Manuscritos de Borges: párrafos de "Emma Zunz"
Marina Artusa
Se trata del relato “Emma Zunz” y el ensayo “Quevedo
humorista”, que la institución adquirió en 2018, por 300 mil euros. Sin
embargo, esos trabajos no están en su catálogo ni disponibles para consultas o
en exhibición.
El manuscrito de El Aleph, esas páginas consideradas las
sagradas escrituras borgeanas, duerme desde hace décadas en la Biblioteca
Nacional de España. Fue adquirido en 1985 en una subasta de Sotheby’s en
Londres y es una de las joyas que la biblioteca española luce cada vez que está
de fiesta.
No tienen la misma suerte los últimos manuscritos de Jorge
Luis Borges que esta biblioteca compró hace más de dos años: el relato Emma
Zunz y el ensayo Quevedo humorista le costaron al Estado español 300.000 euros
en 2018 pero, hasta hoy, casi nadie sabe que esas obras de Borges integran el
patrimonio cultural de España. ¿Por qué será?
Los manuscritos estaban en manos de la argentina Solange
María Fernández Ordóñez, hija del abogado cordobés Carlos Fernández Ordóñez,
consultor y letrado de Borges que lo liberó judicialmente, entre tantos otros
probables pesares, de su desdichado matrimonio con Elsa Helena Astete Millán,
aquella noviecita de juventud que a los 57 años se convirtió en la áspera
señora de Borges por voluntad de doña Leonor, la mamá del tímido y talentoso
Georgie.
La boda fue en agosto del ’67 y la pareja duró hasta que un
día de 1970 Borges salió de casa y no volvió más. Fue el abogado Fernández
Ordóñez quien, según cuentan, lo hizo por él: “Señora, tranquilícese, el señor
Borges me ha pedido que le comunique que le deja todo; no quiere que le
devuelva nada. Sólo me ha recomendado una cosa: que tenga la gentileza de
entregarme Las mil y una noches en la traducción de Lane. Es todo lo que él
desea”, habría dicho el abogado.
Según cuenta Solange en un libro que escribió en 2006,
“dichos cuadernos fueron entregados por el propio Borges a mi padre, Carlos
Fernández Ordóñez, en atención a la asistencia que éste le proporcionó como
amigo y como abogado, durante más de una década”.
En La mirada de Borges, la autora no aclara cuáles eran los
manuscritos que ella habría heredado: “Mi padre murió tres meses después que
Borges y los cuadernos debieron repartirse entre los herederos -señala-. Se
vendieron en ese momento, aunque algunas condiciones se plantearon como
indiscutibles para su adquisición: los manuscritos debían quedar en la
Argentina y era necesario garantizar su buena conservación y el acceso para el
estudioso que deseara trabajar con ellos”.
Poco o nada de todo esto se cumplió, según parece.
De puño y letra, "Quevedo humorista".
En otro pasaje del libro, Solange detalla que se trata de
“un conjunto de cuadernos manuscritos utilizados por el escritor a lo largo de
veinte años como cuadernos de notas”.
“Abarcan un largo período: desde final de los años veinte,
parte de las décadas del treinta y del cuarenta, hasta la pérdida total de la
visión, en los años cincuenta”, agrega.
Para realizar la operación de venta de los manuscritos de
Borges a la Biblioteca Nacional Española, Solange Fernández Ordóñez, casada con
el médico y artista plástico Florentino Sanguinetti -recordado por haber sido
el director del Hospital de Clínicas cuando estalló la bomba que atentó contra
la AMIA en julio de 1994-, designó como apoderado a su hijo, Pablo Sanguinetti.
Clarín lo consultó sobre la adquisición de los manuscritos,
el itinerario que habrían recorrido desde Buenos Aires hasta Madrid y el enigma
de por qué no figuran en el catálogo de la biblioteca española. “Te sugiero que
hables directamente con la Biblioteca Nacional de España”, fue su respuesta.
En su web, la Biblioteca Nacional de España señala que,
desde hace más de 300 años, su voluntad “es revertir en la sociedad el inmenso
legado cultural que atesora, potenciando al máximo el acceso, uso y
reutilización de la información que conserva y genera, en beneficio de la
sociedad”.
Sin embargo, nadie puede consultar, ni para su estudio ni
por curiosidad, los manuscritos Emma Zunz ni Quevedo humorista.
En el expediente 2018C0095NS3 de la Administración General
del Estado español se señala como motivación de la compra de los manuscritos de
Borges que “dicha adquisición no consta en el Patrimonio Bibliográfico de la
BNE (Biblioteca Nacional de España), y se considera de interés singular e
imprescindible para la misma”.
Las negociaciones comenzaron cuando el director de la
biblioteca española era Luis Alberto de Cuenca, un reconocido filólogo que
ocupó ese cargo entre 1996 y 2000.
Por entonces, según pudo saber Clarín, los propietarios de
los manuscritos pedían 260.000 euros por Emma Zunz y 170.000 por el ensayo
sobre Quevedo. Finalmente la operación se cerró en 2018 por 300.000 euros en
total.
