay una serie de inquietudes metafísicas que aparecen en sus poemas y en la narrativa: el laberinto, el espejo, el tigre, el doble, los sueños, el infinito y el tiempo cíclico. Cortázar, en cambio, presenta ciertos ejes temáticos que pueden resumirse en el mundo del boxeo, el jazz, la ciudad de París, la infancia, lo fantasmagórico, la defensa de los derechos humanos.
El “hilo” que los une
La fascinación que ambos tuvieron hacia la mitología griega y romana podemos compararla al enamoramiento de Ariadna, hija de Minos y Pasífae, de Teseo. Este, para permitirle encontrar el camino en el Laberinto, la prisión del Minotauro, le dio un ovillo, cuyo hilo Ariadna fue devanando y sirvió para indicarle el camino de regreso. Tanto Borges como Cortázar se enamoraron del mundo clásico. Las derivas de ese entusiasmo los unen como un hilo, y pueden leerse las huellas de esas lecturas en varios de sus escritos. Como bien se señala en el artículo monográfico de la Revista Sudestada , en el año 1949 los dos escritores argentinos publicaron relatos que reelaboran el mito griego del Minotauro y el Laberinto. Se trata del cuento La casa de Asterión, de Borges, y del poema Los reyes, de Cortázar. Ambos respetaban la historia original y eligieron al monstruo como personaje central, pero a la vez incluyeron variaciones. Julio Cortázar, en su juventud, se acercó a la antigüedad clásica, y tuvo un interés particular por la mitología; siempre fue alentado por el saber de Arturo Marasso. La curiosidad por el mundo helénico puede leerse en el estudio que hizo sobre la obra de John Keats (a quien le dedica varios escritos que luego se reúnen en un volumen póstumo). Luego escribió textos en los que muestra las posibilidades de transformación y adaptación del mundo antiguo a otros espacios y tiempos. Mediante esas reescrituras, Julio Cortázar trató de entender el presente que le tocó vivir.
Los Reyes
La primera incursión fue, como dijimos, con el poema dramático en cinco escenas Los reyes (1949), en el que se recrea el mito del Minotauro. El escritor invierte el mito clásico, lo lee al revés. Para Cortázar, el Minotauro es el poeta, el hombre libre, diferente de la sociedad que el sistema encierra y aísla inmediatamente. Mucho tiempo después, en 1983, reconocerá que en ese poema estaba “el móvil” de todo lo que escribió después, el sentimiento de libertad creadora que caracteriza su escritura. Minotauro En ese texto convergen varios intereses del autor: la materia griega, algo de la inocencia de Rimbaud, y del surrealismo que Cortázar conocía muy bien. También, en los poemas, el escritor vuelve una y otra vez al mundo helénico Grecia 59, Menelao mira hacia las torres, Voz de Dafne, Anacreonte, Los dióscuros, donde retoma el mito de Cástor y Pólux, hijos de Leda, y Las ruinas de Cnossos, escrito hacia 1951, entre otros. Grecia continúa presente en el mito de Acteón en Prosa del observatorio, para representar la condición humana y da lugar a varios de sus cuentos: Circe, Las ménades, El ídolo de las Cícladas, La isla a mediodía y Silvia, personaje inspirado en Cynthia de Endimión, identificado con la Luna. En todos los textos que apelan al mundo griego, Cortázar tiene en cuenta la proximidad a la tierra, a las comunicaciones oscuras, al lado primitivo de las cosas y recuerdos. Esta base sedimenta la producción fantástica posterior.
Laberinto Borges
Borges, que ya en 1949 era un escritor prestigioso, conoce muy bien el mundo antiguo y lo reelabora en varios de sus textos, con distintos formatos. Poemas, cuentos, prosa son los espacios discursivos en los cuales el escritor despliega su asombrosa biblioteca clásica, que va desde la reelaboración de figuras míticas como Edipo, Jano, Jasón, Prometeo, Ulises, pasando por Heráclito, el Homero de la Odisea y el tema del laberinto. Uno de los textos en los cuales el autor reelabora el laberinto como metáfora de la existencia es Laberinto. Pero también hay otro poema denominado El laberinto donde aparece el tema del “otro” Borges. También es imprescindible leer los famosos versos de Edipo y el enigma, Heráclito, Poema del cuarto elemento, Otro poema de los dones –en El otro, el mismo–; Arte poética –en El hacedor–, El mar, en El oro de los tigres, el cuento “La casa de Asterión” en El Aleph, en el que recrea el mito del Minotauro pero, a diferencia del poema de Cortázar, se narra el monólogo de Asterión, un ser que vive en una casa a la que considera infinita y en la soledad de ese laberinto espera que lo liberen de su condición monstruosa. Sabemos que Penélope, esposa de Ulises, esperó a su marido durante veinte años mientras él se hallaba en la guerra de Troya… La leyenda y la literatura clásica nos exigen que no “esperemos” para leer, buscar, descubrir. Incorporar la lectura de los mitos y leyendas clásicas en el aula, investigar y escribir sobre ellas podría ser un aprendizaje cotidiano.
Fuente : Educar - 23/08/2012
Alejandra Torres
http://www.educ.ar/recursos/ver?rec_id=110742
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Minotauro de Borges y Cortázar
Nota escrita y narrada por José Gordon y realizada por Rodrigo Adalberto Sánchez González para el programa Revista de la Universidad de TV UNAM en 2007
Fuente : You Tube
http://www.youtube.com/watch?v=YiF7yF81QxU
Nota escrita y narrada por José Gordon y realizada por Rodrigo Adalberto Sánchez González para el programa Revista de la Universidad de TV UNAM en 2007
Fuente : You Tube
http://www.youtube.com/watch?v=YiF7yF81QxU
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viernes, 17 de agosto de 2012
1978 - Borges en Tucumán
El gallo tucumano que persiguió a Borges en sus sueños
Borges junto a la profesora Nilda Flawiá y el
escritor Ezequiel de Olaso en San Javier. Su última visita a la provincia fue
en 1978, invitado por la UNT,
que lo distinguió con el Doctorado Honoris Causa.
"Tucumán me ha asombrado y me llenó de honores. Me voy
el miércoles, pero quizá todo tenga el sabor de una despedida, porque ¿quien
podría asegurar que volveré?". De esta manera Jorge Luis Borges se
despidió de Tucumán el 9 de mayo de 1978. Y, tal como lo había intuido en
aquella oportunidad, nunca más volvió. Había sido invitado por la Universidad Nacional
de Tucumán para un homenaje en el que se lo nombró doctor honoris causa.
Durante tres días Borges paseó por el centro, tomó una
gaseosa en San Javier y disertó sobre su obra. "Ustedes háganme decir lo
que quieran. Puedo decir hasta que me gusta el fútbol si quieren", le dijo
socarronamente al periodista de LA
GACETA que lo entrevistó.
Durante la charla, el autor de "Ficciones" comentó
que visitó en otras dos oportunidades la provincia (una vez lo hizo junto a su
madre) y recordó una anécdota insólita. Dijo que de Tucumán recordaba cierto
reloj que tenía un gallo en su parte superior y servía de promoción para una
vieja relojería de la calle Maipú al 400. "Era monstruoso. Tanto, que esa
noche tuve sueños y alucinaciones, como todavía los tengo a menudo. Tucumán es,
en cierto sentido, causa de mis pesadillas porque sigo soñando que ese atroz
reloj está vivo", le confesó al cronista.
