En un libro que publicará próximamente Emecé, el
coleccionista Nicolás Helft propone una singular biografía del creador de El
Aleph; su texto es acompañado por tarjetas y misivas que Borges envió a su
familia y otros destinatarios durante sus veraneos o viajes de conferencias;
esos textos breves y ocasionales iluminan, con estilo inconfundible, momentos
poco conocidos de su vida
Por Hugo Beccacece |
Para LA NACION
Cuando parecía que todos los cajones habían sido hurgados,
que era imposible encontrar un texto desconocido, una anécdota ignorada de
Jorge Luis Borges, sucede lo imprevisto. El coleccionista Nicolás Helft,
director de Villa Ocampo en San Isidro, escribe una breve biografía del autor
de Ficciones contada en escenas por medio de cartas, reproducciones de
manuscritos, anotaciones perdidas en cuadernos y, sobre todo, imágenes de las
postales que "Georgie" (ésa era su firma) envió a sus familiares y
amigos más íntimos desde 1910 hasta 1971. El resultado de este trabajo
biográfico es Borges. Postales de una biografía (Emecé).
Las postales, según señala el biógrafo, son "un género
menor, casi invisible, pero revelador y no menos literario que otro". Es
cierto. Esos mensajes, en general, banales (su principal misión es decir:
"Aquí estoy. Pienso en ustedes") no sólo aportan información y son
documentos; a veces, como en el caso de Borges, uno llega a vislumbrar en un giro
al escritor admirado.
¿Por qué un lector como Helft se convierte en un
coleccionista borgeano y en biógrafo? ¿Acaso lo que interesa no es la obra de
Borges? Arriesguemos una hipótesis. Cuando uno lee a un autor que cuenta para
la propia vida, es muy difícil hacerse a la idea de que no hay textos nuevos,
porque eso significa que el diálogo quedó interrumpido por el límite definitivo
de la muerte. Para combatir la resaca de angustia que produce ese límite, uno
de los recursos es internarse en una biografía, ya sea como autor o como
lector. Los datos verificables (fechas, horarios, circunstancias) nos permiten
crearnos un espejismo donde aquel límite no existe, donde podemos evitar las
esquinas peligrosas de la obra que nos ha conmovido y, al mismo tiempo, seguir
en contacto con ella. Las biografías prolongan la vida post mórtem de los
hombres de letras. Siempre habrá episodios de sus existencias por descubrir,
varias versiones del mismo hecho, una serie inacabada de particulares que, por
principio, nunca tendrá término. También hay otro modo de ser derrotado en la
batalla contra la muerte: el coleccionismo, que acumula fetiches, reliquias.
Los objetos son una manera de conjurar el vacío.
El álbum de Helft se abre con una imagen tan hermosa como
conmovedora: un dibujo infantil de Georgie en el que se ve a un tigre. La
fascinación por la fiera sagrada cuya piel representaría para Borges la
escritura de Dios aparece ya a esa edad temprana. La primera anécdota del libro
se remonta a los tres años de Georgie y la contó "Madre" en una
entrevista grabada, que se reproduce en el libro:
Bueno, ahora le voy a contar un cuento que es. en fin. un
poco shocking. pero que da la idea de lo que era el chico. Georgie no quería
sentarse a hacer sus... cosas, en el water. No quería sentarse tampoco en el
bidet.
-¿Entonces, ¿dónde te vas a sentar? -le dije un día.
Había unas latas de galletitas muy grandes, cuadradas, que
arriba tenían un agujero. Bueno, él eligió eso. Entonces se sentó y dijo:
-Estoy en el trono de la noble igualdad.
Era tan gráfico, era tan cierto. que yo me quedé con la boca
abierta. Fue la primera revelación para mí de que Georgie era un chico genial.
[...]
