1978 - Borges en Tucumán
El gallo tucumano que persiguió a Borges en sus sueños
Borges junto a la profesora Nilda Flawiá y el
escritor Ezequiel de Olaso en San Javier. Su última visita a la provincia fue
en 1978, invitado por la UNT,
que lo distinguió con el Doctorado Honoris Causa.
"Tucumán me ha asombrado y me llenó de honores. Me voy
el miércoles, pero quizá todo tenga el sabor de una despedida, porque ¿quien
podría asegurar que volveré?". De esta manera Jorge Luis Borges se
despidió de Tucumán el 9 de mayo de 1978. Y, tal como lo había intuido en
aquella oportunidad, nunca más volvió. Había sido invitado por la Universidad Nacional
de Tucumán para un homenaje en el que se lo nombró doctor honoris causa.
Durante tres días Borges paseó por el centro, tomó una
gaseosa en San Javier y disertó sobre su obra. "Ustedes háganme decir lo
que quieran. Puedo decir hasta que me gusta el fútbol si quieren", le dijo
socarronamente al periodista de LA
GACETA que lo entrevistó.
Durante la charla, el autor de "Ficciones" comentó
que visitó en otras dos oportunidades la provincia (una vez lo hizo junto a su
madre) y recordó una anécdota insólita. Dijo que de Tucumán recordaba cierto
reloj que tenía un gallo en su parte superior y servía de promoción para una
vieja relojería de la calle Maipú al 400. "Era monstruoso. Tanto, que esa
noche tuve sueños y alucinaciones, como todavía los tengo a menudo. Tucumán es,
en cierto sentido, causa de mis pesadillas porque sigo soñando que ese atroz
reloj está vivo", le confesó al cronista.
Una calamidad
El escritor había visitado la provincia en plena
efervescencia del Mundial de Fútbol de 1978. Y justamente sobre este deporte se
refirió en la extensa entrevista. "El mundial me parece una calamidad. En
Buenos Aires ya han triplicado el costo de los productos para poder saquear a
los turistas. Y claro, después esos precios no van a volver a bajar. La
inflación es ingobernable", sentenció.
Cuando se le preguntó si alguna vez había visto un partido
de fútbol, contestó con ironía: "una sola vez. Vi medio partido porque me
aburrió mucho. Creo que son mucho mejores las riñas de gallo; ideales para un
miope como yo. Pero, imagínese, no son negocio porque... ¿cuántos espectadores
puede llevar una riña? No más de 100".
El escritor
Por supuesto que, en esa última visita a Tucumán, Borges
también reflexionó sobre la función del escritor. "El escritor es
necesario. Yo escribo porque necesito expresarme, aunque nunca pensé en los
lectores. Fíjese que de mi primer libro, sólo publiqué 300 ejemplares que
regalé entre mis amigos. Alfonso Reyes me dijo una vez que uno publica libros
para no pasarse la vida corrigiéndolos. Asi que no creo que la publicación sea
necesaria para escribir", dijo.
En esa misma charla, también habló de la fama y dijo
tajantemente que le molesta. "Hace un rato estuve en eso de firmar
libros... No sé... Es tan triste eso de la promoción. El año pasado estuve en
París y, en La Sorbona,
me molestaban todo el tiempo a preguntas. Después, cuando estuve en Suiza y en
Grecia, tuve la buena idea de no acercarme a ninguna embajada argentina, para
no hacer saber a nadie que había ido. Y así me salvé del acecho: no salió
ningún titular diciendo que ahí estaba Borges, el escritor sudamericano",
manifestó.
Durante su última visita a Tucumán (las otras dos fueron en
mayo de 1950 y en junio de 1969) paseó por San Javier donde tomó una gaseosa en
la hostería y conversó sobre literatura. Con una profesora repasó en griego
antiguo algunos versos de "La
Ilíada". Fue ese el momento en que comentó algo
asombroso: "creo que el boxeo es un lindo deporte. Me hubiera gustado
practicarlo en mi juventud". Y lo relacionó con el tema de la valentía en
sus historias de compadritos y cuchilleros. Y agregó: "me siento muy bien
en Tucumán. En las provincias el castellano que se habla es más suave que en
Buenos Aires".
Fuente : La
Gaceta – Tucuman
Miércoles, 28 de Marzo de 2012
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