Una calamidad
El escritor había visitado la provincia en plena
efervescencia del Mundial de Fútbol de 1978. Y justamente sobre este deporte se
refirió en la extensa entrevista. "El mundial me parece una calamidad. En
Buenos Aires ya han triplicado el costo de los productos para poder saquear a
los turistas. Y claro, después esos precios no van a volver a bajar. La
inflación es ingobernable", sentenció.
Cuando se le preguntó si alguna vez había visto un partido
de fútbol, contestó con ironía: "una sola vez. Vi medio partido porque me
aburrió mucho. Creo que son mucho mejores las riñas de gallo; ideales para un
miope como yo. Pero, imagínese, no son negocio porque... ¿cuántos espectadores
puede llevar una riña? No más de 100".
El escritor
Por supuesto que, en esa última visita a Tucumán, Borges
también reflexionó sobre la función del escritor. "El escritor es
necesario. Yo escribo porque necesito expresarme, aunque nunca pensé en los
lectores. Fíjese que de mi primer libro, sólo publiqué 300 ejemplares que
regalé entre mis amigos. Alfonso Reyes me dijo una vez que uno publica libros
para no pasarse la vida corrigiéndolos. Asi que no creo que la publicación sea
necesaria para escribir", dijo.
En esa misma charla, también habló de la fama y dijo
tajantemente que le molesta. "Hace un rato estuve en eso de firmar
libros... No sé... Es tan triste eso de la promoción. El año pasado estuve en
París y, en La Sorbona,
me molestaban todo el tiempo a preguntas. Después, cuando estuve en Suiza y en
Grecia, tuve la buena idea de no acercarme a ninguna embajada argentina, para
no hacer saber a nadie que había ido. Y así me salvé del acecho: no salió
ningún titular diciendo que ahí estaba Borges, el escritor sudamericano",
manifestó.
Durante su última visita a Tucumán (las otras dos fueron en
mayo de 1950 y en junio de 1969) paseó por San Javier donde tomó una gaseosa en
la hostería y conversó sobre literatura. Con una profesora repasó en griego
antiguo algunos versos de "La
Ilíada". Fue ese el momento en que comentó algo
asombroso: "creo que el boxeo es un lindo deporte. Me hubiera gustado
practicarlo en mi juventud". Y lo relacionó con el tema de la valentía en
sus historias de compadritos y cuchilleros. Y agregó: "me siento muy bien
en Tucumán. En las provincias el castellano que se habla es más suave que en
Buenos Aires".
Fuente : La
Gaceta – Tucuman
Miércoles, 28 de Marzo de 2012
martes, 14 de agosto de 2012
“Borges hizo de Adrogué un lugar de
meditación”
El Director de la Biblioteca Nacional,
Horacio González, inauguró en la
Casa de la
Cultura la muestra
“Jorge Luis Borges. Un itinerario en libros”, una investigación con
material inédito que refleja el paso del
escritor por Almirante Brown y su
relación con los libros.
La
Secretaria de Educación y Cultura del Gobierno Municipal de
Almirante Brown, inauguró oficialmente la muestra perteneciente a la Biblioteca Nacional,
con la presencia de su director Horacio González y de autoridades nacionales y
municipales entre como la senadora provincial Patricia Segovia, el secretario
de Educación y Cultura Jorge Herrero Pons y el subsecretario de Cultura Alfredo
Mota.
“Después de un viaje por la Av. Pavón, Hipólito
Yrigoyen, Eva Perón, cuando se viaja por el sur, uno se encuentra con los
nombres de la historia política argentina,
y acá en Adrogué especialmente, con el nombre de Borges. El escritor
hizo de esta localidad un lugar de meditación, un nombre encantado; él pensaba
en un nombre e inmediatamente imaginaba como se desdoblaba en un destino y
Adrogué forma parte de anotaciones dispersas en su obra y esta exposición
empieza por aquí, de este modo no se ha hecho nunca una muestra sobre Borges,
que hay muchas, como hay muchas
discusiones sobre Borges. La herencia viva de un autor son las
discusiones que sigue provocando, y
Borges las sigue provocando por una razón muy sencilla, porque es el más
profundo autor literario de la argentina, la literatura de Borges piensa la
circunstancia argentina con absoluta profundidad”, expresó el Director de la Biblioteca Nacional,
Horacio González.
La muestra, que se expone por primera vez, podrá visitarse
en la Sala Raúl
Soldi de la Casa
Municipal de la
Cultura, hasta el 9 de septiembre de 9 a 21 y está compuesta por 40
banners con imágenes de fotos, libros y notas inéditas que transitan distintos
aspectos de la vida de Borges, centrada en los libros que el escritor donara a
la misma, con textos de su juventud, su experiencia por Europa, su paso por la Biblioteca, de la que
fuera director entre 1955 y 1973 y también por la localidad de Adrogué.
Fuente : diario Brown.com
12 de agosto de 2012
lunes, 13 de agosto de 2012
Cuando Borges vino a Avellaneda
No cruzaba el puente Pueyrredón con frecuencia. Fueron
escasas las oportunidades que tuvo Avellaneda de contar con la visita del
escritor y poeta Jorge Luis Borges. Algunas de ellas, tal vez la primera en su
historia, se registra en las reuniones literario-gastronómica que se realizaron
durante muchos años en los fondos de la imprenta Chiesino que entonces
funcionaba en la calle Ameghino al 800.
Había una razón especial para que así sea. En esa imprenta,
y por acción directa de su propietario, Bartolomé U. Chiesino -“Don Bartolo”
como le decían sus amigos- se imprimieron durante las décadas del ’40 al ’60
los más importantes títulos de editoriales nacionales, como era el caso de
Losada, El Ateneo, Santiago Rueda, y otras de esa importancia.
Ese hecho no era un simple compromiso comercial, porque
Chiesino se confesaba un apasionado del libro y sus autores. “…ha sido parte
inalienable de mi vida” afirmaba Don Bartolo. Y esta pasión lo comprometía a confeccionarlos
con un aditivo especial que lo llevó a conocer en forma personal y afectiva a
quienes habían escrito aquellos trabajos. Esta razón era el motor fundamental
que hacía de aquellas reuniones en los fondos de su taller, al calor y olor del
asado a degustar, un encuentro con escritores argentinos y, en especial, los
españoles que estaban exiliados en nuestro país a partir de los años ’30. Uno
que participó en alguna ocasión fue el poeta argentino Jorge Luis Borges, como
una de sus primeras presencias en nuestra ciudad.