Varias de las postales familiares, enviadas por Georgie y
Norah desde lugares de vacaciones, están dirigidas a Fanny Haslam, la abuela
paterna de Borges. En esos años, los Borges (el padre, Jorge Guillermo, doña
Leonor, sus hijos y Fanny Haslam) vivían en Palermo, en la calle Serrano, en
una casa rodeada por un jardín, donde había un molino y una palmera que Norah no
se cansaba de dibujar. La familia veraneaba en Montevideo, en Villa Esther, una
amplia casa de los primos Haedo. Más tarde lo harían en Adrogué, en el hotel
Las Delicias.
Jorge Guillermo Borges era un abogado de tendencia
anarquista, muy culto, con poco sentido práctico. Consiguió un trabajo
administrativo en un juzgado, pero no hizo carrera y debió pedir el retiro
antes de tiempo porque estaba casi ciego. En busca de una cura, Jorge Guillermo
y Leonor resolvieron viajar a Europa en 1914 para consultar a un oftalmólogo
renombrado. Pensaban quedarse unos meses. El peso se cotizaba muy alto y era
más barato vivir en el extranjero (París, Londres o Ginebra) que en Buenos Aires.
A poco de llegar, estalló la guerra y la familia se refugió en Suiza (país
neutral). Se instalaron en Ginebra y permanecieron allí hasta 1921.
Durante esa primera estadía europea, Georgie estudió en el
Collège Calvin donde se hizo de dos amigos, Maurice
Abramowicz y Simon Jichjilinsky, ambos judíos y comunistas.
Era inevitable que el Borges adolescente también se sintiera atraído por el
comunismo.
Terminada la guerra, en diciembre de 1918, los Borges
viajaron a Barcelona y después a Mallorca, donde pasaron el verano. En el
invierno de 1920, continuó la vida nómada. La familia pasó una primera etapa en
Sevilla y, por último, llegó a Madrid. Georgie frecuentó las tertulias
literarias y se apasionó por el ultraísmo y la figura de Rafael
Cansinos-Asséns. En Madrid, se hizo amigo del escritor Guillermo de Torre. Éste
trató de mezclarse en todas las actividades de los Borges, porque se había
enamorado de Norah, con la que se casaría.
Georgie, ya de regreso en Ginebra, le escribió a su futuro
cuñado una postal con la imagen de un sileno, en junio de 1920. En ella, hace
una alusión al ultraísmo y adopta el tono de un conocedor y un
"consumidor" de alcoholes, prostitutas y modistillas.
En 1921, los Borges regresaron a Buenos Aires. Georgie
descubrió una ciudad completamente distinta de la que había dejado, mucho más
cosmopolita e interesante de lo que había supuesto. En la década de 1920,
desarrolló una formidable actividad: escribió seis libros (el primero, Fervor
de Buenos Aires), fundó las revistas Prisma y Proa y cristalizó la mitología
porteña de los compadritos y los arrabales.
La patria le reservaba a Borges una "novia" o, con
más precisión, un enamoramiento, Concepción Guerrero (Conce), y la amistad con
Macedonio Fernández. Los dos escritores se reconocieron de inmediato como
pares, a pesar de la diferencia de edad y de obras. Los dos se tuvieron fe. De
ese reconocimiento, el libro de Helft aporta sendos manuscritos de Macedonio y
Georgie, reproducidos en esta nota. También hubo otra novia o amistad fugaz, la
platense Elsa Astete, que habría de convertirse mucho después, en la década de
1960, en la primera esposa de Georgie.
En la década de 1930, Borges entró a trabajar en el diario
Crítica, lo que lo obligó a dirigirse a un público más amplio y también a escribir
con rapidez. Su nombre empezó a ser cada vez más conocido aunque, naturalmente,
Borges todavía no era Borges. Con todo, su prestigio era suficiente para que
Victoria Ocampo lo incluyera en el comité de redacción de la revista Sur, que
apareció en 1931. De ese año o del siguiente, data el comienzo de la amistad de
Georgie con el jovencísimo Adolfo Bioy Casares y con Silvina Ocampo.