“El origen es bueno. Son manuscritos de Borges auténticos.
En algún momento les hice un estudio a esos manuscritos. Los tuve en mis manos.
Puedo dar fe de que, si son esos, son buenos”, comentó a Clarín Alejandro
Vaccaro, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), coleccionista
de Borges y autor de varios libros sobre el escritor argentino.
“La reciente adquisición de los manuscritos Emma Zunz,
relato en clave policial y Quevedo humorista ensayo de su temprana producción,
de Jorge Luis Borges, por parte de la Biblioteca Nacional de España constituyen
el resguardo para la posteridad de dos joyas literarias de la producción
borgeana”, escribió Vaccaro.
“La primera versión del relato apareció en la revista Sur,
que dirigía Victoria Ocampo, en el número 167 del mes de setiembre de 1948 y su
versión definitiva se conoció en la primera edición de El Aleph, de junio de
1949. Las sucesivas hasta la fecha han sido sin modificaciones”, agregó.
“El manuscrito es de los denominados limpios ya que tiene
una sola corrección, una tachadura para reemplazar una frase, lo cual presupone
un original anterior y quizá otro, posterior, con los agregados que figuran en
la edición definitiva”, subrayó.
Respecto del otro manuscrito adquirido por España, Vaccaro
señaló: “El conjunto se beneficia con el ensayo Quevedo humorista texto de su
juventud y que se publicara en el diario La Prensa el 20 de febrero de 1927.
Borges escribió varios ensayos sobre Quevedo, escritor a quien admiraba sin
tapujos, pero éste lo preservó de publicaciones posteriores y que se incorporó
recién a libro en forma póstuma cuando se publicó en Textos Recobrados,
1919-1929, edición de 1997”.
“El manuscrito (de
Emma Zunz) es de los denominados limpios ya que tiene una sola corrección, una
tachadura para reemplazar una frase”.
Del informe que la Biblioteca Nacional de España encomendó
realizar sobre los dos originales de Jorge Luis Borges, se destaca que Emma
Zunz es un manuscrito autógrafo de 16 hojas.
“Borges leía cada una de las letras como si deletreara. El
de Emma Zunz es un caso. Tiras de papel, todas de cuaderno, todas iguales y
todas distintas. Borges copiaba una y otra vez cada párrafo en una página
diferente, lo corregía, y la versión manuscrita es un ‘cut and paste’ de las
anteriores”, dice el informe.
Sobre Quevedo humorista: “Manuscrito autógrafo de 9 hojas
escrito por Jorge Luis Borges después de su larga estancia en Europa, ya de
regreso en Buenos Aires, en la década conocida como ‘los años veinte’ del siglo
XX, cuando en Argentina, junto a otros escritores jóvenes, intentaba encontrar
un lenguaje que pudiera calificarse como el lenguaje de los argentinos. A pesar
de ello, o quizás ajustándose a sus inquietudes por el idioma, el joven
escritor indagaba en otras fuentes del lenguaje: fue entonces cuando se
interesó por las expresiones del gran Quevedo y compuso estas páginas que
fueron publicadas en el año 1927 por el diario argentino La Prensa”.
El 18 de diciembre de 2018, la actual directora de la Biblioteca
Nacional de España, Ana María Santos Aramburo, firmó, junto al hijo y apoderado
de Solange Fernández Ordóñez, la adquisición de los manuscritos, acto que nunca
fue anunciado a la sociedad como la biblioteca suele hacer cada vez que engorda
su patrimonio.
Clarín pudo saber que existió un comunicado de prensa que
nunca vio la luz.
La directora Santos Aramburo, que dirige la Biblioteca
Nacional de España desde 2013, había concedido una entrevista a este diario
que, luego de solicitar las preguntas por anticipado, canceló “por motivos de
agenda”.
“No obstante, me confirma que responderá por escrito a las
preguntas que le facilitaste por correo”, agregó gentilmente Bárbara Vidal
Munera, directora de Comunicación de la Biblioteca Nacional de España.
Una pena que las respuestas nunca hayan llegado.
¿Por qué tanto misterio?
“La señora Solange vino a verme a la Biblioteca Nacional
para prestarnos el manuscrito de Emma Zunz que (según ella) Borges le había
regalado a su padre. A los pocos días vino a retirarlo diciendo que la habíamos
calumniado declarando que el manuscrito era falso (yo no intervine en nada de
eso)”, confió a Clarín el escritor Alberto Manguel, quien fue director de la
Biblioteca Nacional argentina entre 2016 y 2018.
Además de El Aleph, España cuenta con otros manuscritos del
escritor argentino: El Dios y el Rey y Everything and Nothing.
Que Emma Zunz y Quevedo humorista se mantengan en silencio
es un enigma que desconcierta a los pocos españoles que conocen el entramado de
su adquisición. Un dilema más que se suma al universo real y de ficción de
Jorge Luis Borges.
Madrid. Corresponsal
Fuente: Clarin
https://www.clarin.com/cultura/enigma-manuscritos-borges-escondidos-biblioteca-nacional-espana_0_CjSLTzRQt.html