Mucho tiempo después, en octubre de 1975, se produce la
participación de Borges en un acto literario en Avellaneda. Seguramente Don
Bartolo ofreció alguna ayuda para que el ya afamado escritor accediera a dar
una charla literaria en la
Sociedad Popular de Educación. Singular éxito de concurrenc1a
de público produjo este acto.”La loable iniciativa que constituyó, sin duda
alguna, el más notable acontecimiento cultural en AvelIaneda… fue obra de la Sociedad Popular
de Educación, que preside el señor Carlos J. Garobbio. La reunión tuvo lugar en
los salones de la institución, calle Beruti 216, y en la oportunidad el maestro
disertó sobre e1 tema "Cervantes y el Quijote", se expresa en una
nota de “La Ciudad”.
“El insigne orador fue presentado por el señor Bartolomé U.
Chiesino, quien al término de la disertación de Borges obsequió al poeta con
una antiquisima edición de los talleres Artes Gráficos Bartolomé U. Chiesino”.
“Borges disertó sobre la obra de Cervantes y destacó, con lenguaje directo y
llano, los valores de "El Quijote", su importancia dentro de la
literatura española y su trascendente mensaje humano basado en la exaltación de
la amistad en sus memorables protagonistas: el Quijote y su criado Sancho
Panza”, señalaba el diario.
Y hasta aquí llegan los testimonios de sus experiencias en
Avellaneda. Una página invalorable a la hora de rescatar la acción cultural de
las instituciones locales en el acercamiento de los grandes creadores –en todas
sus disciplinas- para conocimiento de los ciudadanos de Avellaneda.
Fuente : La
Ciudad – El Diario de Avellaneda
Antonio J. González.
14, Agosto de 2012
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Borges en Avellaneda,
Conferencias de Borges
domingo, 12 de agosto de 2012
La invención de Morel
Omar González
“Una isla habitada por fantasmas
artificiales”
La invención de Morel (Losada, noviembre 14 de 1940),
sobrecubierta de Norah Borges
En noviembre de 2002, en Caracas, Venezuela, con
el número 221 de la serie Biblioteca Ayacucho, se terminó de imprimir un tomo
que reúne tres libros del narrador argentino Adolfo Bioy Casares (1914-1999): La
invención de Morel (1940), Plan de evasión (1945) y La
trama celeste (1948), cuya “Selección, prólogo, notas, cronología y
bibliografía” se deben a Daniel Martino, autor del libro ABC de Adolfo
Bioy Casares (Emecé, 1989) y editor del par de póstumos volúmenes
expurgados de los Diarios íntimos de Adolfo Bioy Casares: Descanso
de caminantes (Sudamericana, 2001) y el voluminoso Borges
(Destino, 2006).
Según reporta Daniel Martino en su “Prólogo”, “La
segunda edición [de La invención de Morel] (1948) corrige
vocablos y atenúa expresiones: su cotejo con la primera [1940] muestra que casi
no hay línea que no haya sido modificada. Las dos ediciones siguientes, de 1953
y 1991, en cambio introducen un número considerablemente menor de variantes.”
En sentido, anuncia en su nota “Criterio de esta edición”: “La presente edición
sigue la cuarta y definitiva, cuyo texto fue fijado por Daniel Martino en 1991.
Únicamente se ha corregido la divisa que cita el náufrago [“Hostinato
rigore”] para ajustarla a la grafía original leonardiana tal como la
invoca Valéry y tal como aparecía en la primera edición de la novela. En las
notas se incluyen sólo aquellas variantes que alteran contenidos.”
En contraste con el rigor del “Prólogo” de Daniel
Martino (un ensayo repleto de citas donde repasa la obra de Adolfo Bioy
Casares), lo primero que extraña en la presente edición de La invención
de Morel es la ausencia de la dedicatoria: “A Jorge Luis Borges”; es
probable que se trate de una simple errata, de un craso descuido, pues se sabe
que la amistad y la mutua estima entre ambos autores perduró hasta el fin de
sus días; hipótesis que es reforzada por el hecho de que Plan de
evasión sí incluye su dedicatoria: “A Silvina Ocampo”. Afortunadamente el célebre
“Prólogo” de Borges, fechado en “Buenos Aires, 2 de noviembre de 1940”, sí fue incluido,
memorable por que celebra la “imaginación razonada” de Bioy en términos
deificantes: “He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he
releído: no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta.”
En sus Memorias (Tusquets,
1994), Bioy recuerda que fue un mal administrador de Rincón Viejo, la estancia
en Pardo, propiedad de su familia paterna, ubicada a 35 km de Las Flores (donde se
casó con Silvina el 15 de enero de 1940) y a 214 km de Buenos Aires. En
Rincón Viejo montaba a caballo y tenía sus perros; un gran danés, su favorito,
se llamaba Áyax (1931-1942); en algún momento fueron nueve canes y Silvina los
tributó en “Nueve perros”, cuento dedicado a Bioy, reunido en su libro Los
días de la noche (Sudamericana, 1970). En Rincón Viejo, Bioy leía
mucho y allí escribió La invención de Morel. Según dice en la
página 92 de sus Memorias: “Hacia 1937, cuando yo administraba
el campo del Rincón Viejo, sentado en las sillas de paja, en el corredor de la
casa del casco, entreví la idea de La invención de Morel. Yo
creo que esa idea provino del deslumbramiento que me producía la visión del
cuarto de vestir de mi madre, infinitamente repetido en las hondísimas
perspectivas de las tres fases de su espejo veneciano.”
Por la notas de un supuesto editor y por lo que
el protagonista anónimo narra en primera persona, el lector pronto descubre que
los fragmentos de La invención de Morel son el póstumo
testamento de un náufrago, el diario de un perseguido por la justicia (desde
Caracas, Venezuela), que al huir de la sentencia a cadena perpetua llegó en
bote, casi al azar (no sabía leer la brújula), a una isla desierta cercana a
Rabaul, en Sicilia, que supura una terrorífica leyenda negra que en Calcuta le
recita Dalmacio Ombrellieri, un italiano vendedor de alfombras (alguna vez fue
con él a un burdel de hetairas ciegas), quien le brinda la subrepticia ayuda
para que llegue allí como un objeto de contrabando: nadie la habita, de no ser
un museo, una capilla y una alberca, conjunto abandonado más o menos en 1924.
Le dice, además, que esa isla solitaria, de malignos arrecifes y corales, de
súbitas mareas y mórbida vegetación y fauna, es el foco de una extraña
enfermedad que propicia la caída de las uñas, del pelo, de la piel y de las
córneas de los ojos. “Los tripulantes de un vapor que había fondeado en la isla
estaban despellejados, calvos, sin uñas —todos muertos—, cuando los encontró el
crucero japonés Namura. El vapor fue hundido a cañonazos.”
La vida del condenado y perseguido en esa “corte
de los vicios llamada civilización” era un oscuro y pestilente laberinto. Su
tabla de salvación parecía ser la isla; pero también la ínsula, tan sólo por su
salvaje y agreste naturaleza, es otro laberinto plagado de infortunios y pestes
que agudizan sus carencias, padecimientos, fobias, delirios, sugestiones, fantaseos,
pesadillas, sueños, deseos inasibles, inutilidad práctica e ignorancia, pese a
su cultura, salpimentada por algún latinajo y por su ampulosa y risible
pretensión de “escribir la Defensa
ante sobrevivientes y un Elogio de Malthus”, y, más
aún, por sus falaces reflexiones metafísicas en torno a la inmortalidad, pues
al recorrer por primera vez los libreros del hall del museo, dice:
“Recorrí los estantes buscando ayuda para ciertas investigaciones que el
proceso interrumpió y que en la soledad de la isla traté de continuar. Creo que
perdemos la inmortalidad porque la resistencia a la muerte no ha evolucionado;
sus perfeccionamientos insisten en la primera idea, rudimentaria: retener vivo
todo el cuerpo. Sólo habría que buscar la conservación de lo que interesa a la
conciencia.”