Cuando el suplemento que dirigía en Crítica cerró, Georgie
empezó a trabajar en una biblioteca municipal del barrio de Boedo. Ya no eran
tan pocos en los círculos literarios quienes pensaban en él como el autor más
interesante de su generación. Entre los amigos que lo apoyaban estaba el
novelista uruguayo Enrique Amorim, en cuya casa de Salto Oriental fueron
tomadas varias fotografías que muestran a Georgie en traje de baño,
infrecuentemente seguro y deportivo.
El último día de 1941 apareció el libro de cuentos El jardín
de senderos que se bifurcan, que contenía algunos de los relatos más
importantes de Borges, entre ellos, "Pierre Ménard, autor del
Quijote". Cuando se otorgó el Premio Nacional de Literatura de 1942, la
distinción recayó en la novela campera Cancha larga, de Eduardo Acevedo Díaz,
que no podía resistir la comparación con El jardín... Había incomprensión en esa
injusticia, pero también una visión política que enfrentaba a los nacionalistas
con los liberales, partidarios de los aliados en la Segunda Guerra
Mundial. Victoria Ocampo publicó en Sur un número de desagravio a su
colaborador y amigo; por otra parte, la Sociedad Argentina
de Escritores organizó una cena en homenaje al autor. La reacción oficial no
tardó demasiado. En 1943, Borges fue "ascendido" en el escalafón
municipal y pasó a ser nombrado "inspector de aves". Humillado,
Georgie renunció a su trabajo de bibliotecario y a su "ascenso". Para
poder ganar algo de dinero, se puso a dar conferencias, impulsado y ayudado por
Victoria Ocampo y Esther Zemborain de Torres Duggan. Tuvo un éxito imprevisto,
si se tiene en cuenta que hasta ese momento le resultaba casi imposible hablar
en público. Fue el comienzo de su carrera de conferenciante internacional.
Primero, viajó por toda la
Argentina (Resistencia, Bahía Blanca, Sierra de la Ventana, Santiago del
Estero, etc.) y por el Uruguay, hablando sobre Martin Buber, Shakespeare,
Almafuerte, Banchs, Lugones, Joyce. Terminaría cruzando el océano. Las postales
registran esos itinerarios.
A partir de la década de 1940, la intelligentsia argentina
sabía que el mejor escritor del país era el autor de Ficciones y El Aleph.
Cuando cayó el gobierno de Perón en 1955, Georgie fue nombrado director de la Biblioteca Nacional:
era el ingreso al paraíso soñado y perdido, el reino infinito de los libros,
que la ceguera le impedía leer. La consagración internacional le llegó en 1961
con el premio otorgado por el Congreso Internacional de Editores, en Formentor.
A partir de 1961, todo se volvió más fácil en el plano
literario. En cuanto a la vida privada, Borges se casó, sin quererla, con Elsa
Astete, la platense cortejada en la juventud. "Madre" veía venir la
muerte, temía que Georgie quedara a la deriva y, por lo tanto, promovió el
casamiento con una mujer que a ella no le caía mal. Fue uno de los graves
errores de Leonor Acevedo y un ejemplo de lo funesta que puede ser la obediencia
debida.
En Buenos Aires, Elsa y Georgie se aburrían mutuamente con
ahínco diario. También debieron convivir en el extranjero. Viajaron a Estados
Unidos en dos ocasiones y vivieron allí unos meses. Esas estadías fueron una
tortura para él porque pusieron en evidencia, ante testigos, el abismo que lo
separaba de su esposa. A los tres años de la unión, Borges y Elsa Astete se
separaron. La ruptura fue planeada en Buenos Aires con un tacto y una eficacia
notables por Norman Thomas Di Giovanni, el traductor de Borges al inglés.