La arquitectura del museo y sus detalles
decorativos (el biombo de espejos de más de veinte hojas, por ejemplo) revelan
que su asombrosa construcción es un enigma y otro laberinto. A esto se agrega
la aparición de unos seres vestidos a la moda de los años veinte, que se
divierten y matan el tiempo como vacacioncitas en un gran hotel. Hay entre
ellos una fémina: Faustine, que ciertos crepúsculos posa en las rocas como si
lo hiciera ante un fotógrafo invisible. El fugitivo, a escondidas y hecho un voyeur,
se enamora de la fémina, y con claros y grotescos indicios de psicosis, en ella
deposita sus quimeras e inciertas esperanzas. Cayendo en cursilerías y en
humillaciones, el prófugo hace lo posible por conmover y conquistar a Faustine;
pero ella y los demás (inquilinos y servidumbre) actúan como si él no
existiera. Llega a suponer que todo es una teatral conjura contra él, urdida
por esos “héroes del snobismo” o “pensionistas de un manicomio
abandonado”, que tal vez lo entreguen a la policía, si es que la policía no es
la responsable de todo…
Oculto, una sombra furtiva, el astroso condenado
espía y observa una misteriosa reunión nocturna convocada por Morel, el
propietario de la isla y del museo. En las palabras que oye empieza a entrever
el meollo del fantasmal asunto: esos seres que deambulan en la solitaria ínsula
son reproducciones de una especie de máquina cinematográfica inventada por
Morel. Repiten una y otra vez lo sucedido durante siete días, la semana que
grabaron los receptores de actividad simultánea.
El artilugio de Morel es activado con la energía
que generan las mareas. Siempre y de un modo idéntico se repite ese tiempo
circular: una semana. Infinitesimal y perniciosa inmortalidad y pesadillesco
eterno retorno. Es el triunfo de Morel, su dicha y condena de científico loco.
Lo cual, ineluctablemente, denota que pertenece a la estirpe de los científicos
locos que habitan las obras no sólo de ciencia ficción (literarias y
cinematográficas) habidas y por haber.
La proyección de los siete días, ubicua, se
posesiona de la isla y pese a la superposición coexisten dos espacios y dos
tiempos distintos. Las imágenes proyectadas, más que especulares, como de
cuarta dimensión, son terriblemente verosímiles: tienen la exacta apariencia de
lo real. El fugitivo percibe sonidos, aromas, hedores, volúmenes, epidermis, e
incluso pasa por un episodio en el que vive la horrorosa certidumbre de que en
la bóveda celeste han surgido dos soles y dos lunas. No obstante, su mayor
tribulación es la fría indiferencia de Faustine y el modo de seducirla y
conquistarla. Las imágenes del artificio no pueden atravesarse y son
indestructibles en las horas de su proyección. Esto lo descubre en uno de sus
momentos más angustiosos: cuando al buscar la manera de interrumpir el
mecanismo, queda encerrado entre las paredes de porcelana celeste de la secreta
habitación de las máquinas, que él por causalidad otrora descubrió (buscaba
alimentos).
Además de los lúdicos pies de página del supuesto
editor, el diario del fugitivo incluye la transcripción comentada de ciertas
notas que dejó Morel; pero también esto implica la inextricable suma de sus
deducciones. Esa enfermedad que mató a los tripulantes del vapor citado al
inicio de la nota, no es otra cosa que los efectos causados por los receptores
a la hora de grabar (los muertos eran Morel y su grupo). Luego de ser grabados,
los árboles y las plantas quedan secos y los humanos pierden la vida, casi como
supone el arcaico atavismo de ciertos pueblos primitivos: que al formarse la
imagen fotográfica de un individuo, “el alma pasa a la imagen y la persona
muere”.
La
Faustine de carne y hueso desdeñaba a Morel, observa el
fugitivo (“Bella como la noche y fría como la Muerte”, decía Luis Buñuel ante la bellísima e
inasible Catherine Deneuve). El único Paraíso y la única inmortalidad a la que
logró acceder con Faustine son esos siete días, esos efímeros intentos de
seducción destinados a repetirse una y otra vez, esos fugaces diálogos en los
que desde el fondo de su conciencia (si es que vive en la imagen) la oye y
contempla por siempre jamás.
Para poseer a Faustine, para hacerla suya a
perpetuidad, Morel inventó y construyó el artefacto; es decir, ante la índole
inasible y evanescente de la fémina y frente a la frustración de sus deseos y
sueños más íntimos: la mató, se mató y mató al grupo de amigos. “La hermosura
de Faustine merece estas locuras, estos homenajes, estos crímenes”, se dice el
fugitivo, muy identificado con la megalomanía y cruel apoteosis de Morel. De
modo que proclama: “Yo soy el enamorado de Faustine; el capaz de matar y de
matarse; yo soy el monstruo.”
Así, el prófugo de la justicia, un hombre sin
esperanza, que se dice escritor y con el erosionado anhelo de haber querido
vivir en una isla desierta, perdido en el insular laberinto, enfermo y loco de
amor y desahuciado ante la imagen de esa mujer que sabe imposible, decide morir
y entregarse, también, a “la eterna contemplación de Faustine”. Durante quince
días, siguiendo las imágenes de los siete días que grabó Morel, ensaya el
libreto de su autoría: lo que serán sus actos y parlamentos con que matiza su
papel de eterno voyeur. Luego, regraba las escenas de Morel con él
incluido en el elenco y cambia los discos. Así, “las máquinas proyectarán la
nueva semana, eternamente”.
_____________________________________
Adolfo Bioy Casares, La invención de
Morel, Plan de evasión, La trama celeste.
Selección, prólogo, notas, cronología y bibliografía de Daniel Martino.
Biblioteca Ayacucho (221). Caracas, 2002. 396 pp.
Fuente
: Punto y Aparte – México - 09 Febrero 2012
Omar González
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Borges y Bioy Casares
viernes, 3 de agosto de 2012
Borges, el eterno
por Julio César Calistro
Entrevista realizada en Buenos Aires, en 1983.
Diez años. Como si
tratara de uno más de los mágicos laberintos por él trazados, este es el tiempo
que la entrevista ha permanecido sin publicar. He decidido respetar su texto
tal como un día lo escribí, y evitar correcciones que, seguramente, distorsionarían
el sentimiento que me causó entonces.
Aún hoy, al releer
sus palabras, escucho su voz gastada y descreo que ya no esté.
Como él a Buenos
Aires, lo juzgo tan eterno, como el viento, como el aire.
Sábado al mediodía. En un amplio living en penumbras,
acomodado en un amplio sillón, la mirada perdida en un cielorraso invisible, se
encuentra Jorge Luis Borges.
Desde hace un tiempo a esta parte, rehuye a las entrevistas.
Fanny, su ama de llaves, responde por teléfono que no hay reportajes para
nadie. En este caso, la perseverancia finalmente da sus frutos. La excepción
obedece a que el propio escritor atendió el llamado telefónico y un bueno,
venga para acá, hará posible que una hora después iniciemos este diálogo.
Entre ambos existe una relación surgida a raíz de una
entrevista tres años atrás, a la que siguieron otros encuentros en los que, a
pedido suyo, le he servido de algo así como una especie de libro oral a través
de la lectura en voz alta, de fragmentos de obras diversas.
Una relación que dista de ser amistad, pero que él
rápidamente ha puesto por encima del simple vínculo personaje-periodista,
quizás gracias a las muchas caminatas compartidas por la Plaza San Martín, paseos
en los que hemos abordado temas muy variados, desde Aristóteles y Platón hasta
el lugar de nacimiento del segundo fundador de Buenos Aires, Juan de Garay
(¿vizcaíno o burgalés?).
Debo confesar que además de admirarlo como escritor, no he
podido evitar quedar fascinado con su habilidad para involucrarme en el laberinto
de sus charlas. He llegado a pensar que cuando se le da la posibilidad oral,
escribe en el aire y se divierte. Habla y la respiración de su palabra tiene el
ritmo de la escritura. Sin duda, Borges es siempre Borges...
- Borges, ¿cómo escapar de lo obvio?
-Yo no sé si lo obvio es siempre un error..., lo obvio es
algo cierto, el perogrullo es algo cierto.
- De acuerdo. Vayamos a lo obvio, de momento. ¿Qué espera de
Borges?
- No sé. Mi destino sigue siendo un misterio. Estoy ciego,
la mayoría de mis contemporáneos han muerto; soy un hombre tímido y desde el
año 55 ya no puedo leer, tengo que recitar cosas que se me ocurren... ¡Yo no sé
cómo no aprendí el sistema braille! Eso habría cambiado toda mi vida. Si yo
pudiera lee, pudiera escribir..., pero ahora es demasiado tarde, ni siquiera
tengo la sensibilidad suficiente en los dedos. ¡Si, hubiera cambiado toda mi
vida...!
- Hoy es siempre todavía, al decir de Machado.
- Tal vez... Yo he pensado que cuando era chico, un día
duraba una semana y ahora una semana dura un día. A medida que uno envejece
pasa con más rapidez el tiempo.
- Toda su vida ha sido un rebelde, ¿por qué?
- Bueno, cuando era joven, sí. Me gustaba estar en
desacuerdo. Ahora, no. Trato de estas de acuerdo. Chesterton dijo que se había
pasado la vida comprobando que los otros tenían razón. A mí me ha pasado lo
mismo.
- ¿Y de qué se arrepiente?
- Bueno, de muchas cosas...O no, para qué...Pero me hubiera
gustado hacer otras cosas...
- ¿Como haberse enamorado de muchas mujeres...?
- No, no. Sólo de aquellas con quienes he soñado.
- ¿Un artista es siempre pasional?
- Con su obra, sí. Con todo lo demás, no siempre.
- ¿Qué representa para usted la Literatura?
- Tantas cosas... Cuando estoy solo, continuamente estoy
tramando poemas, cuentos, fábulas, porque tengo que poblar mi soledad. Y a mi
edad es fácil estar solo. Por ejemplo, yo nunca busco temas, dejo que los temas
me busquen y yo los eludo, pero si el tema insiste, yo me resigno y escribo.
Hay que dejar a los temas que elijan, pues cada tema sabe si quiere ser escrito
en verso libre, en una forma clásica o en prosa. No pienso en la comunicación,
yo escribo corrijo los borradores mentalmente, desde que no tengo vista, y
finalmente los publico.
- ¿Qué haría si pudiera volver a ver?
- Bueno, yo volvería a leer algunos de los pocos libros que
hay aquí; quizás saldría a la calle a reencontrarme con algún recuerdo de
Buenos Aires. Miraría al espejo para ver que cara tengo. Aunque no, pienso que
es una suerte para mí imaginarme con la cara que tuve a los 55 años.
- En su obra la cuestión acerca de la inmortalidad es una
constante. ¿Por qué?
- Porque yo creo que la inmortalidad personal no es menos
creíble que la muerte: «las dos cosas son increíbles! El hecho de que alguien
perdure más allá de la terminación de su cuerpo parece rara, pero también lo es
el hecho de que alguien desaparezca finalmente.
- Aquello de que el hombre es la unión entre cuerpo y alma...
- Si, claro... Salvo que podamos imaginarnos sin cuerpo pero
no sin alma: si yo pienso que lo soy, lo hago en mi conciencia pues yo en mi
cuerpo no podrían pensarme sin cuerpo.
Cuando uno recita un poema, uno ya no es su cuerpo, siempre
es su conciencia. Hay unos versos muy lindos de Machado, que dice así: ¿Y ha de
morir contigo el mundo mago/ donde guarda el recuerdo?/... Los yunques y
crisoles de tu alma/ trabajan para el polvo y para el viento. Es decir, cuando
una persona muere, mueren muchísimas cosas por lo que parece raro que todo eso
cese de golpe. Pero a su vez también la idea de que uno dure indefinidamente es
rara. Ambas, me parece, son igualmente increíbles. A mí no me importaría durar
más allá, pero a condición de no olvidar esta vida. Por eso, me pregunto si la
identidad personal consiste precisamente en la posesión de ciertos recuerdos
que nunca se olvidan.
- ¿Por ejemplo...?
- Los paseos por Ginebra...
- ¿Cuál es su mejor poesía?
- La que suelo preferir es El Golem, aunque también me gusta
Límites.
- ¿Y de sus cuentos?
- Uno que se llama Urrica. Bueno, en realidad es una pieza
de teatro.
- ¿Quién ha sido el máximo escritor argentino?
- Almafuerte y también Sarmiento. Almafuerte nació en San
Justo y me dicen que este pueblo ha cambiado mucho, que ahora es una zona
industrial. Cuando yo lo conocí no era así, era un pueblo que parecía estar
perdido en la llanura, tenía casas bajas, salas de ladrillo, calles de barro...
¡Qué lucha la de Almafuerte! Como no tenía título habilitante, cuando se daban
cuenta que pese a ello daba clases, le cerraban la escuela y entonces tenía que
mudarse a otro pueblo y abrir una nueva. Lo primero que hacía era abrir la sala
de la casa pues cualquier chico pobre podía mudarse allí.
- ¿Le hubiera gustado tener hijos?
- Hace mucho tiempo que dejé de preguntármelo... Pero
volviendo a Almafuerte, recuerdo que en una oportunidad había abierto una
escuela al lado de un prostíbulo. Antes, cuando una persona llegaba a un
barrio, los vecinos le mandaban golosinas. Luego, uno le devolvía otras
golosinas y, ¡bueno!, se hacía amigo de la gente. Entonces, las prostitutas le
regalaron una fuente de empanadas. A los dos días se presenta Almafuerte y
dice: Les agradezco las empanadas, señoras putas. Eso no era para ofenderlas,
claro está, sino por ser el oficio de ellas.