La entrada de Di Giovanni en la vida de Borges, en 1967, le
infundió vitalidad al escritor, que había quedado aliviado, pero también
sacudido por la ruptura matrimonial. La colaboración entre ambos fue muy
fructífera. Duró hasta 1975 o 1976. Norman se convirtió en una especie de
agente literario con el que Georgie traducía, leía, escribía y viajaba. En
julio de 1975, se produjo lo temido: Leonor Acevedo murió, pero a esas alturas
una mujer, la definitiva, había hecho un lento y discreto ingreso en el mundo
de los Borges.
María Kodama frecuentó a Borges desde muy joven; primero fue
una de las alumnas que asistía a las clases de anglosajón; después, la
discípula con la que compartía charlas, caminaba por Buenos Aires y tomaba té.
Quien los veía pasear por las calles no podía dejar de mirarlos. El poeta
anciano, ciego, pero con una extraña prestancia que lo hacía resaltar en una
multitud, y la bella muchacha euroasiática formaban una pareja novelesca. Era
inevitable que él se enamorara de ella y que ella quedara cautivada por él.
Durante un tiempo bastante largo ninguno de los dos le reveló al otro esos
sentimientos, pero Di Giovanni se dio cuenta de lo que María significaba para
Georgie. En 1971, Norman le organizó un viaje de trabajo a Borges en Estados
Unidos, después debían ir a Londres, pero en el medio, el traductor insertó una
escala en Islandia, la tierra a la que Borges siempre había querido ir, la
comarca del ensueño y los textos legendarios. Por si fuera poco, allí le
esperaba a Borges otra sorpresa: se les uniría María Kodama. De la alegría de
Georgie, queda el testimonio de la última postal enviada a la madre desde
Reykjavik. El encuentro de María y Georgie selló el comienzo de la historia de
amor entre ambos. Ese capítulo terminaría en Ginebra, la ciudad de la juventud,
el 14 de junio de 1986. Desde entonces, todos los años, el 24 de agosto, María
celebra con amigos el cumpleaños de Borges.
Montreux, 16 abril 1916
Mademoiselle Norah
Borges
Rue de Malagnou 17
Genève,
Suisse
Mi querida Norah:
Te escribo desde
Montreux, del Hotel Victoria, el mismo donde estuvimos nosotros. Llegamos bien
i (sic) fuimos a visitar el Castillo de Chillon. Nos encontramos ahí con una
señora oriental que charló con nosotros todo el tiempo. El lago estaba
magnífico. Mañana vamos para Les Avants. Adiós. Recuerdo. Un beso de Georgie.
Ginebra, 5 junio 1920
Señor Guillermo de
Torre - Ateneo
Calle del Prado-
MADRID - ESPAGNE
Salud, Torre
avanzada. Que te parece el pseudo-clasicismo ñoño del sileno ese?
Te lo envío desde
Jinebra (sic) tierra hasta ahora invenciblemente monda y desnuda de ULTRA pero
abundantemente provista de alcoholes prostitutas chocolate formalidades y
midinettes.
Te extiende 5
dedos arborescentes
Jorge-Luis Borges
Londres
20 agosto 1923
Señor don
Macedonio Fernández
calle Rivadavia
2748
Buenos Aires
Argentina Republic
¿A qué puntualizar
con intensidad de palabras la caterva de días -ninguno alegre, todos turbios,
alguno angustiosísimo- que han pasado por mí desde que le dije adiós a Conce y
a Buenos Aires.
Mejor a divertirse
con tonteras visuales como el grabadito persa en el dorso.
Tuyo Jorge
Una carta de Macedonio a Borges
"Borges, que
tiraba papeles y manuscritos, conservó hasta el final de su vida esta nota
premonitoria de Macedonio Fernández." (Nicolás Helft)
"Nadie cree
en mí excepto vos. Trata de creerme tambien cuando te digo que tu estilo es el
más ardiente que he conocido y que serás escritor universal en literatura.