-Es indudable que era directo en su lenguaje, algo, me
parece, no común en los poetas. ¿Qué es lo más importante en la poesía?
- Yo creo que en el verso, la cadencia y la imagen son más
importantes que el sentido. Hasta puede no tener sentido y sin embargo, ser
bueno. No creo que la idea sea el verso, pues uno puede concebir Y muera como
un tigre el sol eterno, pero no creo que sea una idea comparar la agonía del
tigre con la claridad del sol.
La función literal no hace al verso, por eso es imposible
traducir un poema. Por ejemplo, un título lindísimo de Lugones es Los
crepúsculos del jardín. Ahora, si Lugones hubiera puesto Las penumbras de la
quinta o Las tardes de la granja, la idea hubiera sido la misma, pero no la
imagen poética.
- La larga noche de la dictadura llega a su fin ¿De qué
manera nos habrá marcado la falta de libertad?
- Bueno, yo no sé. En la Argentina casi todo es
censurado... En los Estados Unidos, en cambio, no hay censura, tanto que usted
paga la suma de una taquilla y puede ver en el escenario un coito. Claro que
son hermosas muchachas y lindos muchachos, pero ¡es un espectáculo público! En
España, con quien tenemos mayor similitud, ahora ocurre otro tanto aunque todo
lo referido al sexo se hace y se dice de forma agresiva.
- Quizás se deba a un cambio muy abrupto...
- Sí, posiblemente sea así como usted dice, luego de la
muerte del dictador Franco. Actualmente usted tiene en el diario ABC, una
página entera dedicada a avisos de prostíbulos. Por ejemplo, hay uno que
recuerdo: Enano cariñoso busca señor alto y moreno. Discreción, confianza,
afecto. Diríjase a tal teléfono y pregunte por Paquito ¿Qué le parece?
Entonces, hay hombres que se ofrecen a hombres, hombres que se ofrecen a
mujeres; mujeres que se ofrecen a hombres, y mujeres que se ofrecen a mujeres.
Lo único que tenemos que hacer es llamar a uno de los muchos teléfonos y preguntar
por Lola, Clide o cualquier otra. Y ahora, en nuestro país, pasará algo de eso.
- ¿Cree que los argentinos hemos cambiado?
- Sí, por supuesto. Fíjese, por el año 1910, le estoy
hablando de poca cosa, había una esperanza en la gente. Cuando Darío escribió
su Oda argentina y Lugones su Odas seculares, todo ello correspondía a una gran
esperanza. En cambio, actualmente están muy descorazonados todos. A pesar de
todo, pienso que ahora tenemos derecho a la esperanza, mejor dicho, tenemos el
deber de la esperanza. Basta con recordar los últimos años: hambre,
persecución, torturas y desaparecidos, falta de trabajo, endeudamiento del Estado,
opresión y hasta una guerra: ¡Esto es lo que han hecho los militares! Claro, si
alguien se ha pasado la vida en los cuarteles, no hay ninguna razón para que
sepa gobernar.
- Res publica y res militia.
- Justamente. Qué triste pensar que la única fuerza del
gobierno, es la silenciosa desesperación de la gente. ¡Es una calamidad!
¡Ineptos! Quizás yo sea el único argentino que, en caso de que me nombraran
dictador, estoy seguro que renuncio inmediatamente y vuelvo a mi casa a soñar
en voz alta. Pero aquí parece que hemos perdido el sentido de lo ético y lo
único que realmente interesa es especular con el dinero. Una vez me invitaron
un grupo de libreros de la ciudad de Rosario a dictar una conferencia, entonces
fui a dar una larga charla sobre el libro. Después comimos juntos y uno de
estos señores me dijo: ¡Qué lástima que eligiera ese tema, Borges!. Pero, cómo,
¿No son libreros ustedes?, pregunté, a lo que respondió: Bueno, sí, somos
libreros, pero lo que realmente nos interesa es la venta de cuadernos y
lápices. Eso genera desesperanza y frustración en una sociedad.
-¿Anarquista o liberal?
- Anarquista, pues yo creo que lo mejor sería un país que no
precisara de un gobierno. Quizás con el tiempo lleguemos a eso, por el momento,
no. Por el momento, el gobierno es un mal necesario, pero lamentablemente en
todas partes el Estado cada vez se torna más molesto. Cuando fuimos a Europa en
el año 1914, viajamos sin pasaporte y uno pasaba de un país a otro como de una
estación a otra. Claro, después de la Primera Guerra Mundial comenzó a desconfiarse...
¡Pero, ahora ! ¡Usted no puede salir a la calle sin la cédula o el pasaporte
porque el Estado se mete en todo y hasta lo lleva detenido! ¡Es una
barbaridad!.
- ¿A quién admira?
- Quizás admire a Aristóteles. A Platón, tal vez. Hay
personas que admiran a los políticos. Yo, no; hay gente que admira a Napoleón,
yo no. Si uno admira a Napoleón, también puede admirar a Hitler, y eso sería
terrible.
- Nada más inhumano que la guerra de los conquistadores,
¿verdad?
- Así es. Alberdi dijo que la guerra es un crimen, y ahora
creo que tenía razón: ¡Todas las guerras son un crimen! Pienso que si un
gobierno decide una guerra, no le faltarán razones para justificarla, además,
todos aquellos que se oponen son considerados traidores. Claro. Hay un supuesto
axioma de derecho internacional que dice my country right or wrong, es decir,
que tenga o no razón, es mi país. Pero, admitido esto, ¡ambos bandos tendrían
razón en cualquier guerra!.
¡Julio César! Usted tiene un nombre de emperador, ¿se
imagina haber sido Julio César?
- No, no. Sólo en brazos de Cleopatra...
- Yo en los de Beatriz, pero quién soy para codearme con el
Dante. O con Virgilio. Antes se soñaba más, ahora, con tanta televisión... Lo
que sucede es que cuando ocurre algo se lo anuncia inmediatamente y no se da
tiempo a que se cree una leyenda al respecto. Yo, por ejemplo, alcancé a ver
por televisión la llegada del hombre a la Luna. Esa inmediatez ayudó a que se formara parte
de la noticia del día y se olvidara después con tantos nuevos Apolo. En cambio,
hubiese sido distinto si se anunciara que el hombre había llegado a la Luna y después cada uno
soñara cómo había ocurrido. Sin embargo, nos acosan con tantas noticias...
- La diferencia entre información y conocimiento...
- Exacto. Hay un verso de Eliot, que dice: Dónde está la
sabiduría que hemos perdido en conocimiento./ Dónde el conocimiento que hemos
perdido en conocer.
- Para concluir: ¿qué opinarán de Jorge Luis Borges dentro
de cien años?
- ¡Espero que lo hayan olvidado!
- ¿Por qué?
- ¡Pero, claro! ¡Borges no es Cervantes!
- ¡Y usted es Borges!
- Bueno, desgraciadamente tengo ochenta y tantos años. ¿Qué
otra cosa puedo hacer que no sea escribir y soñar...?
Punto final. El
reportaje ha concluido con este interrogante del propio Borges. Ya en la calle
se suceden en mí, ideas, impresiones, asombros... Penetrar el universo borgiano
(un mundo pleno de refracciones, sueños, coincidencias, laberintos, cábalas y
tigres) supone una experiencia inigualable que cuesta abandonar.
Pero lo que me ha
llenado de angustia es no poder dejar de recordar aquel verso último de su
poesía Límites, que con voz quebrada recitó al tiempo que me estrechaba la
mano: Creo en el alba oír un atareado / rumor de multitudes que se alejan; /
son los que me han querido y olvidado; / espacio y tiempo y Borges ya me dejan.
Espéculo agradece al autor de la entrevista su inclusión en
la revista.
Esta entrevista fue publicada en Resumen, 1993.
El URL de este documento es http://www.ucm.es/OTROS/especulo/numero6/borges83.htm
Fuente : Solo Literatura
Un
laberinto compuesto por 250 mil libros, diseñado por los artistas brasileños
Marcos Saboya y Gualter Pupo en el centro de Londres, invita a los visitantes a
perderse entre sus muros de hasta 2,5 metros de altura mientras escuchan poesía.
El proyecto, titulado aMAZEme, forma parte de la Olimpiada Cultural
de Londres. Los artistas se inspiraron por las narraciones sobre laberintos del
escritor Jorge Luis Borges y comenzaron a diseñar la instalación hace dos años.
Fuente : You Tube
http://www.youtube.com/watch?v=12KHNqtF3ko
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Curiosidades,
Exposiciones,
Laberintos,
Sobre Borges,
Video
“BORGES EN ADROGUÉ”,
por Julie Méndez Ezcurra .
Documentar mi tiempo.
Magia, genialidad, imaginación,
creación, talento, fuerza; en fin,
gente que es la que hace.
Documentar mi tiempo.
Julie Méndez Ezcurra
La muestra en la sala Bijou narra el encuentro silencioso de
dos creadores, en un día de primavera, por las calles y quintas de Adrogué,
generado por Grillo della Paolera y la calidez de su familia.
Un Borges - sonriente - es tomado del brazo en un itinerario
sin tiempo, por espacios quizás ahora inexistentes, pero inscriptos en sus
cuentos y poemas, hoy parte de nuestra herencia.
Es noviembre, es 1980… Jorge Luis Borges y Julie Méndez
Ezcurra convergen en un diálogo sensible de imágenes y recuerdos.
La relación de Jorge Luis Borges con Adrogué continúa
develando misterios. Esta vez de la mano de la obra de la reconocida fotógrafa
Julie Méndez Ezcurra, quien pudo retratar al escritor en la vida cotidiana en
su querido Adrogué y con sus amigos de antaño.
Bajo la producción general y curaduría de Patricia Viaña,
junto a Inés Tanoira, la muestra narra el encuentro silencioso de dos creadores
en un día de primavera por las calles y quintas de la ciudad.
“Julie conoció a Grillo en un taller literario del que
participo también el dibujante Sabat, quien la retrato fotografiando. A través
de esos vínculos pudo conocer a Borges”, contó Patricia a modo de anécdota, una
de las cientos que encierran cada una de las imágenes que se podrán apreciar.
Entre las fotografías se podrá observar un mural de un metro
por 1,70 con el que se recrea distintos momentos de aquella jornada. Además, de
otros de igual importancia. “Existe una foto en la casa de Nora, la hermana de
Borges que se puede apreciar al escritor y por detrás un cuadro de ella. Es una
foto internacional, dio vueltas por el mundo”, detalla Patricia que con dulzura
y precisión trasmite la importancia del trabajo de Julie.
Lugar:
Casa Municipal de la Cultura, E. Adrogué 1224
Adrogué,
Prov. de Buenos Aires, Argentina
Fuentes :
Fotorevista
La Tercera
– Diario Digital del Conurbano Sur
3 de agosto de 2012
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Borges y Adrogué,
Fotos,
Sobre Borges
jueves, 2 de agosto de 2012
Un laberinto hecho con 250.000 libros.Inspirado en las narraciones de Borges, en Londres
Olimpiada Cultural de Londres. Los artistas se inspiraron en las narraciones sobre laberintos del escritor Jorge Luis Borges.Southbank Centre de Londres
Teseo nunca hubiese logrado encontrar la salida del laberinto sin la ayuda de Ariadna. El ovillo de hilo que la joven proporcionó al héroe orientó a Teseo tras su lucha contra el Minotauro. En Las Metamorfosis de Ovidio se cuenta esta historia, y es muy posible que podamos encontrar el libro entre los 250.000 ejemplares que conforman el laberinto creado por los artistas brasileños Marcos Saboya y Gualter Pupo para el Southbank Centre de Londres.
El proyecto se llama aMAZEme y es uno de los 12.000 eventos programados con motivo de la Olimpiada Cultural de Londres. Los artistas empezaron hace casi dos años a diseñar la instalación, según explican la inspiración les llegó gracias a las narraciones sobre laberintos del escritor Jorge Luis Borges. Según Pupo:
Queríamos hacer algo un poco diferente. Es un lugar en el que te puedes perder y encontrar algo valioso para leer o escuchar poesíaEl laberinto, con muros que llegan hasta los 2,5 metros de altura, es la visita perfecta para los amantes de los libros. Un visitante puede perderse en los pasillos rebuscando entre los títulos, puede acariciar las cubiertas de los libros y sentarse a leer el ejemplar que más le llame la atención. La emoción de la lectura alcanza a todos aquellos que se adentran en el laberinto; en las paredes y pantallas de la sala que acoge la instalación se proyectan luces de colores y versos de poetas, en especial fragmentos de las obras de William Shakespeare.
El laberinto está compuesto por libros de todo tipo; hay novelas, poesías, ensayos, obras de teatro, podemos encontrar obras de Shakespeare, Oscar Wilde, John Le Carré o Stephen King. Las obras proceden de donaciones privadas y una vez que el laberinto sea desmantelado serán donadas a Oxfam International. La instalación podrá visitarse hasta el día 25 de agosto, así que si estáis en Londres no perdáis la oportunidad de visitar este singular laberinto.
Fuente : Alti040
Rebeca Sanchez (Perfil)
3 de agosto, 2012
http://alt1040.com/2012/08/un-laberinto-hecho-con-250000-libros
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Aquí un recorrido por la inauguración de la exposición "Borges en México. Crónica visual y literaria" que se encuentra en el Palacio de Bellas Artes, en la ciudad de México. Les recomendamos ampliamente que asistan a esta muestra que cuenta con imágenes de Rogelio Cuéllar, Paulina Lavista y Héctor García, así como dibujos de Felipe Ehrenberg.
La exposición "Borges en México: Crónica visual y literaria" estará abierta hasta el próximo 2 de septiembre del 2012.
Fuente : You Tube
http://www.youtube.com/watch?v=fJYAAhuaLcg
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Mexico City, Mexico (NTN24)- An exhibition about the visits of Argentine Poet, Essayist And Short-Story Writer, Jorge Luis Borges to Mexico in 1973, 1978 and 1981 opens in Mexico City.