Desde que me sorprendiste con tu fé en mí, que nadie la ha tenido ni los que me
conocen desde hace veinte años, acaricio una esperanza nueva y muy querida para
mí, muy necesitada en mi situación general. Creo que me harás conocer y
triunfar quizá. Cree lo que te digo: no seas así amargo y negador contigo mismo
y con mi fé en vos.
Rivadavia 2748.
Altos"
Postal con Casa Rosada,
25 de diciembre
Dearest Mother:
disculpa la horreur fadasse -la frase es de Verlaine- del reverso, apta (como
decía Heine de los alemanes que lo visitaban en París) para preservarte de la
nostalgia. Mucho me alegraron tus líneas y las de Norah. El veinticuatro vi un
film mediocre, pero que me conmovió y que me gustaría rever contigo: Marie
Louise, tomado en los cantones centrales de Suiza, con cielos, nubes y montañas
enternecedoras. Hablando de montañas, ¿cómo anda The tree of life de Machen?
Mandie ya está ilustrándolo. En estos días salió la revista; pronto la
recibirán. Mañana iré a lo de Ortiz Basualdo, se discutirá el destino de la
revista, no demasiado claro, por cierto. Madre, te extraño muchísimo. El
inconexo estilo de esta tarjeta y la creciente degeneración de la caligrafía te
indicarán, acaso, el opresivo calor que aquí nos agobia. Ya sabrás que la
operaron a Clota; sigue mejor. Abrazos a Norah y a las chicas.
Yours ever.
Georgie
Postal con Busto a Sarmiento,
Resistencia
Dearest Mother: De
Resistencia, que no es una gran ciudad (y quizá, agregaría Paul Groussac, el
epíteto huelga), te dará una idea suficientemente monótona y desarreglada la
imagen del reverso. El hotel es una versión territorial del hotel provinciano
de Santiago. La gente es muy simpática; anoche comí con una hija de Gerchunoff
y con su marido. Ayer hablé (entiendo que bien) sobre los poetas gauchescos:
"Vaya un cielito rabioso", etc.; hoy sobre Almafuerte; mañana sobre
Banchs y Lugones. Afectos y un abrazo.
¿Qué tal Folio on
Mary White, o lo que sea? Georgie
Los días son
calurosos; las noches (a juzgar por la única que he pasado) son más bien frías.
Postal del Ferrocarril Sud
Buenos Aires
Sábado
Querida Madre:
¡Dos noches y dos cartas tuyas! Aquí, todo más o menos igual. Contrariamente a
mis temores, la demora en pagar colaboraciones no es una especie de signo
premonitorio; ello se debe a un accidente padecido por Estrugamou (a quienes
visitamos el lunes) y la revista está preparándose. Dile a Norah que Cortázar
agradeció las ilustraciones "tan (ilegible) y tan fieles". Concluyó
en estos días la redacción de un largo argumento, lo demás es mecánico. Lo
importante es el hallazgo de continuas y pequeñas sorpresas y simetrías.
Voy a comer ahora
a casa de Helena Udaondo. Creo que Mandie irá también.
(No sé si te dije
que Anita Berry está muy grave. Los otros días la vi.)
Abrazos.
Georgie
¿Qué dicen las
niñas? Tengo tantas ganas
de verlos a todos.
Reykjiavik
14 Abril 1971
Querida madre:
mucho más increíble que Islandia es el hecho de que María Kodama haya arribado
aquí, con noticias tuyas. Reykiavik es menos monumental que la Municipalidad de
Lomas e infinitamente más linda, por extraño que parezca. Muchison (en cuya
casa paré un par de días en Cambridge) te manda sus afectos, así como Joan
Alonso, los Marichal, el gran poeta -es decir Guillén, no Magdalena Harriague,
Anderson Imbert, Pezzoni, and so on and so forth. Me siento muy feliz y estoy
contando los días para la vuelta. Un beso
Georgie
Norah, siempre
pienso en ustedes y en el jardín desde el balcón
Fuente ADN Diario la Nacion.com
27 de septiembre de 2013
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