Fuente : You Tube
http://www.youtube.com/watch?v=l-L2EBIRUls
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Exposiciones,
Video
A 26 años de la muerte de Jorge Luis Borges (1899-1986), el Palacio de Bellas Artes inaugura la exposición fotográfica "Borges en México: Crónica visual y literaria", integrada por 90 fotografías de Paulina Lavista, Rogelio Cuéllar y Héctor García, entre otros...
Fuente : You Tube
http://www.youtube.com/watch?v=MKj1oJl48BI
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Exposición "Borges en México: Crónica visual y
literaria"
Los testimonios de las tres estancias de Jorge Luis Borges
(1899-1986) en México realizadas en 1973, 1978 y 1981 integran la exposición
"Borges en México: Crónica visual y literaria" inaugurada anoche e la Sala Internacional
del Palacio de Bellas Artes, en esta ciudad. Cerca de 90 imágenes integran la
colectiva.
La muestra, que forma parte de las actividades
conmemorativas del 26 aniversario luctuoso del escritor argentino, presenta
cerca de 90 fotografías que dan cuenta del paso de Borges por México.
A partir de la obra homónima del editor Miguel Capistrán,
"Borges y México", que recoge diversos testimonios literarios de las
visitas de Borges a este país, se presenta esta exhibición la cual constituye
una crónica visual sobre el literato argentino en México.
Imágenes de Rogelio Cuellar, Pualina Lavista y Héctor
García, así como dibujos de Felipe Ehrenberg y una fotografía propiedad de
Jacobo Zabludovsky se presentan en esta muestra organizada por el Instituto
Nacional de Bellas Artes (INBA).
Entre las fotografías figuran las series de Lavista y
Cuellar, cuando en 1973 se le concedió a Borges el Premio Internacional
"Alfonso Reyes" en su primera edición.
De igual manera, destacan imágenes de distintas
personalidades de la literatura de México como: Juan Rulfo, Juan José Arreola,
Alicia Reyes, José Emilio Pacheco, Carlos Montemayor, Carlos Monsiváis y Tomas
Segovia.
Llaman la atención además las placas de Borges al lado del
ex presidente Luis Echeverría y Alberto Cortés, este último interpretó algunas
canciones durante la ceremonia de entrega de dicho premio.
En ese visita de 1973, se presentan las imágenes de una
charla literaria que sostuvo Borges con Juan García Ponce, Salvador Elizondo,
Juan José Arreola, Adriano González de León y Germán Bleiberg en el Salón
"El Generalito" del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Asimismo se observa una serie de fotografías a color de
Cuellar y Lavista, en las que Borges visita la zona arqueológica de
Teotihuacán, en el Estado de México.
La charla que se celebró en el hotel Camino Real en 1978 y
que fue grabada para un programa de televisión al lado de Octavio Paz y de la
que dio cuenta Felipe Ehrenberg y Juan José Arreola, se hace también presente
en la colectiva.
Se expone además una serie de placas en blanco y negro de su
última visita a México en 1981, cuando Borges asistió a la Capilla del Palacio de
Minería, lugar donde Octavio Paz y Salvador Elizondo le realizaron una
entrevista.
Igualmente destaca una epistola que María Kodama dirige a
Borges, en la que da testimonio de sus viajes en pareja por Frankfurt, Ginebra,
Marrakesh, las pirámides de Saquara y México.
Es de mencionar que las fotografías alternan con fragmentos
de la obra de Borges, cuentos y poemas, así como instantáneas de sus visitas a
México.
Se incluyen también opiniones de escritores mexicanos, que
permiten al visitante acercarse desde muy diversas ópticas a la obra de uno de
los más imaginativos y rigurosos autores contemporáneos.
La muestra "Borges en México: Crónica visual y
literaria" estará abierta hasta el próximo 2 de septiembre.
Fuente : Grupo Fórmula
1 de Agosto, 2012
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Sobre Borges
miércoles, 1 de agosto de 2012
Llega “Borges en México: Crónica visual y literaria”
Los testimonios de las tres estancias de Jorge Luis Borges
(1899-1986) en México realizadas en 1973, 1978 y 1981 integran la exposición
“Borges en México: Crónica visual y literaria” inaugurada anoche e la Sala Internacional
del Palacio de Bellas Artes, en esta ciudad.
La muestra, que forma parte de las actividades
conmemorativas del 26 aniversario luctuoso del escritor argentino, presenta
cerca de 90 fotografías que dan cuenta del paso de Borges por México.
A partir de la obra homónima del editor Miguel Capistrán,
“Borges y México”, que recoge diversos testimonios literarios de las visitas de
Borges a este país, se presenta esta exhibición la cual constituye una crónica
visual sobre el literato argentino en México.
Imágenes de Rogelio Cuellar, Pualina Lavista y Héctor García,
así como dibujos de Felipe Ehrenberg y una fotografía propiedad de Jacobo
Zabludovsky se presentan en esta muestra organizada por el Instituto Nacional
de Bellas Artes (INBA).
Entre las fotografías figuran las series de Lavista y
Cuellar, cuando en 1973 se le concedió a Borges el Premio Internacional
“Alfonso Reyes” en su primera edición.
De igual manera, destacan imágenes de distintas
personalidades de la literatura de México como: Juan Rulfo, Juan José Arreola,
Alicia Reyes, José Emilio Pacheco, Carlos Montemayor, Carlos Monsiváis y Tomas
Segovia.
Llaman la atención además las placas de Borges al lado del
ex presidente Luis Echeverría y Alberto Cortés, este último interpretó algunas
canciones durante la ceremonia de entrega de dicho premio.
En ese visita de 1973, se presentan las imágenes de una
charla literaria que sostuvo Borges con Juan García Ponce, Salvador Elizondo,
Juan José Arreola, Adriano González de León y Germán Bleiberg en el Salón “El
Generalito” del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Asimismo se observa una serie de fotografías a color de
Cuellar y Lavista, en las que Borges visita la zona arqueológica de
Teotihuacán, en el Estado de México.
La charla que se celebró en el hotel Camino Real en 1978 y
que fue grabada para un programa de televisión al lado de Octavio Paz y de la
que dio cuenta Felipe Ehrenberg y Juan José Arreola, se hace también presente
en la colectiva.
Se expone además una serie de placas en blanco y negro de su
última visita a México en 1981, cuando Borges asistió a la Capilla del Palacio de
Minería, lugar donde Octavio Paz y Salvador Elizondo le realizaron una
entrevista.
Igualmente destaca una epistola que María Kodama dirige a
Borges, en la que da testimonio de sus viajes en pareja por Frankfurt, Ginebra,
Marrakesh, las pirámides de Saquara y México.
Es de mencionar que las fotografías alternan con fragmentos
de la obra de Borges, cuentos y poemas, así como instantáneas de sus visitas a
México.
Se incluyen también opiniones de escritores mexicanos, que
permiten al visitante acercarse desde muy diversas ópticas a la obra de uno de
los más imaginativos y rigurosos autores contemporáneos.
La muestra “Borges en México: Crónica visual y literaria”
estará abierta hasta el próximo 2 de septiembre.
Fuente : Cronica.com - México
Notimex | Cultura
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=680187
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